LOS RESIDUOS QUE EL PLANETA NO PUEDE DIGERIR: CUÁNTO DURA LA BASURA

Los residuos que abandonamos en la naturaleza, sin su correcta gestión, representan uno de los problemas de contaminación más importantes a los que se enfrenta el planeta.

Por: Sostenibilidad para todos

Según un informe del Banco Mundial, en los países desarrollados se estima que una sola persona genera de media 1 kg de basura al día: latas, plásticos, vidrio, electrodomésticos… Un problema medioambiental que se complica aún más si, además de producirla, la deja tirada en cualquier sitio de manera irresponsable. Desgraciadamente no hablamos de comportamientos esporádicos, porque esta conducta que ensucia campos, ríos y océanos tiene ya un término para referirse a ella: el littering o, lo que es lo mismo, abandono de residuos. 

¿Cuánto tiempo dura la basura?

Una colilla tirada en la playa porque la papelera estaba muy lejos de la toalla o una botella de plástico olvidada en el campo que un despiste del dueño destinó ahí por años son solo algunos ejemplos de toda esa basura que puebla la naturaleza y que se ha convertido ya en uno de los grandes problemas para la conservación de la biodiversidad.

De hecho, el 80 % de la basura que provoca la contaminación del mar procede precisamente de los residuos que tiramos, ya sea en las costas o tierra adentro, desde donde viaja a través de los ríos y acaba desembocando en el mar.

Sin la intervención del ser humano, en la naturaleza no existiría la basura. Todos los elementos cumplen una función y son reutilizados de alguna manera para su aprovechamiento en distintas etapas y de forma cíclica. Un chicle o una lata, sin embargo, no pueden participar de este ciclo cuando quedan abandonados en el campo y permanecen ahí por años e incluso, en algunos casos, hasta por siglos.

Pero exactamente, ¿de cuánto tiempo hablamos? En la siguiente infografía te explicamos cuánto tarda en degradarse la basura una vez que es arrojada a la naturaleza, desde un simple trozo de papel hasta una lata de aluminio:

Toda esta basura, sin su correcta gestión de residuos, representan uno de los problemas de contaminación más importantes ante los que se enfrenta el planeta. En el peor de los casos, pueden introducirse en la cadena alimentaria de aves o peces y de la que los humanos formamos parte.

Los datos, tremendamente alarmantes, hablan por sí solos: 4,8 millones de toneladas de plástico tiradas en tierra terminan en el mar cada año; como consecuencia, al menos 267 especies han sufrido enredos en desechos plásticos o los han tragado, según Naciones Unidas, y se estima que en 2050 el 99 % de las aves marinas habrán ingerido algún tipo de basura tóxica. Por esta razón, es importante que la sociedad apueste por reutilizar o reciclar el plástico que se utiliza. Vamos a ver cómo afectan algunos de estos deshechos abandonados en la naturaleza:

Colillas: 10 años

Que no nos engañe su tamaño, cada colilla abandonada en la playa o en el campo es un residuo dañino que contamina el medioambiente de múltiples formas y que dura hasta 10 años. Según la ONG SEO/Birdlife, una sola colilla puede contaminar entre 8 y 10 litros de agua. Pero eso no es todo, porque además podría terminar en el estómago de algún animal, que no será capaz de digerirlo…

Latas: hasta 100 años

Las latas de refrescos o de conservas están fabricadas de aluminio, un material que puede tardar entre 10 y 100 años en degradarse, dependiendo de su espesor, y que genera óxido de hierro, por lo que es importante su reciclaje. Además, especies como las tortugas marinas o numerosas aves pueden ver amenazada su supervivencia cuando quedan enganchadas a las anillas de estos envases.

Plásticos: hasta 1.000 años

En esta categoría podemos encontrar múltiples formatos y variantes invadiendo campos y océanos del planeta, lo que ya se conoce como islas de basura. Las botellas de agua, por ejemplo, se llevan la palma en lo que a longevidad se refiere, ya que numerosos estudios sugieren que pueden tardar hasta 1.000 años en degradarse. Durante todo este tiempo el sol es capaz de agrietar y romperlas en fragmentos, convirtiendo cada envase en una acumulación de microplásticos que tanto aves como peces terminan en muchas ocasiones ingiriendo. Los chicles, por su parte, están compuestos por un 80 % de plástico. A pesar de lo insignificantes que parecen, se estima que necesitan alrededor de 5 años para desaparecer y de nuevo se trata de uno de los residuos que con más frecuencia las especies confunden con comida.

Vidrio: hasta 4.000 años

4.000, esta es la friolera de años que tarda una botella de vidrio en descomponerse en la naturaleza. Cada vez que dejamos un recipiente de este material tirado en el campo ponemos en riego el entorno y su ecosistema. Como ocurre con muchos de los elementos anteriores, los animales pueden cortarse o ingerirlo haciendo imposible su digestión. Además, es uno de los factores de riesgo de incendio más peligrosos. Paradójicamente, siendo uno de los residuos más contaminantes y difíciles de degradar por la naturaleza, el vidrio es íntegramente reciclable, no genera residuos en el proceso y deviene en un producto de las mismas características sin perder sus propiedades, de ahí la importancia de destinar cada envase que utilizamos al reciclaje.

Una solución inspirada en la naturaleza

Pero, ¿qué podemos hacer para reducir el problema? Una de las soluciones determinantes la encontramos copiando a la naturaleza. Ya hemos visto que ella no tira, sino que es capaz de aprovechar sus elementos y reutilizarlos. Este modelo cíclico es la inspiración para la economía circular, una de las armas más tangibles para luchar contra la contaminación de la basura. La filosofía de la economía circular es la de reducir la producción y apostar por la reutilización de los elementos que por sus propiedades no pueden volver al medioambiente, convertir el residuo en recurso.

Que cada ciudadano sienta la responsabilidad del reciclaje es otra de las claves, ya que residuos como el aluminio, el vidrio, el papel o el cartón tienen la oportunidad de una nueva vida a partir de la transformación. Pero además, existen iniciativas públicas y también privadas de empresas como Terracycle que recogen residuos difíciles de reciclar como colillas o cápsulas de café para darles una nueva utilidad.

Los residuos abandonados en la naturaleza ponen en riesgo el equilibrio del ecosistema y la vida de más de 15.000 especies animales. ¿Crees que podemos hacer algo para remediarlo?

Fuente: www.sostenibilidad.com

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