Combatir el calentamiento global recuperando espacios naturales

Por: Ecoticias

La restauración de las tierras y humedales costeros podría tener un papel mucho más importante en la reducción del calentamiento global de lo que se pensaba. Es el resultado de una exhaustiva evaluación en Estados Unidos de cómo se pueden reducir y almacenar las emisiones de gases de efecto invernadero en bosques, tierras de cultivo, pastizales y humedales.

El estudio revisado por pares en ‘Science Advances’ de ‘The Nature Conservancy’ y 21 socios institucionales encontró que la contribución de la naturaleza podría ser igual al 21 por ciento de las emisiones netas anuales actuales de la nación, al ajustar 21 prácticas de gestión natural para aumentar el almacenamiento de carbono y evitar las emisiones de efecto invernadero. El estudio incluye los beneficios climáticos de los humedales costeros y los pastizales en una combinación integral junto con los bosques y la agricultura.

Combatir el calentamiento global recuperando espacios naturales

En octubre, el informe especial del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático solicitó una acción global para limitar el calentamiento a 1.5 grados centígrados para evitar los impactos más perjudiciales del cambio climático. Este nuevo estudio destaca cómo, y cuáles, las soluciones naturales en Estados Unidos ofrecen la mayor promesa de ayudar a limitar las temperaturas por debajo del 1.5 grados objetivo. El director de Ciencia de ‘The Nature Conservancy’, Joe Fargione, autor principal del estudio, apunta que “uno de los activos más importantes de Estados Unidos es su tierra”.

“A través de los cambios en la gestión, junto con la protección y restauración de las tierras naturales, demostramos que podemos reducir la contaminación de carbono y filtrar el agua, mejorar el hábitat de los peces y la vida silvestre, y tener un suelo más saludable para cultivar nuestros alimentos, todo al mismo tiempo –explica–. La naturaleza nos ofrece una forma simple y económica de ayudar a combatir el calentamiento global. En combinación con la transición a la producción de energía sin carbono, las soluciones climáticas naturales pueden ayudar a proteger nuestro clima para las generaciones futuras”.

La directora de Asuntos Externos de ‘The Nature Conservancy’ y exsecretaria adjunta del Departamento del Interior, Lynn Scarlett, destaca los elementos prácticos de los hallazgos del estudio. “Una onza de prevención vale una libra de cura, por lo que debemos reducir la contaminación por carbono donde podemos. Pero también tenemos que poner a funcionar las soluciones naturales como una herramienta para aislarnos del calentamiento global. Este estudio proporciona una buena noticia de que hacer inversiones en la naturaleza marcará una gran diferencia, al tiempo que ofrece el potencial de nuevos ingresos para los agricultores y ganaderos y silvicultores y comunidades costeras al mismo tiempo”, subraya.

El director de Ciencia de ‘The Nature Conservancy’, Joe Fargione, autor principal del estudio, apunta que “uno de los activos más importantes de Estados Unidos es su tierra”.

La reforestación, el mayor medio para almacenar carbono

De las 21 soluciones naturales analizadas, el aumento de la reforestación (la plantación de árboles) surgió como el medio más grande para lograr un mayor almacenamiento de carbono, equivalente a eliminar las emisiones de 65 millones de automóviles. Otras soluciones forestales de alto rendimiento incluyen permitir periodos más largos entre la extracción de madera para aumentar el almacenamiento de carbono; el aumento de las quemaduras controladas y el adelgazamiento estratégico en los bosques para reducir el riesgo de mega-incendios; y evitar la pérdida de bosques por la expansión urbana.

El estudio identificó un máximo de 156 millones de acres que podrían reforestarse, 304 millones de acres donde podrían extenderse las rotaciones de la cosecha forestal y al menos 42 millones de acres adicionales de bosques que se beneficiarían de los tratamientos de reducción del riesgo de incendios. Además, casi un millón de acres de bosque se están convirtiendo en un hábitat no forestal al año, en gran parte debido a la expansión suburbana y urbana, que podría abordarse a través de una mejor planificación del uso de la tierra. El estudio también encuentra que la reforestación urbana puede agregar importantes beneficios de almacenamiento de carbono.

“Plantar árboles y mejorar la salud de los bosques existentes será un factor decisivo para que podamos superar la curva climática”, dice en un comunicado Jad Daley, director ejecutivo de ‘American Forests’. “Este análisis innovador aclara las acciones de mayor impacto para mantener a nuestros bosques como un sumidero de carbono creciente y resistente y la escala potencial de beneficios climáticos”, agrega.

Los pastizales son subestimados en cuanto su oportunidad de almacenamiento de carbono, además de que se están perdiendo a una tasa de más de un millón de acres por año. Cuando los pastizales se convierten en tierras de cultivo, aproximadamente el 28 por ciento del carbono en el metro superior del suelo se libera a la atmósfera. Esta tendencia podría revertirse volviendo a inscribir 13 millones de acres de tierras de cultivo marginales en programas de conservación y restaurándolos para proporcionar hábitat y almacenamiento de carbono en el suelo.

Las tierras de cultivo existentes tienen un papel importante que desempeñar. Los agricultores pueden optimizar su aplicación de nutrientes, ahorrando dinero y evitando las emisiones de óxido nitroso, un potente gas de efecto invernadero. Los agricultores también pueden plantar cultivos de cobertura, que extraen el carbono de la atmósfera y lo devuelven al suelo en épocas del año en que los campos normalmente estarían vacíos.

Fuente: www.ecoticias.com

LOS RESIDUOS QUE EL PLANETA NO PUEDE DIGERIR: CUÁNTO DURA LA BASURA

Los residuos que abandonamos en la naturaleza, sin su correcta gestión, representan uno de los problemas de contaminación más importantes a los que se enfrenta el planeta.

Por: Sostenibilidad para todos

Según un informe del Banco Mundial, en los países desarrollados se estima que una sola persona genera de media 1 kg de basura al día: latas, plásticos, vidrio, electrodomésticos… Un problema medioambiental que se complica aún más si, además de producirla, la deja tirada en cualquier sitio de manera irresponsable. Desgraciadamente no hablamos de comportamientos esporádicos, porque esta conducta que ensucia campos, ríos y océanos tiene ya un término para referirse a ella: el littering o, lo que es lo mismo, abandono de residuos. 

¿Cuánto tiempo dura la basura?

Una colilla tirada en la playa porque la papelera estaba muy lejos de la toalla o una botella de plástico olvidada en el campo que un despiste del dueño destinó ahí por años son solo algunos ejemplos de toda esa basura que puebla la naturaleza y que se ha convertido ya en uno de los grandes problemas para la conservación de la biodiversidad.

De hecho, el 80 % de la basura que provoca la contaminación del mar procede precisamente de los residuos que tiramos, ya sea en las costas o tierra adentro, desde donde viaja a través de los ríos y acaba desembocando en el mar.

Sin la intervención del ser humano, en la naturaleza no existiría la basura. Todos los elementos cumplen una función y son reutilizados de alguna manera para su aprovechamiento en distintas etapas y de forma cíclica. Un chicle o una lata, sin embargo, no pueden participar de este ciclo cuando quedan abandonados en el campo y permanecen ahí por años e incluso, en algunos casos, hasta por siglos.

Pero exactamente, ¿de cuánto tiempo hablamos? En la siguiente infografía te explicamos cuánto tarda en degradarse la basura una vez que es arrojada a la naturaleza, desde un simple trozo de papel hasta una lata de aluminio:

Toda esta basura, sin su correcta gestión de residuos, representan uno de los problemas de contaminación más importantes ante los que se enfrenta el planeta. En el peor de los casos, pueden introducirse en la cadena alimentaria de aves o peces y de la que los humanos formamos parte.

Los datos, tremendamente alarmantes, hablan por sí solos: 4,8 millones de toneladas de plástico tiradas en tierra terminan en el mar cada año; como consecuencia, al menos 267 especies han sufrido enredos en desechos plásticos o los han tragado, según Naciones Unidas, y se estima que en 2050 el 99 % de las aves marinas habrán ingerido algún tipo de basura tóxica. Por esta razón, es importante que la sociedad apueste por reutilizar o reciclar el plástico que se utiliza. Vamos a ver cómo afectan algunos de estos deshechos abandonados en la naturaleza:

Colillas: 10 años

Que no nos engañe su tamaño, cada colilla abandonada en la playa o en el campo es un residuo dañino que contamina el medioambiente de múltiples formas y que dura hasta 10 años. Según la ONG SEO/Birdlife, una sola colilla puede contaminar entre 8 y 10 litros de agua. Pero eso no es todo, porque además podría terminar en el estómago de algún animal, que no será capaz de digerirlo…

Latas: hasta 100 años

Las latas de refrescos o de conservas están fabricadas de aluminio, un material que puede tardar entre 10 y 100 años en degradarse, dependiendo de su espesor, y que genera óxido de hierro, por lo que es importante su reciclaje. Además, especies como las tortugas marinas o numerosas aves pueden ver amenazada su supervivencia cuando quedan enganchadas a las anillas de estos envases.

Plásticos: hasta 1.000 años

En esta categoría podemos encontrar múltiples formatos y variantes invadiendo campos y océanos del planeta, lo que ya se conoce como islas de basura. Las botellas de agua, por ejemplo, se llevan la palma en lo que a longevidad se refiere, ya que numerosos estudios sugieren que pueden tardar hasta 1.000 años en degradarse. Durante todo este tiempo el sol es capaz de agrietar y romperlas en fragmentos, convirtiendo cada envase en una acumulación de microplásticos que tanto aves como peces terminan en muchas ocasiones ingiriendo. Los chicles, por su parte, están compuestos por un 80 % de plástico. A pesar de lo insignificantes que parecen, se estima que necesitan alrededor de 5 años para desaparecer y de nuevo se trata de uno de los residuos que con más frecuencia las especies confunden con comida.

Vidrio: hasta 4.000 años

4.000, esta es la friolera de años que tarda una botella de vidrio en descomponerse en la naturaleza. Cada vez que dejamos un recipiente de este material tirado en el campo ponemos en riego el entorno y su ecosistema. Como ocurre con muchos de los elementos anteriores, los animales pueden cortarse o ingerirlo haciendo imposible su digestión. Además, es uno de los factores de riesgo de incendio más peligrosos. Paradójicamente, siendo uno de los residuos más contaminantes y difíciles de degradar por la naturaleza, el vidrio es íntegramente reciclable, no genera residuos en el proceso y deviene en un producto de las mismas características sin perder sus propiedades, de ahí la importancia de destinar cada envase que utilizamos al reciclaje.

Una solución inspirada en la naturaleza

Pero, ¿qué podemos hacer para reducir el problema? Una de las soluciones determinantes la encontramos copiando a la naturaleza. Ya hemos visto que ella no tira, sino que es capaz de aprovechar sus elementos y reutilizarlos. Este modelo cíclico es la inspiración para la economía circular, una de las armas más tangibles para luchar contra la contaminación de la basura. La filosofía de la economía circular es la de reducir la producción y apostar por la reutilización de los elementos que por sus propiedades no pueden volver al medioambiente, convertir el residuo en recurso.

Que cada ciudadano sienta la responsabilidad del reciclaje es otra de las claves, ya que residuos como el aluminio, el vidrio, el papel o el cartón tienen la oportunidad de una nueva vida a partir de la transformación. Pero además, existen iniciativas públicas y también privadas de empresas como Terracycle que recogen residuos difíciles de reciclar como colillas o cápsulas de café para darles una nueva utilidad.

Los residuos abandonados en la naturaleza ponen en riesgo el equilibrio del ecosistema y la vida de más de 15.000 especies animales. ¿Crees que podemos hacer algo para remediarlo?

Fuente: www.sostenibilidad.com