El gran legado: El plástico
La pandemia de COVID-19 fué una oportunidad de reinventar nuestra relación con la naturaleza y reconstruir un sistema mundial más amigable con el medio ambiente de poner a la madre naturaleza en el centro de nuestra toma de decisiones…
La acción humana ha reducido la biodiversidad y modificado las estructuras de la población de vida silvestre a un ritmo sin precedentes. En los últimos 50 años, la población humana se ha duplicado, el tamaño de la economía mundial casi se ha cuadruplicado y el comercio mundial ha aumentado unas diez veces. Se necesitarían los recursos de 1,6 planetas Tierra para satisfacer la demanda de los humanos cada año, y más especies están en riesgo de extinción que en ningún otro momento.
La aparición de la COVID-19 ha puesto en evidencia que cuando destruimos la biodiversidad destruimos el sistema que sustenta nuestra propia vida.
A 2 años de la pandemia el impacto ambiental ya se siente y lo podemos ver en estos 6 puntos:
No solo aumentaron los índices de partículas tóxicas en el aire, la cantidad de residuos hospitalarios que son entre otras cosas patológicos, contagiosos o infecciosos, no se pueden reciclar.
Desperdicio de agua en un mal manejo del lavado de manos.
Impacto en la salud mental y la forma en la que socializamos. Para el equipo de doctores y enfermeras que atendieron a pacientes de COVID-19 en su primer etapa, vivieron meses de estrés, miedo y desesperación derivando muchos en Síndromes Post Traumáticos.
Las emisiones de dióxido de carbono vuelven a subir
La economía de muchos países se vino abajo y el dinero cambio de manos en cuestión de semanas.
Muchas políticas cambiaron y se acuñaron nuevas leyes. Todo en tiempo record, así también el pequeño respiro que tuvo el planeta y así como el deterioro del mismo con más fuerza.
El impacto en el medio ambiente, flora y fauna es devastador y ahora nos enfrentamos a la grana gran secuela y legado ambiental visible que deja la pandemia: Los desechos.
El gran legado secuela del COVOD-19: Los deshechos.
El análisis mundial de la OMS menciona que se utilizaron aproximadamente 87 000 toneladas de equipos de protección personal (EPP) tan sólo entre marzo de 2020 y noviembre de 2021. Dichos artículos se utilizaban sólo una vez y debían ser desechados de inmediato
En el mismo periodo se repartieron en el mundo más de 140 millones de kits de pruebas, que podrían generar 2600 toneladas de desechos (principalmente plástico)
731 000 litros de desechos químicos (el equivalente de una tercera parte de una piscina olímpica), y que se han administrado más de 8000 millones de dosis de vacunas a nivel mundial, lo que ha generado 144 000 toneladas de desechos adicionales en forma de jeringas, agujas y contenedores de seguridad. A todo esto, falta integrar lo que se genere del 2021 al 2022.
Actualmente, el 30% de los establecimientos de atención de salud (el 60% en los países menos adelantados) no están equipados para manejar los montones de residuos existentes, y mucho menos los montones de desechos adicionales generados por la COVID-19.
Los millones de mascaras no importa de que tipo sean, KN95, tricapa, con muñecos o simples no se pueden reciclar y son destinados a ser incinerados, tirados en vertederos al aire libre o llevados de alguna u otra manera a ríos, lagos y mares-
Se calcula que más de 1.5 billones de cubrebocas, llegaron al mar el año pasado. El problema no es sólo para los miles de animales que quedan atrapados en ellos o ingiriéndolos, con el paso del tiempo, estos se convertirán en microplásticos los cuales regresan a nosotros a través de nuestra alimentación.
“La COVID-19 ha obligado al mundo a considerar las deficiencias y los aspectos desatendidos del flujo de desechos y cómo producimos, usamos y desechamos nuestros recursos de atención de salud, desde la cuna hasta la tumba” dijo la Dra. María Neira, Directora de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud en la OMS.
Todo es muy dramático y representa un verdadero desafío para la humanidad. ¿Qué hacer?
1.- Recicla, reduce, reutiliza lo más que puedas y sobre todo pregúntate si lo que vas a adquirir realmente lo necesitas.
2.- Regula aún más tu consumo de agua y aumenta la calidad de la misma. Utiliza soluciones ahorradoras de agua así como sistemas de filtración y captación de agua.
3.- Aliméntate sanamente y lleva un estado de vida saludable que permita mantenerte en óptimas condiciones, feliz y con un sistema autoinmune elevado. Cómo verás, una persona enferma resulta altamente contaminante.
4.- Corta los listones o resortes de los cubrebocas antes de desecharlos. Por lo menos evitaremos que los animales queden atrapados en ellos
Con información de: https://news.un.org/
What’s the environmental impact of the COVID-19 crisis? | COVID-19 Special
Canal: DW News