Nuevos estudios vuelven a confirmar y aunar con más detalles el efecto de vivir en ciudades con aire contaminado y la salud cerebral.
A manera de ejemplo, más de 3.5 millones de vehículos (autos, autobuses, camiones, camionetas, motocicletas) circulan a diario por la ciudad de México D.F, (Fimevic) con la consecuente liberación de tóxicos a una atmósfera ya contaminada.
Investigadores de las instituciones de Boston, Estados Unidos, (Beith Israel) y de la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston realizaron las investigaciones respectivas.
El hecho que cientos de millones de personas vivan en ciudades cubiertas de smog y el hallazgo del daño del mismo sobre la estructura cerebral debe poner en alerta a los responsables en la materia y de la población en sí.
Se han evidenciado los enlaces entre las enfermedades cerebro-vasculares y el déficit cognitivo y se está estudiando más para comprender el impacto en los cambios estructurales en el cerebro.
Los científicos usaron técnicas de exposición a largo plazo a ambientes con mucha contaminación atmosférica y marcadores de envejecimiento del cerebro utilizando imágenes de resonancia magnética.
Los responsables del estudio han analizado el historial médico de 900 personas que participaban en una investigación médica a largo plazo y han encontrado evidencias de los daños asociados a vivir en zonas contaminadas.
El aire contaminado de cada día.-
Las partículas contaminantes denominadas PM2,5 o «partículas menores a 2.5 micras» cuyo origen se deben a la combustión de combustibles fósiles (funcionamiento de automotores, plantas generadoras de energía eléctrica, quema de carbón) son altamente peligrosas porque son «fácilmente respirables» donde empiezan a deteriorar el organismo por la toxicidad de las mismas..
La gravedad del asunto.-
El incremento de sólo 2 microgramos por metro cúbico de PM 2.5 equivale a casi un año de envejecimiento del cerebro. Por lo tanto, personas que viven en metrópolis altamente contaminadas se hallan dañando permanentemente su salud o reportan envejecimientos cerebrales prematuros.
La científica Elissa Wilker, investigadora del Centro “Beth Israel Deaconess” y coautora de la investigación señala que “el estudio realizado es un gran soporte que examina la relación de la mala calidad del aire y la estructura cerebro»….
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