Todos sabemos que la fertilidad está descendiendo. El retraso en la edad de gestación, una vida estresante, la alimentación… Hay muchas razones a las que atribuir dicho descenso. Pero pocas veces se apunta a los tóxicos que acumulamos en nuestro cuerpo.
Estamos expuestos a muchas sustancias tóxicas, entre 300 y 500 de estas sustancias pueden acumularse en nuestro organismo procedentes de la contaminación ambiental, las sustancias a las que nos exponemos en el lugar de trabajo, pero también por una alimentación en base a cultivos industrializados (frutas, verduras, legumbres, cereales), ganadería intensiva hacinada y alimentada con granos transgénicos y antibióticos y una proporción elevada de alimentos procesados cargados de químicos, azúcar y sal refinados (para conservar, aumentar la palatabilidad, etc.).
Estos tóxicos no existían, al menos tan profusamente, en la generación de nuestros padres y abuelos por lo que nuestro organismo se enfrenta a una carga tóxica que no sabe cómo eliminar. Nuestro hígado es incapaz de metabolizar estas sustancias y sólo puede encapsularlas.
La mayoría de estas sustancias se acumulan en los tejidos grasos al ser liposolubles. Nuestra carga tóxica va creciendo con la edad interviniendo nocivamente en nuestra salud y, en particular, en la fertilidad. “Estos contaminantes son la principal razón de la disminución de la calidad espermática actual, ya que son disruptores endocrinos que, al comportarse como hormonas, interfieren en el equilibrio hormonal, generan lesiones en la calidad del esperma, en su material genético y en su morfología y causan daño en tejidos de los órganos reproductores masculinos”. Por eso los tóxicos que acumulan y a los que se exponen el padre y la madre antes de la concepción van a interferir en la fertilidad y en la salud del bebé. Esta contaminación de sustancias tóxicas se la transmitimos a nuestra descendencia durante el embarazo a través de la placenta y en la leche materna interfiriendo en el sistema endocrino del bebé y en sus niveles de desarrollo.
“Los estudios científicos actuales aportan datos que demuestra cómo la salud del ser humano se moldea básicamente durante la vida intrauterina. Nos demuestran la influencia que tienen para toda la vida las condiciones de vida en el útero. Calidad del entorno, estado de salud de la madre, del padre y calidad del medio intrauterino son factores determinantes decisivos en la salud del bebé, extendiéndose al adulto durante toda su vida futura. El Dr. Michel Odent y las conclusiones de estudios recogidos en la base de datos del Primal Health Research Institute demuestran los efectos nocivos a largo plazo en la vida de una persona, de la exposición a tóxicos químicos durante la vida prenatal.”
Si las condiciones ambientales y estilos de vida en la etapa de vida prenatal son nocivas provocarán un debilitamiento de la salud que estará presente a lo largo de la vida. Por eso, es importante acometer una depuración del organismo, al menos una vez al año, para liberarse progresivamente de esa carga tóxica y, en particular, antes de emprender un proceso prenatal….