Un arriesgado proyecto de geoingeniería pretende reducir la temperatura del planeta, pero sus consecuencias a largo plazo son imprevisibles.
Por: Ecoosfera
“No se puede tapar el sol con un dedo”, dice el refrán. Pero tres investigadores de Harvard han pensado en contradecirlo seriamente, tapando literalmente al sol, para conseguir que la temperatura del planeta baje y se reduzcan los efectos del cambio climático.
El plan parece muy sencillo: los geoingenieros Zhen Dai, Frank Keutsch y David Keith proponen en su reciente artículo para la revista Nature, rociar un montón de partículas de calcio en la estratosfera y, con ello, enfriar el planeta al reflejar algunos de los rayos del Sol de vuelta hacia el espacio exterior.
En realidad, nuestro planeta logra esto de manera natural.
En 1991, por ejemplo, con la erupción del Monte Pinatubo, en Filipinas, aproximadamente 20 millones de toneladas de dióxido de azufre fueron lanzadas a la estratosfera (la capa atmosférica que se extiende desde 10 a 50 kilómetros sobre la superficie de la Tierra) y con ello se creó una neblina de partículas de sulfato que enfriaron el planeta alrededor de 0,5°C, lo que significó que durante 18 meses, la temperatura promedio de la Tierra volvió a ser la que era antes de la llegada de la máquina de vapor.
El Experimento de Perturbación Controlada de la Estratósfera (SCoPEx, por su nombre en inglés) consiste en lanzar dos globos orientables sobre el suroeste de Estados Unidos, lo cuales rociarán carbonato de calcio en la estratósfera. Luego, el globo debe cambiar de rumbo para observar lo que sucede con las partículas. Y aunque todo ello suena bastante sencillo, realmente no lo es.
¿Jugar a las apuestas con el clima?
Este experimento ha causado una enorme controversia la comunidad científica, pues temen que al manipular el complejo equilibrio natural de la Tierra, aparezcan consecuencias imprevisibles o efectos contraproducentes, en parte porque el calcio no es un elemento que se encuentra naturalmente en la estratósfera.
Algunos de estos efectos podrían ser que, al atenuar el Sol, se vean perjudicadas algunas áreas del mundo al impedir que la luz solar llegue a los cultivos como normalmente lo hace, o incluso que haya algún efecto que modifique los
patrones de lluvia.
Por otro lado, a los grupos ambientalistas les preocupa que, de hecho, se esté tapando el Sol con un dedo y que las soluciones climáticas de la geoingeniería sean una distracción peligrosa para abordar la única solución permanente al cambio climático: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a través de un consumo más inteligente y sostenible.
Aunque la geoingeniería pueda ser una alternativa para atender las urgencias ambientales de nuestro planeta, Janos Pasztor, de la Iniciativa de Gobernanza de la Geoingeniería del Clima de Carnegie, advierte que es necesario que los gobiernos se involucren y participen de estos temas, pues sin entender completamente los riesgos que estos experimentos involucran, no serán capaces de tomar las decisiones más atinadas.
Lo cierto es que, de llevarse a cabo, SCoPEx sería el primer experimento en geoingeniería que saliera de la experimentación meramente informática y pasará a una completamente activa, razón por la cual es necesario que todos los que habitamos este planeta nos sintamos interpelados y mantengamos una mirada de atento escrutinio sobre él.
Fuente: www.ecoosfera.com