Si bien el agua puede adquirir un poco de sabor salado, es perfectamente bebible y saludable. Inclusive hasta se puede comer la botella después de su uso.
Hace algunos años se dieron a conocer los efectos negativos en la salud producidos por el aditivo de plástico, el Bisferol-A –BPA–. Este tóxico influye en los niveles de estrógeno dentro del cuerpo humano, relacionándose con la incidencia de enfermedades como diabetes, obesidad, cáncer de pecho y paros cardíacos, problemas en el desarrollo de órganos en niños.
Por lo que se han buscado alternativas ecológicas para reducir tanto el consumo como la producción del plástico. Con los cientos de millones de toneladas de plástico que se producen al año, numerosas campañas han intentado hacer un llamado de atención para disminuir lapresencia de este producto que tarda más de un siglo en desintegrarse.
Entre ellas se encuentra esta botella, a base de algas, que se desintegra después de usarse. Esta innovación estuvo a cargo del estudiante de diseño Ari Jónsson, quien creó una botella de agua biodegradable con un material que produce una huella ecológica mínima.
Al buscar por nuevos materiales biodegradables, Jónsson descubrió que 50 por ciento del plástico que se usa, se deshecha y termina en los océanos –afectando así la biodiversidad de este ecosistema– “¿Por qué estamos usando materiales que tardan cientos de años en desintegrarse para beber agua natural y después tirarlos a la basura?”
Fue así que realizó una serie de experimentos con el polvo de agar, una sustancia derivada de las algas. Cuando este polvo se mezcla con el agua, se vuelve un material gelatinoso que puede adquirir cualquier forma. De acuerdo con Jónsson, esta pasta mantendrá su forma hasta que la botella deje de contener líquidos: “Lo que hace interesante la mezcla del alga y el agua, es el periodo de vida de la botella. Una vez quela botella deje de contener el agua, ésta comenzará a descomponerse.”
Si bien el agua puede adquirir un poco de sabor salado, es perfectamente bebible y saludable. Inclusive hasta se puede comer la botella después de su uso: “el sabor de la botella es difícil de describir, podría decirse que es como una gelatina de alga.”
Jónsson acepta que no es la solución perfecta para el problema derivado de las botellas de plástico, sin embargo “es un inicio y una idea que puede ayudarnos a ver alternativas” para la invasión de estos productos.