UN BICHO RARO

Un bicho raro

Por: Rogelio Segoviano y Elizabeth Palacios

“Soy una mujer sin instructivo… así como las fotografías que hago, que tampoco tienen un instructivo para poder apreciarlas o entenderlas”. Con estas palabras define su personalidad y su trabajo Silvia Andrade, la joven artista yucateca que actualmente destaca en todo el mundo gracias a las singulares y muy espectaculares imágenes de “monstruos invisibles” que desde hace algunos años captura e interviene con ayuda de su cámara fotográfica, un microscopio electrónico de barrido y el programa Photoshop.

Ingeniera química de profesión, Silvia Andrade (“Silvana, para los amigos”) es una de las máximas representantes de nuestro país en el terreno de la fotografía científica, con una importante colección de reconocimientos nacionales e internacionales, que incluyen desde el prestigiado Sony World Photography Award y el Premio Latinoamericano de Fotografía, hasta el Concurso Internacional de la Imagen FINI y el Premio Nacional de Fotografía Científica que otorga en México el Conacyt.

Sin falsa modestia, Andrade –quien desde el 17 de octubre exhibe algunas de sus imágenes en el Centro Cultural España, al lado del también fotógrafo de ciencia Luis Monge–, piensa que en el planeta no hay más de 20 personas que realicen un trabajo similar al suyo, pues además de talento, pasión y dedicación a la cámara, también se requiere una serie de elementos externos, como conocimientos de biología, química, botánica y, sobre todo, habilidad en el manejo del microscopio electrónico de barrido, un “juguete” científico de alta tecnología que no se consigue en la tienda de la esquina.

AMOR E INSPIRACIÓN

Hija de un inmunólogo y una química que dirigían un laboratorio en Mérida y tenían fascinación por los jardines botánicos, desde pequeña Silvia se vio inmersa en el mundo de las bacterias, los insectos y las flores. Recuerda que sus padres, para entretenerla en el laboratorio, la ponían a clasificar y organizar todo tipo de cosas, desde libros, hasta escarabajos y mariposas.

Aunque llegó a considerar dedicarse al estudio de las matemáticas, no resultó extraño que la risueña e inquieta joven terminara por titularse como ingeniera química y entrara a trabajar en el Centro de Investigación Científica de Yucatán (Cicy), en donde la enviaron a tomar unos cursos para operar el microscopio electrónico de barrido que había en el lugar. Casi al mismo tiempo, un exnovio la convenció para estudiar fotografía en los Talleres de Artes Visuales de la Universidad Autónoma de Yucatán. Los astros comenzaban a alinearse en la vida de Silvia Andrade.

El ex novio, un físico apasionado de la fotografía, no solo animó a Silvia a que se profesionalizara y experimentara con los retratos a esos diminutos seres que descubría tras el microscopio electrónico, sino a inscribir sus trabajos resultantes en diferentes certámenes. Al tiempo que ella comenzaba a mejorar en su trabajo con la cámara, su relación sentimental se venía a la deriva. Incluso, cuando ambos participaron en la séptima edición de la Bienal de Artes Visuales de Puebla y ella resultó ganadora con su serie de imágenes en blanco y negro titulada Oráculo, él terminó con el noviazgo. Lo último que le dijo fue: “Dedícate al arte”.

Luego se hizo pareja de un cubano, pero el romance tampoco fructificó. Y como si el desamor fuera el combustible que necesitaba la creadora que llevaba dentro, la yucateca decidió trabajar en la serie fotográfica en blanco y negro titulada Sardinas, inspirada en su recién terminada relación sentimental, así como en sus viajes a La Habana. Silvia recuerda que luego de separarse del cubano, a manera de despecho tiró el disco duro “con todas las fotografías que había realizado cuando estaba a su lado”. Luego, arrepentida, le dijo a su mejor amiga que había sido una tonta al hacerlo, pues ahora le surgían ideas para trabajar con esas imágenes y presentar una nueva serie, “pero ella me tomó la mano y me dijo: ‘No te preocupes por ese disco duro, yo lo rescaté del bote de basura’, y fue así que armé la serie Sardinas”.

COLORIDOS ESCARABAJOS

Hasta ese momento, la mayor parte del trabajo fotográfico de Silvia Andrade había sido en blanco y negro. Un día descubrió las coloridas imágenes de Dennis Kunkel, quien es considerado el gran maestro de la fotografía microscópica. “Le escribí y le mandé algunas de mis fotos en blanco y negro, y le pedí que me enseñara a colorearlas. Kunkel me respondió y elogió mi trabajo, aunque me dijo tajante: ‘No te voy a enseñar a colorear fotos, pero usa el Photoshop’ ”.

Desde entonces, la artista interviene la mayor parte de sus fotos tomadas en el microscopio electrónico para agregarles color y diseñarlas de manera espectacular, técnica que le ha valido el reconocimiento unánime de críticos y especialistas de todas partes, pues no solo muestra la habilidad adquirida en el manejo de aparato científico, sino que con los diferentes pigmentos utilizados en la computadora reinventa sus imágenes y reconstruye auténticas obras de arte, como es el caso de “Escarabajo Megacerus del Jardín Botánico Roger Orellana”, foto ganadora hace unos meses del Sony World Photography Award, en donde captura la belleza y magnificencia de un insecto de apenas tres milímetros de tamaño.

“El objetivo de mis imágenes –dice Silvia Andrade– ha sido compartir con la gente esta parte oculta e invisible de la naturaleza. Es una invitación a disfrutar de nuestros jardines y parques a través de imágenes científicas que nos ayudarán a respetar y amar la naturaleza”.

Los colores que emplea Silvia rara vez se ajustan a la realidad, ya que casi siempre tienen que ver con su estado de ánimo, su gusto personal o con el recuerdo de algún familiar o amigo. Considera que a pesar de su colorida y cálida esencia latina, tampoco se trata de elaborar un carnaval de colores sin ton ni son, de ahí que se deje llevar por su instinto. Y tal vez ese mismo instinto le ha dicho que debe utilizar la ciencia como un vehículo para mostrar de lo que es capaz como artista. Sin duda tiene mucha razón al afirmar que ella es una mujer que vino a este mundo sin instructivo alguno.

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GIGANTESCOS LIBROS DE HIELO

Gigantescos libros de hielo llenos de semillas para repoblar las riberas

La artista Basia Irland es la culpable de este fantástico proyecto artístico y aleccionador, alimento para el alma y para la conciencia sobre problemas globales como la escasez del agua potable, la polución, el cambio climático y el deterioro de los ecosistemas.

Su ingeniosa manera de alertar sobre ello es mediante proyectos creativos que suelen convertirse en virales. Uno de los más conocidos consiste en realizar esculturas en forma de libro, grandes bloques de agua de río congelada que, además de buscar concienciar sobre el calentamiento global al derretirse, guardan un secreto lleno de vida.

Llenar las orillas de plantas

Ese secreto son las miles de semillas que la artista encierra en el libro, toda una lección para un mundo que aniquila los entornos naturales y una oportunidad de regeneración para las riberas, ya que su función no es otra que ayudar a repoblarlas con la vida vegetal cuando el libro se derrite en pleno cauce y va liberando las semillas.

En efecto, además de alertar sobre el deshielo provocado por el cambio climático, se centra en la importancia de los ríos y en su biodiversidad única. Desde el año 2007 comenzó este proyecto sumergiendo sus libros en los ríos para llenarlos de semillas de plantas autóctonas que selecciona en cada uno de los ecosistemas.

Llenar sus orillas de plantas es su manera de conectar a la gente con la naturaleza, en especial a los ríos. Pero no se queda ahí, también convoca a las comunidades cercanas a los ríos a la suelta de sus libros de hielo, todo un acontecimiento, invitándolos a participar en la siembra de semillas en las cuencas de los ríos.

Fuente: http://www.ecologiaverde.com/gigantescos-libros-de-hielo-llenos-de-semillas-para-repoblar-las-riberas/

RETOS DE UN PARAÍSO CARIBEÑO

Retos de un paraíso caribeño

Por Elizabeth Palacios

Mientras Quintana Roo cobra fama mundial lo mismo por sus lujosos desarrollos turísticos que por la corrupción de su exgobernador, al extremo sur, cerca de Belice, un pequeño pueblo vive su propia batalla por defender su apuesta: el turismo sostenible

“En 1992, el huracán Andrew azotó Miami y causó graves daños al acuario de la ciudad: de una fosa desfondada, seis ejemplares de pez león acabaron en el mar. Todos los acuarios tienen estos especímenes, porque la Pterois volitans resulta muy bella a la vista: estrías de varios colores, porte elegante y sobre todo el peine de aguijones que abre en abanico si se ve amenazado. Son venenosos, pero no letales para el hombre; como quiera que sea, provocan picaduras muy dolorosas e hinchazones que duran días, de allí que se conozca también con el nombre de pez escorpión. Esos seis malditos ejemplares que se evadieron de Miami resultaron ser increíblemente prolíficos, a tal punto que han infestado ya toda la barrera coralina del Mar Caribe, puesto que aquí no tienen predadores y, en cambio, ellos son muy voraces: además de devorar a cualquier pez más chico, acaban con los huevos de todos los demás.”

El párrafo anterior es un fragmento del libro Mahahual, un paraíso no reciclable, de la autoría del escritor italiano Pino Cacucci. Fue publicado por la Fundación Mahahual en 2013, con la intención de dar a conocer no sólo la historia de este pequeño pueblo ubicado al sur del estado de Quintana Roo, en la región conocida como Costa Maya, sino también con la finalidad de difundir los problemas que ha enfrentado y que hasta ahora todavía son el pan de cada día para quienes trabajan porque este pueblo se ha respetado como lo que es: un pueblo de pescadores que quiere atraer turistas respetuosos del entorno natural y social de la región.

La anécdota que narra Cacucci en torno al pez león es sólo uno de los muchos retos que Mahahual y sus pobladores han enfrentado a lo largo de su historia. Este pez voraz amenaza seriamente la barrera de coral que no sólo es fundamental para mantener la vida marina, también porque ha sido una barrera natural que ha protegido a los habitantes de este lugar cuando llegan los huracanes, como ocurrió en 2007 cuando Dean azotó la península de Yucatán pero que, al llegar a Mahahual, esta barrera funcionó como un rompeolas que impidió que el fenómeno cobrara vidas humanas. El saldo fue blanco, aunque los daños materiales fueron incontables.

Hasta entonces, Mahahual no era más que un pequeño pueblo de pescadores al que de pronto le cayó el turismo del cielo, bueno, más bien del mar. Y nadie mejor para describir esto que Cacucci:

“Este es un rincón del paraíso. Nomás que hay un detalle… estamos en febrero y mientras recorro una de las dos únicas calles paralelas me encuentro con (…) una multitud de desenfrenados que gritan en un inglés de acento texano tragando bebidas alcohólicas y diseminando de basura la rompiente. ¿El paraíso? Esto me parece más bien un cerco infernal de turismo de masa y del más deletéreo. Algo debo de haber equivocado: ¿cómo es posible que el pueblo más remoto del Caribe mexicano esté atestado de visitantes escandalosos en febrero, un mes de baja temporada planetaria?”

La respuesta la descubrió después el escritor italiano. Eran turistas de crucero. Así, la rutina del pequeño poblado era vivir en una paz impoluta todo el tiempo, excepto los días que llegaba un crucero a la Costa Maya, el único puerto mexicano completamente privado creado expresamente a fin de que los cruceros pudieran hacer una pausa en su recorrido hacia las islas del Caribe y los turistas dejaran algunos dólares en un complejo de restaurantes y bares construidos alrededor del muelle. Operado por una empresa millonaria, este lugar tuvo desde el principio todos los servicios, así los visitantes se quedarían allí bebiendo y comiendo, pero ellos querían más, querían “conocer México”, así que salían del puerto y se adentraban en el pequeño pueblo de Mahahual. Esto detonó una reducida oferta de pequeños comercios que sólo vivían para atender a estas personas desde que llegaban por la mañana hasta que se iban, cerca de las cuatro de la tarde.

Cuando no había crucero, Mahahual era casi un pueblo fantasma, pues la mayoría de las personas adultas se iban a trabajar en los grandes hoteles y restaurantes de Playa del Carmen, Cancún y la floreciente Riviera Maya, en el lado norte de Quintana Roo.

Sin embargo, hubo otros visitantes que llegaron y permanecieron allí. Poco a poco, a este rincón olvidado del Caribe mexicano arribaron varios italianos, franceses, alemanes y de otras nacionalidades porque se corría la voz de que este era un paraíso casi virgen e inmaculado de belleza natural incalculable y paz envidiable, excepto cuando aparecía un crucero. Con el tiempo, estas personas comenzaron a abrir negocios. Pequeños restaurantes sencillos, hostales construidos con materiales naturales de la región, comenzaron a cambiar la fachada del poblado. Entonces llegó Dean con su fuerza destructora y arrasó con todo. Mahahual tenía que empezar de cero.

Han pasado ya 10 años desde entonces y este pueblo ahora está habitado principalmente por pequeños empresarios extranjeros y mexicanos venidos de distintos lugares y de pobladores locales, oriundos del estado de Quintana Roo, orgullosos de su origen maya.

Entre todos, unas veces más unidos, otras no tanto, han tenido que dar batalla a todo lo que ha querido romper la paz y el equilibrio de Mahahual. Desde el crecimiento de la empresa que administra el puerto, la cual busca impedir que los turistas de los cruceros vayan al pueblo a gastar su dinero, hasta el reto de crear un concepto nuevo, mucho más sostenible, ecológico y responsable con su patrimonio cultural y natural para atraer a nuevos visitantes, aprovechando también el boom que lugares cercanos como Holbox o Bacalar comenzaron a tener hace algunos años.

Pero los retos continúan y no sólo los que crean los seres humanos. A la amenaza ecológica que representa la plaga del pez león, se suma la insistencia de desarrolladores hoteleros e inmobiliarios que desean apropiarse de todo terreno que se pueda. Estos desarrollos han dañado seriamente los manglares que rodean al pueblo y que son un ecosistema interconectado con el del arrecife coralino. Por lo tanto, la subsistencia del arrecife está directamente vinculada a la conservación de los manglares y eso parece no importar a los especuladores y desarrolladores.

Otra amenaza es el cambio climático, que ha provocado serias alteraciones en las corrientes marítimas de todo elmundo. ¿El resultado para Mahahual? A sus playas llegan dos plagas más. La primera es el sargazo, un alga originaria de los mares de la India que se ha desplazado hasta el Caribe, donde ha encontrado un sitio para reproducirse. Así, las playas de la región se encuentran siempre llenas de este residuo vegetal que arroja el mar.

La segunda plaga es todavía peor, pues se trata de la basura que llega desde cualquier lugar del mundo. Las manos de los habitantes de Mahahual no alcanzan a limpiar todo lo que el mar arroja. Hasta quieren abrir un museo, según me cuenta Luciano Consoli, presidente de la Fundación Mahahual y director del Festival Cultural Cruzando Fronteras, el cual fue creado hace cinco años como una medida que buscaba llamar la atención de las autoridades, apoyados por los artistas invitados que no sólo actúan de manera gratuita, sino que además son portavoz de las necesidades del lugar de apoyo a fin de mantenerse como un destino turístico sostenible.

Mahahual es así, uno de los más claros ejemplos de que el turismo sostenible en los decretos institucionales o los discursos puede parecer algo sencillo, pero en la realidad, se requiere presupuesto, voluntad política, capacitación y, en  especial, acciones concretas de todos los actores sociales con la finalidad de que se consolide como una verdadera opción de desarrollo para este pequeño paraíso que quiere, de una vez por todas, librarse de la maldición que los piratas que los visitaban siglos atrás parecen haber dejado: la de ser un refugio y un botín para los saqueadores.

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Fuente: www.revistacambio.com.mx/nacion/retos-de-un-paraiso-caribeno/

RECUPERAR LAS AGUAS VIVAS

Recuperar 
las aguas vivas

TEXTO Y FOTO INTERNA: PROMETEO LUCERO

Es un sábado cualquiera alrededor de las aguas del Canal Nacional, al sureste de la Ciudad de México. Las personas pasean tranquilamente. Algunas pescan desde un puente peatonal, otras toman fotografías y hay quienes se sientan a disfrutar un picnic. Se respira calma en el lugar.

Pero no siempre fue así: hace años, era un vertedero de basura. Incluso, era recurrente que en la nota roja de la prensa citadina destacaran los hallazgos de gallinas destazadas en ritos de santería. Para lograr este cambio, dos historias lideradas por jóvenes confluyeron hacia un mismo fin: recuperar las aguas vivas de la gran ciudad.

En el Canal Nacional, entre Calzada de la Virgen y Río Churubusco, viven especies de fauna de humedal, como el pato doméstico, el pato mexicano (de menor tamaño y con un plumaje café con líneas blancas) y algunos insectos, también hay tortugas que conviven con tres especies invasoras: las ardillas, la carpa y la tilapia.

Desde 2004, el Club de Patos, una organización vecinal, se concentraba en limpiar voluntariamente las aguas del canal cada sábado; sin embargo, recientemente la organización Inteligencia y Vanguardia Mexicana (INVAM) –un proyecto juvenil de emprendedores que, además de recuperar espacios, realiza visitas a asilos, apoya talentos culturales juveniles y en noviembre de 2016 donó un millar de libros en el evento “Rola un libro”– se sumó a la recuperación.

Ambas organizaciones se cansaron de esperar respuestas del gobierno, y también de la pasividad ciudadana.

Alejandra Valdés, ingeniera ambiental, se unió con su hermano Miguel como voluntaria para la limpieza de basura con el Club de Patos. Cada vez que limpiaban, volvían a encontrar basura. Tras varios años de esfuerzo, en enero de este año, el Club de Patos estaba decayendo, y uno de sus fundadores le donó los equipos y las lanchas. Alejandra no sabía qué hacer con ello; además, su hermano salió de la ciudad por estudios. “Que me la den a mí es lo mismo que un acta de defunción”, pensó.

+ ACCIÓN − REUNIÓN

De acuerdo con Alan Balderas, abogado e integrante de INVAM, las organizaciones suelen pretextar que no hay recursos, o que no hay voluntarios. Dice que el grupo está enfocado en los resultados, pues las juntas pueden ser una dinámica desgastante. “En lo que fijan fecha para la próxima reunión, ya hicimos el trabajo”. Así es como INVAM rompe con el estereotipo de una organización jerárquica. Durante el recorrido, todos quieren hablar, y al mismo tiempo; no obstante, se respetan la palabra.

Fue justo por ello que Alejandra unió su experiencia en el Club de Patos con la energía de INVAM. “El club era un grupo pequeño que logró mantenerse limpio. Ahora, este grupo grande da valor humano alrededor del canal”. Ella y Alan coinciden en que el modelo del club era rígido y la gente se asustaba por el rigor. “Parecía que firmabas un contrato”.

ECOSISTEMA URBANO

La bióloga Aida Murillo, también voluntaria, explica que el lugar ofrece servicios ambientales porque aporta al ambiente captación de carbono. Y aunque estudiantes de la UNAM y la UAM han llegado de manera individual a fin de realizar diversos estudios, el lugar podría tener potencial, pero no han llegado formalmente las instituciones académicas. Si acaso, han asistido políticos con mariachis y actividades de zumba, que aportan poco a la conservación de este hábitat.

Murillo observa que muchos vecinos creen que este es un canal de aguas negras o grises, sin saber que es un acuífero que se nutre del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex).

Cuando en el agua hay muchos nutrientes, se produce la eutrofización, explica Murillo. Crecen muchas algas y bacterias que dejan anóxica el agua (sin oxígeno). “Esto deja una nata verde”.

Para ella es importante hacer esta distinción, porque corre el riesgo de entubarse, como casi todos los cuerpos de agua y canales actuales. Por ello, en la plataforma naturalista.mx de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), han colocado con geolocalización las fotos y nombres de diversas especies.

La carpa y tilapia representan un nuevo reto. En 2010, estos peces invadieron el canal. Sin embargo, durante mayo de este año, varias decenas aparecieron muertas. La gente lo atribuyó a la contaminación o a algún químico. Esa es la razón por la que entre los vecinos se dividen las opiniones sobre permitir o no la pesca.

Alejandra y Alan coinciden en que no pueden prohibirla sin dar opciones. Así que han pensado en aprovechar la problemática y realizar un concurso de pesca.

Los costos del trabajo de limpieza y mantenimiento los resuelven mediante aportaciones en partes iguales, aunque varios vecinos los han apoyado con mantas, alimentos, impresiones o herramienta.

“Se trata de buscar consenso social, rescatar en la ciudad”, dice Cristian Ugalde, politólogo de la organización, quien cita a Eduardo Galeano: “Mucha gente pequeña en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas puede cambiar el mundo”.

Entre los proyectos próximos a resolver, INVAM quiere colocar infografías que expliquen la importancia de las especies locales, sembrar ahuehuetes y plantas para detener la erosión en algunas orillas y un “lancha cinema”, a fin de proyectar películas en el mismo canal. En el recorrido han encontrado papas que crecen a la orilla del canal. Ahora piensan en cómo aprovecharlo con el propósito de cultivar este alimento y luego… pues lo que venga.

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Fuente: www.revistacambio.com.mx/nacion/recuperar-%E2%80%A8las-aguas-vivas/

EL INCREÍBLE INSTINTO ANIMAL DE PERROS Y GATOS

EL INCREÍBLE INSTINTO ANIMAL DE PERROS Y GATOS

El instinto animal de los perros y los gatos es realmente asombroso, les hace ser únicos, es lo que desde la antigüedad ha llamado de forma poderosa la atención al ser humano. Esa virtud extraordinaria hace que realicen acciones igualmente extraordinarias, como regresar a casa después de estar perdido muchos meses, cuidar de los recién nacidos o salvar a una familia de un incendio.

¿Cómo es posible? Su naturaleza animal les ayuda a superar situaciones límites de forma sobresaliente. El carácter felino y canino ha jugado un gran papel, pero su resistencia, su capacidad de adaptación o su inteligencia, entre otras cualidades, son las que les ha llevado a ser los mejores compañeros del Hombre.

Ese respeto y confianza mutua ha durado hasta nuestros días y se ven reflejados en la tendencia de los consumidores de buscar alimentos que cuiden del bienestar de sus perros o gatos, considerando que las alternativas naturales son esenciales para su nutrición. Es decir, con alimentos que comerían de forma instintiva en la propia naturaleza. De esta manera, su cuerpo y su mente estarán en perfecto equilibrio para rendir al máximo en su actividad diaria.

Puedes optar por una alimentación natural que incluye dos tendencias: la holística, que le proporciona un equilibrio global a través de una combinación de ingredientes naturales  y la proteica, con carne como base de la alimentación.  Ambas respetan su naturaleza instintiva; lo que se traduce en un bienestar general.

True Instinct, marca de nutrición natural para perros y gatos, ha logrado reunir todas estas características esenciales en una gama de productos que encantarán a todos los perros y gatos por su gran variedad de especialidades, 18 para perros y 8 para gatos; destacando sus distintas gamas: Original, No Grain y High Meat.

Gracias a ingredientes naturales de alta calidad, cuya base es la carne o el pescado, que además introduce otros nutrientes imprescindibles para su metabolismo y su buen estado de salud, como cereales integrales, fuentes alternativas de carbohidratos,  frutas y verduras, semillas de lino y aceite de pescado.

Una buena nutrición, da sus frutos: un sistema inmunitario fuerte, una piel y un pelo sano y brillante, una mayor movilidad de las articulaciones, un bienestar digestivo y una condición física óptima.

Fuente: http://www.concienciaeco.com/2016/06/30/el-increible-instinto-animal-de-perros-y-gatos/

VÍCTIMAS DE UN MURO ANUNCIADO

Víctimas de un muro anunciado

Por Maricela Bastida

Más de 800 especies de vertebrados, entre las que se encuentran, el berrendo, la zorra del desierto, coyotes, aves, tecolotes, jaguares, tortugas, venados y muchos otros animales, podrían intensificar su riesgo de extinción debido a los impactos que conlleva la irrupción de sus rutas migratorias. Expertos en ecología aseguran que el actual muro fronterizo, construido en 1994 durante la gestión del expresidente Bill Clinton, cuya longitud actual es de 650 millas (1 046 km), ha provocado trastornos en por lo menos cinco ecosistemas que abarcan cuatro estados de la frontera norte de México. “ Los ecosistemas afectados son la mayor parte del desierto de Sonora; una tercera parte del desierto de Chihuahua, algunos matorrales tanto de Tamaulipas como del oeste de Baja California y California. La afectación más grave es por división de especies”, asegura Rurik Hermann, investigador en biología de la conservación de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Campus Lerma.

Tal afectación que ya existe y ha sido denunciada por los investigadores y ambientalistas, se incrementaría con el nuevo muro que pretende construir Donald Trump pues este abarcaría 2 100 millas (3 379 km) de frontera entre EU y México. Esta muralla comenzaría en California y pasaría por Nevada, Arizona, Nuevo México, Texas y Oklahoma. Con ello, se integraría a los límites fronterizos que ya existen. Aunque se ha hablado poco del tema, la denuncia no es nueva. Desde el año 2007, investigadores del Colegio de la Frontera Norte alertaron de las afectaciones a ecosistemas y a programas de conservación ya existentes para ejemplares como el lobo mexicano, el oso negro, el puma, el jaguar, entre otros, debido a la irrupción de sus rutas migratorias en periodos de reproducción. El foco rojo es que una especie quede dividida, sobre todo si la misma es pequeña, pues esto repercute directamente en su extinción por falta de reproducción. La segmentación de las poblaciones de animales repercute en sus características genéticas, debido a que los apareamientos ocurren entre individuos emparentados y eso provoca caracteres no deseados como malformaciones, cambios en estatura, tallas, entre otros factores que, a la larga, contribuyen a la extinción de las especies.

“Tenemos registros de un tigre que alcanzaba a brincar los tres metros de altura en una parte de Sonora, y este estaba de pronto en ambos lados de la frontera, pero la mayoría de las especies no corren con esa suerte”, asegura el doctor Gerardo Ceballos, experto en extinción de especies e investigador del Instituto de Ecología de la UNAM. Una víctima innegable es el murciélago de Sonora que padece las consecuencias de la invasión de su hábitat entre Chihuahua y Sonora. Esta especie insectívora hoy se ve desplazada por la actividad, y las luces de la patrulla fronteriza. La ausencia de murciélagos en la zona provoca una sobrepoblación de insectos que se vuelve una plaga para las cosechas de toda la región. En el texto Una barrera a nuestro ambiente compartido. El muro fronterizo entre México y Estados Unidos, que fue publicado hace nueve años, Carlos de la Parra y Ana Córdova, investigadores del Colegio de la Frontera Norte, aseguran que ya desde entonces 3 500 especies estaban en riesgo de extinción por efectos del “mal uso de suelo al construir la barrera”, debido a que las especies quedaron divididas.

“Nos internamos en el desierto por la carretera federal número dos, con dirección este, y durante 35 kilómetros el muro es una pared de metal sólido de 4.5 metros de altura, completamente impenetrable para cualquier animal no volador, excepto para los humanos, ya que cada par de kilómetros se ven escaleras improvisadas con tablas, llantas y rocas, indicando que la gente no ha sido detenida por el muro”, describe otra investigación, realizada por Rurik Hermann. Con él coincide Ceballos, que además es integrante de la Academia Estadounidense de Ciencias y Artes. Él califica como “una estupidez” la propuesta de Donald Trump, de continuar la construcción del muro en la frontera entre ambas naciones.

La conclusión de los expertos es que la “catástrofe ambiental” mataría a miles de especies de animales que todavía migran en las partes que no están divididas. ¿Y el Estado mexicano? Gerardo Ceballos también es especialista en macroecología por lo que ha seguido de cerca el diseño de las políticas públicas que impactan el medioambiente y los ecosistemas. Él asegura que el Estado mexicano puede recurrir a la Corte Internacional de Justicia de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en La Haya, para presentar una queja. También puede acercarse al gobierno de Estados Unidos para pedir que en las zonas donde no hay muro se garantice el tránsito de la fauna.

La Conferencia de las Partes (COP 13) a realizarse en Cancún este fin de año, representa una alternativa para los investigadores del Instituto de Ecología de la UNAM y la Alianza para la Conservación del Jaguar, quienes llevarán documentos que entregarán al Ejecutivo Federal y a la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) en los que exigirán detener lo que califican como “la gran extinción de especies”. “Si permitimos que el actual ritmo elevado de extinción continúe, las personas muy pronto —en el breve espacio de tres vidas humanas— nos veremos privadas de los variables beneficios de la biodiversidad”, sentenció Ceballos antes de explicar que si se altera el equilibrio de la cadena alimentaria de un ecosistema, todos los animales y plantas se verán afectados. Si desaparecen las plantas todos los animales (herbívoros y carnívoros), desaparecen también. Eso incluye a la especie humana.

Afortunadamente, las autoridades ambientales comparten esta postura. Al menos eso manifiesta la Comisión Nacional de Áreas Naturales, cuyo comisionado de Áreas Naturales Protegidas señala: “Es absurda, por no decir otra cosa, la idea de construir un muro en la frontera, debido a que esto traería impactos fuertes a la biodiversidad”. Destaca que están en juego por lo menos cinco de los más destacados programas de conservación para especies que aplican México y Estados Unidos. Los animales de estos programas son el lobo mexicano, el ocelote, jaguar, el oso negro, la mariposa monarca (el insecto busca agua y ante el muro debe alterar sus rutas y conductas). El comisionado Del Mazo promete que México no se quedará con los brazos cruzados, y adelanta que el CONANP trabaja de manera conjunta con investigadores de la UNAM para dar a conocer los riesgos de las medidas “absurdas” que tomaría Donald Trump, los impactos a la biodiversidad, a la salud humana y el desarrollo de los ecosistemas.

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Fuente: www.revistacambio.com.mx/mundo/victimas-de-un-muro-anunciado/

LOS OTROS DESPLAZADOS

Los otros desplazados

Por Gabriela Gutiérrez M.

Morelia Barahoma nació en Colombia y migró a la Ciudad de México desde muy joven. En esta última, junto a su hermana, fundó una línea de ropa de trajes de baño. En 2004, durante unas vacaciones, conoció el paraíso con forma de isla alargada como salchicha en el Caribe mexicano. No lo pensó mucho y se mudó allí, a Holbox, que en maya significa “hoyo negro”, la misma que podría desaparecer en los próximos años.

Con apenas un año en la isla, Barahoma supo lo que era el miedo. El huracán Wilma, de categoría cinco, sumergió a la isla y arrancó a su paso viviendas y techos de los menos de entonces 1 400 habitantes como si fueran un racimo hojas. Su casa, cercana a la playa, desapareció. La mayoría de los isleños, incluida Barahoma, habían sido evacuados días antes, gracias a lo cual se pudo evitar la pérdida de vidas humanas.

Holbox es el hogar del tiburón ballena, el pez más grande del mundo, así como de más de 300 especies de fauna (muchas de ellas en peligro de extinción, como la tortuga de carey), además de poseer importantes zonas de manglares, que son formaciones vegetales leñosas, densas, arbóreas o arbustivas de 1 a 30 metros de altura, compuestas de una o varias especies de mangle. Debido a su riqueza, el Gobierno federal declaró la zona como Área Natural Protegida Yum Balam, en 1994.

Aquella imagen de Holbox sumergida podría ser en realidad una ventana al futuro. Muchos afirman que la isla no sobrevivirá las próximas dos décadas, pues cada año su playa pierde terreno ante el aumento del nivel del mar, debido al calentamiento global.

Punta Cocos, por ejemplo, ubicada al norte de la isla, prácticamente  ha desaparecido, dice Barahoma. “Ahora hay un muro de contención. No queda ni un centímetro de playa,  para entrar a uno de los hoteles ubicado ahí, hay que cruzar por agua”, agrega.

Holbox se encuentra ubicada en Lázaro Cárdenas, uno de los 319 municipios vulnerables ante el cambio climático, de acuerdo con el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC).

En estos municipios altamente vulnerables viven entre 40 y 50 millones de personas, sin embargo, muchas de ellas no saben el nivel de riesgo en el que están.

CAMBIO CLIMÁTICO

Sequías, tormentas y ciclones comprenden 80 % de las declaratorias de desastres y, también, son algunos de los efectos que el cambio climático acelera o produce fuera de la temporalidad esperada. Cuando las personas deciden migrar debido a estos fenómenos se convierten en desplazadas ambientales y en México, durante 2015, ya superaron en número a aquellas que fueron desplazadas por la violencia.

De acuerdo con el Observatorio de Desplazamiento Interno (IDMC, por sus siglas en inglés), en 2015, 91 000 personas fueron desplazadas por factores medioambientales, contra 6 000 desplazamientos derivados del conflicto. De 2004 a 2015, 2.1 millones de mexicanos han sido forzados a dejar sus hogares por causas ambientales.

En el mundo, el IDMC estima que 172 millones de personas –44 % más que la población total de México– han sido desplazadas de sus lugares de origen por desastres naturales, donde Asia es el continente más afectado. El Observatorio, que forma parte del Consejo Noruego para los Refugiados (NRC, por sus siglas en inglés), señala que los factores vinculados al origen humano, “como el rápido desarrollo económico, la urbanización y el crecimiento de la población en zonas propensas al peligro”, impulsan el aumento global en el desplazamiento causado por desastres.

El cambio climático aumenta los riesgos inherentes de los fenómenos meteorológicos, al hacerlos más intensos y frecuentes.

“Hoy en día, la probabilidad de ser desplazado por un desastre es 60 % mayor de lo que era hace cuatro décadas, y un análisis de 34 casos revela que el desplazamiento por desastres puede durar hasta 26 años”, asegura el IDMC.

CONTRA LOS MÁS POBRES

La lluvia, el sol o el frío no reconocen niveles socioeconómicos, atacan todos por igual. Sin embargo, la pobreza sí es un factor que incrementa las probabilidades de que una persona sea víctima de un desastre natural. De acuerdo con el Programa especial de cambio climático 2014-2018 (PECC), 68 % de la población afectada por desastres está en situación de pobreza o extrema pobreza. Son esas personas las que “habitan en viviendas precarias y zonas de alto riesgo ante desastres climáticos, como laderas de montañas, barrancas o zonas susceptibles de inundación, (como) orillas de los ríos o en planicies con baja permeabilidad”.

Además, el costo de los desastres aumenta cada año. Mientras que en el periodo 2000-2004 estos repercutieron en las arcas nacionales con 573 millones de dólares (mdd), promedio anual, para 2005-2009 la cifra se elevó a 2 320 mdd. Y en 2010-2014 fue de 3 864 mdd, de acuerdo con un análisis hecho a partir de datos publicados por el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred).

UN ATLAS FANTASMA

Aunque el IDMC da un estimado de cuántos desplazados ambientales hay en México, las autoridades locales no llevan ningún registro. De hecho, ni siquiera hay acceso público al Atlas nacional de vulnerabilidad ante el cambio climático (ANVCC), realizado por el INECC. Revista Cambio solicitó el documento y una entrevista con algún vocero del instituto, sin que al cierre de esta edición se haya concretado. Solo se recibió la lista de los 319 municipios vulnerables (161 menos de los que el INECC reportó al PECC, en 2014).

“El Atlas de Vulnerabilidad es como el chupacabras” –dice la diputada Mirza Flores, de Movimiento Ciudadano, miembro de la Comisión de Cambio Climático en la Cámara de Diputados–, todo el mundo dice que existe, pero nadie lo ha visto”.

En abril pasado, Flores Gómez solicitó un punto de acuerdo para exhortar a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) a entregar avances del ANVCC, pues debía tener lista una plataforma de consulta del mismo, desde 2015. “A la fecha no me han respondido. Ni me han entregado nada”, dice la legisladora.

“Esta condición de desinformación nos afecta. Podríamos, incluso, presentar una queja ante Derechos Humanos. Es frustrante que las condiciones de la población se encuentren en tan alta vulnerabilidad, sin contar con el respaldo de las autoridades”, dice Flores Gómez. “No tener un atlas de riesgo te genera doble vulnerabilidad”.

Lo que sí se sabe es que la temperatura promedio en el país se ha incrementado en 0.85 ºC –similar al promedio global reportado por el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés)–, aunque se espera que para el norte del país el aumento llegue a los 2 ºC. Mientras que la precipitación anual se ha reducido –lo que aumentará las sequías– entre 10 y 20 %, con excepción de Baja California, donde las lluvias menguarán hasta en 40 %, de acuerdo con el informe Cambio climático, migración y seguridad. Política de mejores prácticas y opciones operacionales para México, del Instituto Real de Servicios Unidos (RUSI, por sus siglas en inglés), una organización británica con dos siglos de existencia, especializada en temas de seguridad.

RIESGO DE CORRUPCIÓN

Los desplazados ambientales no son producto exclusivo de los efectos meteorológicos o del cambio climático. Los gobiernos y funcionarios responsables de crear y aplicar las políticas públicas también participan en la ecuación de la catástrofe.

“Hay un deseo de culpar de todo al cambio climático. Lo que puede suceder es que la gente migra de sus regiones y las autoridades podrían decir que no es causa de malas políticas públicas, o del manejo que hacen en el territorio, sino que es producto del cambio climático”, explica Víctor Magaña, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México.

“El riesgo lo estamos construyendo por nuestra política de desarrollo, o sea, la ocupación del territorio es un caos, el aprovechamiento de los recursos es un caos, la administración del agua es un caos. A raíz de eso, cualquier sequía por grande o pequeña nos va a afectar, cualquier huracán por intenso o débil, afecta”, agrega el especialista, quien también ha participado con el IPCC.

El Gobierno federal en México planea destinar 35 000 millones de pesos (mdp) a la “Adaptación y mitigación de los efectos del cambio climático”, de acuerdo con el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para el ejercicio 2017, cuya aprobación es discutida actualmente en el Congreso de la Unión.

De ese monto, las tajadas más grandes se las llevan los sectores de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación con 30 %; el de Recursos Naturales, 26.4 %; y en tercer lugar, el Fondo Nacional de Desastres (Fonden), con 17.2 por ciento.

El Fonden es el encargado de responder ante las emergencias de la población frente a un desastre no planeado, como pueden ser terremotos, fenómenos meteorológicos o cualquier otra emergencia. De aprobarse el PEF enviado por el Ejecutivo, para el siguiente año este fondo recibirá 6 036 mdp.

En contraste, el Fondo de Prevención de Desastres Naturales (Fopreden) –encargado de reducir los riesgos y mitigar los efectos destructivos de los fenómenos naturales, a través de la prevención, para disminuir el impacto en términos de vidas humanas, bienes de la población, servicios públicos y el medio ambiente– recibiría en 2017, apenas 179.4 mdp, 3 365 veces  menos que el Fonden.

Para la legisladora Mirza Flores la motivación para destinar más recursos al Fonden que al Fopreden puede ser perversa: “Los desastres son un negocio para los gobiernos. Cuando gastan durante la emergencia, pagan hasta el cuádruple el valor de las cosas y con muy poca supervisión financiera, por la misma urgencia”, dice.

El Gobierno federal reconoce su error al abastecer de más recursos al Fonden que al Fopreden, según dice el PECC: “Hasta ahora, México se ha caracterizado por actuar de manera reactiva, más que preventiva ante los desastres. Ejemplo de esto es el presupuesto federal asignado al Fonden y al Fopreden”, y lo acompaña con la siguiente imagen (figura balanza). Sin embargo, aunque en documentos oficiales conste la necesidad de elevar los recursos a la prevención, este año el Ejecutivo recortó en 50 % el presupuesto del Fopreden.

“Deberías de dejar de hablar de desastres para hablar de los riesgos, y así reducirlos, a través de gestionarlos de forma integral, es decir, con política, con cultura. Espero que no demoremos demasiado en hacerlo”, concluye Magaña.

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Fuente: www.revistacambio.com.mx/nacion/los-otros-desplazados/

 

LOS OTROS CHILANGOS

Los otros chilangos

Por Carlos Tomasini

Junto a los condechis, coapos, tepichulos y oficinistas de Santa Fe o Polanco, además de las millones de personas que llegan todos los días a la capital desde Atizapán, Coacalco o Chalco, coexisten otros chilangos. Aunque parece que no están, lo cierto es que miles de animales diversos cohabitan con las familias capitalinas y algunos son simplemente únicos.

No exagero, por ejemplo, está una especie de hormiga endémica del Pedregal de San Ángel o la Rana de Tláloc, así como 14 familias de moluscos terrestres, víboras de cascabel y 32 % de todas las aves que viven en México, entre otros seres vivos de todos tamaños. Ellos también deben ser considerados como “chilangos”, aunque no pidan quesadillas con queso ni coman guajolotas de tamal verde por las mañanas.

Y es que no todo el territorio de la Ciudad de México es urbano, ya que, al menos, tiene otros 10 ecosistemas, como el bosque de coníferas que está rumbo a La Marquesa, los humedales de Xochimilco o los suelos de agricultura de Milpa Alta.

“La entidad tiene un nombre desafortunado, porque lo de ‘ciudad’ genera la impresión de que todo el territorio está urbanizado”, piensa Zenón Cano Santana, uno de los mejores expertos en el tema de la biodiversidad chilanga.

En todos lados

Miles de animales y plantas aprovechan los rincones de la urbe para vivir –o sobrevivir–, como los tlacuaches en Chapultepec o las zorras grises del Bosque de Tlalpan que, a pesar de tener poblaciones que ya son muy pequeñas, se resisten a dejar estos lugares en los que han permanecido durante años.

“En la ciudad hay todo tipo de refugios para los seres vivos, como montañas, cañadas, cuevas, edificios abandonados, macetas, patios, árboles, azoteas verdes y parques”, subraya el profesor Zenón, quien trabaja en un laboratorio del Departamento de Ecología y Recursos Naturales de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México.

“Es más, si en nuestras casas no hacemos limpieza, los bichos empiezan a colonizarla y encontraremos organismos como ciempiés, pinacates, arañas, tarántulas, alacranes o palomillas. Si le das un espacio a los seres vivos, ellos lo toman”.

En cuanto a flora, la variedad chilanga también es grande, pues según la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México (Sedema), en la capital hay más de 1 607 especies de plantas, como magueyes, ahuehuetes y fresnos.

También hay una especie de malva que sólo se ha visto en Chapultepec y en Xochimilco, una orquídea endémica del Cerro del Judío y unas nochebuenas que sólo existen entre las parcelas de cultivo de la Sierra de Santa Catarina, al oriente de la ciudad.

Ciudad privilegiada

Esta amplia variedad de flora y fauna de la Ciudad de México se debe a las condiciones geográficas y climáticas en las que se encuentra ubicada, y que fueron aprovechadas por sus primeros pobladores.

“El Valle de México es en uno de los valles más especiales del planeta”, subraya el doctor Zenón. “Está en una zona tropical, pero a gran altitud, por lo que en vez de hacer mucho calor, cuenta con un clima templado y constante”.

Estas características también provocan que no haya cambios de estación muy marcados. En realidad, las temporadas de calor y de frío duran poco tiempo y no son tan extremas como en otras regiones del país, además de que la luz del sol ilumina durante más horas. “Los seres vivos son más diversos en donde los días son más largos y los climas son más estables”, describe el académico.

Asimismo, la altitud de la Ciudad de México, que va de los 2 240 metros sobre el nivel del mar hasta los 3 937 de la cumbre del Ajusco, genera condiciones climáticas distintas. “Mientras más se asciende a las montañas, más frío hace y son otras especies las que están ahí”.

De esa manera, las zonas bajas son más secas, y la montaña, como llueve más, es más húmeda, lo cual favorece la presencia de diferentes organismos en cada altitud.

Por si fuera poco, la CDMX se encuentra exactamente en el punto donde convergen los animales del norte que migran al sur y los del sur que viajan al norte, además de que hay una mezcla única de flora. “En algunos paisajes se puede ver cómo conviven cactus de zonas secas con helechos de zonas húmedas, eso es algo que no pueden ver ni los sudamericanos ni los norteamericanos”.

Desde tiempos mexicas

Fue por allá de 1325, cuando fundaron Tenochtitlán en medio del lago de Texcoco (no hay que olvidar que el centro del valle estaba lleno de agua), que los mexicas descubrieron todas las ventajas de asentarse en el Valle de México.

“No es casualidad que hoy sea una de las más grandes megalópolis del mundo. Los mexicas encontraron que en el Valle de México había una biodiversidad que ofrecía una gran variedad de productos que se usan diariamente (alimento, vestido, higiene, etc.), además de que tenía condiciones ideales, como estar lejos de los ciclones”, expone Zenón.

Así que además de grandes conciertos, estadios deportivos, vialidades de dos pisos, rascacielos, centros comerciales, baches, tránsito, ecobicis, carreras atléticas dominicales, bares, restaurantes, galerías, museos, metro, microbuses, cafés literarios, vendedores ambulantes y franeleros, la ciudad tiene una vida natural que ha resistido el crecimiento de la urbe y los fenómenos que eso conlleva, como la contaminación.

Ecoequilibrio

La contaminación tiene un comportamiento “bipolar” en la Ciudad de México debido a ciertos aspectos naturales.

Estar en el centro de un valle causa que la contaminación producida por los autos y la industria no salga de la ciudad y se generen efectos como la antes muy famosa “inversión térmica”; en contraste, las lluvias provocadas por la suma de sus ubicación tropical a gran altitud garantiza que siempre habrá un momento en el que cual pueda “limpiarse” el ambiente.

Las áreas naturales que rodean a la Ciudad de México también cooperan para que sus condiciones ambientales no sean peores. De hecho, la capital cuanta con 23 Áreas Naturales Protegidas y un Área Comunitaria de Conservación Ecológica, que reúnen una superficie total de 26 047 hectáreas.

En realidad, la ciudad está dividida en dos zonas: Suelo Urbano y Suelos de Conservación. La primera es donde habita la mayor parte de la población y es prácticamente toda la zona centro; la segunda, ocupa 60 % del territorio y es, principalmente, la parte rural localizada en la zona montañosa y lacustre del sur poniente, donde sólo habita la cuarta parte de la población.

En el área de Suelo de Conservación se lleva a cabo, por ejemplo, la captura del dióxido de carbono, la generación de oxígeno y la recarga de los depósitos de agua que están en el subsuelo, la cual representa alrededor de 70 % del agua que se consume en la Ciudad de México.

Así, lugares como el Ajusco, el Desierto de los Leones, la Marquesa, el Bosque de Las Lomas, los Ejidos de Xochimilco y San Gregorio Atlapulco, la Sierra de Guadalupe y hasta el Cerro de la Estrella, Ciudad Universitaria y el Bosque de Tlalpan ayudan a mantener en equilibrio la ecología de la ciudad gracias a su flora y fauna.

“Para los ecosistemas, la biodiversidad es un gran amortiguador contra los cambios ambientales, por lo que, mientras más especies haya, se podrá defender mejor en el futuro porque así se garantiza que haya agua, aire, alimentos, medicinas y hasta lugares de diversión y bienestar para las personas”, complementa Zenón.

“Los seres vivos se adaptan a las nuevas condiciones, como la contaminación, y las especies que no la toleran, ya han desaparecido”.

¿Cómo los cuidamos?

Todo esto provoca que las personas tengan la obligación de proteger cada pequeña criatura del planeta, ya que todas “trabajan” para la naturaleza.

“Cada ser vivo tiene particularidades y funciones. Por ejemplo, una pequeña araña que captura insectos para bajar la densidad de mosquitos o unos parásitos que reducen los tamaños poblacionales de las ratas”, dice nuestro especialista que recientemente trabajó en la elaboración del Catálogo de Biodiversidad de la Ciudad de México, encargado por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad a todas las entidades del país. La CDMX es una de las primeras en completarlo y próximamente se presentará oficialmente, aunque ya se encuentra disponible en línea.

Acciones pequeñas como plantar un árbol, cuidar un área verde, no tirar basura en una visita al Desierto de los Leones y hasta dejar de alimentar a las ardillas de los Viveros de Coyoacán, son acciones que ayudarán a que el equilibrio natural se mantenga saludable durante más de tiempo en la ciudad.

“Es malo que los niños de la Ciudad de México crezcan sin estar en contacto con mariposas, escarabajos, pinacates y ciempiés, porque cuando una ciudad crece tanto y se aleja de la naturaleza, estamos alejando a los pequeños de conocer la maravilla que es cada ser vivo en nuestro entorno”, concluye Zenón para continuar trabajando en su laboratorio después de una mañana de trabajo de campo.

Así, estos chilangos que llevan varios siglos viviendo en el Valle de México son los que más trabajan en beneficio de todos. Ojalá los demás los imiten.

Pequeñas acciones

La Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México emite estas recomendaciones para cuidar la biodiversidad de la capital:

No alimentar a los animales silvestres, ya que se acostumbran a la presencia de los humanos y olvidan su función en el ciclo de la biodiversidad.

No tirar basura en lugares como los bosques y recoger la que se encuentre. Muchos animales silvestres mueren por ingerir chicles, bolsas, botellas o colillas.

No comprar animales exóticos ni en peligro de extinción.

Investigar cuáles son las plantas y árboles nativos para elegirlos cuando haya oportunidad de sembrar alguno (por ejemplo, al diseñar el jardín de una casa).

No soltar animales de manera incontrolada, especialmente en entornos diferentes a los suyos, ya que pueden competir con otras especies e incluso provocar que desaparezcan en un determinado entorno.

Sé responsable con tus mascotas y no las dejes sueltas en la calle.

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LAS TENDENCIAS FUNERARIAS

LAS TENDENCIAS FUNERARIAS

La evolución de nuestros servicios, en el inicio de la década de los setenta las soluciones funerarias que buscaban los consumidores eran de continuar con la tradición familiar donde prevalecían los servicios funerarios al momento de la necesidad, o sea de emergencia y que consideraban como destino final un lote en un cementerio de la localidad donde vivieran las personas, en el cual con cierta regularidad fuesen visitadas las tumbas o monumentos realizados en memoria de los familiares fallecidos, por los deudos.

En ese mismo tiempo surgió una solución que no existía en el mercado de los servicios funerarios, el concepto de LA PREVISIÓN; el poder adquirir a través de un contrato de compraventa de bienes y servicios, pagadero a plazos que se establecían al momento de formalizar la operación con el consumidor.

Se presentaba al público en general la opción de resolver sus servicios funerarios y su destino final pagadero en parcialidades que no le significaban una descapitalización, como suele suceder si no tienes previsto actualmente estos gastos finales.

Precisamente Jardines de Tlalnepantla, S.A de C.V., concesionaria del cementerio-parque ″jardines del recuerdo″®, fue el pionero en ofrecer los planes de previsión y que básicamente en un inicio era un lote a perpetuidad para cuatro inhumaciones en su cementerio vertical y sus correspondientes servicios funerarios, opción que vino a revolucionar el mercado de los servicios funerarios.

Posteriormente en los siguientes años y ya con el camino andado, fue creando una diversidad de soluciones funerarias que lo han caracterizado como la solución integral en servicios funerarios, todo en un mismo sitio: opciones como, Contrato de lote con servicios, Contratos de Paquete, Contrato de Paquete Especial y cuando se publicitó la apertura de la iglesia en la década de los años 80’s con relación a la cremación de los restos humanos, se crearon las opciones: Cremaciones con Nicho y servicios, Cremación con servicios funerarios y Nichos.

Sabemos que La Cremación se ha convertido en la solución funeraria con mayor demanda en la actualidad y en el área metropolitana de la Ciudad de México y Municipios conurbados reportan un incremento que oscila entre un 40% y 60%.

Esta demanda obedece a la falta de espacios para cementerios en la zona descrita y a un impacto emocional menor y muy especialmente a los precios con relación a la inhumación.

Actualmente ante la preocupación cada vez mayor con relación al tema Ecológico, la protección al medio ambiente y el cuidado de las áreas naturales protegidas, “jardines del recuerdo” ha creado su División Sustentable en donde ofrece soluciones integrales con un alto contenido ecológico.

“jardines del recuerdo” en su división sustentable, en nuestro cementerio ecológico contamos con una superficie de 266 hectáreas, en la cual estamos creando un bosque a través de la recuperación del suelo y de la reforestación, definiendo espacios naturales propicios para el depósito de urnas biodegradables en los lotes ecológicos, esto de acuerdo con el objeto establecido por las autoridades de protección ambiental, debido a que esta superficie pertenece al Parque Estatal Sierra de Guadalupe que es un área natural protegida.

¿Que es un Lote Ecológico?

Se trata de nuestra más novedosa solución funeraria, que cumple a cabalidad con proporcionar un responsable y digno destino final a los restos cremados de nuestros seres queridos.

Es el espacio donde después de la ceremonia de despedida que los deudos decidan realizar, se depositarán las urnas biodegradables que contendrán las cenizas de nuestros familiares y que con el paso del tiempo y absorbiendo la humedad propia del lugar se desintegrarán de manera natural y las cenizas se integrarán y nutrirán el subsuelo de reforestación, transformándose en una nueva vida.

De esta manera nuestro nuevo servicio no solamente cumple de manera poética al homenajear la memoria de nuestros seres amados, sino también cumpliendo con absoluto respeto y compromiso hacia el medio ambiente.

Ventajas del Lote Ecológico

Permite la disposición digna de los restos cremados en un ambiente natural lleno de paz y tranquilidad y acorde a nuestra Misión a un precio accesible y 100% sustentable.

Urnas Biodegradables     

jardines del recuerdo® es una empresa  comprometida con el medio ambiente, por esto nuestras urnas están elaboradas utilizando materias primas de origen vegetal y mineral, adecuadas para las diferentes opciones de disposición de los restos cremados de nuestros familiares y de absoluto respeto a la naturaleza.

Con este simple gesto de utilizar las urnas biodegradables usted y nosotros colaboraremos de manera digna al mantenimiento de un mundo más habitable y sostenible para las generaciones futuras.

Ceremonias de Despedida

Ofreceremos diferentes opciones para despedir a nuestros seres queridos y ceremonias que honrarán su memoria, como son: Ceremonia de los Pétalos, Liberación de Mariposas, Liberación de Palomas, reforzadas con temas de Tanatología Verde.

Primera etapa de venta y operación del Cementerio Ecológico

El cementerio ecológico en su primera etapa en el Jardín de La Energía contará con 1,000 lotes ecológicos con una superficie de 3 metros cuadrados cada uno (1.73 m. x 1.73 m.), 3 espejos de agua para ambientar el área y con una constante actividad de reforestación y desarrollo del bosque.

El inicio de la venta y operación del cementerio ecológico de Jardines del recuerdo está previsto para los últimos meses de este año 2017.

Finalmente “jardines del recuerdo” está como siempre a la vanguardia, para ofrecer al público en general las soluciones funerarias integrales, que siempre van enfocadas a la satisfacción de las necesidades de sus clientes y sus familias.

Miranda,  J. A. y Chávez,  J. (2017).

HUMEDAL EN RESISTENCIA

Humedal en resistencia

POR ELIZABETH PALACIOS

La memoria hídrica es infalible. Esta ciudad sabe que los ejes viales y autopistas urbanas alguna vez fueron ríos. Nada podrá evitar que al haber sido una urbe construida sobre un lago, la megalópolis mexicana siempre esté en riesgo de inundación.

Sin embargo, el desarrollo urbano desordenado que ha convertido en asfalto lo que alguna vez fue suelo fértil y permeable, que ha entubado los antiguos ríos y que ha sustituido tupidos bosques por enormes complejos habitacionales, hace que en el presente el agua no tenga salida y termine, como es de esperarse, estancada e inunde una u otra zona de esta gran ciudad.

La antigua Tenochtitlan tenía un aliado, que le ayudaba a contener parte de esa agua y la aprovechaba con el propósito de cultivar alimentos y conservar vivos los ríos y lagos que sostenían a la civilización mexica y otras del Valle. Los capitalinos de hoy estamos a punto de perder ese aliado, que jamás entendimos ni cuidamos: el humedal.

¿QUIÉN SE LLEVÓ LA ESPONJA?

Más allá de ser Patrimonio de la Humanidad, orgullo cultural para los mexicanos y un lugar de esparcimiento de fama turística, Xochimilco es un humedal de importancia internacional que provee incontables bienes y servicios ambientales a más de ocho millones de personas. El ecosistema único de este complejo lacustre, con sus chinampas, ahuehuetes, canales;  aves migratorias y ajolotes, entre muchas otras especies, tiene una función casi imperceptible de la que poco se sabe. Gracias a los humedales de la Ciudad de México, ubicados sobre todo en las delegaciones Tláhuac, Milpa Alta y Xochimilco, se puede regular la temperatura, mitigar el cambio climático y sus efectos, e incluso prevenir las inundaciones que padecemos constantemente los capitalinos.

Daniel Revollo, integrante de la organización ciudadana Natoure, economista e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, me lo explica con manzanas:

“Un humedal es como una esponja natural, y cuando llueve succiona toda el agua y la lleva a la parte profunda, donde están los mantos acuíferos y los recarga. Conforme avanza el deterioro de Xochimilco, que es un humedal, se va perdiendo ese servicio ambiental y entonces cuando llueve, es más el agua que llega hacia el centro del valle y por lo tanto, aumentan las inundaciones”.

EL AGUA DE TODOS

Uno de los servicios ambientales más importantes de este ecosistema, según explica Rodolfo Salinas –director del documental Reflexión y fundador de Natoure– es la disponibilidad del agua en la ciudad. Y es que dos tercios del agua que se distribuye en todo el territorio capitalino son extraídos de pozos ubicados en el sur de la ciudad, principalmente entre Xochimilco y Tláhuac. La vegetación de estas áreas no sólo regula el microclima, también mejora la calidad del aire, ¿acaso no te has preguntado por qué el sur de la ciudad suele tener menos contaminación atmosférica?

Sin embargo, nuestra gran urbe es una de las más pobladas del mundo; como consecuencia, la demanda de agua parece imparable, igual que la sobreexplotación de los acuíferos del Valle de México.

Xochimilco ya no es lo que era hace 500 años. Lo que conocemos ahora cuando llevamos a nuestros amigos extranjeros a pasear en trajinera al son del mariachi, no es más que un sistema artificial que sobrevive gracias a la incorporación de agua tratada proveniente de tres plantas que, lamentablemente para todos los que recibimos después esa agua en nuestros grifos, fueron construidas hace casi medio siglo y no reciben el mantenimiento adecuado.

Pese a toda el agua de lluvia que cae en la ciudad, Xochimilco se está secando, esto debido a las construcciones que han deforestado la zona, a las chinampas que han sido vendidas como terrenos habitables y al crecimiento desordenado de la ciudad, que se suma a la extracción exagerada de agua del subsuelo. Así, la realidad es que el nivel del agua ha descendido un promedio de 1.5 metros en los canales durante la última década.

Esto también afecta la soberania alimentaria de la ciudad, puesto que la zona más dañada es la de San Gregorio, que aún centra su economía en la producción agrícola de las chinampas. Allí, cada año escacea el agua para el riego de los cultivos, y en la temporada de secas muchos canales son intransitables.

Eso no es lo peor: hay al menos 1 400 puntos de descarga de aguas negras, derivados de asentamientos irregulares que incrementan la actividad orgánica y favorecen la proliferación de fauna nociva y especies invasoras, como el lirio acuático, que también seca los canales. Además, por supuesto, siempre existe el riesgo latente de que los alimentos se contaminen.

#SOYXOCHIMILCO

Octubre de 2016 fue un mes clave para Xochimilco porque unos jóvenes investigadores universitarios, así como activistas y pobladores de la zona, presentaron en el EcoFilm Festival 2016 el documental Reflexión, con la finalidad de dar a conocer información sobre este sistema lacustre y su importancia. No ganaron el premio, sin embargo, lo importante comenzó a ocurrir: la gente empezó a involucrarse con la problemática de este ecosistema, el cual se denunciaba en la película.

Así fue que estos jóvenes, integrantes de Natoure, apoyados por diversos investigadores y especialistas, decidieron ir más allá y lanzaron una petición dirigida a Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno de la Ciudad de México, en la que no se limitaron a denunciar la problemática y exigir soluciones generalizadas: diseñaron 8 estrategias concretas que podrían rescatar a Xochimilco.

Hasta el cierre de esta edición, únicamente se necesitaban poco más de 12 000 firmas para alcanzar la meta y llegar a reunir 150 000 voces que pedían al unísono el rescate de esta fuente de vida, oxígeno, alimento y agua.

8 acciones estratégicas

  1. Poner en condiciones óptimas la operación de las plantas de tratamiento de agua del Cerro de la Estrella, San Luis Tlaxialtemalco y San Pedro Atocpan.
  2. Regular el bombeo de agua de los mantos acuíferos subterráneos del sistema lacustre con el propósito de evitar el hundimiento y sequía de Xochimilco.
  3. Implementar un sistema de conducción y tratamiento para los más de 1 400 puntos de descarga de aguas negras que actualmente son vertidos hacia los canales.
  4. Implementar un programa de control de especies invasoras, sobre todo Tilapia, Carpa y Lirio; un Programa Integral de Restauración Ecológica –con la finalidad de proteger las especies endémicas en riesgo crítico de extinción, como el Ajolote– y la rehabilitación urgente de los canales.
  5. Impulsar la reactivación productiva de las chinampas mediante incentivos y capacitación a los agricultores, además de promover el comercio a fin de rehabilitar uno de los sistemas agroecológicos más antiguos y sostenibles del mundo.
  6. Apostar por modelos de turismo sostenible de alto valor, armónicos con el entorno.
  7. Prohibir más asentamientos irregulares y cumplir la normativa de planeación urbana, así como garantizar el respeto de los polígonos definidos para el área protegida y la zona de conservación.
  8. No permitir la fragmentación del ecosistema de Xochimilco por la construcción de la Supervía (Autopista Urbana Oriente).

Si quieres involucrarte en este rescate, puedes firmar la petición en Change.org (búscala con el hashtag #SoyXochimilco). Además, moderar tu consumo de agua, evitar el desperdicio y convertirte en un consumidor responsable de productos locales también son formas de apoyar.

Más información en:

SoyXochimilco

@SoyXochimilco

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Fuente: www.revistacambio.com.mx/nacion/humedal-en-resistencia