Es una medida irreversible, una realidad que ya nos alcanzó: en breve, la gasolina, junto con otros combustibles de origen fósil, será parte de la historia, y generaciones futuras se sorprenderán al saber que el hombre, a lo largo de los siglos XIX y XX, contaminó al planeta a niveles sin precedentes.
Por: noticias arq.
Los ejemplos se multiplican: en Noruega dejarán de venderse coches de gasolinao diesel a partir del año 2025. Reino Unido cerrará, ese mismo año, su última central de carbón. Europa, hacia 2050, reducirá entre 80 y 95% la emisiones de gases de efecto invernadero. Incluso China, país que por su proceso de industrialización contamina demasiado, se prepara para dar el salto hacia las energías renovables.
El Acuerdo de París, firmado en 2015 por 193 países, fue el comienzo de un compromiso global para prevenir que la temperatura siga subiendo y revertir el cambio climático que azota tanto a países ricos y pobres.
Históricamente, la era del petróleo comenzó al terminar la Segunda Guerra Mundial, pero el carbón no se dejó de usar. Lo mismo pasó con el gas natural en los años setenta: en lugar de emplear una sola fuente de combustible, las tres permanecieron con las consecuencias que ya todo conocemos. La implantación de nuevas energías renovables como la solar y la eólica es un gran avance, pero sólo representan el 18% de la energía que se consume actualmente. Sin embargo, es un gran avance que en países como Alemania ya se cuente con 1,8 millones de hogares con celda solares en sus azoteas, o como California con casi 700,000.
El cambio definitivo depende de desarrollo de baterías fotovoltaicas que permitan que haya electricidad en caso de que el viento no sople, que no hay luz solar o agua en los ríos, y sobre todo, que los países avancen hacia una revolución en el transporte: que deje de depender de combustibles fósiles. La aparición del coche eléctrico ha abierto la puerta para que pronto dejen de venderse vehículos tradicionales, sobre todo por un factor económico que los hará poco atractivos: hacia 2040 el precio del barril de petróleo caerá hasta los 15 dólares.
México, de acuerdo con la Secretaría de Energía, cuenta con un potencial de crecimiento en la generación de electricidad mediante fuentes renovables: eólica, hídrica, geotérmica y solar. Hacia el año 2024, el 35% de la energía producida en el país provendrá de fuente renovables y limpias. Actualmente, la instalación de plantas de energía eólica crece a un ritmo anual de 104.7%. De igual manera, el compromiso del gobierno es disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 50% en el año 2050.
Con información del suplemento Ideas, del diario El País, y datos de la Secretaría de Energía (SE).
Se pidió utilizar estas canastas al realizar compras de productos en tiendas y supermercados.
El municipio de Tehuacán, ubicado en la ciudad de Puebla, México, lleva a cabo una batalla contra el uso de bolsas de plástico. La autoridad municipal entregó el pasado viernes 11 de enero de 2019 las canastas que se utilizaron en el árbol navideño instalado en la explanada del palacio municipal durante las fiestas decembrinas, y se pidió que se emplearan al realizar compras de productos en tiendas y supermercados, con la finalidad de disminuir el uso de bolsas de plástico.
Aproximadamente 800 canastas hechas por artesanos del municipio de Ajalpan se entregaron gratuitamente a través del programa “EncanástaTeh”.
Los tehuacanenses, al recibir su canasta, formaron parte de la campaña “Más canastas, menos bolsas”, al colocar pintura en su dedo índice e impregnar su huella en una ilustración que se colocó como parte de la campaña.
Así, el municipio de Tehuacán se une al combate hacia el plástico y sus derivados, esperando que otros municipios y estados sigan esta lucha en favor del medio ambiente.
Los arrecifes de coral enfrentan graves problemas a causa del aumento de temperatura en los océanos
Por: Crónica ambiental
De acuerdo con ONU Medio Ambienta, el año 2018 fue el Año Internacional de los Arrecifes de Coral. Este 2019 es una oportunidad para salvar esta especia que se encuentra bajo amenaza de extinción.
Recordemos que los arrecifes de coral no son plantas o rocas; son animales coloniales, de los cuales dependen hasta 25% de las especies marinas.
Gabriel Grimsditch, quien pertenece a la división de ecosistemas marinos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, menciona que “los arrecifes de coral están siendo hervidos vivos”, a causa del aumento de la temperatura en los océanos como consecuencia del calentamiento global y las afectaciones que provoca el ser humano —por ejemplo: emisión de gases efecto invernadero—, los cuales están matando los arrecifes de coral.
Grimsditch nos explica que “los corales son muy sensibles a los cambios de temperatura… viven en una simbiosis con unas algas microscópicas que viven dentro de ellos, las cuales les dan energía. Cuando la temperatura es demasiada alta, la simbiosis que da vida y energía al coral se rompe… esto es parecido a cuando un humano sufre fiebre: el coral se estresa, se debilita, pierde su color y se blanquea. Bajo esta situación, el coral puede morir fácilmente; hemos visto que hay muchos corales que, cuando se blanquean, sobreviven unos días, semanas, tal vez meses; sin embargo, la mayoría pierde la vida”.
Según expertos del IPCC (Panel Intergubernamental del Cambio climático), el calentamiento global hace que los océanos sean “esponjas de calor” al absorber hasta 93% del calor atrapado en los gases de efecto invernadero; por esta situación, los océanos se han expandido. Por décadas los océanos nos han protegido del aumento radical de las temperaturas del aire; por este motivo los arrecifes de coral están siendo hervidos vivos en lugar del ser humano.
Para proteger los corales, debemos llevar estilos de vida sostenibles y así, tomar medidas necesarias para reducir nuestras emisiones de los gases que causan el cambio climático. También debemos disminuir el uso de plástico; se calcula que hay 11 100 millones de partículas de plástico enredadas en los corales en 159 de arrecifes de coral en la región de Asia y el Pacífico, y se espera que esta cifra aumente 40% durante los próximos siete años.
Biólogos de la Universidad de Groninga (UG), Países Bajos, han descubierto que el cambio climático tiene un efecto en los enfrentamientos regulares entre el carbonero común y papamoscas cerrojillo de varios colores durante la temporada de reproducción. En algunos años, los carboneros mataron al 10 por ciento de los papamoscas de varios colores. Los investigadores de UG publican un análisis de este comportamiento en la edición de este jueves de la revista ‘Current Biology’.
Los carboneros no son solo las aves graciosas y esponjosas que se alimentan de fuentes de energía en tu jardín durante el invierno. “Durante la temporada de reproducción, pueden volverse muy agresivos”, dice el biólogo Jelmer Samplonius, quien estudió a estos pájaros y a los papamoscas para su tesis en la Universidad de Groninga. Mientras revisaba las cajas nido utilizadas en sus estudios de campo, Samplonius encontró regularmente los resultados de esta agresión: un papamoscas muerto en una caja de nido ocupada por carboneros.
“Cuando un papamoscas entra en una caja con un carbonero dentro, no tiene ninguna posibilidad –explica Samplonius–. El carbonero es más pesado, ya que los papamoscas están diseñados para una larga migración de Europa a África occidental y de vuelta. Además, los carboneros tienen unas garras muy fuertes. En este caso, los papamoscas suelen tener heridas mortales en la cabeza”.
“Y parece que los carboneros se comen los cerebros”, explica. “Siempre ha habido competencia entre las dos especies por los lugares de anidación. Los papamoscas intentan robar las instalaciones de anidación de los carboneros. Puede que no sean iguales cuando luchan dentro de las cajas de nidos, pero son voladores más ágiles”, dice Samplonius. Los papamoscas vuelan alrededor de los carboneros mientras construyen sus nidos, y así los alejan.
La pregunta que Samplonius y su supervisor Christiaan Both, abordada en el documento publicado en ‘Current Biology’, es si el cambio climático tiene algún efecto en este comportamiento. “Ambas especies necesitan cronometrar el nacimiento de sus crías con un pico en la disponibilidad de orugas”, dice Samplonius. Este pico está relacionado con la aparición de las primeras hojas en los árboles, y las temperaturas medias más altas significan que este periodo se ha desplazado a principios de año.
Mientras revisaba las cajas nido utilizadas en sus estudios de campo, Samplonius encontró regularmente los resultados de esta agresión: un papamoscas muerto en una caja de nido ocupada por carboneros.
Los carboneros son aves no migratorias y responden a temperaturas más altas al poner sus huevos antes. Los papamoscas ahora migran a Europa antes, pero su adaptación no es tan buena como la de los carboneros. Su llegada anterior no está vinculada a la temperatura real en sus criaderos. Samplonius lo sabe porque, durante un periodo de 10 años, él y sus colegas registraron la llegada de los papamoscas y el comienzo de la puesta de huevos de carboneros y papamoscas en dos parques nacionales.
Mortalidad de especies
Los inviernos más suaves son un resultado del cambio climático. “Esto aumenta la supervivencia de carboneros, por lo que el número de aves reproductoras será mayor”, explica. Más carboneros suponen más competencia para los papamoscas, y más conflicto. Cabe señalar, sin embargo, que el cambio climático no es el único factor en esto: los años ‘mástil’, los años en que hay más hayucos, también aumentan la supervivencia de los carboneros Una segunda razón para el aumento de la competencia es que los carboneros y los papamoscas se han adaptado al cambio climático de manera diferente.
Los mayores problemas ocurren en manantiales más fríos, cuando los carboneros comienzan a construir sus nidos relativamente tarde, pero los papamoscas todavía llegan temprano. “En esta situación, la superposición en el tiempo de reproducción es mayor, y también lo es el número de conflictos”. Los carboneros mataron hasta el 10 por ciento de los papamoscas territoriales masculinos dentro de un nido en solo dos semanas de competición. Como la mortalidad de los papamoscas a lo largo de todo el año es aproximadamente del 55 por ciento, esto es bastante.
“Curiosamente, en nuestro estudio no observamos un efecto en la población general de papamoscas de unos 300 pares reproductores”, comenta Samplonius. “Notamos que los machos que murieron fueron normalmente los que llegaron tarde en la temporada. Estas aves tardías a menudo no encuentran una hembra con la que reproducirse, por lo que eso puede explicar por qué este comportamiento no tiene impacto en la población”.
En general, el estudio muestra que el cambio climático afecta al comportamiento de ambas especies de aves, así como la interacción entre ellas. Un grupo liderado por Christiaan Both, profesor de Ecología en el Instituto Groninga de Ciencias de la Vida Evolutivas (GELIFES, por sus siglas en inglés), continuará estudiando ambas especies para descubrir si existen efectos a largo plazo de este comportamiento.
Preocuparse por el cuidado del medio ambiente cada vez es más sencillo. Ya es posible aportar tu granito de arena para mejorar la salud del planeta a través de los smartphones.
Por: Gorka Alonso Gil
Cuidar el medio ambiente es tarea de todos. En los últimos años la concienciación sobre esta materia ha ido en aumento y cada vez son más los particulares que quieren aportar su granito de arena en esta lucha en favor del planeta. Reciclar, controlar el uso del agua o apostar por el uso de materiales biodegradables son algunos de los ejemplos más claros que están al alcance de todos.
Aunque existen gestos muy sencillos, hay quienes no saben por dónde empezar. Por eso, en plena era digital, numerosos aplicaciones lo ponen fácil. Estos son cuatro ejemplos de apps que permiten ser sostenibles con sólo un clic.
1. Oroeco, la calculadora de huella de carbono
¿Cómo daña tu día a día al planeta? ¿Cuánto carbono generas desde que te levantas hasta que te acuestas? Encender la luz, desplazarte hasta el trabajo o disfrutar de tiempo de ocio va dejando, poco a poco, una huella de carbono. Esta app te permite conocer cuál es tu huella de carbono diaria y, además, ofrece pistas para reducirla.
2. Tribe, un videojuego para aprender hábitos energéticos
No es sólo una app, Tribe es más que eso. Se trata de un videojuego con un objetivo claro: aprender de forma divertida cómo mejorar la eficiencia energética de los edificios y así adquirir hábitos que conduzcan a un uso más racional de los recursos. El usuario puede controlar todos los equipos de iluminación, calefacción o ventilación, y encenderlos y apagarlos a su antojo o sustituirlos por otros más eficientes.
Además, en esta app desarrollada por ACCIONA Construcción y la fundación Circe, hay que conseguir que los ‘usuarios’ de los edificios cambien poco a poco su comportamiento para ser más responsables energéticamente sin que cambien su confort térmico ni su bienestar. Por eso deben hacer un seguimiento de cada medida energética que se implemente y cómo afecta a los ‘habitantes’ del videojuego, así como a su economía.
3. Mirubee, una app para medir el consumo eléctrico de casa
Su uso es tan sencillo como instalar un simple medidor en el cuadro eléctrico de casa y descargar la app en el smartphone. El dispositivo recopila el patrón de consumo de cada aparato eléctrico de una vivienda y la app analiza la información sobre el consumo en tiempo real. Además, Mirubee envía notificaciones con recomendaciones personalizadas para aumentar la eficiencia energética y reducir las emisiones contaminantes. Ah, y muy importante… ¡también ayuda a reducir la factura de la luz hasta un 15%!
4. Greetrip, 150 consejos para cuidar el medioambiente
Esta app recopila más de 150 consejos prácticos propuestos por la Agencia Europea del Medio ambiente para cuidar el planeta. Abarca temáticas como el reciclaje de los residuos, el uso del agua, el ahorro de recursos materiales en familia, el cambio climático, la contaminación del aire o la conservación de la biodiversidad.
Las diferentes opciones de transporte que están proliferando en las grandes ciudades proponen diversas soluciones a la movilidad de las personas, desde dispositivos eléctricos hasta vehículos compartidos. Reducir la contaminación por el tráfico rodado es uno de los grandes retos urbanos del siglo XXI.
Por: Pablo Ramos Delgado
Luis se levanta temprano cada mañana para ir a trabajar. Es primera hora y el ritmo es frenético en las calles de la ciudad. Pero Luis no se altera, desde hace unos meses ha decidido ir a su trabajo en vehículo compartido y eléctrico. En contra de lo que pueda parecer, esta decisión le ha permitido ganar unos minutos al día al evitarse la pesada búsqueda de aparcamiento y contribuye a reducir la contaminación al trasladarse en un vehículo de cero emisiones.
Estos vehículos llevan en las calles de las grandes ciudades varios años pero no son el único elemento que quiere cambiar la movilidad de las personas. Servicios de alquiler de bicicletas o patinetes eléctricos son algunas de las últimas alternativas de transporte compartido que han proliferado en localidades como Valencia, Zaragoza o Madrid y ahora México para cubrir la demanda de unos vecinos cada vez más concienciados con la contaminación y la calidad del aire.
Estos nuevos modelos de transporte en las grandes ciudades se están desarrollando por entidades tanto públicas como privadas que tienen como objetivos reducir la contaminación y mejorar la calidad de vida de los vecinos. “La movilidad urbana basada en el vehículo privado genera, entre otros, problemas ambientales -fundamentalmente reducción de la calidad del aire y ruido, de consumo energético- , derroche de horas por congestión del tráfico, accidentabilidad urbana y costes económicos y socialesasociados a los anteriores problemas”, enumeran desde FEMP. Según la Unión Europea, el tráfico rodado es el culpable del 20% de las emisiones totales de dióxido de carbono, uno de los gases principales vinculados al cambio climático.
“Cuando la sociedad tiene conocimientos suficientes, pone a prueba las propuestas y ve si funcionan y, en consecuencia, demanda más actuaciones para lograr una ciudad a escala humana, más calmada y amable”, detalla Pilar Vega, Profesora del Departamento de Geografía de la Universidad Complutense de Madrid.
Movilidad compartida en dos ruedas
Un coche compartido reemplaza a unos 10-15 vehículos privados y reduce hasta siete veces los desplazamientos
Otra de estas opciones de transporte con automóviles compartido, es la propuesta de ACCIONAMobility para Madrid, una flota de más de 1.000 scooter eléctricas y 100% renovables de 125 cc que alcanzan hasta los 80 km/h. “La combinación del transporte público con el mix de vehículos sostenibles y compartidos que mejor se adapte a las necesidades de cada usuario en cada momento, garantiza el éxito de la movilidad en una ciudad”, apuntan desde ACCIONA.
“El futuro de la movilidad en las grandes ciudades es conectado, eléctrico, autónomo y compartido”
Este es solo un primer paso hacia el futuro de la movilidad que nace en la capital pero que se implementará en otras ciudades. “El proyecto arranca en Madrid, dado que es, a nivel mundial, referente de la movilidad compartida, pero una vez que nos implantemos se irá desarrollando un plan de expansión que abarcará otras ciudades en España y fuera de ella”, apuntan desde ACCIONA sobre sus objetivos en materia de movilidad urbana.
El tráfico rodado es el culpable del 20% de las emisiones totales de dióxido de carbono
“La sintonía de la ciudadanía con el entorno urbano está más por el medio ambiente que las generaciones anteriores en reciclaje de residuos, conservación de espacios protegidos y naturales y transporte”, detallan desde la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP).
Diseño acorde a los vecinos
Pero para mejorar la calidad de vida en las ciudades y reducir la contaminación no solo se consigue con una evolución en el modelo de transporte también existen otras alternativas. “Es necesario llevar a cabo un verdadero cambio en la cultura de la movilidad, una transformación que abarque a toda la sociedad y afecte a todos los ámbitos de la vida diaria”, apunta Vega. Estas propuestas van encaminadas a un diseño de ciudad en el que edificios como las escuelas o los centros de negocio sean accesibles andando, con medios de transporte compartido o público. “Son muchas las soluciones, pero para ponerlas en marcha hace falta voluntad política”, desgrana Vega.
“Una movilidad urbana sostenible e inteligente se fundamenta en el desplazamiento a pie, en bicicleta, en transporte público y sólo en vehículo privado cuando no sea posible utilizar un modo de transporte sostenible”, destaca la federación de municipios sobre el camino marcado hacia el futuro en la mejora del transporte para que las ciudades sean más sostenibles y más cómodas para sus habitantes.
En favor de la sustentabilidad, Jalisco prohíbe estos productos de uso cotidiano que contaminan terrible.
Por: ecoosfera
En Jalisco, un grupo de estudiantes del Centro Universitario de los Altos, creó un sustituto de plástico hecho a base de nopal en 2015. Ahora, con la prohibición de algunos plásticos que entró en vigor en este estado el 1 de enero, Jalisco se convierte en uno de los estados que habrá que seguir de cerca en materia de sustentabilidad y medio ambiente.
Además de los popotes –contra los que se ha hecho una auténtica cruzada mundial–, los plásticos prohibidos en Jalisco para venta y uso son:
Bolsas de plástico
Botellas de plástico
Platos y vasos de unicel
Empaques de botanas y bollería
En las costas de Jalisco: olas de plástico
La iniciativa se produjo a partir de las investigaciones dirigidas por algunos especialistas en algunas costas de Jalisco, que a la fecha están inundadas de basura plástica. Según corroboró la Universidad de Guadalajara (UdeG), tan sólo en dos limpiezas realizadas por académicos y estudiantes del CUCSur, en conjunto con la asociación civil “Vive Planeta Azul”, se recolectaron 300 kilos de residuos. Y esto sólo en cinco kilómetros de costa.
El investigador del Centro Universitario de la Costa Sur (CUCSur), Francisco de Asís Silva Bátiz, recordó en el comunicado de la UdeG por qué esto debe preocuparnos, individual y colectivamente. Y es que los microplásticos forman parte de esta contaminación omnisciente: incluso están en el agua que bebemos de botellas plásticas. Y no sólo las ingerimos por esa vía, sino a través de las especies marinas que se consumen como alimento.
Por eso festejamos esta iniciativa, que se suma a la de otros estados, como Veracruz, Sonora y Querétaro, pero sobre todo a las pioneras comunidades indígenas que se han rebelado contra el plástico y la contaminación.
Puede parecer el título de una película de ciencia ficción de bajo presupuesto, pero para los científicos que estudian el planeta Tierra, el “efecto invernadero” es un concepto mortalmente serio.
Por: Matt McGrath BBC Ciencia
Los investigadores creen que no estamos lejos de cruzar un umbral, en los siglos venideros, que conducirá a temperaturas calientes y un altísimo nivel del mar. Incluso si los países logran cumplir con sus metas de reducción de CO2, todavía podríamos avanzar hacia ese “camino irreversible”.
Un reciente estudio muestra qué podría suceder si las temperaturas globales aumentan 2 ºC.
Un equipo internacional de investigadores del clima, escribiendo en la revista Asuntos de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS, de sus siglas en inglés), de Estados Unidos, dice que el calentamiento esperado en las próximas décadas podría convertir algunas de las fuerzas de la naturaleza -que nos protegen en la actualidad- en nuestras enemigas.
Cada año, los bosques, los océanos y los suelos de la Tierra absorben alrededor de 4.500 millones de toneladas de carbono que, de otro modo, terminarían en nuestra atmósfera y aumentarían las temperaturas.
Pero a medida que se experimenta el calentamiento global, estos sumideros de carbono podrían convertirse en fuentes de carbono y empeorar de manera significativa los problemas del cambio climático.
Entonces, ya sea el permafrost -la capa del suelo permanentemente congelado, como la tundra- en las latitudes septentrionales -que ahora contiene millones de toneladas de gases que se calientan-, o la selva amazónica, el temor es que cuanto más nos acercamos a los dos grados de calentamiento por encima de los niveles preindustriales, mayores son las posibilidades de que nuestros hoy aliados acaben arrojando más carbono del que absorben en la actualidad.
En 2015, los gobiernos del mundo se comprometieron a mantener los aumentos de temperatura muy por debajo de los dos grados y a esforzarse por conservarlos por debajo de 1,5. Según los autores, si su análisis es correcto, los planes actuales para reducir las emisiones de carbono pueden no ser suficientes.
“Cuando alcancemos los dos grados de calentamiento, podemos estar en un punto donde le entregamos el mecanismo de control al mismo planeta Tierra“, dijo a la BBC el profesor Johan Rockström, coautor del informe y perteneciente al Centro de Resiliencia de Estocolmo.
“Nosotros somos los que tenemos el control ahora, pero una vez que pasamos los dos grados, vemos que el sistema de la Tierra pasa de ser un amigo a un enemigo. Entregamos por completo nuestro destino a un sistema del planeta, que comienza a perder el equilibrio”.
En la actualidad, las temperaturas globales han aumentado cerca de un grado por encima de los niveles preindustriales y están aumentando alrededor de 0,17 ºC por década.
En su nuevo estudio, los autores analizaron diez sistemas naturales, que denominan “procesos de retroalimentación”.
En este momento, estos ayudan a la humanidad a evitar los peores impactos del carbono y los aumentos de temperatura. Entre ellos se cuentan los bosques, el hielo marino del Ártico e hidratos de metano en el fondo del océano.
La preocupación es que si uno de estos sistemas se inclina y comienza a empujar grandes cantidades de CO2 a la atmósfera, el resto podría seguirlo, como una fila de fichas de dominó.
¿Cómo es exactamente el “efecto invernadero”?
En resumen, no es bueno.
De acuerdo con el informe de los investigadores, entrar a un período en la Tierra de “efecto invernadero” significa registrar una temperatura global más alta que en cualquier momento en los últimos 1,2 millones de años.
El clima podría estabilizarse con 4-5 grados centígrados de calentamiento por encima de la era preindustrial. Gracias al derretimiento de las capas de hielo, los mares podrían estar entre 10 y 60 metros más altos que ahora.
En esencia, esto significaría que algunas partes de la Tierra se volverían inhabitables. Los impactos serían “masivos, a veces abruptos y, sin dudarlo, disruptivos”, dicen los autores.
La única ventaja, si se puede llamar así, es que los peores impactos pueden no sentirse durante un siglo o dos. La desventaja es que, una vez que comience, no podríamos hacer nada al respecto.
¿Las olas de calor de 2018 son evidencia del “efecto invernadero”?
Los autores dicen que los eventos climáticos extremos que estamos viendo en este momento se pueden asociar de inmediato con el riesgo de pasar los dos grados centígrados. Sin embargo, argumentan que puede ser evidencia de que la Tierra es más sensible al calentamiento de lo que se pensaba en el pasado.
“Uno debe aprender de estos eventos extremos y tomarlos como evidencia de que deberíamos ser aún más cautelosos”, dijo el profesor Rockström.
“La ola de calor, puede respaldar la conclusión de que si esto puede suceder en una medida, entonces al menos no deberíamos sorprendernos o desestimar las conclusiones de que las cosas pueden suceder de manera más abrupta de lo pensado”.
¿Sabíamos de esto antes?
Lo que estos autores están diciendo es que, hasta ahora, hemos subestimado el poder y la sensibilidad de los sistemas de la naturaleza. La gente ha estado pensando que el cambio climático sería una emergencia mundial para todos si las temperaturas subían entre 3 y 4 grados centígrados a fines de este siglo.
Pero este documento argumenta que más allá de los dos grados, hay un riesgo significativo de convertir los sistemas naturales -que actualmente ayudan a mantener bajas las temperaturas- en fuentes masivas de carbono que nos pondrían en un “camino irreversible”, hacia un mundo que está 4 o 5 grados más cálido que antes de la revolución industrial.
¿Hay alguna buena noticia?
Sorprendentemente, ¡sí!
Podemos evitar el escenario del efecto invernadero, pero requerirá un reajuste fundamental de nuestra relación con el planeta.
“El clima y otros cambios globales nos muestran que los seres humanos estamos impactando el sistema de la Tierra a nivel mundial. Esto significa que nosotros, como comunidad global, también podemos gestionar nuestra relación con el sistema para influir en las futuras condiciones del planeta.
Así que no solo vamos a tener que dejar de quemar combustibles fósiles a mediados de este siglo. También vamos a tener que estar muy ocupados plantando árboles, protegiendo los bosques, trabajando en cómo bloquear los rayos del Sol y desarrollando máquinas para sacar carbono fuera del aire.
Los autores dicen que se requiere una reorientación total de los valores humanos, la equidad, el comportamiento y las tecnologías. Todos debemos convertirnos en administradores de la Tierra.
La popularidad de los alimentos veganos continúa creciendo. Y para muchos el mes de enero, tras el atracón de las navidades, es el momento de atreverse a introducir este tipo de productos en la dieta.
Las alternativas a la leche de vaca, como la leche de avena, de soya, de almendra y de coco son las más elegidas en Reino Unido, por ejemplo, donde las ventas de los productos de origen vegetal han aumentado considerablemente en los últimos años.
Un estudio científico sugiere que las emisiones de gases con efecto invernadero que se usan en la producción de leches de origen vegetal son menores que para la leche de origen animal.
Pero, ¿qué tipo de leche tiene un menor impacto para el planeta?
¿Animal o vegetal?
Según una investigación de la Universidad de Oxford, la producción de un vaso de leche de vaca genera casi tres veces más emisiones de gases de efecto invernadero que las leches de origen vegetal. En cuanto al uso del suelo, la diferencia es aún mayor.
Según este estudio, producir un vaso de leche de vaca todos los días durante un año requiere 650 metros cuadrados de terreno, el equivalente a dos canchas de tenis y 10 veces más de lo que necesita la producción de la misma cantidad de leche de avena.
La de almendras, por su parte, requiere de más agua que la producción de leche de soya o avena. Un solo vaso requiere de 74 litros de agua, más que lo que se usa en una ducha normal.
La leche de arroz también necesita, en comparación, más agua que otras alternativas veganas. Requiere de 54 litros de agua por vaso.
Pero es necesario señalar que tanto la leche de almendra como la de arroz aún necesitan menos agua que para producir un vaso normal de leche de vaca.
El cambio climático y los alimentos
La producción de alimentos es la causante de una cuarta parte de todas las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por el hombre, contribuyendo así al calentamiento global, según el estudio en el que se basa la calculadora, del doctor Joseph Poore, de la Universidad de Oxford.
La investigación encontró que la carne y otros productos animales eran responsables de la mayoría de las emisiones de gases de efecto invernaderorelacionadas con los alimentos, a pesar de proporcionar solo una quinta parte de las calorías consumidas.
La gente suele subestimar las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por los alimentos, y la leche de origen animal no es una excepción, según un estudio del doctor Adrian Camilleri, psicólogo de la Universidad de Tecnología de Sydney, Australia.
“Las emisiones de gases de efecto invernadero de la leche son aproximadamente 30 veces más altas de lo que la gente cree“, le dijo a la BBC.
“Sospecho que la mayoría de los consumidores desconocen las emisiones de gases de efecto invernadero que se ahorran al pasar de la leche láctea a la leche de origen vegetal, como la leche de soya”.
La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) ha alertado de que el tabaco es el causante de “un daño importante” sobre el medio ambiente, pero que los fumadores, los consumidores y los responsables de políticas ambientales no conocen este impacto. Así lo han hecho en un editorial, publicado en la revista ‘Archivos de Bronconeumología’, sobre el posicionamiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) respecto al tabaco y el medio ambiente.
“La OMS ha publicado un informe escalofriante sobre el cultivo, curado, producción, transporte y distribución, tabaco de tercera mano y cuarta mano”, ha indicado SEPAR. La planta del tabaco necesita grandes cantidades de productos químicos y reguladores del crecimiento, lo que resulta nocivo para el medio ambiente, empobrece el suelo y perjudica la salud de los granjeros locales de países subdesarrollados, subraya el editorial de SEPAR.
“Tanto el cultivo del tabaco como su curado se encuentran asociados a una agricultura destructiva para el medio ambiente en países pobres y en vías de desarrollo”, ha explicado el presidente de SEPAR, el doctor Carlos Andrés Jiménez Ruiz, uno de los firmantes del editorial.
“Aunque parezca que una plantación de tabaco reporta beneficios a los granjeros locales, en realidad se ha visto que las granjas dedicadas al cultivo del tabaco no son rentables y que la exposición mantenida a la planta del tabaco perjudica la salud de los granjeros, que acaban desarrollando la enfermedad del tabaco verde”, ha agregado el doctor Jiménez. La enfermedad se caracteriza por náuseas, vómitos, cefalea, debilidad muscular y vértigo.
El uso de pesticidas como el dicloro difenil tricloroetano y otros contaminantes orgánicos persistentes, que están prohibidos en países desarrollados, tienen efectos en la salud por exposición crónica, incluso en las personas que no cultivan directamente el tabaco. Destacan trastornos en el nacimiento, tumores, cambios genéticos, desórdenes endocrinos, sanguíneos, neurológicos y psiquiátricos, detalla el editorial.
“La OMS ha publicado un informe escalofriante sobre el cultivo, curado, producción, transporte y distribución, tabaco de tercera mano y cuarta mano”, ha indicado SEPAR.
El cultivo de tabaco también conduce a la deforestación. Ocurre porque los bosques son sustituidos por tabaco y para el curado de sus hojas. Se estima que se necesitan 11,4 toneladas métricas al año de bosque para el curado de las hojas de tabaco. Además, una vez producido este, aún se necesita más para el empaquetado y el papel de cada cigarrillo.
La deforestación, además, contribuye a un aumento de emisiones de CO2, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la desertización y el aumento de la erosión del suelo, que disminuye su fertilidad y producción y que altera el ciclo del agua.
La manufactura y distribución del tabaco
La manufactura y la distribución del tabaco también son contaminantes para el medio ambiente. “La manufactura es el paso más contaminante para el medio ambiente en la producción del tabaco porque consume gran cantidad de recursos naturales y humanos y emplea contaminantes como pesticidas, productos químicos, hielo seco, agentes decolorantes, papel, plásticos, acetatos, cartón y aluminio y, además, genera enfermedades”, ha apuntado el miembro del área de Tabaquismo de SEPAR y firmante del editorial, el neumólogo José Ignacio de Granda.
Algunos de estos contaminantes son el tabaco de tercera mano. Se trata de residuos químicos en un ambiente cerrado del tabaco de segunda mano o corriente secundaria del tabaco. Algunos componentes del tabaco de tercera mano son las nitrosaminas, metales tóxicos, alcaloides, productos de la combustión orgánica y componentes volátiles orgánicos que aún pueden reaccionar con otros, volverse más tóxicos y dar origen a partículas ultrafinas con capacidad para penetrar en los pulmones y ser altamente nocivas para la salud.
Estos residuos químicos se acumulan en el polvo, las superficies, los objetos o las cortinas. La polución del tabaco de tercera mano se mantiene hasta seis meses después de dejar de fumar, ha subrayado el miembro del área del Tabaquismo de SEPAR, el neumólogo Segismundo Solano-Reina, también firmante del editorial. La población más vulnerable al tabaco de tercera mano son los niños por “su inmadurez inmunológica, desarrollo incompleto y tiempo de exposición” y, en España, se ha visto que hay un aumento de riesgo de cáncer en niños expuestos al tabaco de tercera mano, ha avisado el editorial.
Espacios abiertos y tabaco de cuarta mano
Otro aspecto que destaca el editorial es que el tabaco de tercera mano no sólo contamina los espacios cerrados, como los hogares donde viven niños, sino también espacios abiertos. En este sentido, se ha advertido que aumenta la preocupación por los llamados contaminantes emergentes, ya que no sólo existen vertederos de prescripciones farmacéuticas y no farmacéuticas, sino que también se encuentran sustancias químicas industriales y de los hogares, entre ellas nicotina y cotinina.
De hecho, la nicotina y los productos de su degradación se encuentran en aguas residuales y pueden persistir en plantas de reciclaje tras el tratamiento de las aguas, ha avisado SEPAR. Actualmente la nicotina presente en aguas residuales ya se utiliza como marcador para averiguarel patrón de consumo de tabaco de distintas poblaciones. Hasta dos tercios de las colillas del tabaco acaban en el medio ambiente, lo que se denomina tabaco de cuarta mano.
De estas colillas son un problema los residuos tóxicos y los productos químicos tóxicos que contienen, que acaban como basura que termina en las calles, desagües, el agua o el mar. El editorial ha especificado que para combatir este efecto medioambiental se requieren estrategias definitivas y mantenidas y “la toma de conciencia es quizás la acción más importante que se debe emprender”.
“La primera tarea que tenemos por delante es la concienciación sobre el alto impacto que el tabaco tiene no sólo para la salud humana, sino también para nuestro medio ambiente. El tabaco contribuye a la contaminación ambiental y eso es algo de lo que no son suficientemente conscientes ni la población general ni los poderes públicos”, ha concluido el doctor Jiménez.