EcoMaxei te invita a reconectar con estas preciosas especies en el Día del Ave Migratoria.
Por: Eco Maxei
Un ave migratoria es un animal alado que cambia de un medio a otro en busca de supervivencia. Este tipo de aves realiza viajes estacionales como respuesta a la variación de elementos básicos para su vida, como son el hábitat o la alimentación. En todo el mundo, se realizan grandes migraciones de aves durante el cambio entre las temporadas más frías. En particular en América del Norte, se observan cuatro rutas: una en la costa del Pacífico, dos en el interior del continente y una más en la costa del Atlántico. Pero conforme se integran en México, estas rutas van combinándose.
En todo el territorio mexicano hay varios lugares que las aves migratorias han tomado como sitio de descanso invernal. En particular, las aves se inclinan por los humedales, al ser sitios que les proveen de alimento y refugio. Los humedales son zonas de conservación clave para la supervivencia de las aves migratorias y otras especies, aproximadamente abarcan el 6% de la superficie de la Tierra.
Al acercarse el invierno las aves cambian su comportamiento, comienzan a comer en grandes cantidades, hasta aumentar dos veces su peso, y de pronto un día inician su vuelo al sur, o al norte según la zona donde se habite. Vuelan sobre montañas, océanos y desiertos. Las aves en definitiva ven la Tierra de otra manera, las aves nos enseñan en hechos y no en palabras, que:
cualquier ser vivo tiene derecho a salir de un medio hostil para buscar uno mejor, no importa si no sabe dónde queda, para eso es el instinto.
Pero, ¿cómo se relacionan las aves migratorias, el capital natural y las personas? Una posibilidad está en los clubes de avistamiento de aves. Grupos de personas que algunas mañanas salen muy temprano de sus hogares para adentrarse en el mundo de las aves; son grupos de ojos que por todo el mundo observan, cuentan y monitorean el comportamiento de aves, para después, desde plataformas virtuales, generar eso tan hermoso conocido como “ciencia ciudadana”.
Recordemos que una manera de definir el capital natural es considerándolo como “todos los bienes y servicios ambientales derivados de la naturaleza”. Este cúmulo de activos brinda diferentes funciones de bienestar a las personas. Entre esos servicios ecosistémicos está el disfrute del paisaje con el objetivo de esparcimiento y recreación, a través de actividades como la fotografía, la caminata y el senderismo, entre otras.
Pero hay una actividad cuyo éxito depende de la situación de conservación de un hábitat; sólo si los ecosistemas están saludables podrán realizarse avistamientos de aves o “pajareadas” de la mejor manera. Y esta actividad es conocida ampliamente por el bienestar y satisfacción que ofrece a quienes participan en ella.
El avistamiento de aves es considerado también un bien público por dos características principales, desde la teoría económica. Primero, el principio de “no exclusión”: todas las personas tienen el mismo derecho a su uso y disfrute. Segundo, el principio de “no rivalidad en el consumo”: no se requiere que un/a usuario/a termine de utilizarlo para que alguien más haga uso del mismo. Otros ejemplos de bienes públicos, desde esta óptica, son las estaciones de radio, las carreteras, respirar aire puro y disfrutar el paisaje, entre otros.
A lo largo de todo México hay distintos grupos de avistamiento tanto en el entorno urbano como en el rural. La Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, a través del Programa de Aves Urbanas, detona y fortalece a clubes locales de avistamiento para contribuir al monitoreo ciudadano de las aves, y además realizan actividades de educación ambiental para involucrar a más personas en el cuidado de estas especies.
En Querétaro, contamos con el Club de Avistamiento Ts’Ints’U, de la asociación civil EcoMaxei. Este club realiza avistamientos en diferentes puntos verdes de la Zona Metropolitana de Querétaro y su objetivo es contribuir al conocimiento y valoración de la biodiversidad en las ciudades, en particular la valoración de las aves. Sus actividades, además de avistamientos regulares, incluyen la educación ambiental a través de festivales y visitas escolares.
Entre los aprendizajes que, de forma personal, he tenido al participar en estas actividades, está que una vez que las personas nos conectamos con la naturaleza, adquirimos más enseñanzas de las que vienen en los libros. Por ejemplo: sentir vértigo es sentir miedo al vacío, eso es algo desconocido para un ave. De acuerdo con las y los asistentes al club, “el avistamiento de aves es un don natural que se puede convertir en una pasión”.
Para cerrar este artículo recordemos las palabras de Chris Wood, de la Universidad de Cornell, miembro del equipo campeón internacional de la ruta migratoria por el desierto de Israel, con 165 avistamientos de especies en 1 día:
Las aves son la respuesta: podemos usar a las aves para unir a las personas.
Fuente: www.ecoosfera.com