Nuestra sociedad es esencialmente consumista: el consumo es uno de los motores fundamentales de la economía actual y tiene un papel muy importante en nuestra vida, ya que necesitamos consumir productos y servicios para poder vivir.
Por: Cristina Novillo
Ecología Verde
Sin embargo, la gran mayoría del consumo es muy poco respetuoso con las personas y con el medio ambiente. Para cambiar esta realidad, necesitamos adquirir hábitos de consumo responsable, que pongan el foco no solo en la relación calidad/precio, sino en el resto de factores que atañen a un producto.
El concepto de “consumo responsable” hace referencia a un tipo de consumo alejado del típico “consumismo” en el que el consumidor es un agente activo que busca que las actividades de la empresa que le provee productos o servicios tenga un comportamiento ético tanto en el plano social como en el medioambiental. Es decir, no solo se consume atendiendo a las propiedades del producto o siguiendo los dictados de las estrategias de marketing, sino siendo consciente y responsable en cuanto al impacto que ese producto o servicio genera en el medio ambiente y en la sociedad en general.
Para ello, debemos analizar varios aspectos del producto o servicio: lo primero es comprobar que el producto es realmente es necesario. Una vez pasado este corte, debemos analizar las siguientes 5 líneas generales:
- Producción
- Transporte
- Distribución
- Consumo
- Residuos
Por ejemplo, podemos comprobar que las materias primas que conforman el producto hayan sido producidas/extraídas de acuerdo a políticas respetuosas; que se hayan utilizado recursos lo más cercanos posibles; que la distribución sea justa y equitativa para los vendedores; que el consumo requiera de los menores impactos posibles, y que estos sean minimizados; y que todos los residuos derivados de la actividad sean gestionados de forma que no se dañe el medio ambiente, reintegrándolos al ciclo productivo cuando sea posible.
Beneficios del consumo responsable
Los beneficios del consumo responsable son múltiples. Los beneficios sociales incluyen la promoción de la igualdad de género y de la no discriminación o el respeto a los mercados locales, entre otros. En cuanto a los beneficios medioambientales, encontramos:
- Reducción de las actividades extractivistas, que no son renovables y generan un gran impacto medioambiental. Por ejemplo, la extracción de combustibles fósiles y el uso de estos tiene un gran impacto negativo en el medio ambiente. En este otro post puedes conocer mejor el Impacto ambiental del petróleo y el gas natural.
- Mejora en la gestión del territorio. Por ejemplo, reduciéndose la Contaminación del suelo, de la cual te hablamos más aquí.
- Reducción del uso de sustancias peligrosas y de la contaminación.
- Disminución de la huella hídrica y la huella de carbono. En este otro post te contamos Cómo reducir mi huella de carbono.
- Reintegración de residuos al ciclo productivo.
- Ahorro de energía.
- Promoción de productos y valores ecológicos.
Fuente: www.ecologiaverde.com