Estos bondadosos animales, se dice, son mensajeros de un dios.
Por: Ecoosfera
En Nara, una ciudad japonesa que se encuentra dentro de una de las regiones con mayor tradición de este país, es normal ver ciervos sika caminando con tranquilidad por las calles. Los habitantes conviven con estos pacíficos seres, a quienes se les puede ver cruzando las avenidas, pasando entre los torniquetes de las estaciones de autobús o visitando los templos.
En esta ciudad, los ciervos se consideran sagrados. Según cuenta un mito antiguo, hace 1,000 años el dios Takemikazuchi entró a Nara montando un ciervo blanco, por lo cual no sólo el dios fue consagrado al templo Taisha en el parque de Nara, sino que el animal se volvió en sí mismo un símbolo sagrado. Además, se dice que es el propio dios Takemikazuchi quien envía a sus mensajeros a cuidar de la ciudad, metamorfoseados como ciervos.
Aproximadamente 1,200 ciervos bajan de las cordilleras a la ciudad.
La fotógrafa Yoko Ishii se ha dedicado a captar su cotidianidad.
El aura sagrada –y por demás surreal– que transmiten estos ciervos al caminar por la ciudad es lo que capturó Ishii en su serie Beyond the Border. Pero sobre todo, esta artista ha logrado imágenes que nos transportan a la cotidianidad de la ciudad y sus transeúntes salvajes. Ishii lleva 8 años tomando estas surreales fotos, que han sido recopiladas en el precioso libro Dear Deer.
No sabemos si la sacralidad que irradian los ciervos se deba a su origen mitológico –¿serán mensajeros de un dios?–, o al simple hecho de que son un animal majestuoso, que nos recuerda que la naturaleza en su totalidad tiende a emanar una energía prístina. Por suerte en Japón lo saben, y este animal es considerado un tesoro nacional en dicho país.
Fuente: www.ecoosfera.com