En lo que respecta a nuestros alimentos, es mejor usar nuestros sentidos.
Por: ecoosfera
Dependiendo del alimento será que tendremos que saber reconocer cuando realmente se ha echado a perder. Pero esto no es tan malo: significa que podemos aprender un poco más sobre lo que comemos y, además, evitar desperdiciar comida que aún podemos usar, lo que es un plus para nuestro bolsillo.
Esto es importante, pues aunque mucha comida se desperdicia en los primeros eslabones de la cadena de producción de alimentos, lo cierto es que es en el último eslabón cuando más comida es desechada, sin haber servido a su único propósito: alimentarnos. Así que está en nosotros revertir esta situación, y para ello no hay nada mejor que saber cuando la comida está realmente pasada.
Por qué la fecha de caducidad no es de fiar (y sólo sirve de guía)
Para empezar, existen dos tipos de etiquetas para indicar caducidad: “consumir preferentemente” y “fecha de caducidad”. La primera indica una fecha aproximada que, de pasar, podría ocasionar que el alimento pierda propiedades; la segunda es una fecha definitiva, tras la cual consumir el alimento puede tener consecuencias para la salud.
Pero estas fechas son hechas sin pensar en que las condiciones de almacenamiento, el frío o el calor, pueden ayudar a conservar o pudrir un alimento. Además, siempre existe un margen de seguridad de 1 día. Por eso, la fecha de caducidad sólo sirve de guía.
Si quieres saber si tus alimentos están realmente pasados, aquí te damos algunos hacks:
Primero, estas son las 5 señales inconfundibles:
- Hongos (por ejemplo, en el queso)
- Cambio en la textura (por ejemplo, en las manzanas)
- Una película delgada y húmeda (por ejemplo, en los guisados)
- Oxidación (por ejemplo, en los aguacates)
- Aroma distinto, desagradable o más fuerte (por ejemplo, en las carnes)
Y estos son algunos alimentos en los que puedes ver estas señales:
Huevos
Cuando un huevo se hace viejo, se forman entre él y su cáscara unos pequeños sacos de aire. Si estos son muchos, el huevo flotará en el agua, lo que indicará que ya está muy viejo.
Yogurt
Su consistencia normalmente es espesa, pero cuando se está echando a perder aparece mucho líquido en la parte superior o los bordes.
Aceite de olivo
El aceite de olivo sí tiene aroma: es fragante. Cuando está malo, tiene un olor como a pegamento.
Pescado
Este es más fácil de detectar: sencillamente comienza a tener un olor más fuerte y concentrado.
Pollo
Lo mismo que el pescado. Además, algunas partes del músculo, debajo de la piel, se tornan de otro color.
Pan
Le comienzan a salir hongos, que suelen ser visibles sólo en algunas rebanadas. Pero aunque el resto no los tenga, no es recomendable comerlo, ya que las rebanadas suelen ser porosas y por ellas se filtran los hongos.
Frutas y verduras
Las verduras se tornan amarillentas, y tanto frutas como verduras cambian de textura. A veces es posible rescatar algo, en caso de que no haya hongos. También, en caso de oxidación, se pueden meter en agua fría durante algunos minutos para que se rehidraten.
Si además quieres desperdiciar menos comida y alargar la caducidad, puedes almacenar de forma más inteligente y hacerte de algunos hábitos, como deshidratar alimentos o congelarlos –te sorprenderá saber cuántos alimentos pueden congelarse sin problema–. Así que no habrá excusas para tirar comida. Pero si por algo tienes que desechar algo, recuerda que puedes convertirlo fácilmente en composta. El mundo –y tus plantas– te lo agradecerán.
Fuente: www.ecoosfera.com