Nuestro país enfrenta un grave problema: generamos demasiada basura. Limpiemos México te invita a ser hoy parte de la solución.
Por: Ecoosfera
Ya no es un secreto: la basura es uno de los problemas más grandes que enfrenta hoy el planeta. Pero ¿sabías que una buena parte de la solución está en tus manos, en las de todos nosotros? ¡Por eso tenemos que actuar ya!
¿Tú también quieres un México sin basura? Pues es tiempo de demostrarlo con acciones: ciudadanos, gobierno y empresas, todos debemos unirnos por el bien de nuestro país. Y obviamente esto tiene que ver con cambiar hábitos para no generar tanto basura, pero también para recoger lo mucho que ya se generó…
¿Por dónde empezar?
Lo primero es informarnos. Según un reporte del Banco Mundial, somos el país que más basura genera en América Latina. Este dato te ayudará a dimensionar el nivel de reto que tenemos por delante.
Tan sólo los habitantes de la CDMX generamos alrededor de 13 mil toneladas diarias de basura: ¡eso es muchísimo!
Limpiemos México, impulsada por Fundación Azteca y apoyada por muchísimas empresas del país, especialmente por Banco Azteca, propone que todos nos involucremos para limpiar nuestros espacios públicos. Se trata de acciones simples en tu día a día, pero que terminarán por convertirte en un héroe y ¡dejar impecable cada rincón del territorio mexicano!
Un movimiento para transformar un país
Limpiemos México no es simplemente un buen deseo, es una realidad contundente. Hasta ahora + de 5 millones de mexicanos han participado en + de 100 mil brigadas para limpiar calles, plazas, parques, monumentos históricos, playas y bosques de todo México. ¿Y sabes cuánta basura ha recogido Limpiemos México?
¡¡¡+ 25,000 toneladas!!!
Gracias a esta iniciativa, que el pasado 19 de mayo celebró una más de sus mega jornadas de limpieza, hoy hemos comprobado algo muy importante:
No tenemos que seguir siendo parte del problema de la basura, podemos convertirnos en parte de la solución…
¡Ya es hora!
Limpiemos México te invita hoy a convertirte en un Héroe por el planeta,y que cultives el mismo espíritu en tu vida diaria, empezando por tu hogar, escuela, trabajo, y todos los espacios que formen parte de tu vida.
Hace mucho que las palabras dejaron de ser suficientes. México, y el planeta, te necesitan ahora más que nunca…
El aire contaminado afecta nuestra salud, nuestro clima, nuestra seguridad alimentaria y más.
Por: Jessica Seddon, Seth Contreras y Beth Elliott
La creciente atención mundial a la contaminación del aire se centra en los impactos que el ozono, las partículas y otros contaminantes tienen en la salud humana. Es natural, los números que nos muestran los titulares de los diarios son alarmantes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la contaminación del aire dentro y fuera del hogar es causa de aproximadamente 7 millones de muertes prematuras en todo el mundo. La mayoría de estas muertes, 4.2 millones, están asociadas a la contaminación exterior, un importante factor de riesgo ambiental que afecta a las poblaciones urbanas y rurales de todo el mundo.
Es alentador el aumento de conciencia pública sobre las consecuencias de la contaminación del aire en la salud, pero debemos tener una visión más amplia sobre lo que provoca en nuestro planeta y en nosotros mismos. Los costos sociales de la contaminación del aire, y los beneficios sociales de reducirla, se extienden mucho más allá de la salud, pues tienen un impacto en el clima, el agua, las energías renovables y la agricultura.
Imagen del Instituto de Recursos Mundiales
Salud
La mayoría de las personas saben cuánta agua deben beber: ocho vasos por día o aproximadamente 2 litros. ¿Pero sabes cuánto aire respiras? Un adulto promedio inhala y exhala alrededor de 7 a 8 litros de aire por minuto mientras está en reposo. Eso es un mínimo de aproximadamente 11,000 litros de aire al día.
Respirar aire sucio afecta más que sólo a los pulmones y causa más que muertes prematuras. La contaminación del aire afecta a casi todos los órganos del cuerpo. Un estudio reciente realizado por el Foro de Sociedades Respiratorias Internacionales muestra que la contaminación del aire contribuye a muchos males, desde a la diabetes y la demencia hasta a problemas de fertilidad y leucemia infantil.
El aire sucio contiene material invisible. La inhalación de hollín o humo con material particulado, a menudo referido por su tamaño en micrómetros, PM10, PM2.5 y PM1, ennegrece los pulmones, provoca problemas respiratorios y cardíacos, y enfermedades como asma y cáncer. Puede llegar a observarse PM10 a simple vista, pero se necesita de un microscopio para ver PM2.5 y de un microscopio electrónico para detectar material particulado ultrafino. Cuanto más pequeña es la partícula, más profundo puede llegar en los pulmones, junto con los productos químicos de los que está compuesta. Este tipo de contaminación del aire surge de la combustión incompleta de madera y plantas, así como del combustible fósil, del polvo, y de combinaciones de otros contaminantes de diversas fuentes, incluida la agricultura.
El ozono, un gas formado por combinaciones de otros contaminantes del tráfico, vertederos de residuos, la agricultura y otras fuentes, también es invisible y contribuyó a que en 2017 ocurrieran 500,000 muertes en todo el mundo, y hasta 23 millones de visitas a la salas de urgencias en 2015. La exposición al dióxido de nitrógeno (NO2), uno de los precursores del ozono que proviene en gran parte de la combustión de combustibles fósiles, también puede causar enfermedades respiratorias y cardiovasculares, así como tener impactos en cuanto a la reproducción y el desarrollo de los niños.
Calentamiento global
Con frecuencia llamados contaminantes climáticos de corta duración (SLCP), el carbono negro (un componente de material particulado), el ozono troposférico y el metano, contribuyen tanto al calentamiento global como a la contaminación del aire. Según la Coalición de Clima y Aire Limpio, estos tres contaminantes altamente potentes son responsables de entre el 30% y el 40% del calentamiento global, por lo que deben reducirse junto con el dióxido de carbono (CO2) para limitar el aumento de la temperatura global a 1.5℃ y evitar impactos climáticos catastróficos como el aumento del nivel del mar y la escasez de agua.
El carbono negro y el ozono persisten en la atmósfera durante días y el metano durante décadas; el planeta tarda más de 100 años en eliminar el CO2. Esto significa que las acciones para mitigar SLCP pueden producir reducciones casi inmediatas en sus concentraciones, con beneficios para el clima y la salud humana. Es importante destacar que algunas partículas también pueden tener un efecto de enfriamiento al bloquear la radiación solar, pero siempre será preferible que haya un beneficio para la salud al reducir la materia particulada del aire. Los tomadores de decisiones deben considerar esta interacción al diseñar estrategias para reducir contaminantes climáticos de corta duración.
Agua y clima
Desde los patrones de lluvia hasta la intensidad del monzón, la contaminación del aire puede afectar significativamente el ciclo del agua. La materia particulada puede reducir la cantidad de radiación solar que llega a la superficie de la tierra, afectando la velocidad a la que el agua se evapora y sube hacia la atmósfera, la formación de nubes y su capacidad de almacenar agua.
Por ejemplo, los cambios en la intensidad y la distribución de las precipitaciones en la India y China, están relacionados con la contaminación por partículas. Algunas áreas experimentan más lluvia de lo habitual, a menudo con ráfagas concentradas, mientras que otras experimentan menos. El material particulado afecta la trayectoria y la intensidad de los monzones en Asia y ha intensificado las sequías en China, América del Norte y el sur de Asia. La contaminación europea y norteamericana afecta las lluvias y la sequía en el Sahel, la zona ecoclimática y biogeográfica de transición entre el desierto del Sahara al norte y la sabana sudanesa. Para el observador casual, estos impactos parecen manifestarse con una variabilidad ambiental general, pero sus impactos en la agricultura, las reservas de agua y la biodiversidad son significativos.
Energía renovable
El rendimiento de la energía solar también disminuye en áreas con una importante contaminación por partículas. Eliminar el polvo en los paneles solares resuelve parte del problema, pero el resto es más complicado: la luz solar no puede penetrar completamente a través del esmog, lo que reduce la producción de energía de los paneles solares. Diversos estudios realizados en la India y China han encontrado pérdidas de hasta el 25% del rendimiento potencial en las áreas más afectadas. Esto puede reducir los impactos finales de los generadores de energía solar y tiene importantes implicaciones para las ciudades y los países que desean promover una transición rápida y rentable hacia las energías renovables. En general, la contaminación le cuesta a China aproximadamente 11 gigawatts (GW) de energía al año, por ejemplo.
Alimentación y vegetación
El ozono puede dañar las células de las plantas y afectar negativamente la fotosíntesis, mientras que las partículas pueden reducir la cantidad de luz solar que llega a las plantas y los cultivos alimentarios. En el año 2000, las pérdidas en el rendimiento mundial debido al ozono ascendieron a 79-121 millones de toneladas, con un valor de 16-26 mil millones de dólares a los precios de hoy. Esto incluyó pérdidas de rendimiento de hasta un 15% para la soya y el trigo, y un 5% para el maíz. A medida que aumenta el ozono, las pérdidas también aumentan. Este tipo de contaminación causó daños masivos a los cultivos alimenticios en la India, de 2000 a 2010, y la cantidad de cultivos de trigo, arroz y soya que se pierden anualmente podría alimentar a cerca de 94 millones de personas, es decir casi toda la población de Alemania. Hallazgos similares en México mostraron pérdidas de rendimiento estimadas de 3% para el maíz, 26% para la avena, 14% para los frijoles y 15% para el sorgo.
El ozono y la lluvia ácida, creados por la contaminación por sulfato y NO2 (en gran parte por la quema de combustibles fósiles), también afectan a otros tipos de vegetación, bosques e incluso a la polinización.
Tener aire limpio es fundamental
Si bien sus numerosos y variados impactos pueden ser desalentadores, sabemos cómo reducir la contaminación del aire y mejorar significativamente su calidad. Los beneficios de reducir la contaminación del aire superan con creces los costos, y el aire puede mejorar mucho más rápido de lo que la mayoría de las personas creen, si ponemos nuestra capacidad intelectual y nuestros recursos en ello. Estos costos poco conocidos pero bien documentados sólo se suman a la cantidad de razones por las que debemos actuar de manera rápida y decisiva para limpiar el aire.
Existen soluciones de las que todos podemos aprender. Por ejemplo, los expertos dicen que si reducimos hoy los contaminantes climáticos de corta duración, podríamos frenar el aumento del calentamiento global a corto plazo hasta en 0.6℃para 2050. Las evaluaciones globales han delineado una agenda clara para lograr este objetivo al expandir el acceso a energía limpia, mejorando los combustibles del transporte, reduciendo las emisiones de los vehículos y controlando las fugas de metano de la producción de combustibles fósiles y la agricultura, entre otras acciones.
A nivel local, también tenemos casos de éxito de los cuales aprender. La contaminación del aire en Pekín ha disminuido considerablemente en los últimos 20 años gracias a una mayor eficiencia energética y mejores controles de emisiones de vehículos y de carbono. Una combinación de inversiones en monitoreo, innovación política y colaboración entre las instancias regulatorias y científicas en la Ciudad de México, ayudó a diagnosticar la contaminación del área metropolitana y a reducirla desde sus altos niveles en la década de 1990. La Ley de Aire Limpio de los Estados Unidos provocó la reducción de ozono en un 22% y de PM2.5 en un 40% entre 1990 y 2017, lo que demuestra que los esfuerzos sostenidos para combatir la contaminación producen un aire significativamente más limpio.
La pregunta, entonces, es: ¿qué nos detiene? Podemos limpiar el aire, y todos deberíamos abocarnos a ello. El aire limpio es un recurso que afecta nuestra salud, nuestro clima, nuestra seguridad alimentaria y más. Necesitamos abordar este problema con urgencia y eficacia. En el Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés) México, estamos desarrollando varias líneas de acción de las que pronto haremos importantes anuncios. Estén atentos.
Los efectos del cambio climático generados por la contaminación del aire amenazan con colapsar la civilización humana para el 2050.
Por: Ecoosfera
La civilización humana como la conocemos peligra. Los efectos del cambio climático generados por la contaminación del aire amenazan con colapsar el mundo como lo conocemos. La ONU ya advirtió que tenemos hasta el 2030 para evitar una catástrofe global. Ahora, un nuevo reporte afirma que la civilización podría colapsar en 2050 si el aumento de temperatura no se detiene. Sin embargo, aun hay formas de eludir el colapso. Solo hay que actuar rápido.
¿Cuál es el origen de este reporte? Los integrantes del Centro Nacional de Restauración del Clima “Breakthrough”, con sede en Australia, lanzaron un análisis en el que describen las condiciones humanas en el futuro si la crisis climática no para. Sus planteamientos se basan en eventos actuales y verdaderos. La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados recién informó la crisis de sequía que los habitantes de Somalia viven diario por el aumento de temperatura. Esta es una de las naciones que la gente se verá obligada a abandonar en el 2050 por el cambio climático. México no se queda atrás.
De acuerdo a un análisis del Banco Mundial, para el 2050, 1.7 millones de mexicanos podrían dejar las áreas costeras y concentrarse en la capital y ciudades aledañas por el cambio climático.
No cabe duda de que los refugiados son los protagonistas de un verdadero Éxodo de nuestro tiempo. La temperatura global podría reflejar un aumento de 3 grados Celsius a este ritmo, lo cual cambiaría la configuración de la civilización actual. Mil millones de personas en el Oeste de África y el Medio Oriente también podrían abandonar sus países para el 2050, huyendo de sequías y calor extremo. ¿Estamos listos para acoger a todos esos refugiados climáticos? Claramente no. Por eso urge el cambio.
Lo que es cierto es que aunque hay peligro, no todo son malas noticias. Así como la civilización podría colapsar en el 2050, se prevee que el 100% del planeta utilice energías completamente renovables para ese mismo año. Es evidente que estas visiones a futuro recaen absolutamente en las decisiones que tomemos hoy mismo. No hay de otra: el cambio es en el día a día y el futuro de todos está en juego.
Hoy, #DíaMundialDelMedioAmbiente, se presentó este prometedor plan para transitar a modelos más resilientes.
Por: Ecoosfera
Son pocos los días en la Ciudad de México (CDMX) en los que podemos respirar aire limpio. De hecho, en 2018 fueron sólo 15. A juzgar por la última contingencia ambiental que vivimos –y que de hecho se trató de dos contingencias simultáneas, potenciadas por el efecto de los incendios–, es probable que el número de días con aire limpio para este año sea aún menor.
Esto no sólo afecta significativamente nuestra salud, a tal grado que la mala calidad del aire se cobra la vida de 17 mil personas al año en el país, sino que demuestra el desprecio que los gobiernos en México han tenido por el medio ambiente, incluido los de la CDMX.
Con este historial de cifras, hoy la CDMX estrena su nuevo Programa Ambiental 2019-2024
La jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, presentó hoy el Programa Ambiental y de Cambio Climático para la capital. Con éste se pretende, entre otras medidas, detener 4 millones de autos y 35 mil industrias, así como plantar 15 millones de árboles, todo esto para limpiar el aire y apoyar en los esfuerzos para frenar el cambio climático. Otro de los puntos clave será la transición energética, para la cual se pretende invertir en la instalación de paneles solares en la capital.
Pero para ello debemos comenzar ya la transición de energías fósiles a energías renovables (¿o esperaremos a que se acabe el petróleo?).
Por: Ecoosfera
Quizá nunca habíamos estado tan cerca de una catástrofe planetaria. El colapso se antoja inevitable y, en lo que seguimos imaginando las nuevas narrativas del siguiente episodio de nuestra historia, parece que un elemento clave –y eso si queremos formar parte de ese nuevo episodio– es que transitemos hacia otros modelos energéticos. Porque, de todas formas, el petróleo ya no es una opción, ya que desde 2005 alcanzamos el pico de petróleo a nivel mundial.
Energías renovables para todos
Según un artículo publicado en Popular Science y que rastrea algunas investigaciones y reportes elaborados recientemente, 139 países podrían obtener el total de su energía de fuentes renovables. Esto significa que dichos países podrían dejar las energías fósiles para el año 2030 –una fecha que muchos expertos han marcado como el límite de nuestro predicamento–, sin que este cambio en el modelo energético implique desventajas económicas ni sociales de ningún tipo.
De hecho, las ventajas son muchas…
A partir del análisis de las condiciones naturales de cada país –esto es, su disponibilidad de luz solar, aire y energía geotérmica– se llegó a la conclusión de que para 2030, 139 países podrían generar toda su energía a partir de fuentes renovables, mientras que para el año 2050 esta cifra podría llegar hasta el 100%.
Esto traería un cúmulo de ventajas, entre ellas una mayor autonomía para cada país, surgida de una mayor soberanía energética. Además se usarían menos tierras en promedio, y se evitaría la minería y otras actividades similares que son necesarias para la obtención de materias primas fósiles. Esto no sólo ayudaría a reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera, sino que reduciría drásticamente la contaminación atmosférica, misma que, sólo en México, cobra la vida de 17,000 personas cada año.
¿Es realista este diagnóstico?
Según el artículo mencionado, algunos países requerirían de mayor esfuerzo que otros para completar la tarea de volverse energéticamente sustentables. No obstante, y si todos aportamos a esta transición, esto realmente puede suceder. Porque la generación de energías limpias es mucho más flexible que la de energías fósiles, pues incluso las azoteas o –como en la India– los techos de camiones y de trenes, pueden ser espacios donde colocar paneles solares.
De hecho, pensar esta transición en términos comunitarios también será esencial. Si no se crean redes de generación energética autónomas –de las cuales ya tenemos incipientes ejemplos en México–, será difícil alcanzar el objetivo deseado. Y es que las energías renovables pueden ser un negocio y, como tal, no ser puestas al servicio de la gente, sino de intereses económicos.
Así que debemos ser guardianes de este proceso, así como actores activos en esta transición. Y no debemos olvidar que, más allá de cómo generemos nuestra energía, lo más importante está en pensar nuevas maneras para organizar la vida en colectividad. Sólo así superaremos nuestra consumista dependencia energética y tendremos una mejor relación con la naturaleza.
Después de leer esto verás por qué es buena idea tomar sol.
Por: Ecoosfera
Tras un largo rodeo, la medicina contemporánea ha vuelto a su base primordial: la naturaleza. Muchos estudios e investigaciones científicas han comprobado que reencontrarnos con el mundo natural puede ser la mejor medicina, a tal grado que en Escocia los doctores ya recetan actividades al aire libre a sus pacientes para potenciar su salud y prevenir enfermedades.
Entre las mejores medicinas que nos otorga la naturaleza, una proviene del cosmos: los rayos del sol.
Esto se debe a que tomar el sol es casi la única manera que tiene nuestro cuerpo de conseguir vitamina D, cuya deficiencia, se ha comprobado, está relacionada a un gran abanico de trastornos psíquicos, entre ellos la depresión. Todos estos trastornos suelen ser desencadenados por más una multiplicidad de factores pero siempre hay algunos con más peso que otros.
Es así que algunos estudios, como el realizado por la Loyola University Chicago y publicado en NCBI, han buscado la correlación entre deficiencia de vitamina D y falta de sol en los tratamientos experimentales que se han hecho sobre pacientes con trastorno afectivo emocional (SAD, por sus siglas en inglés). La mayoría de los experimentos han comprobado que recibir mayores dosis de sol disipa los síntomas depresivos cuando se padecen condiciones como el SAD.
Nuestra relación con la luz ha cambiado
La deficiencia de vitamina D explica trastornos como el SAD, así como la persistente depresión en los habitantes de ciudades predominantemente nubladas. En los países nórdicos, por ejemplo, se suelen recetar dosis más altas de vitamina D durante el invierno. Pero, en general, la falta de vitamina D es un mal contemporáneo. Según la bióloga y periodista Linda Geddes, el común de la gente en occidente pasa el 90% de su vida en interiores.
Esto tiene su explicación en nuestro estilo de vida actual, que ha cambiado nuestra relación con la luz. Como explica esta experta:
Antes de la invención del alumbrado de gas a principios del siglo XIX, la única luz artificial en la que podíamos confiar era la de las luces encendidas, las velas o las lámparas de aceite de ballena. La gente también pasaba muchas más de sus horas de vigilia afuera.
Diversas investigaciones científicas han mostrado lo vital que resulta el sol para nosotros y cómo una falta de éste puede estar afectando profundamente nuestra biología. Incluso, como asegura Geddes, es probable que la falta de luz solar esté provocando estragos en nuestro sistema inmune y cardiovascular, lo que, dicho sea de paso, también estaría involucrado con el desarrollo de trastornos psíquicos.
¿Cómo obtener la dosis de sol correcta?
La buena noticia es que todas estas investigaciones también echan luz –literalmente– sobre cómo deben de ser los tratamientos antidepresivos en el futuro, y más aún: sobre cómo prevenir la depresión y ser más felices –algo que sin duda nos hace falta–. Y no es tan complicado: sólo tenemos que salir a tomar el sol. Pero antes hay que tomar en cuenta cómo se produce la vitamina D y no olvidar que, debido a los cambios en la atmósfera, tomar el sol no es algo que podamos hacer a la ligera.
La vitamina D se sintetiza de manera curiosa. Y es que es casi imposible generarla a partir de la ingesta de alimentos, pues se encuentra en muy pocos. No obstante, puede producirse fotoquímicamente en la piel. Se trata de una obtención vitamínica peculiar pero contundentemente eficaz, ya que con sólo media hora de sol podemos producir hasta 20 mil unidades internacionales de vitamina D.
Tomar el sol puede cubrir el 90% de la dosis diaria necesaria de vitamina D
Ahora, te preguntarás cómo tomar tu dosis de sol sin tener efectos secundarios indeseados, ya que exponerse excesivamente a rayos ultravioleta puede producir, desde envejecimiento prematuro, hasta cáncer en la piel. No obstante, para obtener las dosis de vitamina D necesaria –y producir, de paso, un poco de endorfinas–, sólo necesitamos de 10 a 20 minutos en días soleados, y de 30 a 45 en días nublados.
Para prevenir efectos secundarios no tomes tu dosis de sol poniéndote directamente sobre un sol abrazador. Hazlo sobre la sombra de un árbol o dejando que los rayos impacten sólo las extremidades de tu cuerpo. Y no uses bloqueador solar hasta terminar tu sesión, pues esto bloquea la producción de vitamina D. También puedes obtener la dosis necesaria al andar en bici o saliendo a caminar con un sombrero.
¡Nuestra vida sobre ruedas es más fácil de lo que imaginas!
Por: Ecoosfera
Cada día al despedirme de mi familia y mis amistades estoy consciente que puede ser la última vez que les vea. Las cifras y la experiencia son la base de esa postura realista. Cada día hay un accidente vial en el que un o una ciclista sale afectada; pérdidas materiales, raspones, fracturas, traumas cráneo-encefálicos o la muerte, son escenarios posibles.
Las ciudades son de todas las personas que las habitamos. Todas queremos llegar a nuestros destinos, en tiempo; asumimos que nuestras preocupaciones y necesidades son las únicas que importan, ¿si no es así, entonces por qué navegamos la ciudad sin siquiera mirar a quienes están a nuestro lado? ¿Si no es así por qué ni siquiera notamos que hay más personas a nuestro alrededor?
Hay una confusión enorme, tanto de automovilistas, como de ciclistas y de peatones en cuanto a los comportamientos que deberían tener en las calles.
La problemática es amplia y arraigada en nuestras sociedades, no sabemos usar la calle: peatonas/es cruzando en cualquier punto, automovilistas superando el límite de velocidad y ciclistas circulando en sentido contrario. A ello sumamos la deficiente planeación por parte de autoridades, lo que acentúa el conflicto de la coexistencia urbana.
Pero, dentro de esa gran problemática hay una especie altamente vulnerable: el o la ciclista. Nuestra vida peligra cada vez que decidimos subirnos a nuestra bicicleta y pedalear la ciudad. Muchas veces lo hacemos por un alto compromiso social: modificamos nuestros hábitos por el bien común, y otras lo hacemos porque la bicicleta significa libertad y felicidad. Pero, es triste reconocer que hay personas conduciendo sin conocimiento, responsabilidad y educación.
Las ciclovías son altamente inseguras por el diseño o por conductores que no las respetan. Nuestro camino está plagado de puertas que se abren sin precaución, giros a la derecha o a la izquierda sin mirar por el espejo y sin direccionales; por andantes que se atraviesan porque no dimensionan que quienes corren más riesgo somos quienes vamos arriba de la bici, si un accidente sucediera.
Ni que decir de conductores iracundos que probablemente no leyeron el reglamento de tránsito y por ello tienen la falsa creencia de que el arroyo vehicular les pertenece, o quizá no saben descifrar el significado de la señalética (cuando la hay) y piensan que líneas verdes (como las de la imagen de abajo) son para dar un toque de frescura a su estacionamiento.
Para coexistir armónicamente en las ciudades, todas debemos hacer concesiones y todas debemos actuar con respeto. La convivencia segura entre peatona/es, automovilistas y ciclistas en la vía pública depende de los comportamientos que adoptemos consciente o inconscientemente. Además, es necesario que existan instrumentos legales y operativos cuyo objetivo es regular esa convivencia, ya que muchas veces el sentido común no es tan común como se necesitaría. Y por supuesto, una vez que esos instrumentos existen, su aplicación es imperativa.
Pero mientras eso pasa, les dejo un par de consejos a quienes conducen automóviles:
Usa direccionales
Rebásanos con 1.5 m de distancia
Cuando te estaciones abre tu puerta una vez que hayas revisado que no estamos cerca de ti.
Pero, sobre todo, recuerda que ¡existimos!
Querides ciclistas, también un par de comentarios para ti:
Usa tu casco, siempre.
También usa luces y reflejantes
Y por amor a lo más sagrado ¡No circules en sentido contrario!
Y tú, mi peatona o peatón: no seas temeraria/o. Si te nos atraviesas, nuestra vida está en más riesgo que la tuya; hay muchísimos factores que dificultan nuestras maniobras.
Para concluir te comparto una duda existencial que últimamente no me deja dormir: ¿por qué es tan difícil soñar con una ciudad donde la movilidad sustentable sea una realidad, donde la coexistencia entre formas de vida sea armónica? ¡No queremos más muertes por accidentes viales! Quiero ser libre cuando monte una bicicleta, no una mártir. ¡No es posible que nuestra felicidad pueda costarnos la vida!
La correlación obesidad-depresión es más compleja de lo que creíamos.
Por: Ecoosfera
El instante de placer que nos otorga la comida alta en grasas saturadas no se compara al tiempo que nos hace pasar deprimidos. Y no es sólo por el sentimiento de culpa que nos puede generar comer estos alimentos, sino porque la grasa realmente interrumpe el buen funcionamiento de partes clave de nuestro cerebro.
Ni siquiera se necesita estar pasado de peso para deprimirse como consecuencia de una mala alimentación.
Así lo comprobó un nuevo estudio publicado en Translationar Psychiatry. Según los investigadores de la University of California, una dieta alta en grasas saturadas interrumpe las tareas del hipotálamo, un importante centro emocional que regula, además, la ingesta de alimentos –el hambre y la saciedad–. Los científicos encargados de esta prueba encontraron que en ello reside la correlación obesidad-depresión, y no sólo en las consecuencias físicas que genera la obesidad.
Los investigadores realizaron pruebas en dos grupos de ratones durante 3 semanas. A uno se le alimentó con comida normal, y al otro con alimentos muy altos en grasas saturadas. Tres semanas después, los ratones que comieron más grasa saturada mostraron evidentes síntomas de depresión, los cuales fueron medidos en diversas pruebas hechas para constatar la efectividad de los antidepresivos. Los científicos descartaron que se tratara de una depresión causada por los pormenores físicos del sobrepeso, y que más bien tenía que ver con un cambio en el cerebro.
A través de análisis de laboratorio, los investigadores encontraron que la grasa saturada llega al cerebro y se acumula en la zona del hipotálamo, interrumpiendo las señales que esta zona manda al sistema nervioso central.
Para colmo, la grasa saturada es adictiva por una razón similar
El director del estudio, George Baillie, aseguró para New Atlas que es la primera vez que se observan los efectos directos de la grasa saturada sobre el cerebro. Pero la hipótesis que lo llevó a conducir el estudio no es nueva.
En 2013, un equipo de mexicanos del Grupo de Neurociencias de la Facultad de Medicina de la UNAM realizó una investigación titulada Inteligencia para la alimentación, alimentación para la inteligencia, en la que plantearon la necesidad de una Teoría de la Alimentación basada en los cambios que han sufrido las dietas a través de las épocas y cómo esto nos ha afectado genética y cerebralmente. Y es que, según estos expertos, la grasa saturada interrumpe también los procesos cognitivos que posibilita la corteza prefrontal, lo que afecta nuestra capacidad de escoger alimentos mejores para nosotros y nos hacen adictos a la comida chatarra.
Por eso, según plantearon estos científicos en su momento, es necesaria una psicoeducación sobre el funcionamiento de estas zonas del cerebro para que volvamos a aprender a comer. Y es que, además, comer compulsivamente –un mal de nuestra época– no es sólo por falta de voluntad, sino por el tipo de alimentos que ingerimos y que nos hacen adictos.
Así que, la próxima vez que quieras una comida alta en grasas saturadas, recuerda las graves repercusiones que, a mediano y largo plazo, puede tener sobre tu psique. Mejor opta por alimentos con grasas poliinsaturadas –como los presentes en esta dieta– para saciar tu antojo.
La ganadería, la pérdida de la biodiversidad, la deforestación y, por supuesto, el cambio climático, son algunas de las causas más importantes de la degeneración de la tierra. Por ello, investigadores de la Universidad de Tufts de Boston (EEUU) han desarrollado un estudio en el que explican cómo las dietas a bese de plantas, el cultivo de insectos, la carne cultivada en laboratorios y los animales modificados genéticamente podrían ser soluciones para salvar el planeta.
En el estudio, publicado en ‘Fronteras en Sistemas alimentarios sostenibles’, los investigadores han asegurado que, debido a las preocupaciones ambientales, de salud pública y de bienestar animal asociadas con nuestro sistema ganadero actual, “es vital desarrollar métodos de producción de alimentos más sostenibles”. De este modo, el cultivo de insectos tiene un requerimiento de agua y espacio mucho más bajo, sin embargo, como era de esperar según han afirmado los investigadores, los bichos son más difíciles de comer para los consumidores.
Asimismo, la carne cultivada en el laboratorio podría exprimir el ahorro de agua y espacio sin comprometer el sabor. Sin embargo, cultivar células de carne de vacuno, cerdo o pollo podría requerir aún más energía y recursos que la cría de ganado. Una solución, ha explicado la autora principal del estudio, Natalie Rubio, puede encontrarse en la intersección de todas estas opciones: carne de insecto cultivada en el laboratorio, alimentada con plantas y modificada genéticamente para tener el máximo de crecimiento, nutrición y sabor.
“En comparación con las células cultivadas de mamíferos, aves y otros vertebrados, los cultivos de células de insectos requieren menos recursos y menos control ambiental que consumen mucha energía, ya que tienen menores requerimientos de glucosa y pueden prosperar en un rango más amplio de temperatura, pH, oxígeno y condiciones de osmolaridad”, ha explicado Rubio. Además, las alteraciones necesarias para la producción a gran escala también son más fáciles de lograr con las células del insecto, que actualmente se utilizan para la biomanufactura de insecticidas, medicamentos y vacunas.
En la mayoría de los sistemas de cultivo de células musculares de mamíferos, las células deben fijarse en una sola capa a una superficie de crecimiento, lo que es complejo para aumentar la producción masiva de alimentos. Sin embargo, muchas células de insectos pueden crecer libremente flotando en una suspensión de medios de crecimiento para permitir la generación de células de alta densidad y costo-efectivas.
De este modo, el cultivo de insectos tiene un requerimiento de agua y espacio mucho más bajo, sin embargo, como era de esperar según han afirmado los investigadores, los bichos son más difíciles de comer para los consumidores.
La tecnología desarrollada para estimular el movimiento de tejido de insectos para la bio-robóticatambién podría aplicarse a la producción de alimentos, ya que puede requerirse una contracción regular para que el músculo de insecto cultivado desarrolle una textura “carnosa”. Un método particularmente eficiente es la ingeniería optogenética, mediante la cual las células se contraen en respuesta a la luz al introducir un nuevo gen, otra ventaja de las células de insecto, que aceptan modificaciones genéticas más fácilmente que otras células animales.
¿Cómo sabría la carne cultivada de insectos?
Sobre el sabor que tendrán estos alimentos la autora del estudio ha explicado que todavía se desconoce. “A pesar de este inmenso potencial, la carne cultivada de insectos no está lista para el consumo“, ha señalado la autora. La investigación está en curso para dominar dos procesos clave: el control del desarrollo de células de insectos en el músculo y la grasa, y la combinación de estos en cultivos 3D con una textura similar a la carne.
Para este último, ha asegurado la autora, “las esponjas hechas de quitosano (una fibra derivada de hongos que también está presente en el exoesqueleto de invertebrados), son una opción prometedora”. Además, los avances en el cultivo de células de insectos y la ingeniería de tejidos “pueden traducirse potencialmente en langosta, cangrejo y camarón, debido a la proximidad evolutiva de los insectos y crustáceos”, ha concluido Natalie Rubio.
El ejemplar de ciprés calvo forma parte de una colonia de árboles de humedal que se cuenta entre las más longevas del mundo.
Por: Ecoosfera
La región del Río Negro en Carolina del Norte, Estados Unidos, es hogar de un ecosistema asombroso, en el cual se encuentran algunos de los árboles más antiguos de América del Norte.
Recientemente, David Stahle, profesor de ciencias de la tierra en la Universidad de Arkansas, documentó uno de estos ejemplares de ciprés calvo (Taxodium distichum) de aproximadamente 2,624 años de edad. Stahle afirma que podría haber otros ejemplares de edad similar o incluso mayor. Sus resultados fueron publicados en el último número de la revista Environmental Research Communications.
Río Negro, ciprés calvo
La zona del Río Negro ha sido una vía de transporte pluvial desde antes de la llegada de los colonizadores ingleses; las naciones indígenas que habitaban el territorio ya utilizaban el río como fuente de alimento y transporte.
Pero en los últimos siglos la deforestación, la urbanización y el aumento de las actividades ecoturísticas en la zona han colocado en una situación riesgosa a los cipreses calvos. Es por ello que los investigadores buscan crear conciencia sobre la fragilidad de este ecosistema, que podría aportar datos futuros sobre la información paleoclimática de la zona, esto es, del comportamiento del clima a lo largo del tiempo.
Árboles ancestrales
El profesor Stahle se valió de técnicas avanzadas de dendrocronología (el estudio de la edad de los árboles) utilizando datación de radiocarbono para determinar la edad de muchos árboles del Río Negro. Stahle ha estudiado los árboles de la zona desde 1985, pero sólo recientemente se fijó en la asombrosa edad de estos pobladores. El investigador solamente ha datado 110 árboles de entre miles, por lo que no descarta que algunos ejemplares superen los 3,000 años de edad.
En particular, el árbol de 2,624 años sería el quinto árbol más antiguo del mundo, según el ranking actual. Existen organismos vegetales como Pando, nativo de Utah, formado por colonias de álamos que están unidas bajo tierra por una red de raíces de más de 80,000 años de edad.
Los investigadores no descartan que existan ejemplares que sobrepasen los 3,000 años de edad
Sin embargo, entre los árboles individuales, el del Río Negro asombra por su capacidad de adaptarse al medio húmedo y es un mudo testigo que observa nuestra modernidad desde sus raíces acuáticas de 26 siglos, sumergidas en las aguas.
Este descubrimiento llevó a que un terreno de casi 7 hectáreas fuera adquirido por un patronato de conservación ecológica para ayudar a proteger y conservar el ecosistema de la zona.