UN BANCO PARA EL APOCALIPSIS

Un banco para el Apocalipsis

POR LUCÍA BURBANO / LONDRES, REINO UNIDO

A dos horas de Londres, en el corazón de Wakehurst Place –un área protegida con el calificativo de Extraordinaria Belleza Natural– hay un edificio donde se resguardan millones de semillas de las plantas y árboles que nos alimentan, sanan o embellecen. Es el Millennium Seed Bank (MSB) o Banco de Semillas del Milenio, el centro más importante del mundo en el ámbito de la conservación.

No hay que esperar hasta el apocalipsis para comprobar la función trascendental que cumple el banco de semillas de Royal Botanic Gardens, Kew, gracias al cual ya se han reintroducido varios especímenes a su hábitat natural. Es el caso de una planta autóctona de Sudáfrica, Cylindrophyllum hallii, de la cual apenas quedaban unas doscientas en 2002 debido a la degradación de su entorno, que lograron propagar con éxito.

Seleccionar qué semillas se preservan no es una elección aleatoria, es consecuencia de una serie de criterios establecidos de antemano que priorizan las especies que son endémicas, extremadamente útiles o que se encuentren en riesgo de extinción.

En la actualidad, Kew tiene 80 000 colecciones de semillas conservadas a -20 ºC, los cuales representan más de 37 600 especies. Cada colección contiene aproximadamente 20 000, ya que se recolecta una muestra de 1 000 semillas por cada especie para lograr la máxima diversidad genética. Este año, celebra el décimo aniversario de la llegada al banco de la semilla un billón –una clase de bambú que procede de África– almacenada desde 2007. Su objetivo para 2020 es custodiar el 25 % de las especies conocidas por el ser humano.

El MSB es el proyecto estrella de Kew, que tras comenzar a recopilar semillas de forma mucho más modesta en 1974, inaugura en el año 2000 este espacio de 5 500 m2 diseñado por Stanton Williams y galardonado con importantes premios arquitectónicos. Su forma de bóveda de cañón se integra a la perfección en la naturaleza que lo rodea, que en primavera es exuberante en colores y aromas.

Michael Way, coordinador de Alianzas en el Ámbito de Conservación para las Américas, forma parte del equipo de cincuenta personas que trabajan en el MSB. Es además el guía que nos descubre los entresijos de esta arca de Noé contemporánea y quien nos platica sobre la labor que Kew lleva a cabo con la colaboración de sus socios internacionales.

DEL CAMPO AL BANCO

El Crop Wild Relative Project (Proyecto de Parientes Silvestres de Cultivos) es el manual que viaja con los equipos encargados de recoger muestras de todo el mundo. Es el documento donde se establecen los criterios, prioridades y objetivos, y donde se anotan las zonas de recolección o la temporada de floración de las diferentes especies que salen a buscar.

La recolección se realiza manualmente, sin embargo la forma depende de las características de cada semilla. Por ejemplo, algunas se dispersan con el viento y requieren técnicas específicas. Pero en general, se obtienen con métodos bastante tradicionales, como sacudir los árboles o estirando el tronco con una cuerda. En el caso de los herbáceos, pueden recolectarse de la misma forma que la fruta, en barreños. “Somos gente práctica”, define Way, quien explica que recoger muestras de los cientos de árboles y plantas que luego regresan a Inglaterra implica caminar una media de cinco kilómetros diarios.

A su llegada al banco, se guardan durante casi dos meses en una sala denominada Habitación seca, donde permanecen clasificadas en sacos o bolsas de papel –habitualmente los mismos recipientes empleados en su colecta– con los siguientes datos escritos a mano: nombre de la persona que las recolectó, de qué semilla se trata, el lugar, y por último la fecha. Way muestra un ejemplo de México donde puede leerse, escrito en bolígrafo negro, “RAE-131 (el código de Ricardo, miembro del equipo), Cedrela odorata (de la familia del cedro), Paso de Ovejas, Veracruz, 20/04/2016”.

El objetivo de esta sala –ambientada con un equipo de aire acondicionado colocado encima de la puerta– es que la humedad relativa de las muestras baje hasta 15 % y frenar su envejecimiento. Las semillas que acaban de llegar se sitúan al final de la sala, donde reciben un mayor flujo de corriente. A medida que van secándose, se trasladan a posiciones más cercanas a la puerta.

El siguiente paso es limpiarlas en el laboratorio, un espacio que, por cierto, satisface la curiosidad de los visitantes al centro, ya que puede observarse, a través de un vidrio, como trabajan los científicos. Una pequeña parte de las instalaciones está abierta al público, ahí se realizan, además, exposiciones relacionadas con la naturaleza y la conservación.

“Primero debemos entender la semilla”, dice Way. Esto significa abrirla para observar su contenido en los microscopios binoculares y confirmar, primero, que se trata de la semilla correcta y, segundo, para averiguar si tiene embrión y almacenamiento de tejidos.

Después, se separa el fruto del cascarón en un filtro de tela metálica de diferentes medidas milimétricas. Una vez obtenido, se coloca en un contenedor que gracias a un sistema de aspiración acaba por dividir las partes vacías y las llenas. El porcentaje de la parte llena se verifica después con el microscopio. “Si el contenido se halla, por ejemplo, al 50 %, necesitaríamos cuarenta semillas para que crezcan veinte plantas”, explica Way.

Una vez listas, pasan al congelador, que permite conservarlas durante la increíble cifra de 500 años. Programado a una temperatura de -20 ºC, se encuentra soterrado bajo concreto reforzado. Las semillas se organizan en subsalas aisladas por páneles, pero como Kew está realizando obras para ampliar su capacidad, el congelador no formó parte, desafortunadamente, del itinerario. Way lo describe afirmando que su interior equivale al espacio que ocuparían veinticinco autobuses de dos plantas. Para tener una idea, los icónicos camiones de color rojo de Londres miden unos 15 metros de longitud y 4.38 metros de altura.

Al preguntar si esta temperatura garantiza por igual la preservación de todas las especies, Way responde que acomodar cada una bajo unos parámetros individuales es prácticamente imposible, por ello trabajan con categorías genéricas de cada especie. Aun así, existe una sala pequeña donde las especies más complicadas encuentran acomodo.

“Las orquídeas, por ejemplo, son un grupo que no sobrevive más de diez años a esta temperatura”, explica el científico. La solución es depositarlas en contenedores de nitrógeno líquido, que se encuentran a una temperatura de -196 ºC. No hacen lo mismo con todas las especies porque los retos de salud y seguridad son mayores, y por las características específicas del empaque empleado para resistir estas temperaturas.

El ciclo no termina aquí. “Hay que testear la viabilidad de las semillas”, continúa Way. Para ello, extraen del congelador un muestra de cincuenta semillas y la colocan a temperatura ambiente. Después, siguiendo las instrucciones de la base de datos World Clim (Climas del Mundo), las introducen en diferentes incubadoras que reproducen las condiciones autóctonas y favorecen la germinación.

“Contamos con 35 ambientes diferentes y cada incubadora puede programarse para combinar diferentes temperaturas y una mayor o menor cantidad de luz”, explica Way. Muestra un ejemplo en el cual los parámetros están fijados para reproducir condiciones típicas de un clima subtropical; doce horas de luz a 25 ºC y doce de oscuridad a 10 ºC. Las semillas se colocan en “agar”, un extracto de alga con gran cantidad de agua, la cual crea una gelatina que facilita la germinación. Una vez por semana, comprueban cuales han germinado y cuáles no. Pasados dos meses, se descartan aquellas que no lo han hecho.

TESORO MEXICANO

“México es de los primeros países con el que establecimos un acuerdo de colaboración, hace veinte años”, comenta Way. El país es interesante para Kew por “su biodiversidad, variados ecosistemas, flora y microclimas, que lo convierten en un lugar muy interesante”, agrega el científico.

Michael Way es responsable de los proyectos de conservación de semillas que se llevan a cabo en el país, y su trabajo incluye gestionar los esfuerzos técnicos que permiten identificar cuáles son los lugares donde hay que recolectar. Kew custodia la mitad de lo que se recolecta en México y la otra mitad se conserva en el banco de semillas de sus socios de FESI-UNAM. Entre ambos acumulan en la actualidad un 7 % de la flora mexicana.

Tres son las líneas de actuación que se llevan a cabo gracias esta colaboración, supervisada por la Comisión Nacional para la Biodiversidad (Conabio) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales  (Semarnat). La primera es un proyecto de recolección y conservación de semillas en Baja California; la segunda un estudio del uso tradicional de plantas útiles; y la tercera es un programa de recolección de semillas de árboles.

En uno de los invernaderos situado en las instalaciones, Way señala una especie útil mexicana, una Candelilla, de la que obtiene la cera. “Es la planta natural más importante de toda la región desértica de Chihuahua”, la define el científico. Se exporta a EU para ser empleada en el sector de la alimentación y en productos como el pintalabios.

Kew trabaja en 24 de los 32 estados mexicanos, y junto con sus socios ya ha identificado más de 3 000 especies de árboles. La siguiente tarea, adelanta Way, es seleccionar las 100 semillas que cumplen los criterios establecidos para ser trasladadas y preservadas en su banco.

“Tenemos muchas metas en México”, comparte. Entre ellas, recolectar alrededor del 20 % de la flora. “Si cada año conservamos un 0.5 % de esa flora, la colección mexicana crecerá hasta convertirse en una de las más importantes”, dice Way para finalizar.

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Fuente: www.revistacambio.com.mx/mundo/un-banco-para-el-apocalipsis/

IMAGINATIVO PROYECTO PARA DESCONTAMINAR RÍOS Y DISFRUTARLOS

Imaginativo proyecto para descontaminar ríos y disfrutarlos

Si Roma es populosa y turística a rabiar, su nivel de contaminación no le va a la zaga. Además, es conocida la relación tan especial que tienen los romanos con las aguas públicas. Desde la época romana siempre han sentido una gran atracción por las aguas públicas, como lo demuestran innumerables monumentos antiguos, como los acueductos y los baños termales, así como sus más de dos mil fuentes.

 

En la lista se nos olvida el río Tíber, también de gran importancia histórica, que atraviesa la ciudad. Eso sí, al día de hoy no puede decirse que tenga un caudal limpio, precisamente. De mirarnos en sus aguas como si fueran un espejo mejor nos olvidamos, además su falta de transparencia esconde una contaminación importante.

Plantas purificadoras

¿Cómo limpiar el río Tíber? Con un mucho de imaginación y otro tanto de ingenio, el proyecto Albula, diseñado por el estudio de arquitectura Delta, es un intento para mejorar la calidad de las aguas del Tíber, si bien podría aplicarse a otros ríos.

Se trata de una estructura flotante interactiva que combina elementos de los tradicionales molinos de agua con procesos de fitorremediación, nombre con el que se conoce un sistema basado en el uso de plantas para la descontaminación de suelos, aire y aguas.

En concreto, la fitorremediación de aguas residuales hace uso tanto de plantas, algas (fitorremediación) u hongos (micorremediación) como de ecosistemas en los que éstos estén presentes para aprovechar su gran capacidad de depuración de un modo sostenible.

Una plataforma flotante

Además de una plataforma y una estructura metálica, el proyecto consta de una rueda hidráulica y de un tanque de almacenamiento de agua. El uso de las plantas para purificar el agua de patógenos y metales pesados se realiza desde unas bolsas suspendidas en las que realizan la depuración, con la colaboración de la rueda de agua, accionada con un motor eléctrico accionado por sensores de movimiento que se activan cuando la gente se acerca….

Fuente: www.ecologiaverde.com/imaginativo-proyecto-descontaminar-rios-disfrutarlos/#more-17216

RETOS DE UN PARAÍSO CARIBEÑO

Retos de un paraíso caribeño

Por Elizabeth Palacios

Mientras Quintana Roo cobra fama mundial lo mismo por sus lujosos desarrollos turísticos que por la corrupción de su exgobernador, al extremo sur, cerca de Belice, un pequeño pueblo vive su propia batalla por defender su apuesta: el turismo sostenible

“En 1992, el huracán Andrew azotó Miami y causó graves daños al acuario de la ciudad: de una fosa desfondada, seis ejemplares de pez león acabaron en el mar. Todos los acuarios tienen estos especímenes, porque la Pterois volitans resulta muy bella a la vista: estrías de varios colores, porte elegante y sobre todo el peine de aguijones que abre en abanico si se ve amenazado. Son venenosos, pero no letales para el hombre; como quiera que sea, provocan picaduras muy dolorosas e hinchazones que duran días, de allí que se conozca también con el nombre de pez escorpión. Esos seis malditos ejemplares que se evadieron de Miami resultaron ser increíblemente prolíficos, a tal punto que han infestado ya toda la barrera coralina del Mar Caribe, puesto que aquí no tienen predadores y, en cambio, ellos son muy voraces: además de devorar a cualquier pez más chico, acaban con los huevos de todos los demás.”

El párrafo anterior es un fragmento del libro Mahahual, un paraíso no reciclable, de la autoría del escritor italiano Pino Cacucci. Fue publicado por la Fundación Mahahual en 2013, con la intención de dar a conocer no sólo la historia de este pequeño pueblo ubicado al sur del estado de Quintana Roo, en la región conocida como Costa Maya, sino también con la finalidad de difundir los problemas que ha enfrentado y que hasta ahora todavía son el pan de cada día para quienes trabajan porque este pueblo se ha respetado como lo que es: un pueblo de pescadores que quiere atraer turistas respetuosos del entorno natural y social de la región.

La anécdota que narra Cacucci en torno al pez león es sólo uno de los muchos retos que Mahahual y sus pobladores han enfrentado a lo largo de su historia. Este pez voraz amenaza seriamente la barrera de coral que no sólo es fundamental para mantener la vida marina, también porque ha sido una barrera natural que ha protegido a los habitantes de este lugar cuando llegan los huracanes, como ocurrió en 2007 cuando Dean azotó la península de Yucatán pero que, al llegar a Mahahual, esta barrera funcionó como un rompeolas que impidió que el fenómeno cobrara vidas humanas. El saldo fue blanco, aunque los daños materiales fueron incontables.

Hasta entonces, Mahahual no era más que un pequeño pueblo de pescadores al que de pronto le cayó el turismo del cielo, bueno, más bien del mar. Y nadie mejor para describir esto que Cacucci:

“Este es un rincón del paraíso. Nomás que hay un detalle… estamos en febrero y mientras recorro una de las dos únicas calles paralelas me encuentro con (…) una multitud de desenfrenados que gritan en un inglés de acento texano tragando bebidas alcohólicas y diseminando de basura la rompiente. ¿El paraíso? Esto me parece más bien un cerco infernal de turismo de masa y del más deletéreo. Algo debo de haber equivocado: ¿cómo es posible que el pueblo más remoto del Caribe mexicano esté atestado de visitantes escandalosos en febrero, un mes de baja temporada planetaria?”

La respuesta la descubrió después el escritor italiano. Eran turistas de crucero. Así, la rutina del pequeño poblado era vivir en una paz impoluta todo el tiempo, excepto los días que llegaba un crucero a la Costa Maya, el único puerto mexicano completamente privado creado expresamente a fin de que los cruceros pudieran hacer una pausa en su recorrido hacia las islas del Caribe y los turistas dejaran algunos dólares en un complejo de restaurantes y bares construidos alrededor del muelle. Operado por una empresa millonaria, este lugar tuvo desde el principio todos los servicios, así los visitantes se quedarían allí bebiendo y comiendo, pero ellos querían más, querían “conocer México”, así que salían del puerto y se adentraban en el pequeño pueblo de Mahahual. Esto detonó una reducida oferta de pequeños comercios que sólo vivían para atender a estas personas desde que llegaban por la mañana hasta que se iban, cerca de las cuatro de la tarde.

Cuando no había crucero, Mahahual era casi un pueblo fantasma, pues la mayoría de las personas adultas se iban a trabajar en los grandes hoteles y restaurantes de Playa del Carmen, Cancún y la floreciente Riviera Maya, en el lado norte de Quintana Roo.

Sin embargo, hubo otros visitantes que llegaron y permanecieron allí. Poco a poco, a este rincón olvidado del Caribe mexicano arribaron varios italianos, franceses, alemanes y de otras nacionalidades porque se corría la voz de que este era un paraíso casi virgen e inmaculado de belleza natural incalculable y paz envidiable, excepto cuando aparecía un crucero. Con el tiempo, estas personas comenzaron a abrir negocios. Pequeños restaurantes sencillos, hostales construidos con materiales naturales de la región, comenzaron a cambiar la fachada del poblado. Entonces llegó Dean con su fuerza destructora y arrasó con todo. Mahahual tenía que empezar de cero.

Han pasado ya 10 años desde entonces y este pueblo ahora está habitado principalmente por pequeños empresarios extranjeros y mexicanos venidos de distintos lugares y de pobladores locales, oriundos del estado de Quintana Roo, orgullosos de su origen maya.

Entre todos, unas veces más unidos, otras no tanto, han tenido que dar batalla a todo lo que ha querido romper la paz y el equilibrio de Mahahual. Desde el crecimiento de la empresa que administra el puerto, la cual busca impedir que los turistas de los cruceros vayan al pueblo a gastar su dinero, hasta el reto de crear un concepto nuevo, mucho más sostenible, ecológico y responsable con su patrimonio cultural y natural para atraer a nuevos visitantes, aprovechando también el boom que lugares cercanos como Holbox o Bacalar comenzaron a tener hace algunos años.

Pero los retos continúan y no sólo los que crean los seres humanos. A la amenaza ecológica que representa la plaga del pez león, se suma la insistencia de desarrolladores hoteleros e inmobiliarios que desean apropiarse de todo terreno que se pueda. Estos desarrollos han dañado seriamente los manglares que rodean al pueblo y que son un ecosistema interconectado con el del arrecife coralino. Por lo tanto, la subsistencia del arrecife está directamente vinculada a la conservación de los manglares y eso parece no importar a los especuladores y desarrolladores.

Otra amenaza es el cambio climático, que ha provocado serias alteraciones en las corrientes marítimas de todo elmundo. ¿El resultado para Mahahual? A sus playas llegan dos plagas más. La primera es el sargazo, un alga originaria de los mares de la India que se ha desplazado hasta el Caribe, donde ha encontrado un sitio para reproducirse. Así, las playas de la región se encuentran siempre llenas de este residuo vegetal que arroja el mar.

La segunda plaga es todavía peor, pues se trata de la basura que llega desde cualquier lugar del mundo. Las manos de los habitantes de Mahahual no alcanzan a limpiar todo lo que el mar arroja. Hasta quieren abrir un museo, según me cuenta Luciano Consoli, presidente de la Fundación Mahahual y director del Festival Cultural Cruzando Fronteras, el cual fue creado hace cinco años como una medida que buscaba llamar la atención de las autoridades, apoyados por los artistas invitados que no sólo actúan de manera gratuita, sino que además son portavoz de las necesidades del lugar de apoyo a fin de mantenerse como un destino turístico sostenible.

Mahahual es así, uno de los más claros ejemplos de que el turismo sostenible en los decretos institucionales o los discursos puede parecer algo sencillo, pero en la realidad, se requiere presupuesto, voluntad política, capacitación y, en  especial, acciones concretas de todos los actores sociales con la finalidad de que se consolide como una verdadera opción de desarrollo para este pequeño paraíso que quiere, de una vez por todas, librarse de la maldición que los piratas que los visitaban siglos atrás parecen haber dejado: la de ser un refugio y un botín para los saqueadores.

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Fuente: www.revistacambio.com.mx/nacion/retos-de-un-paraiso-caribeno/

RECUPERAR LAS AGUAS VIVAS

Recuperar 
las aguas vivas

TEXTO Y FOTO INTERNA: PROMETEO LUCERO

Es un sábado cualquiera alrededor de las aguas del Canal Nacional, al sureste de la Ciudad de México. Las personas pasean tranquilamente. Algunas pescan desde un puente peatonal, otras toman fotografías y hay quienes se sientan a disfrutar un picnic. Se respira calma en el lugar.

Pero no siempre fue así: hace años, era un vertedero de basura. Incluso, era recurrente que en la nota roja de la prensa citadina destacaran los hallazgos de gallinas destazadas en ritos de santería. Para lograr este cambio, dos historias lideradas por jóvenes confluyeron hacia un mismo fin: recuperar las aguas vivas de la gran ciudad.

En el Canal Nacional, entre Calzada de la Virgen y Río Churubusco, viven especies de fauna de humedal, como el pato doméstico, el pato mexicano (de menor tamaño y con un plumaje café con líneas blancas) y algunos insectos, también hay tortugas que conviven con tres especies invasoras: las ardillas, la carpa y la tilapia.

Desde 2004, el Club de Patos, una organización vecinal, se concentraba en limpiar voluntariamente las aguas del canal cada sábado; sin embargo, recientemente la organización Inteligencia y Vanguardia Mexicana (INVAM) –un proyecto juvenil de emprendedores que, además de recuperar espacios, realiza visitas a asilos, apoya talentos culturales juveniles y en noviembre de 2016 donó un millar de libros en el evento “Rola un libro”– se sumó a la recuperación.

Ambas organizaciones se cansaron de esperar respuestas del gobierno, y también de la pasividad ciudadana.

Alejandra Valdés, ingeniera ambiental, se unió con su hermano Miguel como voluntaria para la limpieza de basura con el Club de Patos. Cada vez que limpiaban, volvían a encontrar basura. Tras varios años de esfuerzo, en enero de este año, el Club de Patos estaba decayendo, y uno de sus fundadores le donó los equipos y las lanchas. Alejandra no sabía qué hacer con ello; además, su hermano salió de la ciudad por estudios. “Que me la den a mí es lo mismo que un acta de defunción”, pensó.

+ ACCIÓN − REUNIÓN

De acuerdo con Alan Balderas, abogado e integrante de INVAM, las organizaciones suelen pretextar que no hay recursos, o que no hay voluntarios. Dice que el grupo está enfocado en los resultados, pues las juntas pueden ser una dinámica desgastante. “En lo que fijan fecha para la próxima reunión, ya hicimos el trabajo”. Así es como INVAM rompe con el estereotipo de una organización jerárquica. Durante el recorrido, todos quieren hablar, y al mismo tiempo; no obstante, se respetan la palabra.

Fue justo por ello que Alejandra unió su experiencia en el Club de Patos con la energía de INVAM. “El club era un grupo pequeño que logró mantenerse limpio. Ahora, este grupo grande da valor humano alrededor del canal”. Ella y Alan coinciden en que el modelo del club era rígido y la gente se asustaba por el rigor. “Parecía que firmabas un contrato”.

ECOSISTEMA URBANO

La bióloga Aida Murillo, también voluntaria, explica que el lugar ofrece servicios ambientales porque aporta al ambiente captación de carbono. Y aunque estudiantes de la UNAM y la UAM han llegado de manera individual a fin de realizar diversos estudios, el lugar podría tener potencial, pero no han llegado formalmente las instituciones académicas. Si acaso, han asistido políticos con mariachis y actividades de zumba, que aportan poco a la conservación de este hábitat.

Murillo observa que muchos vecinos creen que este es un canal de aguas negras o grises, sin saber que es un acuífero que se nutre del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex).

Cuando en el agua hay muchos nutrientes, se produce la eutrofización, explica Murillo. Crecen muchas algas y bacterias que dejan anóxica el agua (sin oxígeno). “Esto deja una nata verde”.

Para ella es importante hacer esta distinción, porque corre el riesgo de entubarse, como casi todos los cuerpos de agua y canales actuales. Por ello, en la plataforma naturalista.mx de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), han colocado con geolocalización las fotos y nombres de diversas especies.

La carpa y tilapia representan un nuevo reto. En 2010, estos peces invadieron el canal. Sin embargo, durante mayo de este año, varias decenas aparecieron muertas. La gente lo atribuyó a la contaminación o a algún químico. Esa es la razón por la que entre los vecinos se dividen las opiniones sobre permitir o no la pesca.

Alejandra y Alan coinciden en que no pueden prohibirla sin dar opciones. Así que han pensado en aprovechar la problemática y realizar un concurso de pesca.

Los costos del trabajo de limpieza y mantenimiento los resuelven mediante aportaciones en partes iguales, aunque varios vecinos los han apoyado con mantas, alimentos, impresiones o herramienta.

“Se trata de buscar consenso social, rescatar en la ciudad”, dice Cristian Ugalde, politólogo de la organización, quien cita a Eduardo Galeano: “Mucha gente pequeña en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas puede cambiar el mundo”.

Entre los proyectos próximos a resolver, INVAM quiere colocar infografías que expliquen la importancia de las especies locales, sembrar ahuehuetes y plantas para detener la erosión en algunas orillas y un “lancha cinema”, a fin de proyectar películas en el mismo canal. En el recorrido han encontrado papas que crecen a la orilla del canal. Ahora piensan en cómo aprovecharlo con el propósito de cultivar este alimento y luego… pues lo que venga.

Para mayores informes:
Montes Urales No. 425
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Fuente: www.revistacambio.com.mx/nacion/recuperar-%E2%80%A8las-aguas-vivas/

EL INCREÍBLE INSTINTO ANIMAL DE PERROS Y GATOS

EL INCREÍBLE INSTINTO ANIMAL DE PERROS Y GATOS

El instinto animal de los perros y los gatos es realmente asombroso, les hace ser únicos, es lo que desde la antigüedad ha llamado de forma poderosa la atención al ser humano. Esa virtud extraordinaria hace que realicen acciones igualmente extraordinarias, como regresar a casa después de estar perdido muchos meses, cuidar de los recién nacidos o salvar a una familia de un incendio.

¿Cómo es posible? Su naturaleza animal les ayuda a superar situaciones límites de forma sobresaliente. El carácter felino y canino ha jugado un gran papel, pero su resistencia, su capacidad de adaptación o su inteligencia, entre otras cualidades, son las que les ha llevado a ser los mejores compañeros del Hombre.

Ese respeto y confianza mutua ha durado hasta nuestros días y se ven reflejados en la tendencia de los consumidores de buscar alimentos que cuiden del bienestar de sus perros o gatos, considerando que las alternativas naturales son esenciales para su nutrición. Es decir, con alimentos que comerían de forma instintiva en la propia naturaleza. De esta manera, su cuerpo y su mente estarán en perfecto equilibrio para rendir al máximo en su actividad diaria.

Puedes optar por una alimentación natural que incluye dos tendencias: la holística, que le proporciona un equilibrio global a través de una combinación de ingredientes naturales  y la proteica, con carne como base de la alimentación.  Ambas respetan su naturaleza instintiva; lo que se traduce en un bienestar general.

True Instinct, marca de nutrición natural para perros y gatos, ha logrado reunir todas estas características esenciales en una gama de productos que encantarán a todos los perros y gatos por su gran variedad de especialidades, 18 para perros y 8 para gatos; destacando sus distintas gamas: Original, No Grain y High Meat.

Gracias a ingredientes naturales de alta calidad, cuya base es la carne o el pescado, que además introduce otros nutrientes imprescindibles para su metabolismo y su buen estado de salud, como cereales integrales, fuentes alternativas de carbohidratos,  frutas y verduras, semillas de lino y aceite de pescado.

Una buena nutrición, da sus frutos: un sistema inmunitario fuerte, una piel y un pelo sano y brillante, una mayor movilidad de las articulaciones, un bienestar digestivo y una condición física óptima.

Fuente: http://www.concienciaeco.com/2016/06/30/el-increible-instinto-animal-de-perros-y-gatos/

12 ACEITES VEGETALES QUE SUSTITUYEN A LOS COSMÉTICOS COMERCIALES

Hoy día se comercializan una cantidad ingente de productos cosméticos para casi cualquier uso. En este mar de productos, los consumidores incluso dudan de si son capaces de cumplir con la eficacia prometida. Sin embargo, hace unos años cuando la oferta no era tan grande como ahora, el cuidado personal era coto privado de productos de origen vegetal. Hoy en día se ha vuelto a esta tendencia y la gente busca cada vez más recetas naturales.

Hoy compartimos algunos aceites vegetales que puedes usar:

Almendras.

El aceite de almendras está compuesto por grasas monoinsaturadas, ácido oleico y ácidos linoleicos (Omega 3 y 6). Hidrante y emoliente (sustancia usada para ablandar una dureza), que actúa como un aceite revitalizante y ayuda a dar elasticidad a la piel. Muy usado en la prevención de las estrías en las mujeres embarazadas, puede ser utilizado para la hidratación diaria de la piel. También es una buena opción para quitar maquillaje y para la limpieza de la piel. También lo puedes usar como antirrugas y como hidratante después del sol. También ayuda en algunos problemas en la piel, como son los eccemas o el acné.

Podemos hacer una mascarilla para la piel con dos cucharadas de aceite de almendras, dos de aceite de soja, una de levadura de cerveza y tres de avena, mezclado con agua caliente. Mezcla bien los tres primeros ingredientes y luego añade poco a poco la avena, hasta formar una pasta homogénea. Añade agua caliente y aplícate la mascarilla en la cara . Déjala trabajar 30 minutos. Después enjuágate la cara con agua templada.

Aguacate.

Un aceite virgen de aguacate que se obtiene por la presión en frío del hueso y la pulpa. Uno de los aceites más nutritivos por ser rico en vitaminas y minerales. Rico en grasa vegetal con vitaminas E, A, B1, B2, B3, ácidos grasos, proteínas y minerales.

Inhibe la formación de radicales libres, ayudando a reducir los signos del envejecimiento. Fortalece el cabello reduciendo su caída y debilidad. Útil en masaje para manos agrietadas y resecas.

Germen de trigo.

También ayuda a combatir los radicales libres, retardando el envejecimiento. Es útil para las quemaduras y el proceso de curación del tejido. Puede utilizarse para hidratar las rodillas y los codos secos. Mejora la circulación. Mejora el aspecto del pelo seco.

Jojoba.

Es un principio activo que goza de popularidad en el mundo de la cosmética, sobre todo en el cuidado capilar. Adecuado para todo tipo de pieles, puede ser especialmente útil en el tratamiento de acné y pieles inflamadas.

Es un gran hidratante, previene las arrugas de la piel, ayuda a calmar las irritaciones leves de la cara, reblandece las durezas y reduce las estrías del embarazo.

Semilla de uva.

Utilizado para combatir la celulitis y las estrías, ayuda a mejorar la elasticidad de los tejidos y reduce la inflamación, es muy apreciado por su alto contenido en ácidos grasos poliinsaturados. Sus propiedades le confieren a la vez una acción exfoliante, iluminadora y protectora.

Sésamo.

Rico en vitamina E combate los radicales libres y ayuda a la regeneración de la piel. Un tesoro natural de ácidos grasos esenciales como el omega 3 y el omega 6. Un gran aliado para hidratar las pieles muy secas o castigadas. Revitalizante natural, nutre y repara la piel aportándole múltiples vitaminas y antioxidantes. Aporta firmeza y reduce las estrías.

Andiroba.

Conocida en la Amazonia por sus grandes virtudes anti-inflamatorias, antisépticas y cicatrizantes. Calienta la piel y la musculatura ayudando a las contracciones nerviosas y musculares así como los dolores articulares, hematomas, reumatismos, esguinces, artrosis, lumbagos y ciáticas.

Girasol.

Hidrata y regenera los tejidos, un aceite ideal para la piel seca. Tiene un alto contenido de vitamina E, previene el envejecimiento y tiene acción antioxidante. Tiene propiedades anti-inflamatorias, nutre y reestructura las pieles secas.

Copaiba.

Indicado para pieles secas y como ayuda en la cura de quemaduras y cortes. Se utiliza para las hemorroides y dermatosis en general.

Oliva.

Se usa como antirrugas, hidratante y calmante para pieles secas. Especialmente indicado para las partes secas del cuerpo, como codos y rodillas.

Argán.

Fortalece y previene la pérdida de pelo. Es un aceite que hidrata y nutre intensamente, un potente anti-edad y regenerador de la piel, penetra fácilmente y no obstruye los poros. Los dermatólogos lo recomiendan para tratar el acné leve y la psoriasis.

Rosa mosqueta.

Reduce líneas de expresión, las arrugas y mantener la hidratación de la piel. Todavía tiene el poder de regeneración de los tejidos, siendo utilizado en los tratamientos de manchas causadas por exposición excesiva al sol, por las cicatrices quirúrgicas, queloides, acné y quemaduras.

Recuerda consultar con tu médico antes de iniciar cualquier tratamiento o usar productos nuevos.

Fuente: http://ecoinventos.com/aceites-vegetales-que-sustituyen-a-cosmeticos-comerciales/

NO SEAS COMO TRUMP

No seas como Trump

POR ALEITHYA M.

¡Todos estamos muy tristes! ¿Cómo pudo Trump salirse del Acuerdo de París?, ¿ahora qué va a pasar?, ¿nos vamos a morir? La respuesta es sí. Nos vamos a morir si tú (y cada uno de nosotros) no eres diferente a él (léase con un poco de entonación dramática). Si todo queda en compartir la triste noticia y no cambias tus acciones diarias, pones en riesgo el futuro, igual que lo ha hecho él.

Pretextos hay muchos. Trump nos dijo ya sus “argumentos” favoritos, por ejemplo, el crecimiento económico. “Ser verde no es rentable, se van a perder empleos, las empresas van a cerrar” y será el fin del mundo. ¡Ajá!, ¿te suena? Sí, eso justo va a pasar si hacemos lo que él pide. Sólo cambiar nos garantiza un futuro.

¿Aceptas ponerte metas diarias, semanales o mensuales para reducir un poquito tu impacto negativo en el medio ambiente y no ser como Trump?

No es fácil, te lo digo. Por más que trabajo en estos temas, salir del esquema tradicional es complicado, pero todos podemos ir “…des-pa-cito, pasito a pasito…”, exacto, así como la canción. Aquí te voy a dejar unos breves tips (¡ups, creo que ya soy una señora!), bueno algunas acciones sencillas con las que generarás un gran cambio.

¡No pidas agua embotellada en el Uber!

(Claro, si puedes mejor camina)

El plástico es un problema, así nos digan que es biodegradable, así nos digan que se recicla, nos digan lo que nos digan, es basura y punto. Son residuos sin uso cuando se termina su vida útil. ¿Cuánto tiempo tardas en tomar esa botella de agua?, ¿cinco minutos? Te lo aseguro, el envase durará mucho más. Compra uno que puedas reciclar.

Pide tu bebida en TAZA

Me ha pasado que tengo reuniones en esos cafés famosos donde sin preguntarte nada te sirven en desechables tu bebida. Muchos de nosotros no sabíamos que en lugar de pedir un vaso de cartón, con tapa de plástico y aparte una manguita, podemos simplemente pedir una taza de cerámica. La próxima vez, si vas a sentarte a leer, a platicar o a cerrar un trato, pide taza. Si te dicen que no hay o se acabaron, haz cara de enojado o enojada y pide que tengan más. ¡Más tazas! Sí, te hablo a ti, Starbucks.

No más bolsas de plástico para tu despensa

Suena muy común. Es algo que escuchamos aunque siempre se nos olvida. Llegamos a la tienda y pues, ni modo, terminamos diciendo con cara de pena “sí, en bolsita, igual luego la uso para la popó de mi perro.” Es cierto, las bolsas las podemos reusar, pero es mejor reducir su consumo para que se fabriquen menos. Compra una bolsa de tela bonita, con alguna frase motivacional o alguna letra de canción hipster. ¡Ayudarás mucho!

No más desechables

Cada fiesta me digo lo mismo, no más desechables y caigo en la tentación. Les dije, no es sencillo. A nadie le gusta lavar platos, pero podemos generar empleo si contratamos algún servicio de limpieza al día siguiente. Seguro nos costará un poco más caro que un paquete de 100 piezas de vasos rojos pero, ¿lo intentarías?

Reduce tu consumo eléctrico

A esto me dedico, así que me toca decirte la verdad. Consumir luz, cargar tu teléfono, cocinar, ver Netflix, usar tu computadora, toda esa electricidad que empleas en tu día a día contamina, y mucho. En México, la energía que utilizamos se genera en un 80 % por combustibles fósiles, lo cual produce emisiones, contaminación pues. Si moderas el uso de lo que conocemos como luz, puedes reducir el desperdicio, ser más eficiente y ¡salvar al mundo!

No compres ropa sólo por comprar

Hay muchas marcas que nos ofrecen ropa a muy bajo precio, misma que luego vamos a tirar o a intentar regalar porque ya no la usamos. Esta tela, porque al final sin importar quien la diseña, eso es, se convierte en basura. Todo lo que usamos día a día será basura, serán residuos. El problema con la industria textil es muy complejo, principalmente el de la mezclilla porque tiene un impacto muy fuerte en la contaminación del agua. Debido a eso, comprar menos ayuda. Adquirir prendas de marcas que nos prometan durabilidad también garantiza un menor impacto.

Recupera el hábito de reparar

Nuestros papás y abuelitos tenían ese hábito muy bien desarrollado. Algo se descomponía y buscaban la forma de que volviera a su estado funcional. Actualmente nos hemos convertido en unos seres que aman remplazar. Se rompe, se va a la basura, compramos otro. ¡Ya no podemos continuar con esto! ¡Generamos un chingo de basura! Muchas de las partes pueden volver a ser utilizadas, pero como consumidores no exigimos a las empresas un reuso. Por ello, es necesario leer y aprender sobre economía circular.

Come menos carne roja

A principios de año, intenté ser vegetariana. Fue un intento. No pude. Cambiar nuestros hábitos después de tantos años no es simple. Entonces decidí dejar de comer carne algunos días. Se volvió más sencillo. La cruda verdad, más allá de la crueldad con los animales, es que producir carne, contamina, y mucho. No quiero contarles detalles, prefiero no arruinar su cena, por hoy. Pueden creerme o investigar más. Pero, por lo menos, únanse al #NoMeatMonday (#LunesSinCarne).

Si critican la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París, por favor, al menos ustedes intenten ser parte de este equipo que quiere hacer algo. Ni los líderes políticos solos van a poder, ni nosotros sin ellos. Necesitamos unificar esfuerzos para detenerlo porque diga lo que diga míster Trump, ¡el cambio climático es real!

*Aleithya M. es economista, comprometida con el desarrollo sostenible. Energy  Researcher en Ethos Laboratorio de Políticas Públicas. Puedes contactarla por twitter: @aleithya_md

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Fuente: www.revistacambio.com.mx/nacion/no-seas-como-trump/

VÍCTIMAS DE UN MURO ANUNCIADO

Víctimas de un muro anunciado

Por Maricela Bastida

Más de 800 especies de vertebrados, entre las que se encuentran, el berrendo, la zorra del desierto, coyotes, aves, tecolotes, jaguares, tortugas, venados y muchos otros animales, podrían intensificar su riesgo de extinción debido a los impactos que conlleva la irrupción de sus rutas migratorias. Expertos en ecología aseguran que el actual muro fronterizo, construido en 1994 durante la gestión del expresidente Bill Clinton, cuya longitud actual es de 650 millas (1 046 km), ha provocado trastornos en por lo menos cinco ecosistemas que abarcan cuatro estados de la frontera norte de México. “ Los ecosistemas afectados son la mayor parte del desierto de Sonora; una tercera parte del desierto de Chihuahua, algunos matorrales tanto de Tamaulipas como del oeste de Baja California y California. La afectación más grave es por división de especies”, asegura Rurik Hermann, investigador en biología de la conservación de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Campus Lerma.

Tal afectación que ya existe y ha sido denunciada por los investigadores y ambientalistas, se incrementaría con el nuevo muro que pretende construir Donald Trump pues este abarcaría 2 100 millas (3 379 km) de frontera entre EU y México. Esta muralla comenzaría en California y pasaría por Nevada, Arizona, Nuevo México, Texas y Oklahoma. Con ello, se integraría a los límites fronterizos que ya existen. Aunque se ha hablado poco del tema, la denuncia no es nueva. Desde el año 2007, investigadores del Colegio de la Frontera Norte alertaron de las afectaciones a ecosistemas y a programas de conservación ya existentes para ejemplares como el lobo mexicano, el oso negro, el puma, el jaguar, entre otros, debido a la irrupción de sus rutas migratorias en periodos de reproducción. El foco rojo es que una especie quede dividida, sobre todo si la misma es pequeña, pues esto repercute directamente en su extinción por falta de reproducción. La segmentación de las poblaciones de animales repercute en sus características genéticas, debido a que los apareamientos ocurren entre individuos emparentados y eso provoca caracteres no deseados como malformaciones, cambios en estatura, tallas, entre otros factores que, a la larga, contribuyen a la extinción de las especies.

“Tenemos registros de un tigre que alcanzaba a brincar los tres metros de altura en una parte de Sonora, y este estaba de pronto en ambos lados de la frontera, pero la mayoría de las especies no corren con esa suerte”, asegura el doctor Gerardo Ceballos, experto en extinción de especies e investigador del Instituto de Ecología de la UNAM. Una víctima innegable es el murciélago de Sonora que padece las consecuencias de la invasión de su hábitat entre Chihuahua y Sonora. Esta especie insectívora hoy se ve desplazada por la actividad, y las luces de la patrulla fronteriza. La ausencia de murciélagos en la zona provoca una sobrepoblación de insectos que se vuelve una plaga para las cosechas de toda la región. En el texto Una barrera a nuestro ambiente compartido. El muro fronterizo entre México y Estados Unidos, que fue publicado hace nueve años, Carlos de la Parra y Ana Córdova, investigadores del Colegio de la Frontera Norte, aseguran que ya desde entonces 3 500 especies estaban en riesgo de extinción por efectos del “mal uso de suelo al construir la barrera”, debido a que las especies quedaron divididas.

“Nos internamos en el desierto por la carretera federal número dos, con dirección este, y durante 35 kilómetros el muro es una pared de metal sólido de 4.5 metros de altura, completamente impenetrable para cualquier animal no volador, excepto para los humanos, ya que cada par de kilómetros se ven escaleras improvisadas con tablas, llantas y rocas, indicando que la gente no ha sido detenida por el muro”, describe otra investigación, realizada por Rurik Hermann. Con él coincide Ceballos, que además es integrante de la Academia Estadounidense de Ciencias y Artes. Él califica como “una estupidez” la propuesta de Donald Trump, de continuar la construcción del muro en la frontera entre ambas naciones.

La conclusión de los expertos es que la “catástrofe ambiental” mataría a miles de especies de animales que todavía migran en las partes que no están divididas. ¿Y el Estado mexicano? Gerardo Ceballos también es especialista en macroecología por lo que ha seguido de cerca el diseño de las políticas públicas que impactan el medioambiente y los ecosistemas. Él asegura que el Estado mexicano puede recurrir a la Corte Internacional de Justicia de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en La Haya, para presentar una queja. También puede acercarse al gobierno de Estados Unidos para pedir que en las zonas donde no hay muro se garantice el tránsito de la fauna.

La Conferencia de las Partes (COP 13) a realizarse en Cancún este fin de año, representa una alternativa para los investigadores del Instituto de Ecología de la UNAM y la Alianza para la Conservación del Jaguar, quienes llevarán documentos que entregarán al Ejecutivo Federal y a la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) en los que exigirán detener lo que califican como “la gran extinción de especies”. “Si permitimos que el actual ritmo elevado de extinción continúe, las personas muy pronto —en el breve espacio de tres vidas humanas— nos veremos privadas de los variables beneficios de la biodiversidad”, sentenció Ceballos antes de explicar que si se altera el equilibrio de la cadena alimentaria de un ecosistema, todos los animales y plantas se verán afectados. Si desaparecen las plantas todos los animales (herbívoros y carnívoros), desaparecen también. Eso incluye a la especie humana.

Afortunadamente, las autoridades ambientales comparten esta postura. Al menos eso manifiesta la Comisión Nacional de Áreas Naturales, cuyo comisionado de Áreas Naturales Protegidas señala: “Es absurda, por no decir otra cosa, la idea de construir un muro en la frontera, debido a que esto traería impactos fuertes a la biodiversidad”. Destaca que están en juego por lo menos cinco de los más destacados programas de conservación para especies que aplican México y Estados Unidos. Los animales de estos programas son el lobo mexicano, el ocelote, jaguar, el oso negro, la mariposa monarca (el insecto busca agua y ante el muro debe alterar sus rutas y conductas). El comisionado Del Mazo promete que México no se quedará con los brazos cruzados, y adelanta que el CONANP trabaja de manera conjunta con investigadores de la UNAM para dar a conocer los riesgos de las medidas “absurdas” que tomaría Donald Trump, los impactos a la biodiversidad, a la salud humana y el desarrollo de los ecosistemas.

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Fuente: www.revistacambio.com.mx/mundo/victimas-de-un-muro-anunciado/

LOS OTROS DESPLAZADOS

Los otros desplazados

Por Gabriela Gutiérrez M.

Morelia Barahoma nació en Colombia y migró a la Ciudad de México desde muy joven. En esta última, junto a su hermana, fundó una línea de ropa de trajes de baño. En 2004, durante unas vacaciones, conoció el paraíso con forma de isla alargada como salchicha en el Caribe mexicano. No lo pensó mucho y se mudó allí, a Holbox, que en maya significa “hoyo negro”, la misma que podría desaparecer en los próximos años.

Con apenas un año en la isla, Barahoma supo lo que era el miedo. El huracán Wilma, de categoría cinco, sumergió a la isla y arrancó a su paso viviendas y techos de los menos de entonces 1 400 habitantes como si fueran un racimo hojas. Su casa, cercana a la playa, desapareció. La mayoría de los isleños, incluida Barahoma, habían sido evacuados días antes, gracias a lo cual se pudo evitar la pérdida de vidas humanas.

Holbox es el hogar del tiburón ballena, el pez más grande del mundo, así como de más de 300 especies de fauna (muchas de ellas en peligro de extinción, como la tortuga de carey), además de poseer importantes zonas de manglares, que son formaciones vegetales leñosas, densas, arbóreas o arbustivas de 1 a 30 metros de altura, compuestas de una o varias especies de mangle. Debido a su riqueza, el Gobierno federal declaró la zona como Área Natural Protegida Yum Balam, en 1994.

Aquella imagen de Holbox sumergida podría ser en realidad una ventana al futuro. Muchos afirman que la isla no sobrevivirá las próximas dos décadas, pues cada año su playa pierde terreno ante el aumento del nivel del mar, debido al calentamiento global.

Punta Cocos, por ejemplo, ubicada al norte de la isla, prácticamente  ha desaparecido, dice Barahoma. “Ahora hay un muro de contención. No queda ni un centímetro de playa,  para entrar a uno de los hoteles ubicado ahí, hay que cruzar por agua”, agrega.

Holbox se encuentra ubicada en Lázaro Cárdenas, uno de los 319 municipios vulnerables ante el cambio climático, de acuerdo con el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC).

En estos municipios altamente vulnerables viven entre 40 y 50 millones de personas, sin embargo, muchas de ellas no saben el nivel de riesgo en el que están.

CAMBIO CLIMÁTICO

Sequías, tormentas y ciclones comprenden 80 % de las declaratorias de desastres y, también, son algunos de los efectos que el cambio climático acelera o produce fuera de la temporalidad esperada. Cuando las personas deciden migrar debido a estos fenómenos se convierten en desplazadas ambientales y en México, durante 2015, ya superaron en número a aquellas que fueron desplazadas por la violencia.

De acuerdo con el Observatorio de Desplazamiento Interno (IDMC, por sus siglas en inglés), en 2015, 91 000 personas fueron desplazadas por factores medioambientales, contra 6 000 desplazamientos derivados del conflicto. De 2004 a 2015, 2.1 millones de mexicanos han sido forzados a dejar sus hogares por causas ambientales.

En el mundo, el IDMC estima que 172 millones de personas –44 % más que la población total de México– han sido desplazadas de sus lugares de origen por desastres naturales, donde Asia es el continente más afectado. El Observatorio, que forma parte del Consejo Noruego para los Refugiados (NRC, por sus siglas en inglés), señala que los factores vinculados al origen humano, “como el rápido desarrollo económico, la urbanización y el crecimiento de la población en zonas propensas al peligro”, impulsan el aumento global en el desplazamiento causado por desastres.

El cambio climático aumenta los riesgos inherentes de los fenómenos meteorológicos, al hacerlos más intensos y frecuentes.

“Hoy en día, la probabilidad de ser desplazado por un desastre es 60 % mayor de lo que era hace cuatro décadas, y un análisis de 34 casos revela que el desplazamiento por desastres puede durar hasta 26 años”, asegura el IDMC.

CONTRA LOS MÁS POBRES

La lluvia, el sol o el frío no reconocen niveles socioeconómicos, atacan todos por igual. Sin embargo, la pobreza sí es un factor que incrementa las probabilidades de que una persona sea víctima de un desastre natural. De acuerdo con el Programa especial de cambio climático 2014-2018 (PECC), 68 % de la población afectada por desastres está en situación de pobreza o extrema pobreza. Son esas personas las que “habitan en viviendas precarias y zonas de alto riesgo ante desastres climáticos, como laderas de montañas, barrancas o zonas susceptibles de inundación, (como) orillas de los ríos o en planicies con baja permeabilidad”.

Además, el costo de los desastres aumenta cada año. Mientras que en el periodo 2000-2004 estos repercutieron en las arcas nacionales con 573 millones de dólares (mdd), promedio anual, para 2005-2009 la cifra se elevó a 2 320 mdd. Y en 2010-2014 fue de 3 864 mdd, de acuerdo con un análisis hecho a partir de datos publicados por el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred).

UN ATLAS FANTASMA

Aunque el IDMC da un estimado de cuántos desplazados ambientales hay en México, las autoridades locales no llevan ningún registro. De hecho, ni siquiera hay acceso público al Atlas nacional de vulnerabilidad ante el cambio climático (ANVCC), realizado por el INECC. Revista Cambio solicitó el documento y una entrevista con algún vocero del instituto, sin que al cierre de esta edición se haya concretado. Solo se recibió la lista de los 319 municipios vulnerables (161 menos de los que el INECC reportó al PECC, en 2014).

“El Atlas de Vulnerabilidad es como el chupacabras” –dice la diputada Mirza Flores, de Movimiento Ciudadano, miembro de la Comisión de Cambio Climático en la Cámara de Diputados–, todo el mundo dice que existe, pero nadie lo ha visto”.

En abril pasado, Flores Gómez solicitó un punto de acuerdo para exhortar a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) a entregar avances del ANVCC, pues debía tener lista una plataforma de consulta del mismo, desde 2015. “A la fecha no me han respondido. Ni me han entregado nada”, dice la legisladora.

“Esta condición de desinformación nos afecta. Podríamos, incluso, presentar una queja ante Derechos Humanos. Es frustrante que las condiciones de la población se encuentren en tan alta vulnerabilidad, sin contar con el respaldo de las autoridades”, dice Flores Gómez. “No tener un atlas de riesgo te genera doble vulnerabilidad”.

Lo que sí se sabe es que la temperatura promedio en el país se ha incrementado en 0.85 ºC –similar al promedio global reportado por el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés)–, aunque se espera que para el norte del país el aumento llegue a los 2 ºC. Mientras que la precipitación anual se ha reducido –lo que aumentará las sequías– entre 10 y 20 %, con excepción de Baja California, donde las lluvias menguarán hasta en 40 %, de acuerdo con el informe Cambio climático, migración y seguridad. Política de mejores prácticas y opciones operacionales para México, del Instituto Real de Servicios Unidos (RUSI, por sus siglas en inglés), una organización británica con dos siglos de existencia, especializada en temas de seguridad.

RIESGO DE CORRUPCIÓN

Los desplazados ambientales no son producto exclusivo de los efectos meteorológicos o del cambio climático. Los gobiernos y funcionarios responsables de crear y aplicar las políticas públicas también participan en la ecuación de la catástrofe.

“Hay un deseo de culpar de todo al cambio climático. Lo que puede suceder es que la gente migra de sus regiones y las autoridades podrían decir que no es causa de malas políticas públicas, o del manejo que hacen en el territorio, sino que es producto del cambio climático”, explica Víctor Magaña, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México.

“El riesgo lo estamos construyendo por nuestra política de desarrollo, o sea, la ocupación del territorio es un caos, el aprovechamiento de los recursos es un caos, la administración del agua es un caos. A raíz de eso, cualquier sequía por grande o pequeña nos va a afectar, cualquier huracán por intenso o débil, afecta”, agrega el especialista, quien también ha participado con el IPCC.

El Gobierno federal en México planea destinar 35 000 millones de pesos (mdp) a la “Adaptación y mitigación de los efectos del cambio climático”, de acuerdo con el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para el ejercicio 2017, cuya aprobación es discutida actualmente en el Congreso de la Unión.

De ese monto, las tajadas más grandes se las llevan los sectores de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación con 30 %; el de Recursos Naturales, 26.4 %; y en tercer lugar, el Fondo Nacional de Desastres (Fonden), con 17.2 por ciento.

El Fonden es el encargado de responder ante las emergencias de la población frente a un desastre no planeado, como pueden ser terremotos, fenómenos meteorológicos o cualquier otra emergencia. De aprobarse el PEF enviado por el Ejecutivo, para el siguiente año este fondo recibirá 6 036 mdp.

En contraste, el Fondo de Prevención de Desastres Naturales (Fopreden) –encargado de reducir los riesgos y mitigar los efectos destructivos de los fenómenos naturales, a través de la prevención, para disminuir el impacto en términos de vidas humanas, bienes de la población, servicios públicos y el medio ambiente– recibiría en 2017, apenas 179.4 mdp, 3 365 veces  menos que el Fonden.

Para la legisladora Mirza Flores la motivación para destinar más recursos al Fonden que al Fopreden puede ser perversa: “Los desastres son un negocio para los gobiernos. Cuando gastan durante la emergencia, pagan hasta el cuádruple el valor de las cosas y con muy poca supervisión financiera, por la misma urgencia”, dice.

El Gobierno federal reconoce su error al abastecer de más recursos al Fonden que al Fopreden, según dice el PECC: “Hasta ahora, México se ha caracterizado por actuar de manera reactiva, más que preventiva ante los desastres. Ejemplo de esto es el presupuesto federal asignado al Fonden y al Fopreden”, y lo acompaña con la siguiente imagen (figura balanza). Sin embargo, aunque en documentos oficiales conste la necesidad de elevar los recursos a la prevención, este año el Ejecutivo recortó en 50 % el presupuesto del Fopreden.

“Deberías de dejar de hablar de desastres para hablar de los riesgos, y así reducirlos, a través de gestionarlos de forma integral, es decir, con política, con cultura. Espero que no demoremos demasiado en hacerlo”, concluye Magaña.

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LOS OTROS CHILANGOS

Los otros chilangos

Por Carlos Tomasini

Junto a los condechis, coapos, tepichulos y oficinistas de Santa Fe o Polanco, además de las millones de personas que llegan todos los días a la capital desde Atizapán, Coacalco o Chalco, coexisten otros chilangos. Aunque parece que no están, lo cierto es que miles de animales diversos cohabitan con las familias capitalinas y algunos son simplemente únicos.

No exagero, por ejemplo, está una especie de hormiga endémica del Pedregal de San Ángel o la Rana de Tláloc, así como 14 familias de moluscos terrestres, víboras de cascabel y 32 % de todas las aves que viven en México, entre otros seres vivos de todos tamaños. Ellos también deben ser considerados como “chilangos”, aunque no pidan quesadillas con queso ni coman guajolotas de tamal verde por las mañanas.

Y es que no todo el territorio de la Ciudad de México es urbano, ya que, al menos, tiene otros 10 ecosistemas, como el bosque de coníferas que está rumbo a La Marquesa, los humedales de Xochimilco o los suelos de agricultura de Milpa Alta.

“La entidad tiene un nombre desafortunado, porque lo de ‘ciudad’ genera la impresión de que todo el territorio está urbanizado”, piensa Zenón Cano Santana, uno de los mejores expertos en el tema de la biodiversidad chilanga.

En todos lados

Miles de animales y plantas aprovechan los rincones de la urbe para vivir –o sobrevivir–, como los tlacuaches en Chapultepec o las zorras grises del Bosque de Tlalpan que, a pesar de tener poblaciones que ya son muy pequeñas, se resisten a dejar estos lugares en los que han permanecido durante años.

“En la ciudad hay todo tipo de refugios para los seres vivos, como montañas, cañadas, cuevas, edificios abandonados, macetas, patios, árboles, azoteas verdes y parques”, subraya el profesor Zenón, quien trabaja en un laboratorio del Departamento de Ecología y Recursos Naturales de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México.

“Es más, si en nuestras casas no hacemos limpieza, los bichos empiezan a colonizarla y encontraremos organismos como ciempiés, pinacates, arañas, tarántulas, alacranes o palomillas. Si le das un espacio a los seres vivos, ellos lo toman”.

En cuanto a flora, la variedad chilanga también es grande, pues según la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México (Sedema), en la capital hay más de 1 607 especies de plantas, como magueyes, ahuehuetes y fresnos.

También hay una especie de malva que sólo se ha visto en Chapultepec y en Xochimilco, una orquídea endémica del Cerro del Judío y unas nochebuenas que sólo existen entre las parcelas de cultivo de la Sierra de Santa Catarina, al oriente de la ciudad.

Ciudad privilegiada

Esta amplia variedad de flora y fauna de la Ciudad de México se debe a las condiciones geográficas y climáticas en las que se encuentra ubicada, y que fueron aprovechadas por sus primeros pobladores.

“El Valle de México es en uno de los valles más especiales del planeta”, subraya el doctor Zenón. “Está en una zona tropical, pero a gran altitud, por lo que en vez de hacer mucho calor, cuenta con un clima templado y constante”.

Estas características también provocan que no haya cambios de estación muy marcados. En realidad, las temporadas de calor y de frío duran poco tiempo y no son tan extremas como en otras regiones del país, además de que la luz del sol ilumina durante más horas. “Los seres vivos son más diversos en donde los días son más largos y los climas son más estables”, describe el académico.

Asimismo, la altitud de la Ciudad de México, que va de los 2 240 metros sobre el nivel del mar hasta los 3 937 de la cumbre del Ajusco, genera condiciones climáticas distintas. “Mientras más se asciende a las montañas, más frío hace y son otras especies las que están ahí”.

De esa manera, las zonas bajas son más secas, y la montaña, como llueve más, es más húmeda, lo cual favorece la presencia de diferentes organismos en cada altitud.

Por si fuera poco, la CDMX se encuentra exactamente en el punto donde convergen los animales del norte que migran al sur y los del sur que viajan al norte, además de que hay una mezcla única de flora. “En algunos paisajes se puede ver cómo conviven cactus de zonas secas con helechos de zonas húmedas, eso es algo que no pueden ver ni los sudamericanos ni los norteamericanos”.

Desde tiempos mexicas

Fue por allá de 1325, cuando fundaron Tenochtitlán en medio del lago de Texcoco (no hay que olvidar que el centro del valle estaba lleno de agua), que los mexicas descubrieron todas las ventajas de asentarse en el Valle de México.

“No es casualidad que hoy sea una de las más grandes megalópolis del mundo. Los mexicas encontraron que en el Valle de México había una biodiversidad que ofrecía una gran variedad de productos que se usan diariamente (alimento, vestido, higiene, etc.), además de que tenía condiciones ideales, como estar lejos de los ciclones”, expone Zenón.

Así que además de grandes conciertos, estadios deportivos, vialidades de dos pisos, rascacielos, centros comerciales, baches, tránsito, ecobicis, carreras atléticas dominicales, bares, restaurantes, galerías, museos, metro, microbuses, cafés literarios, vendedores ambulantes y franeleros, la ciudad tiene una vida natural que ha resistido el crecimiento de la urbe y los fenómenos que eso conlleva, como la contaminación.

Ecoequilibrio

La contaminación tiene un comportamiento “bipolar” en la Ciudad de México debido a ciertos aspectos naturales.

Estar en el centro de un valle causa que la contaminación producida por los autos y la industria no salga de la ciudad y se generen efectos como la antes muy famosa “inversión térmica”; en contraste, las lluvias provocadas por la suma de sus ubicación tropical a gran altitud garantiza que siempre habrá un momento en el que cual pueda “limpiarse” el ambiente.

Las áreas naturales que rodean a la Ciudad de México también cooperan para que sus condiciones ambientales no sean peores. De hecho, la capital cuanta con 23 Áreas Naturales Protegidas y un Área Comunitaria de Conservación Ecológica, que reúnen una superficie total de 26 047 hectáreas.

En realidad, la ciudad está dividida en dos zonas: Suelo Urbano y Suelos de Conservación. La primera es donde habita la mayor parte de la población y es prácticamente toda la zona centro; la segunda, ocupa 60 % del territorio y es, principalmente, la parte rural localizada en la zona montañosa y lacustre del sur poniente, donde sólo habita la cuarta parte de la población.

En el área de Suelo de Conservación se lleva a cabo, por ejemplo, la captura del dióxido de carbono, la generación de oxígeno y la recarga de los depósitos de agua que están en el subsuelo, la cual representa alrededor de 70 % del agua que se consume en la Ciudad de México.

Así, lugares como el Ajusco, el Desierto de los Leones, la Marquesa, el Bosque de Las Lomas, los Ejidos de Xochimilco y San Gregorio Atlapulco, la Sierra de Guadalupe y hasta el Cerro de la Estrella, Ciudad Universitaria y el Bosque de Tlalpan ayudan a mantener en equilibrio la ecología de la ciudad gracias a su flora y fauna.

“Para los ecosistemas, la biodiversidad es un gran amortiguador contra los cambios ambientales, por lo que, mientras más especies haya, se podrá defender mejor en el futuro porque así se garantiza que haya agua, aire, alimentos, medicinas y hasta lugares de diversión y bienestar para las personas”, complementa Zenón.

“Los seres vivos se adaptan a las nuevas condiciones, como la contaminación, y las especies que no la toleran, ya han desaparecido”.

¿Cómo los cuidamos?

Todo esto provoca que las personas tengan la obligación de proteger cada pequeña criatura del planeta, ya que todas “trabajan” para la naturaleza.

“Cada ser vivo tiene particularidades y funciones. Por ejemplo, una pequeña araña que captura insectos para bajar la densidad de mosquitos o unos parásitos que reducen los tamaños poblacionales de las ratas”, dice nuestro especialista que recientemente trabajó en la elaboración del Catálogo de Biodiversidad de la Ciudad de México, encargado por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad a todas las entidades del país. La CDMX es una de las primeras en completarlo y próximamente se presentará oficialmente, aunque ya se encuentra disponible en línea.

Acciones pequeñas como plantar un árbol, cuidar un área verde, no tirar basura en una visita al Desierto de los Leones y hasta dejar de alimentar a las ardillas de los Viveros de Coyoacán, son acciones que ayudarán a que el equilibrio natural se mantenga saludable durante más de tiempo en la ciudad.

“Es malo que los niños de la Ciudad de México crezcan sin estar en contacto con mariposas, escarabajos, pinacates y ciempiés, porque cuando una ciudad crece tanto y se aleja de la naturaleza, estamos alejando a los pequeños de conocer la maravilla que es cada ser vivo en nuestro entorno”, concluye Zenón para continuar trabajando en su laboratorio después de una mañana de trabajo de campo.

Así, estos chilangos que llevan varios siglos viviendo en el Valle de México son los que más trabajan en beneficio de todos. Ojalá los demás los imiten.

Pequeñas acciones

La Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México emite estas recomendaciones para cuidar la biodiversidad de la capital:

No alimentar a los animales silvestres, ya que se acostumbran a la presencia de los humanos y olvidan su función en el ciclo de la biodiversidad.

No tirar basura en lugares como los bosques y recoger la que se encuentre. Muchos animales silvestres mueren por ingerir chicles, bolsas, botellas o colillas.

No comprar animales exóticos ni en peligro de extinción.

Investigar cuáles son las plantas y árboles nativos para elegirlos cuando haya oportunidad de sembrar alguno (por ejemplo, al diseñar el jardín de una casa).

No soltar animales de manera incontrolada, especialmente en entornos diferentes a los suyos, ya que pueden competir con otras especies e incluso provocar que desaparezcan en un determinado entorno.

Sé responsable con tus mascotas y no las dejes sueltas en la calle.

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