Lo mejor que una ciudad puede hacer aquí y ahora por su futuro: plantar árboles

Detrás de plantar una semilla, hay mucha más radicalidad de lo que creemos.

Por: Ecoosfera

Las ciudades son una suerte de antítesis de la naturaleza, pero eso no necesariamente tiene que ser así. Muchos hábitats urbanos están demostrando que es posible reconciliar a la ciudad con la naturaleza. Un ejemplo inspirador se encuentra en Copenhague, donde se ha cultivado una conciencia verde que ha transformado los hábitos de quienes habitan esta ciudad nórdica, y con ello todo su entorno.

Uno de los tantos cambios que se han operado en Copenhague fue el de hacer obligatorias las azoteas verdes. Esto asegura el aprovechamiento de un espacio que normalmente es desperdiciado, para generar aire más limpio. Pero no sólo esto: está comprobado que los espacios verdes generan felicidad y reducen el estrés. Por eso, esta ciudad también se propuso plantar 100,000 nuevos árboles para 2020, como reportó la BBC en 2015,

Plantar árboles debe convertirse en una política pública de toda ciudad comprometida con sus habitantes y con el medioambiente.

Medidas como las anteriores no son en absoluto descabelladas. Al contrario, porque no requieren grandes inversiones y tienen decenas de beneficios, tanto a corto como a largo plazo.

Y es que no podemos olvidar que en hacer nuestras ciudades más verdes y sustentables nos estamos jugando también el futuro. No sólo porque los árboles ayudan a absorber decenas de kilos de CO2, ni porque por cada 10% de incremento en densidad arbórea se reduce entre 3 y 7% de ozono, según Smart Cities Dive –lo que nos provee de aire más limpio–. Y ni siquiera porque una mayor cantidad de árboles y plantas nativas puede salvar a los insectos polinizadores de la extinción.

Sumado a todo ello, lo más importante de plantar árboles en una ciudad radica, en realidad, en que así podemos cerrar la brecha entre nosotros y la naturaleza.

Es una cuestión casi filosófica que involucra el modelado de la conciencia colectiva, tanto para vivir mejor en el aquí y el ahora como para planear el futuro que queremos. Plantar más árboles, tener una ciudad más verde, es sólo el primer paso hacia sociedades más sustentables y resilientes, cuyos habitantes entenderán la radicalidad que hay detrás del simple acto de plantar una semilla. Porque si no empezamos por ahí, quizá nos quedaremos dando vueltas en círculos en lo que concierne a las políticas medioambientales, que por sí solas no pueden hacer el cambio. Un verdadero cambio requiere de una sinergia colectiva que el acto de plantar árboles puede empezar a operar.

Fuente: www.ecoosfera.com

¡FICMA llega a México!

El Gobierno de Guanajuato a través de la Secretaría de Medio Ambiente y Ordenamiento Territorial (SMAOT), la Secretaría de Turismo y el Festival Internacional de Cine del Medio Ambiente (FICMA), presentaron el Festival Internacional del Cine del Medio Ambiente.

La primera edición del Festival Internacional de Cine del Medio Ambiente (FICMA), se celebró en 1993 en Barcelona, por lo que es el festival internacional ambiental con más años de trayectoria a nivel mundial y hoy llega a México.

El Festival Internacional de Cine del Medio Ambiente FICMA MX, se celebrará del 4 al 9 de junio en las 3 ciudades sedes: GUANAJUATO, LEÓN y SAN MIGUEL DE ALLENDE y la inauguración tendrá lugar el 4 de junio, en vísperas del “Día Mundial del Medio Ambiente” en el Teatro Juárez de Guanajuato.


La Ceremonia de Premiación con la entrega del máximo galardón del Festival, el Sol de Oro al Mejor Documental, tendrá lugar el sábado 8 en la ciudad de León con la proyección del ESTRENO del documental de National Geographic, dirigido por Richard Ladkani y producido por Leonardo Di Caprio “Mar de Sombras” (Sea of Shadows) 

El día de hoy se llevó a cabo en la Ciudad de México la rueda de prensa dirigida por la Lic. María Isabel Ortíz Mantilla, Secretaria de Medio Ambiente y Ordenamiento Territorial y se contó con la presencia de la Lic. Teresa Matamoros Montes,Secretaria de Turismo del Estado de Guanajuato.

En la rueda de prensa la Lic. María Isabel Ortíz MAntilla nos platicó que recibieron 299 películas que estarán participando en el festival y que ya tienen las 3 finalistas que estarán recibiendo el sol de oro; a lo largo del festival se proyectarán 3 estrenos nacionales:

  • “Mar de sombras”, producida por Leonardo Di Caprio
  • “La verdad sobre la vaquita marina”, producida por el productor mexicano Arturo Islas (que estará presente en el propio festival).
  • “2030 podría ser el fin de la humanidad”  (agregó: lo digo así de dramático porque queremos que hagamos una reflexión sobre el tema).

Además comentó:
-“Nuestro Gobernador el 12 de febrero presento un manifiesto que plantea las líneas estratégicas para la política ambiental del estado, y una de estas líneas estratégicas es más educación ambiental ¿Y qué tiene que ver esto con el festival del cine? Nos queda muy claro, el cine al final es una herramienta sensorial que no solamente muestra, sino que sensibiliza, que no solamente nos va a ir envolviendo, sino que al final queremos que todos los asistentes salgan comprometidos actuar por el planeta”.

Terminó diciendo que:

-“Es fundamental que aquí estemos vinculando la parte cultural con la parte medio ambiental, tenemos muy claro que somos el destino cultural de México, pero también queremos mostrar hacia el resto del planeta cómo estamos trabajando y haciendo acciones en bien al medio ambiente”.

Costa Rica tiene el doble de bosques que hace 30 años, ¿cómo lo hicieron? ??

Un inspirador ejemplo de que la reforestación, bien hecha, sí funciona.

Por: Ecoosfera

La reforestación no requiere sólo de buenas intenciones, sino de acciones planeadas y bien ejecutadas. Y es que los bosques –y los habitantes que los constituyen, los árboles– son seres de inmensa complejidad, que necesitan condiciones muy específicas para sobrevivir.

No obstante, la reforestación masiva es posible, y Costa Rica es un inspirador ejemplo de ello.

Este país caribeño cuenta, hoy en día, con el doble de bosques de los que tenía en la década de los años 90 del siglo pasado. Como indica la United Nations University, en 1940 Costa Rica tenía un 75% de bosques tropicales, en áreas usualmente habitadas por indígenas, pero en las décadas subsecuentes todo desapareció. Diversas actividades agrícolas y la obtención desmedida de recursos naturales provocaron que para 1983, sólo el 26% del territorio contara aún con bosques.

Pero Costa Rica está en camino a recuperar todos los bosques perdidos.

Esta es la mayor recuperación de ecosistemas boscosos que jamás haya tenido otro país. ¿Cómo lo hicieron? Empezaron por proteger estos ecosistemas de la deforestación, actividad cuya tasa decreció hasta llegar a cero en 1998. Esto fue posible a través de mecanismos de recompensa para quienes brindan servicios ambientales, lo que además ha reducido la pobreza en áreas rurales y ha fortalecido a las comunidades indígenas.

El éxito de Costa Rica se debe a tres factores: ética, ambientalismo y políticas públicas efectivas. Tres factores que muchos gobiernos deberían adoptar como ejes centrales de toda planeación, ya que como atinadamente ha dicho el presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, el cuidado del medioambiente es “la gran tarea de nuestra generación”.

En Costa Rica se tiene claro que la única manera de sostener un país es volviéndolo sustentable. La economía de este país gira ahora en torno a la conservación de los ecosistemas y la lucha contra el cambio climático, lo que lo ha llevado a generar toda su energía a partir de fuentes renovables, entre otras acciones que hacen ver que un futuro compartido con un medioambiente sano es posible. 

Fuente: www.ecoosfera.com

Menos diversidad, más desconcierto ambiental

Ante la pérdida de la biodiversidad cualquier acción, por más pequeña que sea, puede generar un cambio.

Por: Eco Maxei

La alarmante noticia que recibimos hace unos días sobre aquellas especies que han desaparecido debido a diferentes factores como el cambio climático o el tráfico ilegal de animales o plantas exóticas, ha hecho que muchas organizaciones sin fines de lucro e incluso activistas ambientales alcen su voz en contra de la extinción de estas especies que son importantes para nuestra existencia.

Por ejemplo, el oso de anteojos es una especie de oso andino que habita en la cordillera de los Andes y su función principal es esparcir las semillas del frailejón en los ecosistemas de páramo. Este método de polinización es muy importante para las personas que habitan cerca de estos ecosistemas, ya que de allí obtienen agua dulce para subsanar sus necesidades básicas diarias.

Es por esta razón que la biodiversidad ha jugado un papel importante en todo el mundo. Ya sea con la creación de áreas protegidas o con la formulación de estrategias para conservar aquellas áreas que son catalogadas como ecosistemas estratégicos, se busca garantizar una armonía entre el ser humano y la naturaleza. Pero el principio 1 de la Declaración de Río no ve el vivir en armonía como un requisito, sino como un derecho:

Los seres humanos (…) tienen derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza.

Esto significa que la humanidad no ha “sido capaz de verse a sí misma como una parte integral de la Naturaleza”. Por lo que nuestra supervivencia “depende de elecciones sabias sobre cómo coexistir con la Madre Tierra”.

En otras palabras, ecosistemas como el bosque húmedo del Amazonas, el desierto del Sahara o los humedales RAMSAR, están conectados entre sí debido a que las sinergias naturales como las fuertes lluvias, sequías, terremotos, ciclones y demás fenómenos naturales, se regulan entre sí cuando los ecosistemas están en equilibrio. Sin embargo, esta conexión no es sólo entre la misma biodiversidad, sino que el ser humano ha generado una conexión con la naturaleza, ya que de ella obtenemos una gran variedad de servicios ecosistémicos, como materia prima para la producción de alimentos o medicamentos.

Pero desafortunadamente no logramos visualizar esta conexión y su importancia, ya que cada generación ha sido educada de una manera diferente y como consecuencia, actuamos de maneras diferentes. Pero no se trata de juzgar acciones sino de entender la incidencia que tienen nuestras decisiones para reducir nuestro impacto ambiental. Es por esto que todavía hay esperanza. Gracias al compromiso de la sociedad civil por hacer algo, se han podido crear espacios de participación ciudadana en donde diferentes actores no estatales debaten sobre la importancia de incluir a los jóvenes, comunidades indígenas, campesinos y afrodescendientes, entre otros, en la toma de decisiones para garantizar de esta manera una sostenibilidad ambiental real, que abarque todas las necesidades y puntos de vista de la sociedad.

Para finalizar, los invito a evaluar sus convicciones ambientales y de manera honesta tomar una decisión, no hay respuestas verdaderas o erróneas. Simplemente, pensemos en las consecuencias de nuestras acciones y la manera como éstas han afectado a la biodiversidad. De igual forma, los invito a ser parte de grupos ambientales y realizar trabajo de voluntariado para replicar así las buenas acciones, que sin importar cuán pequeñas sean, siempre van a generar un gran cambio

Fuente: www.ecoosfera.com

El planeta se enfrenta al colapso ecológico

Por: Ecoticias

El IPBES publica la evaluación científica más exhaustiva sobre la situación actual de la biodiversidad y los ecosistemas. Los científicos alertan sobre la necesidad de emprender acciones radicales para cambiar el sistema socioeconómico o, de lo contrario, la humanidad tendrá que enfrentarse al colapso ecológico y la extinción masiva de especies.

La Plataforma Intergubernamental, Científica y Política sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES) ha presentado la investigación científica más completa y rigurosa sobre los ecosistemas, hecha hasta la fecha, tras la reunión de expertos de la ONU que culminaba hoy en París. El IPBES señala las principales causas de la crisis ambiental mundial, así como los agentes implicados en la misma, y reclama cambios urgentes en el sistema.

El planeta se enfrenta al colapso ecológico

El informe muestra de forma categórica el estado deplorable en el que se encuentran los ecosistemas, y apunta a la actividad humana como la causa principal de las alteraciones de la naturaleza en gran parte del mundo. Sin lugar a dudas, hoy hay más especies en peligro de extinción, más de un millón, que en ningún otro momento de la historia humana.

El informe presenta argumentos convincentes a favor de la necesidad de un “cambio transformador” de las estructuras financieras, sociales y económicas a nivel mundial. A su vez, señala acertadamente a los principales sectores responsables de la devastación actual: la ganadería, agricultura y pesca industriales, las grandes infraestructuras, la minería, la extracción de combustibles, la tala, las plantaciones y la biomasa a gran escala, junto con el crecimiento “ilimitado” y el consumo exacerbado. Un modelo basado en el beneficio de unos pocos, mientras multiplica la pobreza, los conflictos y el deterioro ambiental para la mayoría de la población.

Lamentablemente, a pesar de sus fortalezas, el informe no ahonda lo suficiente poniendo nombre y apellidos a los culpables de la crisis social y ambiental. El informe es audaz e implacable cuando describe los agentes responsables del colapso de la biodiversidad, pero para enfrentar a esos agentes tenemos que nombrarlos y confrontar a los actores y estructuras de poder que los sostienen, especialmente las multinacionales que lo alimentan. Hay evidencias abrumadoras de su papel central en la destrucción del medioambiente, los derechos de la gente y la democracia.

La Plataforma Intergubernamental, Científica y Política sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES) ha presentado la investigación científica más completa y rigurosa sobre los ecosistemas.

En la evaluación se señala acertadamente a la ganadería y agricultura a gran escala como unas de los principales culpables del deterioro socioambiental. Sin embargo no reconoce que el sistema agroalimentario, totalmente inviable social y ecológicamente, ni siquiera es capaz de alimentar a la población, mientras destruye el mundo y provoca incontables conflictos sociales. Y es que la ganadería industrial, que emplea un 80% de los terrenos agrícolas para alimentar al ganado, es también responsable de la deforestación del 70% del Amazonas.

La plataforma de científicos confirma el papel clave que desempeña la agroecología en la transformación de los sistemas alimentarios, pero no profundiza detallando que ese cambio implica también un traspaso de control de unas pocas empresas a manos campesinas. La agroecología exige transformaciones sociales, ecológicas, económicas y culturales que rompen con el control que ejercen ahora mismo las multinacionales del sector. Esto implica rechazar las falsas soluciones como la “intensificación sostenible”, que incluye cultivos transgénicos y su paquete de pesticidas y fertilizantes.

Los pueblos indígenas y las comunidades locales son reconocidos como ejemplos a seguir en la protección de la biodiversidad. “La conservación comunitaria ha demostrado ser igualmente o más eficaz para evitar la pérdida de hábitat que las áreas protegidas formalmente establecidas, y los pueblos indígenas y las comunidades locales han probado claramente que juegan un papel positivo de neutralización de la deforestación”. La publicación también recoge y confirma que al menos 1.000 personas fueron asesinadas defendiendo sus territorios entre 2002 y 2013.

Recibimos con agrado el hecho que este informe es el primero de su tipo que hace énfasis en problemas estructurales, que examina sistemáticamente e incluye los conocimientos, temas y prioridades de los pueblos indígenas y las comunidades locales, a la vez que reclama cambios radicales. Cambiar nuestro sistema es lo único que puede evitar el colapso ecológico. Esto sólo puede lograrse descentralizando las actividades socioeconómicas, incluida la agroecología, la pesca a pequeña escala y la energía comunitaria. En particular, los Pueblos Indígenas y las comunidades locales deben gozar de soberanía para gestionar sus territorios, incluso declarar sus territorios libres de proyectos extractivistas.

Desde Amigos de la Tierra defenderemos activamente estos postulados en el proceso posterior a 2020, que definirá las políticas en materia de biodiversidad para la próxima década en el seno del Convenio sobre la Diversidad Biológica, la CMNUCC y el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial de la ONU.

Fuente: www.ecoticias.com

De la biodiversidad depende lo que comes (y de lo que comes depende la biodiversidad)

Una dialéctica de la naturaleza para comprender por qué es urgente defender la biodiversidad.

Por: Ecoosfera

Todo esta interconectado: la vida se sustenta en los intercambios que día a día se realizan entre las 1.4 millones de especies vegetales y animales que poblamos la Tierra. Ya sea entre peces y aves, entre aves e insectos o entre insectos y flores… todos tenemos una relación de dependencia mutua, porque la naturaleza es un gran organismo vivo. Y eso es la biodiversidad.

De este delicado equilibrio depende una de las cuestiones clave de la vida: 
la alimentación.

Mucho hemos oído hablar sobre la cadena trófica o cadena alimenticia, y normalmente la concebimos como un proceso que sucede en un ecosistema dado. No obstante, si pensamos a la naturaleza como un gran todo holístico, también podemos pensar que el planeta entero tiene su propia gran cadena trófica. Esta cadena vendría siendo la biodiversidad total de planeta, de la cual depende también nuestra alimentación. Así que también depende de ello nuestra cultura, pues mucho de ella se sustenta en la variedad alimenticia.

La biodiversidad es clave para la agricultura y la producción de alimentos.
Por lo tanto, también lo es para nuestra cultura.

Si de la biodiversidad depende nuestra alimentación, eso quiere decir que de nuestra alimentación también depende la biodiversidad. Sería muy arrogante pensar que nosotros estamos fuera de esta gran cadena trófica que une a todas las especies. No hay mejor ejemplo de ello que los cultivos de arroz. Porque los arrozales, según ha podido comprobar la FAO, son un microcosmos de vida. Ahí se han encontrado 700 especies de insectos y otros organismos.

Así que no somos sólo un mal para el planeta, siempre y cuando la agricultura como práctica no se entrometa con los ciclos de la naturaleza –algo que, lamentablemente, ocurre cada vez con más frecuencia–. Pero en la dialéctica que supone la biodiversidad, nosotros también somos necesarios. Si queremos conservar esta cadena trófica funcionando y seguir nutriéndonos como es necesario, defender la biodiversidad es un imperativo.

¿Qué está poniendo en riesgo a la biodiversidad?

El alto consumo de carne

Según la WWF, los cultivos para alimentar al ganado dañan el ecosistema. Esto ha ocasionado la extinción de más de 30 especies en el mundo. Es por ello que comer menos carne verdaderamente salva especies y ecosistemas. Por lo tanto, es una forma de proteger la biodiversidad y asegurar nuestra alimentación, que no debe basarse en la proteína animal.

La modificación genética

La tecnología genética pretende adueñarse de la naturaleza, e incluso de sus bases más profundas. Y por si eso no fuese suficiente motivo de indignación, hay que agregar que a dicho crimen, se suma el hecho de que los transgénicos son una sentencia de muerte para cientos de cultivos. Entre ellos las 64 razas de maíz que hay en México, ya que el maíz modificado es capaz de matar y sustituir a las especies nativas para siempre.

Por eso es muy importante evadir a toda costa los transgénicos. Comprar orgánico es la mejor forma de hacerlo, y de paso le estaremos haciendo un bien a nuestro organismo.

El uso desmedido de pesticidas químicos

La ONU ha sido tajante: los pesticidas son catastróficos para el ambiente, para la salud humana y para la sociedad. Los pesticidas sólo han provocado colapsos en miles de cultivos alrededor del mundo, ya que matan indiscriminadamente a toda la población de insectos en los cultivos, incluso a aquellos que son necesarios para la salud de las plantas y la tierra. Además, contaminan los ecosistemas más allá de las granjas, desestabilizándolos por completo.

La poca variación en lo que comemos

Según la FAO, sólo 14 especies de mamíferos y aves componen el 90% del suministro de alimentos de origen animal que consumen las personas. Y apenas cuatro especies –el trigo, el maíz, el arroz y las patatas– proporcionan la mitad de la energía que obtenemos de las plantas. Estas prácticas, al no promover la diversidad genética, pueden provocar colapsos ambientales a mediano plazo, algunos de los cuales ya se han dejado sentir.

Por eso es importante variar lo más posible nuestra propia dieta y, sobre todo, incluir insectos en ella. Entre otras cosas, los insectos son el alimento del futuro por ser de gran ayuda para conservar la biodiversidad.

Un planeta biodiverso es un planeta donde todos los seres vivos podemos alimentarnos dignamente.

Fuente: www.ecoosfera.com

La crisis climática, y de cómo los niños están cambiando la forma de pensar de sus padres

Una respuesta científica a este inesperado hecho.

Por: Ecoosfera

La lucha medioambiental es nuestro mayor predicamento, simplemente porque está poniendo en riesgo el futuro y arruinando el presente. Los niños, con esa perspicacia e intuición que los suele caracterizar, lo saben. No por nada alguien tan joven como Greta Thunberg, de apenas 16 años de edad, se ha hecho la vocera de todo un movimiento global que se volvió masivo y en el que todos podemos participar, estemos donde estemos.

Más allá de evocar la infancia de manera ingenua, pensándola sólo como un período de inocencia y pureza, lo cierto es que los niños de hoy nos están demostrando cómo se hacen las cosas. Esto es: con más empatía y menos categorizaciones sombrías, una fórmula ciertamente más elocuente para los tiempos que corren. Porque si no, ¿cómo explicar que los niños nos estén convenciendo a todos de hacer algo ya, contra el cambio climático? ¿Acaso no miles de científicos y organizaciones nos estuvieron llamando a ello desde hace por lo menos 1 década?

Sí: pero lo que necesitamos ahora no es sólo insistir, desde el mero discurso, en que todo “está mal”. Necesitamos asimismo acciones orientadas a cambiar el curso de la catástrofe, que hablen también desde la esperanza y el compromiso. Porque las cosas están muy mal, pero podrían estar peor.

Hasta ahora, resulta claro por qué los niños de todo el mundo han logrado remover conciencias. Pero un estudio publicado en Nature Climate Change lo corrobora.

Un equipo de científicos sociales y ecologistas de la Universidad Estatal de Carolina del Norte descubrió que los niños son capaces de convencer incluso a sus padres sobre la urgencia de hacer algo ante el caos climático. Muchos han logrado hacer que el nivel de preocupación de sus padres respecto al predicamento ambiental se eleve, lo que los investigadores consideraron un resultado de que los niños no se aproximan al problema desde ningún tipo de ideología política.

Los más de 200 padres que participaron en el estudio 
hablaban constantemente con sus hijos sobre el cambio climático.

Los pequeños les hacían preguntas como “¿Qué cambios has visto en el clima?” y “¿Has visto elevarse el nivel del mar?”, que los invitaban a relacionarse directamente con el problema. Además, los padres asistían a actividades con ellos. Antes y después de estas sesiones, los padres fueron encuestados para saber qué opinaban del cambio climático y cuál era su ideología política. El nivel de interés sobre el tema subió en todos ellos, sólo que a distintas escalas.

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Así, parece que los niños, de manera innata, son mejores para atajar los problemas ahí donde deben ser atajados, sin dar vueltas sobre asuntos que, hasta ahora, sólo han logrado distraer nuestra atención y desilusionarnos de cualquier intento por incursionar en un cambio social. Porque los espectros políticos ya no son el área decisiva desde donde debemos discutir los problemas más apremiantes. Éstos tienen, si acaso, un papel organizativo dentro de las concepciones que nos hacemos; porque reconocer nuestra posición en dicho espectro es útil para identificarnos con otros y poder formar parte de colectividades con los mismos principios. No obstante, hay cosas que van más allá de ideologías, espectros políticos o principios. El predicamento ambiental es una de estas cosas, pues estemos del lado del que estemos, todos nos extinguiremos si no hacemos algo.

¿Será que ganará la filosofía del “me extingo, luego pienso”?  Quién sabe. Pero por lo menos, los niños del mundo no están dispuestos a dejar que eso pase.

Fuente: www.ecoosfera.com

La vida de los 2 últimos rinocerontes blancos y sus cuidadores (fotos)

Una historia de empatía entre animales y humanos que es contada en imágenes.

Por: Ecoosfera

Entre nosotros y los animales no hay tanta diferencia. El abanico de emociones que los animales son capaces de sentir y expresar lo demuestra, así como la empatía que esto nos genera hacia ellos. Es así que el mundo está repleto de historias de amor entre animales y humanos que han tejido vínculos más fuertes de los que a veces pueden tejerse de ser humano a ser humano.

Lamentablemente, hemos fallado como especie. 
Por lo menos hasta ahora.

Así lo demuestra el hecho de que millones de especies están hoy en riesgo inminente de extinción, y entre ellas se cuentan decenas de animales. Muchas otras ya se han extinguido, real o técnicamente, como es el caso del rinoceronte blanco del norte, del cual quedan únicamente dos hembras en Kenia, África, llamadas Fatu y Nain. El último macho, pese a haber sido el soltero más codiciado del mundo e inspirar toda clase de estrategias para salvar a su especie ­―incluso “usar” Tinder―, murió en marzo de 2018, según reportó la organización Ol Pejeta Conservancy.

El fotoperiodista Justin Mott ha querido mostrar, a través de su proyecto a largo plazo Kindred Guardians, cómo es la vida de estos últimos ejemplares de rinoceronte blanco. Mott comenzó a trabajar en este proyecto tras la muerte de Sudan, el último rinoceronte blanco macho, motivado por trabajos previos relacionados con la conservación animal.

Retratar la existencia de los rinocerontes lo llevó inevitablemente a retratar la de los cuidadores que los protegen día con día de los cazadores furtivos, y que lo arriesgan todo por mantener con vida a estos majestuosos animales. Alguien podría pensar: ¿tiene sentido esto, si los rinocerontes ya están técnicamente extintos? Sí, porque quien salva una vida, salva el mundo entero. Lamentablemente, no pudimos evitar la extinción de esta especie y de muchas otras, pero podemos hacer de la vida de quienes aún están aquí algo digno de ser vivido. Y eso es lo que estos guardianes intentan hacer cada día, cuidando de estos dos bellos ejemplares con valentía y mucha ternura.

Pero las fotografías te lo contarán mejor que nosotros.

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Fuente: www.ecoosfera.com

Esto no es un bosque: son las “raíces” del superárbol más grande y longevo del mundo

“Pando” está conformado por 47,000 clones de álamos, y su edad se estima en aproximadamente 80,000 años.

Por: Ecoosfera

El Bosque Nacional de Fishlake en Utah, Estados Unidos, es hogar de Pando. Este superorganismo arbóreo está compuesto de 47,000 clones de álamos que se extienden por 43 hectáreas a la redonda. 

“Pando” es latín para “me extiendo” o “me expando”. Y es que estos miles de árboles también están conectados bajo tierra mediante un complejo sistema de raíces, cuyo peso total (incluyendo los árboles) estaría cerca de las 6,615 toneladas. Es decir, lo que vemos en las imágenes no son árboles individuales, sino “tallos” llamados estolonesque brotan de un sistema de raíces compartidas.

Aunque la edad promedio de cada álamo ronda los 130 años, la edad del organismo completo se estima en al menos 80,000 años. Su extraordinaria longevidad, según los científicos, se debe a una especialización evolutiva que le permitió sobrevivir a incendios forestales y mantener alejados a sus principales competidores, las coníferas. Además, se sabe que el organismo surgió de un único álamo macho que se reproduce asexualmente, por lo que cada uno de sus miembros comparte el mismo ADN.

No son árboles, sino tallos de un mismo superorganismo arbóreo (Imagen: All That’s Interesting)

Pero Pando no es inmortal: se ha descubierto que sus árboles o tallos decaen y mueren, pero otros nuevos surgen. Este ritmo se había mantenido regular durante miles de años, pero los científicos notaron que el tamaño de Pando ha estado reduciéndose durante décadas.

En un estudio de la Universidad Estatal de Utah se analizaron archivos fotográficos aéreos de Pando, de los últimos 75 años. La causa de la reducción es la depredación de animales como ciervos y ganado, los cuales se alimentan de los nuevos brotes y evitan que los árboles se reproduzcan.

El tamaño de Pando ha disminuido durante las últimas décadas (Imagen: PLOS ONE)

Otra amenaza es el desarrollo turístico de la zona, donde abundan los campamentos y las cabañas. Se han implementado cercas de seguridad en algunas zonas para proteger a Pando, y los esfuerzos de conservación se enfocan en permitir que el organismo pueda seguir reproduciéndose como hasta ahora, durante mucho tiempo más.

Fuente: www.ecoosfera.com

Esta isla tiene su propia nube (y la envidiamos)

Y aunque es muy pequeña para estar poblada por humanos, tiene a sus propios habitantes indómitos.

Por: Ecoosfera

Lítla Dímun es la isla más pequeña de las 18 que conforman el archipiélago danés de las islas Feroe, en el Atlántico Norte. Sus únicos habitantes son grupos de ovejas que pastan con tranquilidad en sus escarpadas laderas y cuyos propietarios acuden en otoño a la isla para cuidarlas y llevarse a algunas. Excepto, por supuesto, cuando el clima no lo permite.

Y es que Lítla Dímun tiene un hechizo sobre la atmósfera; o eso parece, a juzgar por la enorme nube que suele coronar a la peculiar isla de forma piramidal. En realidad no es una nube, sino varias que se van formando alrededor de la isla y que ésta atrae hacia sí.

Así que el clima no suele favorecer a los granjeros daneses. Aun así, mantener ahí a sus ovejas es una buena opción, pues se trata de un territorio prístino que es perfectamente aprovechado por ellas. Los granjeros sólo tienen que encontrar el día indicado del otoño para ir por ellas, escalando las laderas de la isla mediante un curioso mecanismo de cuerdas para llevárselas de vuelta a las islas centrales que forman el archipiélago y que sí están habitadas por humanos.

Como sea, el espectáculo que ofrece Lítla Dímun, con su gran corona de nubes siempre adornándola, esconde un encanto particular que remite a una suerte de fantasía medieval. Aquí te dejamos unas fotos de esta extraña isla.

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Fuente: www.ecoosfera.com