RECUPERAR LAS AGUAS VIVAS

Recuperar 
las aguas vivas

TEXTO Y FOTO INTERNA: PROMETEO LUCERO

Es un sábado cualquiera alrededor de las aguas del Canal Nacional, al sureste de la Ciudad de México. Las personas pasean tranquilamente. Algunas pescan desde un puente peatonal, otras toman fotografías y hay quienes se sientan a disfrutar un picnic. Se respira calma en el lugar.

Pero no siempre fue así: hace años, era un vertedero de basura. Incluso, era recurrente que en la nota roja de la prensa citadina destacaran los hallazgos de gallinas destazadas en ritos de santería. Para lograr este cambio, dos historias lideradas por jóvenes confluyeron hacia un mismo fin: recuperar las aguas vivas de la gran ciudad.

En el Canal Nacional, entre Calzada de la Virgen y Río Churubusco, viven especies de fauna de humedal, como el pato doméstico, el pato mexicano (de menor tamaño y con un plumaje café con líneas blancas) y algunos insectos, también hay tortugas que conviven con tres especies invasoras: las ardillas, la carpa y la tilapia.

Desde 2004, el Club de Patos, una organización vecinal, se concentraba en limpiar voluntariamente las aguas del canal cada sábado; sin embargo, recientemente la organización Inteligencia y Vanguardia Mexicana (INVAM) –un proyecto juvenil de emprendedores que, además de recuperar espacios, realiza visitas a asilos, apoya talentos culturales juveniles y en noviembre de 2016 donó un millar de libros en el evento “Rola un libro”– se sumó a la recuperación.

Ambas organizaciones se cansaron de esperar respuestas del gobierno, y también de la pasividad ciudadana.

Alejandra Valdés, ingeniera ambiental, se unió con su hermano Miguel como voluntaria para la limpieza de basura con el Club de Patos. Cada vez que limpiaban, volvían a encontrar basura. Tras varios años de esfuerzo, en enero de este año, el Club de Patos estaba decayendo, y uno de sus fundadores le donó los equipos y las lanchas. Alejandra no sabía qué hacer con ello; además, su hermano salió de la ciudad por estudios. “Que me la den a mí es lo mismo que un acta de defunción”, pensó.

+ ACCIÓN − REUNIÓN

De acuerdo con Alan Balderas, abogado e integrante de INVAM, las organizaciones suelen pretextar que no hay recursos, o que no hay voluntarios. Dice que el grupo está enfocado en los resultados, pues las juntas pueden ser una dinámica desgastante. “En lo que fijan fecha para la próxima reunión, ya hicimos el trabajo”. Así es como INVAM rompe con el estereotipo de una organización jerárquica. Durante el recorrido, todos quieren hablar, y al mismo tiempo; no obstante, se respetan la palabra.

Fue justo por ello que Alejandra unió su experiencia en el Club de Patos con la energía de INVAM. “El club era un grupo pequeño que logró mantenerse limpio. Ahora, este grupo grande da valor humano alrededor del canal”. Ella y Alan coinciden en que el modelo del club era rígido y la gente se asustaba por el rigor. “Parecía que firmabas un contrato”.

ECOSISTEMA URBANO

La bióloga Aida Murillo, también voluntaria, explica que el lugar ofrece servicios ambientales porque aporta al ambiente captación de carbono. Y aunque estudiantes de la UNAM y la UAM han llegado de manera individual a fin de realizar diversos estudios, el lugar podría tener potencial, pero no han llegado formalmente las instituciones académicas. Si acaso, han asistido políticos con mariachis y actividades de zumba, que aportan poco a la conservación de este hábitat.

Murillo observa que muchos vecinos creen que este es un canal de aguas negras o grises, sin saber que es un acuífero que se nutre del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex).

Cuando en el agua hay muchos nutrientes, se produce la eutrofización, explica Murillo. Crecen muchas algas y bacterias que dejan anóxica el agua (sin oxígeno). “Esto deja una nata verde”.

Para ella es importante hacer esta distinción, porque corre el riesgo de entubarse, como casi todos los cuerpos de agua y canales actuales. Por ello, en la plataforma naturalista.mx de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), han colocado con geolocalización las fotos y nombres de diversas especies.

La carpa y tilapia representan un nuevo reto. En 2010, estos peces invadieron el canal. Sin embargo, durante mayo de este año, varias decenas aparecieron muertas. La gente lo atribuyó a la contaminación o a algún químico. Esa es la razón por la que entre los vecinos se dividen las opiniones sobre permitir o no la pesca.

Alejandra y Alan coinciden en que no pueden prohibirla sin dar opciones. Así que han pensado en aprovechar la problemática y realizar un concurso de pesca.

Los costos del trabajo de limpieza y mantenimiento los resuelven mediante aportaciones en partes iguales, aunque varios vecinos los han apoyado con mantas, alimentos, impresiones o herramienta.

“Se trata de buscar consenso social, rescatar en la ciudad”, dice Cristian Ugalde, politólogo de la organización, quien cita a Eduardo Galeano: “Mucha gente pequeña en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas puede cambiar el mundo”.

Entre los proyectos próximos a resolver, INVAM quiere colocar infografías que expliquen la importancia de las especies locales, sembrar ahuehuetes y plantas para detener la erosión en algunas orillas y un “lancha cinema”, a fin de proyectar películas en el mismo canal. En el recorrido han encontrado papas que crecen a la orilla del canal. Ahora piensan en cómo aprovecharlo con el propósito de cultivar este alimento y luego… pues lo que venga.

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VÍCTIMAS DE UN MURO ANUNCIADO

Víctimas de un muro anunciado

Por Maricela Bastida

Más de 800 especies de vertebrados, entre las que se encuentran, el berrendo, la zorra del desierto, coyotes, aves, tecolotes, jaguares, tortugas, venados y muchos otros animales, podrían intensificar su riesgo de extinción debido a los impactos que conlleva la irrupción de sus rutas migratorias. Expertos en ecología aseguran que el actual muro fronterizo, construido en 1994 durante la gestión del expresidente Bill Clinton, cuya longitud actual es de 650 millas (1 046 km), ha provocado trastornos en por lo menos cinco ecosistemas que abarcan cuatro estados de la frontera norte de México. “ Los ecosistemas afectados son la mayor parte del desierto de Sonora; una tercera parte del desierto de Chihuahua, algunos matorrales tanto de Tamaulipas como del oeste de Baja California y California. La afectación más grave es por división de especies”, asegura Rurik Hermann, investigador en biología de la conservación de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Campus Lerma.

Tal afectación que ya existe y ha sido denunciada por los investigadores y ambientalistas, se incrementaría con el nuevo muro que pretende construir Donald Trump pues este abarcaría 2 100 millas (3 379 km) de frontera entre EU y México. Esta muralla comenzaría en California y pasaría por Nevada, Arizona, Nuevo México, Texas y Oklahoma. Con ello, se integraría a los límites fronterizos que ya existen. Aunque se ha hablado poco del tema, la denuncia no es nueva. Desde el año 2007, investigadores del Colegio de la Frontera Norte alertaron de las afectaciones a ecosistemas y a programas de conservación ya existentes para ejemplares como el lobo mexicano, el oso negro, el puma, el jaguar, entre otros, debido a la irrupción de sus rutas migratorias en periodos de reproducción. El foco rojo es que una especie quede dividida, sobre todo si la misma es pequeña, pues esto repercute directamente en su extinción por falta de reproducción. La segmentación de las poblaciones de animales repercute en sus características genéticas, debido a que los apareamientos ocurren entre individuos emparentados y eso provoca caracteres no deseados como malformaciones, cambios en estatura, tallas, entre otros factores que, a la larga, contribuyen a la extinción de las especies.

“Tenemos registros de un tigre que alcanzaba a brincar los tres metros de altura en una parte de Sonora, y este estaba de pronto en ambos lados de la frontera, pero la mayoría de las especies no corren con esa suerte”, asegura el doctor Gerardo Ceballos, experto en extinción de especies e investigador del Instituto de Ecología de la UNAM. Una víctima innegable es el murciélago de Sonora que padece las consecuencias de la invasión de su hábitat entre Chihuahua y Sonora. Esta especie insectívora hoy se ve desplazada por la actividad, y las luces de la patrulla fronteriza. La ausencia de murciélagos en la zona provoca una sobrepoblación de insectos que se vuelve una plaga para las cosechas de toda la región. En el texto Una barrera a nuestro ambiente compartido. El muro fronterizo entre México y Estados Unidos, que fue publicado hace nueve años, Carlos de la Parra y Ana Córdova, investigadores del Colegio de la Frontera Norte, aseguran que ya desde entonces 3 500 especies estaban en riesgo de extinción por efectos del “mal uso de suelo al construir la barrera”, debido a que las especies quedaron divididas.

“Nos internamos en el desierto por la carretera federal número dos, con dirección este, y durante 35 kilómetros el muro es una pared de metal sólido de 4.5 metros de altura, completamente impenetrable para cualquier animal no volador, excepto para los humanos, ya que cada par de kilómetros se ven escaleras improvisadas con tablas, llantas y rocas, indicando que la gente no ha sido detenida por el muro”, describe otra investigación, realizada por Rurik Hermann. Con él coincide Ceballos, que además es integrante de la Academia Estadounidense de Ciencias y Artes. Él califica como “una estupidez” la propuesta de Donald Trump, de continuar la construcción del muro en la frontera entre ambas naciones.

La conclusión de los expertos es que la “catástrofe ambiental” mataría a miles de especies de animales que todavía migran en las partes que no están divididas. ¿Y el Estado mexicano? Gerardo Ceballos también es especialista en macroecología por lo que ha seguido de cerca el diseño de las políticas públicas que impactan el medioambiente y los ecosistemas. Él asegura que el Estado mexicano puede recurrir a la Corte Internacional de Justicia de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en La Haya, para presentar una queja. También puede acercarse al gobierno de Estados Unidos para pedir que en las zonas donde no hay muro se garantice el tránsito de la fauna.

La Conferencia de las Partes (COP 13) a realizarse en Cancún este fin de año, representa una alternativa para los investigadores del Instituto de Ecología de la UNAM y la Alianza para la Conservación del Jaguar, quienes llevarán documentos que entregarán al Ejecutivo Federal y a la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) en los que exigirán detener lo que califican como “la gran extinción de especies”. “Si permitimos que el actual ritmo elevado de extinción continúe, las personas muy pronto —en el breve espacio de tres vidas humanas— nos veremos privadas de los variables beneficios de la biodiversidad”, sentenció Ceballos antes de explicar que si se altera el equilibrio de la cadena alimentaria de un ecosistema, todos los animales y plantas se verán afectados. Si desaparecen las plantas todos los animales (herbívoros y carnívoros), desaparecen también. Eso incluye a la especie humana.

Afortunadamente, las autoridades ambientales comparten esta postura. Al menos eso manifiesta la Comisión Nacional de Áreas Naturales, cuyo comisionado de Áreas Naturales Protegidas señala: “Es absurda, por no decir otra cosa, la idea de construir un muro en la frontera, debido a que esto traería impactos fuertes a la biodiversidad”. Destaca que están en juego por lo menos cinco de los más destacados programas de conservación para especies que aplican México y Estados Unidos. Los animales de estos programas son el lobo mexicano, el ocelote, jaguar, el oso negro, la mariposa monarca (el insecto busca agua y ante el muro debe alterar sus rutas y conductas). El comisionado Del Mazo promete que México no se quedará con los brazos cruzados, y adelanta que el CONANP trabaja de manera conjunta con investigadores de la UNAM para dar a conocer los riesgos de las medidas “absurdas” que tomaría Donald Trump, los impactos a la biodiversidad, a la salud humana y el desarrollo de los ecosistemas.

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Fuente: www.revistacambio.com.mx/mundo/victimas-de-un-muro-anunciado/

LOS OTROS CHILANGOS

Los otros chilangos

Por Carlos Tomasini

Junto a los condechis, coapos, tepichulos y oficinistas de Santa Fe o Polanco, además de las millones de personas que llegan todos los días a la capital desde Atizapán, Coacalco o Chalco, coexisten otros chilangos. Aunque parece que no están, lo cierto es que miles de animales diversos cohabitan con las familias capitalinas y algunos son simplemente únicos.

No exagero, por ejemplo, está una especie de hormiga endémica del Pedregal de San Ángel o la Rana de Tláloc, así como 14 familias de moluscos terrestres, víboras de cascabel y 32 % de todas las aves que viven en México, entre otros seres vivos de todos tamaños. Ellos también deben ser considerados como “chilangos”, aunque no pidan quesadillas con queso ni coman guajolotas de tamal verde por las mañanas.

Y es que no todo el territorio de la Ciudad de México es urbano, ya que, al menos, tiene otros 10 ecosistemas, como el bosque de coníferas que está rumbo a La Marquesa, los humedales de Xochimilco o los suelos de agricultura de Milpa Alta.

“La entidad tiene un nombre desafortunado, porque lo de ‘ciudad’ genera la impresión de que todo el territorio está urbanizado”, piensa Zenón Cano Santana, uno de los mejores expertos en el tema de la biodiversidad chilanga.

En todos lados

Miles de animales y plantas aprovechan los rincones de la urbe para vivir –o sobrevivir–, como los tlacuaches en Chapultepec o las zorras grises del Bosque de Tlalpan que, a pesar de tener poblaciones que ya son muy pequeñas, se resisten a dejar estos lugares en los que han permanecido durante años.

“En la ciudad hay todo tipo de refugios para los seres vivos, como montañas, cañadas, cuevas, edificios abandonados, macetas, patios, árboles, azoteas verdes y parques”, subraya el profesor Zenón, quien trabaja en un laboratorio del Departamento de Ecología y Recursos Naturales de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México.

“Es más, si en nuestras casas no hacemos limpieza, los bichos empiezan a colonizarla y encontraremos organismos como ciempiés, pinacates, arañas, tarántulas, alacranes o palomillas. Si le das un espacio a los seres vivos, ellos lo toman”.

En cuanto a flora, la variedad chilanga también es grande, pues según la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México (Sedema), en la capital hay más de 1 607 especies de plantas, como magueyes, ahuehuetes y fresnos.

También hay una especie de malva que sólo se ha visto en Chapultepec y en Xochimilco, una orquídea endémica del Cerro del Judío y unas nochebuenas que sólo existen entre las parcelas de cultivo de la Sierra de Santa Catarina, al oriente de la ciudad.

Ciudad privilegiada

Esta amplia variedad de flora y fauna de la Ciudad de México se debe a las condiciones geográficas y climáticas en las que se encuentra ubicada, y que fueron aprovechadas por sus primeros pobladores.

“El Valle de México es en uno de los valles más especiales del planeta”, subraya el doctor Zenón. “Está en una zona tropical, pero a gran altitud, por lo que en vez de hacer mucho calor, cuenta con un clima templado y constante”.

Estas características también provocan que no haya cambios de estación muy marcados. En realidad, las temporadas de calor y de frío duran poco tiempo y no son tan extremas como en otras regiones del país, además de que la luz del sol ilumina durante más horas. “Los seres vivos son más diversos en donde los días son más largos y los climas son más estables”, describe el académico.

Asimismo, la altitud de la Ciudad de México, que va de los 2 240 metros sobre el nivel del mar hasta los 3 937 de la cumbre del Ajusco, genera condiciones climáticas distintas. “Mientras más se asciende a las montañas, más frío hace y son otras especies las que están ahí”.

De esa manera, las zonas bajas son más secas, y la montaña, como llueve más, es más húmeda, lo cual favorece la presencia de diferentes organismos en cada altitud.

Por si fuera poco, la CDMX se encuentra exactamente en el punto donde convergen los animales del norte que migran al sur y los del sur que viajan al norte, además de que hay una mezcla única de flora. “En algunos paisajes se puede ver cómo conviven cactus de zonas secas con helechos de zonas húmedas, eso es algo que no pueden ver ni los sudamericanos ni los norteamericanos”.

Desde tiempos mexicas

Fue por allá de 1325, cuando fundaron Tenochtitlán en medio del lago de Texcoco (no hay que olvidar que el centro del valle estaba lleno de agua), que los mexicas descubrieron todas las ventajas de asentarse en el Valle de México.

“No es casualidad que hoy sea una de las más grandes megalópolis del mundo. Los mexicas encontraron que en el Valle de México había una biodiversidad que ofrecía una gran variedad de productos que se usan diariamente (alimento, vestido, higiene, etc.), además de que tenía condiciones ideales, como estar lejos de los ciclones”, expone Zenón.

Así que además de grandes conciertos, estadios deportivos, vialidades de dos pisos, rascacielos, centros comerciales, baches, tránsito, ecobicis, carreras atléticas dominicales, bares, restaurantes, galerías, museos, metro, microbuses, cafés literarios, vendedores ambulantes y franeleros, la ciudad tiene una vida natural que ha resistido el crecimiento de la urbe y los fenómenos que eso conlleva, como la contaminación.

Ecoequilibrio

La contaminación tiene un comportamiento “bipolar” en la Ciudad de México debido a ciertos aspectos naturales.

Estar en el centro de un valle causa que la contaminación producida por los autos y la industria no salga de la ciudad y se generen efectos como la antes muy famosa “inversión térmica”; en contraste, las lluvias provocadas por la suma de sus ubicación tropical a gran altitud garantiza que siempre habrá un momento en el que cual pueda “limpiarse” el ambiente.

Las áreas naturales que rodean a la Ciudad de México también cooperan para que sus condiciones ambientales no sean peores. De hecho, la capital cuanta con 23 Áreas Naturales Protegidas y un Área Comunitaria de Conservación Ecológica, que reúnen una superficie total de 26 047 hectáreas.

En realidad, la ciudad está dividida en dos zonas: Suelo Urbano y Suelos de Conservación. La primera es donde habita la mayor parte de la población y es prácticamente toda la zona centro; la segunda, ocupa 60 % del territorio y es, principalmente, la parte rural localizada en la zona montañosa y lacustre del sur poniente, donde sólo habita la cuarta parte de la población.

En el área de Suelo de Conservación se lleva a cabo, por ejemplo, la captura del dióxido de carbono, la generación de oxígeno y la recarga de los depósitos de agua que están en el subsuelo, la cual representa alrededor de 70 % del agua que se consume en la Ciudad de México.

Así, lugares como el Ajusco, el Desierto de los Leones, la Marquesa, el Bosque de Las Lomas, los Ejidos de Xochimilco y San Gregorio Atlapulco, la Sierra de Guadalupe y hasta el Cerro de la Estrella, Ciudad Universitaria y el Bosque de Tlalpan ayudan a mantener en equilibrio la ecología de la ciudad gracias a su flora y fauna.

“Para los ecosistemas, la biodiversidad es un gran amortiguador contra los cambios ambientales, por lo que, mientras más especies haya, se podrá defender mejor en el futuro porque así se garantiza que haya agua, aire, alimentos, medicinas y hasta lugares de diversión y bienestar para las personas”, complementa Zenón.

“Los seres vivos se adaptan a las nuevas condiciones, como la contaminación, y las especies que no la toleran, ya han desaparecido”.

¿Cómo los cuidamos?

Todo esto provoca que las personas tengan la obligación de proteger cada pequeña criatura del planeta, ya que todas “trabajan” para la naturaleza.

“Cada ser vivo tiene particularidades y funciones. Por ejemplo, una pequeña araña que captura insectos para bajar la densidad de mosquitos o unos parásitos que reducen los tamaños poblacionales de las ratas”, dice nuestro especialista que recientemente trabajó en la elaboración del Catálogo de Biodiversidad de la Ciudad de México, encargado por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad a todas las entidades del país. La CDMX es una de las primeras en completarlo y próximamente se presentará oficialmente, aunque ya se encuentra disponible en línea.

Acciones pequeñas como plantar un árbol, cuidar un área verde, no tirar basura en una visita al Desierto de los Leones y hasta dejar de alimentar a las ardillas de los Viveros de Coyoacán, son acciones que ayudarán a que el equilibrio natural se mantenga saludable durante más de tiempo en la ciudad.

“Es malo que los niños de la Ciudad de México crezcan sin estar en contacto con mariposas, escarabajos, pinacates y ciempiés, porque cuando una ciudad crece tanto y se aleja de la naturaleza, estamos alejando a los pequeños de conocer la maravilla que es cada ser vivo en nuestro entorno”, concluye Zenón para continuar trabajando en su laboratorio después de una mañana de trabajo de campo.

Así, estos chilangos que llevan varios siglos viviendo en el Valle de México son los que más trabajan en beneficio de todos. Ojalá los demás los imiten.

Pequeñas acciones

La Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México emite estas recomendaciones para cuidar la biodiversidad de la capital:

No alimentar a los animales silvestres, ya que se acostumbran a la presencia de los humanos y olvidan su función en el ciclo de la biodiversidad.

No tirar basura en lugares como los bosques y recoger la que se encuentre. Muchos animales silvestres mueren por ingerir chicles, bolsas, botellas o colillas.

No comprar animales exóticos ni en peligro de extinción.

Investigar cuáles son las plantas y árboles nativos para elegirlos cuando haya oportunidad de sembrar alguno (por ejemplo, al diseñar el jardín de una casa).

No soltar animales de manera incontrolada, especialmente en entornos diferentes a los suyos, ya que pueden competir con otras especies e incluso provocar que desaparezcan en un determinado entorno.

Sé responsable con tus mascotas y no las dejes sueltas en la calle.

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Fuente: www.revistacambio.com.mx/nacion/los-otros-chilangos

HUMEDAL EN RESISTENCIA

Humedal en resistencia

POR ELIZABETH PALACIOS

La memoria hídrica es infalible. Esta ciudad sabe que los ejes viales y autopistas urbanas alguna vez fueron ríos. Nada podrá evitar que al haber sido una urbe construida sobre un lago, la megalópolis mexicana siempre esté en riesgo de inundación.

Sin embargo, el desarrollo urbano desordenado que ha convertido en asfalto lo que alguna vez fue suelo fértil y permeable, que ha entubado los antiguos ríos y que ha sustituido tupidos bosques por enormes complejos habitacionales, hace que en el presente el agua no tenga salida y termine, como es de esperarse, estancada e inunde una u otra zona de esta gran ciudad.

La antigua Tenochtitlan tenía un aliado, que le ayudaba a contener parte de esa agua y la aprovechaba con el propósito de cultivar alimentos y conservar vivos los ríos y lagos que sostenían a la civilización mexica y otras del Valle. Los capitalinos de hoy estamos a punto de perder ese aliado, que jamás entendimos ni cuidamos: el humedal.

¿QUIÉN SE LLEVÓ LA ESPONJA?

Más allá de ser Patrimonio de la Humanidad, orgullo cultural para los mexicanos y un lugar de esparcimiento de fama turística, Xochimilco es un humedal de importancia internacional que provee incontables bienes y servicios ambientales a más de ocho millones de personas. El ecosistema único de este complejo lacustre, con sus chinampas, ahuehuetes, canales;  aves migratorias y ajolotes, entre muchas otras especies, tiene una función casi imperceptible de la que poco se sabe. Gracias a los humedales de la Ciudad de México, ubicados sobre todo en las delegaciones Tláhuac, Milpa Alta y Xochimilco, se puede regular la temperatura, mitigar el cambio climático y sus efectos, e incluso prevenir las inundaciones que padecemos constantemente los capitalinos.

Daniel Revollo, integrante de la organización ciudadana Natoure, economista e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, me lo explica con manzanas:

“Un humedal es como una esponja natural, y cuando llueve succiona toda el agua y la lleva a la parte profunda, donde están los mantos acuíferos y los recarga. Conforme avanza el deterioro de Xochimilco, que es un humedal, se va perdiendo ese servicio ambiental y entonces cuando llueve, es más el agua que llega hacia el centro del valle y por lo tanto, aumentan las inundaciones”.

EL AGUA DE TODOS

Uno de los servicios ambientales más importantes de este ecosistema, según explica Rodolfo Salinas –director del documental Reflexión y fundador de Natoure– es la disponibilidad del agua en la ciudad. Y es que dos tercios del agua que se distribuye en todo el territorio capitalino son extraídos de pozos ubicados en el sur de la ciudad, principalmente entre Xochimilco y Tláhuac. La vegetación de estas áreas no sólo regula el microclima, también mejora la calidad del aire, ¿acaso no te has preguntado por qué el sur de la ciudad suele tener menos contaminación atmosférica?

Sin embargo, nuestra gran urbe es una de las más pobladas del mundo; como consecuencia, la demanda de agua parece imparable, igual que la sobreexplotación de los acuíferos del Valle de México.

Xochimilco ya no es lo que era hace 500 años. Lo que conocemos ahora cuando llevamos a nuestros amigos extranjeros a pasear en trajinera al son del mariachi, no es más que un sistema artificial que sobrevive gracias a la incorporación de agua tratada proveniente de tres plantas que, lamentablemente para todos los que recibimos después esa agua en nuestros grifos, fueron construidas hace casi medio siglo y no reciben el mantenimiento adecuado.

Pese a toda el agua de lluvia que cae en la ciudad, Xochimilco se está secando, esto debido a las construcciones que han deforestado la zona, a las chinampas que han sido vendidas como terrenos habitables y al crecimiento desordenado de la ciudad, que se suma a la extracción exagerada de agua del subsuelo. Así, la realidad es que el nivel del agua ha descendido un promedio de 1.5 metros en los canales durante la última década.

Esto también afecta la soberania alimentaria de la ciudad, puesto que la zona más dañada es la de San Gregorio, que aún centra su economía en la producción agrícola de las chinampas. Allí, cada año escacea el agua para el riego de los cultivos, y en la temporada de secas muchos canales son intransitables.

Eso no es lo peor: hay al menos 1 400 puntos de descarga de aguas negras, derivados de asentamientos irregulares que incrementan la actividad orgánica y favorecen la proliferación de fauna nociva y especies invasoras, como el lirio acuático, que también seca los canales. Además, por supuesto, siempre existe el riesgo latente de que los alimentos se contaminen.

#SOYXOCHIMILCO

Octubre de 2016 fue un mes clave para Xochimilco porque unos jóvenes investigadores universitarios, así como activistas y pobladores de la zona, presentaron en el EcoFilm Festival 2016 el documental Reflexión, con la finalidad de dar a conocer información sobre este sistema lacustre y su importancia. No ganaron el premio, sin embargo, lo importante comenzó a ocurrir: la gente empezó a involucrarse con la problemática de este ecosistema, el cual se denunciaba en la película.

Así fue que estos jóvenes, integrantes de Natoure, apoyados por diversos investigadores y especialistas, decidieron ir más allá y lanzaron una petición dirigida a Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno de la Ciudad de México, en la que no se limitaron a denunciar la problemática y exigir soluciones generalizadas: diseñaron 8 estrategias concretas que podrían rescatar a Xochimilco.

Hasta el cierre de esta edición, únicamente se necesitaban poco más de 12 000 firmas para alcanzar la meta y llegar a reunir 150 000 voces que pedían al unísono el rescate de esta fuente de vida, oxígeno, alimento y agua.

8 acciones estratégicas

  1. Poner en condiciones óptimas la operación de las plantas de tratamiento de agua del Cerro de la Estrella, San Luis Tlaxialtemalco y San Pedro Atocpan.
  2. Regular el bombeo de agua de los mantos acuíferos subterráneos del sistema lacustre con el propósito de evitar el hundimiento y sequía de Xochimilco.
  3. Implementar un sistema de conducción y tratamiento para los más de 1 400 puntos de descarga de aguas negras que actualmente son vertidos hacia los canales.
  4. Implementar un programa de control de especies invasoras, sobre todo Tilapia, Carpa y Lirio; un Programa Integral de Restauración Ecológica –con la finalidad de proteger las especies endémicas en riesgo crítico de extinción, como el Ajolote– y la rehabilitación urgente de los canales.
  5. Impulsar la reactivación productiva de las chinampas mediante incentivos y capacitación a los agricultores, además de promover el comercio a fin de rehabilitar uno de los sistemas agroecológicos más antiguos y sostenibles del mundo.
  6. Apostar por modelos de turismo sostenible de alto valor, armónicos con el entorno.
  7. Prohibir más asentamientos irregulares y cumplir la normativa de planeación urbana, así como garantizar el respeto de los polígonos definidos para el área protegida y la zona de conservación.
  8. No permitir la fragmentación del ecosistema de Xochimilco por la construcción de la Supervía (Autopista Urbana Oriente).

Si quieres involucrarte en este rescate, puedes firmar la petición en Change.org (búscala con el hashtag #SoyXochimilco). Además, moderar tu consumo de agua, evitar el desperdicio y convertirte en un consumidor responsable de productos locales también son formas de apoyar.

Más información en:

SoyXochimilco

@SoyXochimilco

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Fuente: www.revistacambio.com.mx/nacion/humedal-en-resistencia

CORAZÓN LACANDÓN

Corazón Lacandón

POR JULIETA SÁNCHEZ

Son las seis de la mañana y el calor ya se siente en todo el cuerpo. Viajamos por carretera hacia el municipio de Ocosingo, donde se encuentra Frontera Corozal, en el estado de Chiapas. El aire acondicionado resulta insuficiente con una humedad del 65 por ciento.

A lo largo de los 163 kilómetros de recorrido, la vegetación exuberante se combina con zonas áridas y deforestadas. En algunos puntos a la orilla de la carretera, se levantan pequeños poblados con escuelas y tiendas donde ofrecen hasta gasolina, un bien escaso y preciado por estos caminos desconocidos para muchos mexicanos.

Después de casi tres horas, llegamos a la orilla del río Usumacinta, donde hay pequeñas construcciones de madera y techos de palma. Se deben pagar 20 pesos en la “Caseta de Cobro Ecoturística”, más 65 pesos por la entrada a Yaxchilán, y después 200 pesos por persona por la renta de una lancha.

Aquí por fin hay buena señal de internet, pero nuestra conexión con el mundo exterior apenas durará lo que tarden en asignarnos la lancha.

Unos minutos más tarde, navegamos por el río Usumacinta, que separa a México de Guatemala. De hecho, sólo 200 metros de río nos separan de Bethel, un poblado que está al otro lado de la frontera. Dejamos atrás las pequeñas chozas y nos internamos por una exuberante zona de vegetación; el conductor detiene la lancha y la acomoda en el margen izquierdo del río. Nos pide guardar silencio. De repente, algo emerge del agua y se vuelve a sumergir; enseguida un golpe sacude la lancha desde abajo. Es un cocodrilo que se camufla entre el color de ramas y el agua con tierra. Tras golpearnos, se aleja.

Cuarenta minutos de recorrido pasan antes de que lleguemos a Yaxchilán, donde la vegetación tiene diferentes tonalidades de verde. Nos sentimos envueltos por helechos, bromelias y musgos. Nos piden observar detenidamente las copas de los árboles (ceibas, cedros), que se elevan entre 20 y 40 metros.

Un alarido rompe el silencio. El sonido es fuerte y atemorizante. Si es tu primera vez en la selva seguro te provocará un sobresalto. Después verás que se acercan algunos monos zaraguatos, a quienes les gusta gritar desde lo alto de los árboles; aunque son animales inofensivos, su sonido es impresionante. Pronto varias criaturas lo imitan; llegan más monos, que se columpian entre las ramas.

Una sensación nueva, tal vez un poco claustrofóbica, nos invade. Los rayos solares prácticamente no pueden atravesar el denso follaje de las copas de los árboles. Entre las sombras, vemos pasar a una madre zaraguata cargando a cuestas a su cría. Debemos seguir nuestro camino porque aún no hemos llegado a nuestro destino. Nos dirigimos al “edificio 19”, conocido también como El Laberinto, dentro de la Zona Arqueológica de Yaxchilán, aunque podemos recorrer en la oscuridad sus cuartos donde habitan pequeños murciélagos inofensivos, pues su dieta es a base de frutas.

Llegamos al edificio de la Gran Acrópolis, lugar estratégico de la cultura maya, y luego volvemos a tomar camino rumbo a Bonampak.

Cuarenta minutos después estamos en la localidad Lacanjá Chansayab. Este lugar pertenece a una comunidad lacandona integrada por 11 familias. Aquí viven 263 personas. 80 % de ellas participa del turismo, por lo que podría decirse que es su principal actividad económica. El resto se dedica a la agricultura.

En esta comunidad conocemos a Elías Chan Bor Yuk, presidente de la Cooperativa Jaguar Ojo Anudado II, quien nos lleva en su camioneta hasta Bonampak. Todavía faltan nueve kilómetros más por una vereda rodeada de árboles de cedro y palo de rosa. También hay caoba.

“Estamos reforestando esta zona”, explica Elías. Y es que la tala de árboles ha sido por años una de las principales amenazas para la conservación de la Selva Lacandona, de la cual apenas quedan unas 420 000 hectáreas. La depredación fue voraz sobre todo por que la caoba es considerada una madera preciosa; uno de los árboles más valiosos de América Latina.

Pero otras actividades humanas, como la agricultura o la ganadería extensivas, introducidas sobre todo por pobladores de comunidades aledañas a la Reserva de Montes Azules, cerca del pueblo de Chajul, fueron también un factor determinante en la destrucción de este patrimonio natural.

Por ello, los lacandones de esta zona, que antes sembraban maíz, ahora ven el turismo de naturaleza como su única oportunidad de manutención.

Los lacandones necesitaron 15 años de planeación para consolidar esta propuesta ecoturística y que fuera sostenible. No sólo se trata de organizar excursiones para turistas, sino de trabajar a fin de mantener el entorno natural saludable y, por tanto, rentable. Han recibido capacitación como prestadores de servicios ecoturísticos y además, explican esto a quienes los visitan, transmiten esa conciencia y responsabilidad también al viajero.

Finalmente llegamos a Bonampak, que se encuentra cerca del río Lacanjá, y nos dirigimos al campamento, donde un sonido envolvente de agua nos hace voltear. A unos cuantos metros hay una cascada cuya brisa nos refresca el rostro. Pero vamos hacia el comedor, donde una sopa, un guisado acompañado de tortillas de maíz y agua de fruta nos saben a gloria. Las mujeres de la comunidad se encargan de cocinar. Y es que cada habitante de este terreno comunal tiene una labor en el campamento.

Por ejemplo, Daniel Chankin nos llevará a practicar rafting y a pasear por el río Lacanjá. Para ello, tendremos que adentrarnos más entre la densa vegetación selvática y cruzar algunos puentes hechos con madera. Si tenemos suerte, veremos algunos animales endémicos. Este lugar es el hogar de las guacamayas rojas, especie que tras haber estado en peligro de extinción hace 20 años, hoy se ha recuperado gracias a que los pobladores aledaños a la Reserva de Montes Azules participaron en programas de conservación y crianza a finales de los años 90. Pero cuidado, aquí también vive una de las serpientes más venenosas que existen en México, la nauyaca, por lo que debemos siempre tener mucho cuidado y mirar dónde pisamos.

Por desgracia, algunas especies todavía están amenazadas, ya sea por el impacto ambiental y el deterioro del ecosistema, como por el saqueo de traficantes de especies de fauna. Entre las más vulnerables se cuentan el hocofaisán, el quetzal y el jaguar.

Los pioneros

En los años cincuenta, el arqueólogo danés Frans Blom y la horticultora suiza Gertrude Duby fundaron en San Cristobal de las Casas un centro de investigación dedicado a la conservación del patrimonio cultural y ecológico de Chiapas. A partir de este, diseñaron un proyecto de investigación en torno a la selva y la cultura lacandona. Ellos fueron de los primeros extranjeros en entrar al territorio lacandón y se volvieron amigos de los indígenas. En los años ochenta este proyecto se convirtió en una asociación civil, y la que fuera su casa hoy en día es el Museo Na Bolom, donde además de promover la cultura lacandona y exhibir las piezas que los fundadores obtuvieron en sus expediciones de investigación durante años de viajes a la selva, también se ofrece hospedaje, estancias de investigación y se organizan viajes a la selva.

Tal como hacían los fundadores cuando llevaban investigadores y exploradores a la selva, en la asociación civil se organizan y venden estos viajes con un enfoque más académico que turístico. Los interesados pimero se hospedan en el hotel y luego son llevados a un campamento también operado por lacandones, en la selva. Con el dinero generado mantienen otros proyectos; resaltan el de reforestación, el Fondo Médico Lacandón y un programa artesanal maya que enseña a los artesanos a comercializar sus productos, mismos que incluso pueden adquirirse directamente con ellos, pues los ofrecen en el museo.

Las expediciones a la selva son encabezadas por Beatriz, o mejor dicho, doña Bety, como todos le dicen con afecto y respeto, por haber sido como una hija adoptiva para Fans y Gertrude. A sus 87 años, esta mujer sigue viajando al corazón de la selva, para compartir con los visitantes ese mundo que a ella misma la maravilló desde que era apenas una adolescente y que le hizo echar raíces tan profundas como las de las ceibas, esos árboles sagrados que velan por la paz y la supervivencia de los mayas lacandones.   

Para mayores informes:
Montes Urales No. 425
Col. Lomas de Chapultepec México
Distrito Federal, C.P. 11000
Teléfono: (55) 30 99 3000

Fuente: www.revistacambio.com.mx/nacion/corazon-lacandon/

BOSQUES SUSTENTABLES

Bosques sustentables

Por: Consuelo Pagaza

De la salud de los bosques depende el clima, el agua y la fertilidad de los suelos. El carbono que se acumula en los troncos, hojas y raíces de los árboles contribuye a reducir el calentamiento global. El agua que se infiltra, gracias a la existencia de humus y materia orgánica en el suelo, es el agua de la que dependemos en lugares como la Ciudad de México; la mayor parte de esta proviene de los bosques de la cuenca Lerma – Cutzamala.

Al hablar de los bosques sustentables, nos referimos a la recuperación, salud y el buen manejo forestal de los mismos, lo que contribuye a reducir el calentamiento global, además de que propician el crecimiento y desarrollo de las comunidades  que los conservan con su trabajo y explotación adecuada.

Tal como explica Raúl Benet, director del Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible en México (CCMSS), si se pierden los bosques el agua no se infiltra, sino que escurre por la superficie y causa erosión, azolve de presas, tuberías y sistemas de almacenamiento.

La principal causa de la pérdida de bosque es el cambio de uso de suelo a fin de sembrar pastizales para ganado o cultivos agrícolas. Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), más del 70 % de la deforestación y la degradación es causado por prácticas agrícolas y ganaderas no sustentables que se extienden sobre los bosques, y solo el 10 % de la deforestación se debe a la tala ilegal.

En México, el manejo sustentable de los bosques es relativamente nuevo, y se ha logrado con el trabajo y las demandas de las comunidades. Pese a que la mayor parte de la superficie forestal del país, y prácticamente la totalidad del bosque de la Sierra Norte de Oaxaca, pertenece a ejidos y comunidades, antes de 1980 los bosques estaban concesionados  a empresas privadas. Además de violar los derechos comunitarios, este sistema de concesiones provocó una sobre explotación desmedida del bosque, donde era común la instrumentación de malas prácticas silvícolas orientadas a una visión de corto plazo, lo que ocasionaba severos daños a este ecosistema.

En la Sierra Norte de Oaxaca y en otras regiones del país emprendieron una lucha para exigir al Gobierno terminar con el sistema de concesiones y entregar a las comunidades el territorio.

Esta lucha formó parte de una movilización estatal y nacional mayor. Fue un contrapeso en la coyuntura estructural del país en materia de política forestal. Logró la formulación de la Ley Forestal de 1986, en la que se cancelaba el modelo de concesión boscosa, pero también la posibilidad de que las comunidades tuvieran la titularidad de los servicios técnicos.

La apropiación social de la naturaleza es aquella en la que sobresalen las actividades de conservación, restauración y ordenamiento, no solo las de aprovechamiento. Así lo constata el activo involucramiento de las comunidades abordadas en los procesos del Consejo de Administración de Bosques (Forest Stewardship Council o FSC, por sus siglas en inglés), que les permite obtener la certificación de un manejo silvícola con atributos de sustentabilidad.

Con el cambio en la ley forestal que terminó con las concesiones, inició un proceso de desarrollo de capacidades técnicas, administrativas y comerciales de los ejidos y comunidades, que establecieron empresas forestales comunitarias buscando una visión diferente, de largo plazo, que priorice por encima de la ganancia inmediata, y en consecuencia se desarrollan planes de manejo que permitan una producción sostenida a lo largo del tiempo. Este proceso está en marcha y ha producido resultados disparejos.

Mujeres y hombres de la Sierra Norte de Juárez, mediante programas de manejo forestal sustentable, han logrado mantener el bosque como fuente de trabajo; además,  la implementación de prácticas silvícolas contribuye a conservar los bosques sanos: brechas cortafuegos, los aclareos, la identificación de amenazas al territorio, el establecimiento de áreas especiales de conservación, el combate a los incendios, las prácticas de conservación y restauración de suelos.

Gracias al manejo cuidadoso de los bosques nativos se sabe que la madera puede ser usada en diferentes formas sin desperdiciar nada, troncos provenientes de bosques nativos bajo principios y criterios que buscan el balance ecológico, económico y social. Las comunidades elaboran muebles con madera que pasó por un proceso de certificación ante el FSC, también explotan el servicio de ecoturismo para los visitantes y desarrollan sus propias plantas purificadoras de agua, donde la embotellan y buscan colocarla en el mercado para competir con otras marcas.

Las zonas forestales de la Sierra Norte de Oaxaca son ejemplo de que cuando un bosque es manejado por las comunidades que lo habitan, estas se comprometen con su cuidado, ya que de ahí mismo salen los recursos necesarios para sostenerlo. Los bosques productivos son sanos, los improductivos están abandonados.

Para mayores informes:
Montes Urales No. 425
Col. Lomas de Chapultepec Mexico
Distrito Federal, C.P. 11000
Teléfono: (55) 30 99 3000

Fuente: www.revistacambio.com.mx/nacion/bosques-sustentables/

LEONES RESCATADOS DE CIRCOS

Leones rescatados de circos son liberados en Sudáfrica

Los leones que vivían en países como Perú y Colombia fueron trasladados hasta el santuario de Emoya.

La liberación de 33 leones desde circos sudamericanos ha sido una gran buena nueva para animalistas y defensores de animales en todo el Mundo. Se trató de una cruzada de Animal Defenders International (ADI), la que llegó a buen puerto con el traslado de los leones hasta Johannesburgo en Sudáfrica.

Gracias a la puesta en marcha de un plan de rescate de la ADI y junto a que tanto Perú como Colombia prohibieron el uso de animales en circos, es que fue posible este rescate. Ahora según cálculos ya deben estar en su nuevo hogar, el santuario de Emoya.

Igualmente se trató de un proceso costoso, pues tal como señaló Konbini, para poder trasladar a cada animal se necesitaron USD $10,000 una alta suma si se multiplica por 33, sin embargo el costo sí se pudo asumir gracias a donaciones de dinero.

Si bien estos leones han vivido en cautiverio y pequeñas jaulas, ahora habitarán en un lugar con una capacidad perfecta para ellos, resguardados de los humanos en donde podrán vivir tranquilamente. Para ello estarán un par de días en transición en un espacio acondicionado y luego serán liberados en el santuario.

Fuente: https://www.veoverde.com/2016/05/leones-rescatados-de-circos-son-liberados-en-sudafrica/

EL MUNDO ES DE TODOS

Los trópicos abarcan el 40% de la superficie total de la Tierra con aproximadamente el 80% de la diversidad biológica del mundo y gran parte de la diversidad cultural. El 95% de la superficie de manglares del planeta y el 99% de las especies de manglares. Más de la mitad de las reservas de agua renovables del mundo se encuentran en el trópico y casi la mitad de la población sufre de la escasez de agua.

Nos enfrentamos ante una disminución drástica del área de los manglares desde 1980, en el 2050, en los trópicos vivirá la mayor parte de los habitantes del planeta lo que incluye dos tercios de la población infantil. Debemos detenernos a analizar los retos y oportunidades que enfrentamos como sociedad respecto a los trópicos.

En SIP nos preocupamos por el medio ambiente y concientizamos a las organizaciones sobre los impactos directos e indirectos de sus actividades en el medio ambiente y en su cuidado, a través de nuestros servicios de implementación de sistemas de gestión ambiental y de energía a través de metodologías únicas en el mercado, que se basan en la transferencia del conocimiento.

“El Mundo es de todos y hoy finalmente nos hemos dado cuenta del terrible daño que hemos ocasionado al Medio Ambiente, estamos extremando nuestro Ingenio para hallar Soluciones”

 

 

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GENDARMERÍA AMBIENTAL

Gendarmería ambiental

Un cuerpo de policías designado para resguardar las 177 áreas naturales protegidas que tiene México

El secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Rafael Pacchiano Alamán, anunció las nuevas funciones de la Gendarmería Ambiental, que se encargará de evitar amenazas, como la tala ilegal, las invasiones y el tráfico de fauna.

Estamos enfrente de un parteaguas de la política de conservación de México porque tenemos 177 áreas naturales protegidas, que ocupan el 12 por ciento del territorio nacional, pero como país también tenemos un compromiso con Naciones Unidas de incrementar ese porcentaje hasta un 17 por ciento.

Pero no se trata nada más de decretar áreas por decretarlas, sino que, efectivamente, tenemos que garantizar que las especies y la biodiversidad estén totalmente conservadas y hoy nuestras áreas naturales protegidas se encuentran ante ciertas amenazas que pueden ser tala ilegal, invasiones irregulares, algún tipo de violencia para quienes visitan nuestra áreas naturales, tráfico de fauna y es por eso es sumamente importante la creación de esta Gendarmería, porque nos va a ayudar a la labor que ya realizan nuestros guardaparques para poder enfrentar este tipo de amenazas que hoy estamos sufriendo”.

Pacchiano Alamán subrayó que los integrantes de ese nuevo cuerpo de guardias ambientales “tienen el mismo entrenamiento que un elemento de la Gendarmería y adicionalmente los vamos a capacitar para que entiendan cuáles son los ecosistemas prioritarios que nos tienen que ayudar a cuidar, cuáles son las especies, cuáles son las amenazas específicas de cada uno de los lugares, y lo que estamos trabajando en esta primera etapa, junto con la Comisión Nacional de Seguridad, es poderles decir cuáles son las áreas naturales protegidas que hoy requieren una prioridad en cuanto a protección, para definir el número de elementos que pudieran empezar a operar”.

“Estamos delimitando cuántos elementos, para que puedan  estar ya desplegados en las principales áreas naturales protegidas. Estamos identificando estos puntos rojos, también identificando las necesidades en equipamiento especial que van a requerir, donde nosotros también aportaremos recursos para esto y nuestro objetivo es tener los primeros elementos en estas áreas que sean prioritarias”.

Mencionó que los gendarmes ambientales “estarán de manera permanente en nuestras áreas naturales protegidas y también en algunas instalaciones que sean prioritarias para el suministro de agua operadas por Conagua. La idea es que estén ahí, de manera permanente, a lo mejor itinerando en otras instalaciones, pero siempre ayudándonos en materia de protección ambiental”.

Héroe de Cera

Héroe de Cera
Descubrimiento sorprendente
Volviendo el plástico biodegradable
Al 100%
Por: www.elmundo.es

Esta nota parece sacada de una novela de ciencia ficción y es como si el planeta nos lanzara ayuda urgente.

El problema del plástico es mundial y bien conocido, solo basta voltear a nuestro alrededor. Lamentablemente goza de vivir en las calles, bosques, ríos y mares con graves consecuencias al medio ambiente, fauna y nuestra salud. Hoy podríamos estar viendo la luz de lo que sería el descubrimiento del siglo.

Federica Bertocchini, investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha encontrado una posible solución natural a la degradación. Bertocchini ha descubierto que los gusanos de cera (Galleria mellonella), que se alimentan habitualmente de miel y cera de los panales de abejas, son también capaces de degradar este plástico.

Observa como de una manera totalmente casual, los gusanos se convierte en grandes héroes y salvadores posiblemente de millones de especies: