UN NUEVO MÉTODO FACILITA LA PRODUCCIÓN DE BIOFERTILIZANTES

Un nuevo método facilita la producción de biofertilizantes a partir de fuentes renovables

Una innovación tecnológica, desarrollada en el marco del proyecto europeo DIGESMART, permitirá reducir el consumo de combustibles fósiles y reducir la huella de carbono de explotaciones agrícolas mediante la producción de biofertilizantes obtenidos a partir de fuentes renovables.

TECNOLOGÍAS: Ingeniería y tecnología del medio ambiente

Tras tres años de investigación, el proyecto europeo DIGESMART, de carácter demostrativo, ha logrado gracias al desarrollo de una innovación tecnológica en el proceso de digestión anaerobia, la recuperación de nutrientes del digerido de plantas de biogás para obtener fertilizantes a un precio competitivo.

Este proyecto supone una solución que permite valorizar el digerido obtenido de las plantas de biogás agroindustrial, transformándolo en fertilizantes, lo que posibilita dar salida a su tratamiento.

El digerido es el subproducto que resulta de la digestión anaerobia de biomasa en los procesos de obtención de biogás y es rico en algunos nutrientes tales como el nitrógeno, fósforo o potasio. No obstante, la correcta gestión del digerido entraña ciertas dificultades. Este proyecto proporciona una solución a las necesidades de los operadores de plantas de biogás, tanto en términos de capacidad, como de superficie disponible de aplicación y costes de tratamiento. Permitirá además mejorar la operación y aprovechamiento agrícola del digerido de dichas plantas.

En concreto, con la planta demostrativa del proyecto, construida en Gante (Bélgica), se ha logrado a un precio competitivo, mediante un proceso de stripping y absorción posterior, la producción de nitrato amónico en forma líquida, a partir de la fracción líquida de digerido de plantas de biogás agroindustrial. Con este nitrato amónico, se han conseguido resultados óptimos en las pruebas realizadas entre otros, en cultivos de maíz. En estos ensayos se obtuvieron resultados de rendimiento similares, en cuanto a producción de cultivos y residuos de nitratos, a los obtenidos en producciones tratadas con fertilizantes artificiales.

En la actualidad, existe una doble dificultad con el uso de digerido de plantas de biogás puesto que, por un lado, implica elevados costes de transporte en áreas con una gran densidad ganadera y por otro, el valor económico de su utilización es bajo. Además, los agricultores requieren cantidades cada vez más significativas de fertilizantes artificiales para el crecimiento de sus cultivos agrícolas….

Fuente:  http://www.agenciasinc.es/Noticias/Un-nuevo-metodo-facilita-la-produccion-de-biofertilizantes-a-partir-de-fuentes-renovables

BROCHETAS DE VERDURAS Y TOFU

BROCHETAS DE VERDURAS Y TOFU

Vamos con una fácil no, facilísima, pero muy rica y además bien sana (que tocaba después de tanto dulce). Otra ventaja: podemos usar las verduras que tengamos ya empezadas en casa. ¡Ahí van esas brochetas de verduras!

INGREDIENTES

Pueden usar las verduras que prefieran, pero les cuento cómo las hice yo en este caso:

Calabacín

Tomates cherry (les recomiendo ponerlos, quedan muy ricos)

Pimientos (rojo y verde)

Champiñones frescos enteros

Tofu

Sal gorda

Pimienta

Aceite de oliva

Reducción de vinagre de módena

INSTRUCCIONES

Lavamos bien las verduras y cortamos en trocitos más bien pequeños para que se puedan hacer bien (salvo los tomates si usamos cherry que podemos poner enteros y los champiñones que corté por la mitad). Cortamos también el tofo en dados.

Después, vamos colocando en los palitos de las brochetas; yo fui colocando todas en el mismo orden, pero únicamente para mejorar la presentación. Ponemos un poco de aceite de oliva en la plancha y colocamos las brochetas. Añadimos pimienta y sal gorda al gusto.

Vigilamos que se vayan haciendo por todos lados girándolas de vez en cuando. Una vez listas, podemos acompañarlas con reducción de vinagre de módena u otra salsa que les apetezca.

¡Que aproveche!

Fuente: http://beginveganbegun.es/2014/01/26/brochetas-de-verduras-y-tofu/

RECICLAJE DEL AGUA

Reciclaje del agua

Sólo el 2.5% del agua del planeta es apta para el consumo, la industria o la agricultura. Ante este dato y la vital dependencia del agua, es necesario saber cómo tratar y reciclar agua ya que es un bien cada día más escaso. Una de las formas más fáciles y eficaces de reciclaje del agua, es recuperar el agua de la lluvia. Es importante decir, que estas aguas que podemos recuperar, no son aptas para el consumo humano si no las potabilizamos, pero sí perfectamente útiles para regar, la limpieza del hogar y otro tipo de tareas que requieran agua.

Reciclaje con pozos

Para ello, la opción más común es la construcción de un aljibe o pozo, que serviría de depósito para el agua. El agua suele recuperarse de los techados de las casas y mediante una serie de canalizaciones se lleva el agua hasta el depósito. Una vez allí y con la ayuda de un mecanismo de extracción, como puede ser una bomba, podríamos utilizarla. Esta práctica es bastante común en chalets y fincas rurales y suponen un ahorro importante de agua en riegos de los jardines y plantas.

Fuente:  http://www.inforeciclaje.com/reciclaje-agua.php

ESPECIES SIN SER DESCUBIERTAS


Un nuevo estudio concluye que el 99.99 por ciento de las especies de la Tierra permanecen sin ser descubiertas

Un nuevo estudio realizado por biólogos de la Universidad de Indiana estima que nuestro planeta podría contener aproximadamente 1 trillón de especies, de las cuales tan solo una milésima parte del 1 por ciento ha sido identificada hasta ahora, lo de que dejaría sin descubrir el 99.99 de las especies existentes.

 

Para llegar a esa conclusión cruzaron grandes bases de datos sobre comunidades microbianas, vegetales y animales, procedentes de fuentes científicas, gubernamentales y ciudadanas, con leyes de escala universal. Se trata, según afirman, de la mayor recopilación de datos de este tipo en la historia.

Ese conjunto de datos contienen más de 5.6 millones de especies, incluyendo las microscópicas, de 35000 lugares de la Tierra, tanto continentes como océanos, con la excepción de la Antártida. Al combinarlos con modelos ecológicos y parámetros que relacionan biodiversidad y abundancia, extrajeron una estimación del número de especies microbianas que habitan el planeta.

Hasta ahora no existían las herramientas para poder realizar una estimación como esta, pero las nuevas tecnologías de secuenciación genética hacen posible acceder a toda esa información. El estudio ofrece pues un extenso panorama de la diversidad microbiana y pone de relieve como la mayor parte de esa diversidad permanece sin ser descubierta.

Las especies microbianas incluyen todas las formas de vida que son demasiado pequeñas para observarlas a simple vista. Esto engloba todos los organismos unicelulares, como bacterias y arqueas, así como ciertos hongos. Los anteriores intentos de estimación del número de especies de la Tierra ignoraban a estos microorganismos o se basaban en datos antiguos, obtenidos mediante técnicas sesgadas o extrapolaciones cuestionables, según Jay Lennon, uno de los autores del estudio.

Los investigadores descubrieron que el número de especies mantiene una relación de escala con la abundancia de los organismos individuales. Y hallaron tendencias y patrones en la evolución de la biodiversidad, lo que les permitió obtener esa estimación de 1 trillón de especies.

El estudio, que se ha publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, también sugiere que la identificación de todas las especies de microbios es una tarea casi imposible. Como ejemplo, el Earth Microbiome Project lleva catalogados tan sólo 10 millones de especies.

Fuente: http://www.labrujulaverde.com/2016/05/un-nuevo-estudio-concluye-que-el-9999-por-ciento-de-las-especies-de-la-tierra-permanecen-sin-ser-descubiertas

DISEÑO BIOCLIMATICO Y SUSTENTABILIDAD URBANA

En la actualidad el planeta se está viendo afectado por diversos cambios climáticos, estos a su vez están generando un alto impacto en nuestra manera de construir, es importante entender que el ser humano por naturaleza siempre toma en cuenta aspectos relevantes tales como; comodidad y soltura económica. En nuestra Institución ya nos encontramos perfilando a una pequeña masa hacia un mejor aprovechamiento de los recursos, estos les permitirán a generaciones futuras prolongar su calidad de vida. Por lo que no depende solo de un pequeño grupo, sino de una concientización masiva.

Por ello, ofrecemos la Maestría en Diseño Bioclimático y Sustentabilidad Urbana, esta nos permita contrarrestar factores económicos y mejorar nuestra calidad de vida con alternativas que permitan concientizar de manera eficiente a una población incauta que tiene la necesidad de comprender, así como contribuir con el planeta a través de cursos tales como huertos urbanos, azoteas verdes y jardines verticales. Donde ofrecemos conocimientos teóricos y prácticos para el aprovechamiento de los recursos bioclimáticos y sustentables en diferentes ciudades.

 

 

 

Contacto:

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Lic. Sandy Hernández

Coordinación de Promoción y Difusión

RESTOS DE VINO

La próxima vez que quieras tirar los restos de vino, considera esta idea

¡No queremos desperdiciarlo más!

Tú y tus amigos llegaron a la conclusión de que ya es suficiente vino por una noche. ¿Qué hacen con las sobras de la botella? Como nadie está dispuesto a sacrificarse, sólo queda botarlo en el fregadero.

¿En serio? No, hay alternativas y son bastante útiles. Si nunca te pasó por la cabeza congelar esas sobras de vino, imagínalo y podrás hacerlo la próxima vez que no quieras desperdiciar de este preciado elixir.

Como cuentan en The Huffigton Post el vino se puede conservar en el congelador y una de las maneras más fáciles es hacerlo con moldes para hielo.

El vino que te sobró lo distribuyes en los espacios del molde y así también podrás controlar la cantidad que hay en cada porción. Eso puede ser útil si quieres reutilizar el vino para cocinar.

Puedes hacer postres combinando frutas con este frappe de vino, ¿no estaría nada mal no creen?

 

 

UN GRANERO QUE AGONIZA

Un granero que agoniza

Por Diego Jemio

En este país sudamericano todos saben quién es Barbarita Flores. Ella nació en la provincia de Tucumán y se hizo famosa en 2002, cuando apareció llorando por hambre en la pantalla de televisión. Diez años después, los canales de televisión la buscaron nuevamente: vivía en una casilla precaria, casi destruida por las tormentas. Hace un tiempo, esa niña que ahora es una mujer fue mamá. El diario La Gaceta de Tucumán le hizo una nueva entrevista, en la que contaba que su situación había cambiado poco desde que era una nena que se desmayaba por el hambre en la escuela.

Además de convertirse en un símbolo de la desnutrición, la historia de Barbarita es la del 32.2 % de la población argentina, unos 8.7 millones de personas que residen en 31 aglomerados urbanos; los indigentes suman 1.7 millones, de acuerdo con los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Hay otro dato que no salió en esa encuesta, pero que da cuenta de la desigualdad y de los estragos del modelo agroexportador en el país: Argentina tiene 40 millones de habitantes; en 2015, produjo comida para alimentar a 400 millones de personas.

Argentina no es una isla en América Latina –la región más desigual del mundo. El 9.7 % de la población en Uruguay era pobre a finales de 2015, según el Instituto Nacional de Estadística. La cifra en Chile asciende a 11.7 %, mientras que en Colombia alcanza el 27.8 %. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en 2014 el índice de pobreza creció un punto. En ese año, 7 millones de personas cayeron en la pobreza (28.2 %), luego en 2015 las carencias entre las personas pobres aumentaron de 11.8 % a 12.4 por ciento.

En la Argentina, durante la última campaña presidencial, el entonces candidato y actual mandatario Mauricio Macri construyó su discurso con base en el objetivo de Pobreza Cero. Apenas llegó a la presidencia, cambió el foco y dijo: “Es obvio que en cuatro años no se logrará”. Mientras tanto quitó las retenciones a las exportaciones, en un guiño a los grandes productores del campo.

Según un informe de la Universidad Católica Argentina, el “macrismo” generó un millón y medio de “nuevos” pobres desde su llegada en diciembre. En estos meses, los sectores más vulnerables se vieron afectados por el incremento de los precios de las carnes y harinas, el aumento del transporte y los servicios públicos.

Juan Wahren, sociólogo, miembro del Instituto de Investigaciones Gino Germani y docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA), marca como un punto de inflexión para discutir la pobreza el año 1996, cuando se aprobó el ingreso de la soya transgénica a la Argentina. “Es un cambio de paradigma productivo y tecnológico. El síntoma es la soya, que va reemplazando a otras actividades como la carne, el maíz, el trigo y el sorgo, además de avanzar sobre las economías regionales. Por eso la producción de alimentos como arroz, carne y leche es cada vez menor y más cara. También hay una pérdida de soberanía alimentaria. Es una paradoja que el granero del mundo no pueda alimentar a su propia población”, analiza.

En un país con ese formato de agronegocios, se pierde mano de obra porque la producción de soya requiere menos fuerza de trabajo. “Mucha de esa población termina emigrando a los cordones suburbanos de las grandes ciudades. Además, hay un proceso de desfertilización de los suelos. En México, ese modelo de agronegocio también avanzó, pero hubo un mayor reparto de tierras y la producción campesina es más numerosa. En Argentina, resulta más difícil escapar del esquema planteado desde los noventa”.

La historia de la pobreza

Julio Gambina, economista especializado en economía política, recuerda que a inicios de la década del 70 la Argentina tuvo la mejor distribución funcional y personal del ingreso, con un porcentaje de entre 2 % y 3 % de pobres. Y el pico máximo fue durante la gran crisis de 2001-2002, en el que se llegó a establecer un porcentaje de 57 % de la población. En esos tiempos, Argentina salió en todos los diarios del mundo por su crisis institucional, en la que llegó a tener cinco presidentes en once días. El especialista sostiene que no se puede pensar el tema de la pobreza en el país sin analizar el deterioro del mercado de trabajo en los últimos años.

“Es un problema estructural que debemos verlo en un sentido amplio. Más del 32 % de la población no logra satisfacer sus necesidades básicas, pero también hay una distribución regresiva del ingreso. Las empresas y el propio Estado tienden a tirar abajo las negociaciones colectivas de salarios. Hay un grave deterioro en el ingreso de los trabajadores asalariados. En ese marco, el gobierno de Macri en Argentina y de Michel Temer en Brasil reinstalan la agenda tradicional neoliberal.

Solo basta fijarse en las primeras medidas de nuestro presidente: devaluación (transferencia de ingreso a los sectores más concentrados de producción), quita de retenciones al campo y el pago a los acreedores externos (fondos buitres). Lo de Pobreza Cero fue solo una estrategia electoral”.

Números que esconden

¿Cómo se mide la pobreza? ¿Acaso bastan un par de cifras? ¿Está determinada solamente por el dinero que llevamos en el bolsillo? Argentina, como otros países de la región, no solo tiene nuevamente altos niveles de pobreza estructural, también ve cada vez más lejana su soberanía alimentaria, al igual que la diversidad agronómica y los cultivos sanos disponibles para la población. Las estadísticas de los países de la región no miden la calidad ni la diversidad de alimentos y solo se enfocan en los ingresos monetarios.

Marcelo Giraud, docente de la Universidad Nacional de Cuyo y miembro de la Asamblea Popular por el Agua, cree que los números no bastan para graficar la gravedad de la situación. “El proceso de deterioro del suelo se acentuó fuertemente con el monocultivo sojero. Hay cosechas de trigo, maíz y soja en las mismas parcelas. Como el suelo de la pampa argentina es enorme y uno de los mejores del mundo, esa pérdida de fertilidad y de nutrientes no se notan demasiado. Pero estamos dilapidando uno de los mayores capitales naturales de nuestro país”, advierte el ambientalista.

En los últimos años, la región pampeana fue víctima de grandes inundaciones, que representan la catástrofe natural más costosa para el país. En el norte de la provincia de La Pampa, por ejemplo, grandes lotes de trigo y cebada quedaron este año bajo el agua, con pérdidas que superan el 50 por ciento.

Giraud cree que el cambio climático es un factor agravante en las inundaciones, pero pone el foco en el proceso de deforestación de las cuencas altas, que no solo se realiza para plantar soya, sino también para la actividad ganadera cada vez más desplazada.

“Pasa exactamente lo mismo en la Amazonía brasileña. Aunque las lluvias sean iguales que en otros años, el suelo tiene una menor capacidad de almacenamiento de agua. El pico de crecida es mayor y el agua llega más rápido a los ríos. Eso pasa porque las lluvias caen sobre un suelo con poca cubierta vegetal. Es urgente salir de este monocultivo sojero hacia un modelo de agricultura más diversificado. Los componentes naturales del suelo bajaron enormemente por la aplicación del glifosato y otros agrotóxicos”.

El caso argentino va en sintonía con otros de la región, que hace algunos años tuvieron récords de exportaciones con altos precios de commodities por la fuerte demanda china, pero todavía dependen de sus materias primas. “Argentina depende de los granos. Chile, Perú, Bolivia, Ecuador y Venezuela de los metales y minerales. Y Brasil de los dos. Todos están lejos de una mejor calidad de la industrialización y de actividades de servicio. México sufrió también la crisis de varias ramas industriales por la competencia china. El escenario es comprometido en toda la región”, agregó Giraud.

¿Castigo en las urnas?

El año próximo serán las elecciones legislativas en la Argentina. Será la gran prueba de fuego para el “macrismo”, que lleva menos de un año en el poder pero ya sufre un desgaste mayor a raíz de la caída del empleo, los tarifazos, la inflación y, por supuesto, la pobreza.

Ignacio Martínez, director de la consultora de opinión pública Ibarómetro, cree que la caída de la economía será un tema clave en los próximos comicios, aunque aún “no se deterioró su imagen porque terminará el año con un 50 % de imagen positiva”.

“Por ahora, las encuestas no muestran que la opinión pública le haya quitado el crédito, pero sí está amenazado en un futuro cercano. Quizá la pesada herencia del gobierno anterior, como una figura retórica, pueda jugarle a favor para diferir posibles penalizaciones. Pero si no muestra resultados más positivos y concretos, su popularidad se derrumbará. La desocupación y la pobreza comienzan a aparecen entre las principales preocupaciones de la gente”, manifestó.

El economista Julio Gambina es pesimista sobre el futuro cercano de la Argentina. “No solo no se cumplirá con la promesa de Pobreza Cero, sino que tampoco habrá una disminución de la pobreza. Dirán que la combaten y que la pondrán como prioridad en las próximas campañas electorales. Pero hay un dato real: la pobreza creció en los últimos 40 años. Y cuando bajó levemente nunca volvió al techo anterior”.

Macri debe enfrentar un coctel de inflación, pobreza, desempleo y una economía a la baja, a menos de un año de asumir la presidencia. Hace unos días, Cristina Fernández de Kirchner llamó a construir un “gran frente nacional opositor”. Nada será fácil para el ex presidente de Boca Juniors, y mucho menos para el 32.2 % de los argentinos que sufren la pobreza.

Para mayores informes:
Montes Urales No. 425
Col. Lomas de Chapultepec México
Distrito Federal, C.P. 11000
Teléfono: (55) 30 99 3000

Fuente: www.revistacambio.com.mx/mundo/un-granero-que-agoniza/

UN BICHO RARO

Un bicho raro

Por: Rogelio Segoviano y Elizabeth Palacios

“Soy una mujer sin instructivo… así como las fotografías que hago, que tampoco tienen un instructivo para poder apreciarlas o entenderlas”. Con estas palabras define su personalidad y su trabajo Silvia Andrade, la joven artista yucateca que actualmente destaca en todo el mundo gracias a las singulares y muy espectaculares imágenes de “monstruos invisibles” que desde hace algunos años captura e interviene con ayuda de su cámara fotográfica, un microscopio electrónico de barrido y el programa Photoshop.

Ingeniera química de profesión, Silvia Andrade (“Silvana, para los amigos”) es una de las máximas representantes de nuestro país en el terreno de la fotografía científica, con una importante colección de reconocimientos nacionales e internacionales, que incluyen desde el prestigiado Sony World Photography Award y el Premio Latinoamericano de Fotografía, hasta el Concurso Internacional de la Imagen FINI y el Premio Nacional de Fotografía Científica que otorga en México el Conacyt.

Sin falsa modestia, Andrade –quien desde el 17 de octubre exhibe algunas de sus imágenes en el Centro Cultural España, al lado del también fotógrafo de ciencia Luis Monge–, piensa que en el planeta no hay más de 20 personas que realicen un trabajo similar al suyo, pues además de talento, pasión y dedicación a la cámara, también se requiere una serie de elementos externos, como conocimientos de biología, química, botánica y, sobre todo, habilidad en el manejo del microscopio electrónico de barrido, un “juguete” científico de alta tecnología que no se consigue en la tienda de la esquina.

AMOR E INSPIRACIÓN

Hija de un inmunólogo y una química que dirigían un laboratorio en Mérida y tenían fascinación por los jardines botánicos, desde pequeña Silvia se vio inmersa en el mundo de las bacterias, los insectos y las flores. Recuerda que sus padres, para entretenerla en el laboratorio, la ponían a clasificar y organizar todo tipo de cosas, desde libros, hasta escarabajos y mariposas.

Aunque llegó a considerar dedicarse al estudio de las matemáticas, no resultó extraño que la risueña e inquieta joven terminara por titularse como ingeniera química y entrara a trabajar en el Centro de Investigación Científica de Yucatán (Cicy), en donde la enviaron a tomar unos cursos para operar el microscopio electrónico de barrido que había en el lugar. Casi al mismo tiempo, un exnovio la convenció para estudiar fotografía en los Talleres de Artes Visuales de la Universidad Autónoma de Yucatán. Los astros comenzaban a alinearse en la vida de Silvia Andrade.

El ex novio, un físico apasionado de la fotografía, no solo animó a Silvia a que se profesionalizara y experimentara con los retratos a esos diminutos seres que descubría tras el microscopio electrónico, sino a inscribir sus trabajos resultantes en diferentes certámenes. Al tiempo que ella comenzaba a mejorar en su trabajo con la cámara, su relación sentimental se venía a la deriva. Incluso, cuando ambos participaron en la séptima edición de la Bienal de Artes Visuales de Puebla y ella resultó ganadora con su serie de imágenes en blanco y negro titulada Oráculo, él terminó con el noviazgo. Lo último que le dijo fue: “Dedícate al arte”.

Luego se hizo pareja de un cubano, pero el romance tampoco fructificó. Y como si el desamor fuera el combustible que necesitaba la creadora que llevaba dentro, la yucateca decidió trabajar en la serie fotográfica en blanco y negro titulada Sardinas, inspirada en su recién terminada relación sentimental, así como en sus viajes a La Habana. Silvia recuerda que luego de separarse del cubano, a manera de despecho tiró el disco duro “con todas las fotografías que había realizado cuando estaba a su lado”. Luego, arrepentida, le dijo a su mejor amiga que había sido una tonta al hacerlo, pues ahora le surgían ideas para trabajar con esas imágenes y presentar una nueva serie, “pero ella me tomó la mano y me dijo: ‘No te preocupes por ese disco duro, yo lo rescaté del bote de basura’, y fue así que armé la serie Sardinas”.

COLORIDOS ESCARABAJOS

Hasta ese momento, la mayor parte del trabajo fotográfico de Silvia Andrade había sido en blanco y negro. Un día descubrió las coloridas imágenes de Dennis Kunkel, quien es considerado el gran maestro de la fotografía microscópica. “Le escribí y le mandé algunas de mis fotos en blanco y negro, y le pedí que me enseñara a colorearlas. Kunkel me respondió y elogió mi trabajo, aunque me dijo tajante: ‘No te voy a enseñar a colorear fotos, pero usa el Photoshop’ ”.

Desde entonces, la artista interviene la mayor parte de sus fotos tomadas en el microscopio electrónico para agregarles color y diseñarlas de manera espectacular, técnica que le ha valido el reconocimiento unánime de críticos y especialistas de todas partes, pues no solo muestra la habilidad adquirida en el manejo de aparato científico, sino que con los diferentes pigmentos utilizados en la computadora reinventa sus imágenes y reconstruye auténticas obras de arte, como es el caso de “Escarabajo Megacerus del Jardín Botánico Roger Orellana”, foto ganadora hace unos meses del Sony World Photography Award, en donde captura la belleza y magnificencia de un insecto de apenas tres milímetros de tamaño.

“El objetivo de mis imágenes –dice Silvia Andrade– ha sido compartir con la gente esta parte oculta e invisible de la naturaleza. Es una invitación a disfrutar de nuestros jardines y parques a través de imágenes científicas que nos ayudarán a respetar y amar la naturaleza”.

Los colores que emplea Silvia rara vez se ajustan a la realidad, ya que casi siempre tienen que ver con su estado de ánimo, su gusto personal o con el recuerdo de algún familiar o amigo. Considera que a pesar de su colorida y cálida esencia latina, tampoco se trata de elaborar un carnaval de colores sin ton ni son, de ahí que se deje llevar por su instinto. Y tal vez ese mismo instinto le ha dicho que debe utilizar la ciencia como un vehículo para mostrar de lo que es capaz como artista. Sin duda tiene mucha razón al afirmar que ella es una mujer que vino a este mundo sin instructivo alguno.

Para mayores informes:
Montes Urales No. 425
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Distrito Federal, C.P. 11000
Teléfono: (55) 30 99 3000

Fuente: www.revistacambio.com.mx/newsletter/un-bicho-raro/

GIGANTESCOS LIBROS DE HIELO

Gigantescos libros de hielo llenos de semillas para repoblar las riberas

La artista Basia Irland es la culpable de este fantástico proyecto artístico y aleccionador, alimento para el alma y para la conciencia sobre problemas globales como la escasez del agua potable, la polución, el cambio climático y el deterioro de los ecosistemas.

Su ingeniosa manera de alertar sobre ello es mediante proyectos creativos que suelen convertirse en virales. Uno de los más conocidos consiste en realizar esculturas en forma de libro, grandes bloques de agua de río congelada que, además de buscar concienciar sobre el calentamiento global al derretirse, guardan un secreto lleno de vida.

Llenar las orillas de plantas

Ese secreto son las miles de semillas que la artista encierra en el libro, toda una lección para un mundo que aniquila los entornos naturales y una oportunidad de regeneración para las riberas, ya que su función no es otra que ayudar a repoblarlas con la vida vegetal cuando el libro se derrite en pleno cauce y va liberando las semillas.

En efecto, además de alertar sobre el deshielo provocado por el cambio climático, se centra en la importancia de los ríos y en su biodiversidad única. Desde el año 2007 comenzó este proyecto sumergiendo sus libros en los ríos para llenarlos de semillas de plantas autóctonas que selecciona en cada uno de los ecosistemas.

Llenar sus orillas de plantas es su manera de conectar a la gente con la naturaleza, en especial a los ríos. Pero no se queda ahí, también convoca a las comunidades cercanas a los ríos a la suelta de sus libros de hielo, todo un acontecimiento, invitándolos a participar en la siembra de semillas en las cuencas de los ríos.

Fuente: http://www.ecologiaverde.com/gigantescos-libros-de-hielo-llenos-de-semillas-para-repoblar-las-riberas/

UN BANCO PARA EL APOCALIPSIS

Un banco para el Apocalipsis

POR LUCÍA BURBANO / LONDRES, REINO UNIDO

A dos horas de Londres, en el corazón de Wakehurst Place –un área protegida con el calificativo de Extraordinaria Belleza Natural– hay un edificio donde se resguardan millones de semillas de las plantas y árboles que nos alimentan, sanan o embellecen. Es el Millennium Seed Bank (MSB) o Banco de Semillas del Milenio, el centro más importante del mundo en el ámbito de la conservación.

No hay que esperar hasta el apocalipsis para comprobar la función trascendental que cumple el banco de semillas de Royal Botanic Gardens, Kew, gracias al cual ya se han reintroducido varios especímenes a su hábitat natural. Es el caso de una planta autóctona de Sudáfrica, Cylindrophyllum hallii, de la cual apenas quedaban unas doscientas en 2002 debido a la degradación de su entorno, que lograron propagar con éxito.

Seleccionar qué semillas se preservan no es una elección aleatoria, es consecuencia de una serie de criterios establecidos de antemano que priorizan las especies que son endémicas, extremadamente útiles o que se encuentren en riesgo de extinción.

En la actualidad, Kew tiene 80 000 colecciones de semillas conservadas a -20 ºC, los cuales representan más de 37 600 especies. Cada colección contiene aproximadamente 20 000, ya que se recolecta una muestra de 1 000 semillas por cada especie para lograr la máxima diversidad genética. Este año, celebra el décimo aniversario de la llegada al banco de la semilla un billón –una clase de bambú que procede de África– almacenada desde 2007. Su objetivo para 2020 es custodiar el 25 % de las especies conocidas por el ser humano.

El MSB es el proyecto estrella de Kew, que tras comenzar a recopilar semillas de forma mucho más modesta en 1974, inaugura en el año 2000 este espacio de 5 500 m2 diseñado por Stanton Williams y galardonado con importantes premios arquitectónicos. Su forma de bóveda de cañón se integra a la perfección en la naturaleza que lo rodea, que en primavera es exuberante en colores y aromas.

Michael Way, coordinador de Alianzas en el Ámbito de Conservación para las Américas, forma parte del equipo de cincuenta personas que trabajan en el MSB. Es además el guía que nos descubre los entresijos de esta arca de Noé contemporánea y quien nos platica sobre la labor que Kew lleva a cabo con la colaboración de sus socios internacionales.

DEL CAMPO AL BANCO

El Crop Wild Relative Project (Proyecto de Parientes Silvestres de Cultivos) es el manual que viaja con los equipos encargados de recoger muestras de todo el mundo. Es el documento donde se establecen los criterios, prioridades y objetivos, y donde se anotan las zonas de recolección o la temporada de floración de las diferentes especies que salen a buscar.

La recolección se realiza manualmente, sin embargo la forma depende de las características de cada semilla. Por ejemplo, algunas se dispersan con el viento y requieren técnicas específicas. Pero en general, se obtienen con métodos bastante tradicionales, como sacudir los árboles o estirando el tronco con una cuerda. En el caso de los herbáceos, pueden recolectarse de la misma forma que la fruta, en barreños. “Somos gente práctica”, define Way, quien explica que recoger muestras de los cientos de árboles y plantas que luego regresan a Inglaterra implica caminar una media de cinco kilómetros diarios.

A su llegada al banco, se guardan durante casi dos meses en una sala denominada Habitación seca, donde permanecen clasificadas en sacos o bolsas de papel –habitualmente los mismos recipientes empleados en su colecta– con los siguientes datos escritos a mano: nombre de la persona que las recolectó, de qué semilla se trata, el lugar, y por último la fecha. Way muestra un ejemplo de México donde puede leerse, escrito en bolígrafo negro, “RAE-131 (el código de Ricardo, miembro del equipo), Cedrela odorata (de la familia del cedro), Paso de Ovejas, Veracruz, 20/04/2016”.

El objetivo de esta sala –ambientada con un equipo de aire acondicionado colocado encima de la puerta– es que la humedad relativa de las muestras baje hasta 15 % y frenar su envejecimiento. Las semillas que acaban de llegar se sitúan al final de la sala, donde reciben un mayor flujo de corriente. A medida que van secándose, se trasladan a posiciones más cercanas a la puerta.

El siguiente paso es limpiarlas en el laboratorio, un espacio que, por cierto, satisface la curiosidad de los visitantes al centro, ya que puede observarse, a través de un vidrio, como trabajan los científicos. Una pequeña parte de las instalaciones está abierta al público, ahí se realizan, además, exposiciones relacionadas con la naturaleza y la conservación.

“Primero debemos entender la semilla”, dice Way. Esto significa abrirla para observar su contenido en los microscopios binoculares y confirmar, primero, que se trata de la semilla correcta y, segundo, para averiguar si tiene embrión y almacenamiento de tejidos.

Después, se separa el fruto del cascarón en un filtro de tela metálica de diferentes medidas milimétricas. Una vez obtenido, se coloca en un contenedor que gracias a un sistema de aspiración acaba por dividir las partes vacías y las llenas. El porcentaje de la parte llena se verifica después con el microscopio. “Si el contenido se halla, por ejemplo, al 50 %, necesitaríamos cuarenta semillas para que crezcan veinte plantas”, explica Way.

Una vez listas, pasan al congelador, que permite conservarlas durante la increíble cifra de 500 años. Programado a una temperatura de -20 ºC, se encuentra soterrado bajo concreto reforzado. Las semillas se organizan en subsalas aisladas por páneles, pero como Kew está realizando obras para ampliar su capacidad, el congelador no formó parte, desafortunadamente, del itinerario. Way lo describe afirmando que su interior equivale al espacio que ocuparían veinticinco autobuses de dos plantas. Para tener una idea, los icónicos camiones de color rojo de Londres miden unos 15 metros de longitud y 4.38 metros de altura.

Al preguntar si esta temperatura garantiza por igual la preservación de todas las especies, Way responde que acomodar cada una bajo unos parámetros individuales es prácticamente imposible, por ello trabajan con categorías genéricas de cada especie. Aun así, existe una sala pequeña donde las especies más complicadas encuentran acomodo.

“Las orquídeas, por ejemplo, son un grupo que no sobrevive más de diez años a esta temperatura”, explica el científico. La solución es depositarlas en contenedores de nitrógeno líquido, que se encuentran a una temperatura de -196 ºC. No hacen lo mismo con todas las especies porque los retos de salud y seguridad son mayores, y por las características específicas del empaque empleado para resistir estas temperaturas.

El ciclo no termina aquí. “Hay que testear la viabilidad de las semillas”, continúa Way. Para ello, extraen del congelador un muestra de cincuenta semillas y la colocan a temperatura ambiente. Después, siguiendo las instrucciones de la base de datos World Clim (Climas del Mundo), las introducen en diferentes incubadoras que reproducen las condiciones autóctonas y favorecen la germinación.

“Contamos con 35 ambientes diferentes y cada incubadora puede programarse para combinar diferentes temperaturas y una mayor o menor cantidad de luz”, explica Way. Muestra un ejemplo en el cual los parámetros están fijados para reproducir condiciones típicas de un clima subtropical; doce horas de luz a 25 ºC y doce de oscuridad a 10 ºC. Las semillas se colocan en “agar”, un extracto de alga con gran cantidad de agua, la cual crea una gelatina que facilita la germinación. Una vez por semana, comprueban cuales han germinado y cuáles no. Pasados dos meses, se descartan aquellas que no lo han hecho.

TESORO MEXICANO

“México es de los primeros países con el que establecimos un acuerdo de colaboración, hace veinte años”, comenta Way. El país es interesante para Kew por “su biodiversidad, variados ecosistemas, flora y microclimas, que lo convierten en un lugar muy interesante”, agrega el científico.

Michael Way es responsable de los proyectos de conservación de semillas que se llevan a cabo en el país, y su trabajo incluye gestionar los esfuerzos técnicos que permiten identificar cuáles son los lugares donde hay que recolectar. Kew custodia la mitad de lo que se recolecta en México y la otra mitad se conserva en el banco de semillas de sus socios de FESI-UNAM. Entre ambos acumulan en la actualidad un 7 % de la flora mexicana.

Tres son las líneas de actuación que se llevan a cabo gracias esta colaboración, supervisada por la Comisión Nacional para la Biodiversidad (Conabio) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales  (Semarnat). La primera es un proyecto de recolección y conservación de semillas en Baja California; la segunda un estudio del uso tradicional de plantas útiles; y la tercera es un programa de recolección de semillas de árboles.

En uno de los invernaderos situado en las instalaciones, Way señala una especie útil mexicana, una Candelilla, de la que obtiene la cera. “Es la planta natural más importante de toda la región desértica de Chihuahua”, la define el científico. Se exporta a EU para ser empleada en el sector de la alimentación y en productos como el pintalabios.

Kew trabaja en 24 de los 32 estados mexicanos, y junto con sus socios ya ha identificado más de 3 000 especies de árboles. La siguiente tarea, adelanta Way, es seleccionar las 100 semillas que cumplen los criterios establecidos para ser trasladadas y preservadas en su banco.

“Tenemos muchas metas en México”, comparte. Entre ellas, recolectar alrededor del 20 % de la flora. “Si cada año conservamos un 0.5 % de esa flora, la colección mexicana crecerá hasta convertirse en una de las más importantes”, dice Way para finalizar.

Para mayores informes:
Montes Urales No. 425
Col. Lomas de Chapultepec México
Distrito Federal, C.P. 11000
Teléfono: (55) 30 99 3000

Fuente: www.revistacambio.com.mx/mundo/un-banco-para-el-apocalipsis/