El delfín rosado estuvo fuera de la lista de animales en peligro de extinción durante 10 años.
Por: Crónica ambiental
El delfín rosado pertenece a la familia Platanistoidea y viven en ríos, mientras que los delfines comunes forman parte de la familia Delphinidae y viven en los mares; por esto, aunque son muy parecidos, no están 100% relacionados entre sí.
Esta especie esta catalogada dentro de las cinco especies de delfines de río; son los machos adultos los que cuentan con el color rosa pastel que los caracteriza; hermosos animales los cuales, desgraciadamente, podrían estar próximos a extinguirse.
De acuerdo con la Unión Internacional para la conservación de la Naturaleza, la especie del delfín rosado estuvo fuera de la lista de animales en peligro de extinción durante 10 años; lamentablemente ahora han ingresado a esta lista. Estudios realizados muestran que la población de delfines en Brasil y Colombia —lugares donde abundaban este tipo de delfines— está disminuyendo peligrosamente.
Se calcula que, de seguir a este paso, en 50 años ya no existirá la mitad de estos delfines.
El problema principal —como suele ser la mayoría de las veces con diferentes especies en peligro de extinción— es la deforestación y el deterioro de su hábitat natural; la selva del Amazonas está despareciendo poco a poco y, junto con, cientos de especies que viven ahí.
Es importante que los gobiernos de estas zonas actúen rápidamente e incluyan en su agenda la protección de estos delfines para evitar su desaparición, así como evitar la deforestación constante de la selva amazónica.
Esta instalación podría marcar la diferencia entre la escasez de agua y un acceso digno y libre al líquido vital, para ti y tu familia.
Por: ecoosfera
Una idea de la que nadie puede prescindir es que el agua, más allá de toda creencia, es un elemento sagrado. Algo que sin duda es necesario meditar, y comprender que, como colectividad, requerimos preservarla a lo largo del tiempo. En este sentido, elaborar un recolector de agua de lluvia es una forma de mostrar esa consciencia, y una responsabilidad mínima ante la probable escasez de este líquido vital.
Quizá te resulte inspirador saber que mujeres en Sudáfrica han hecho ingeniosos sistemas de recolección para sobrevivir a las sequías. Recolectar agua de lluvia es fundamental para aprovechar al máximo este recurso en cualquier país, y la simple acción de construir tu propio recolector de agua de lluvia es una pequeña iniciativa que a la larga podría salvar a la región donde vivas de la escasez de agua.
Es el caso de la Ciudad de México, una de las tres ciudades que se enfrentan a una temprana crisis de agua. Bajo el lema lluvia para todos, proyectos como el de Isla Urbana se dedican a la instalación de recolectores de agua en poblaciones de bajos recursos, asegurando que la crisis podría evitarse si cada casa tuviera su propio recolector de agua. Y sobre todo en México, donde abunda la lluvia.
De ahí que en Ecoosfera te enseñan a hacer tu propio recolector de agua de lluvia, de la manera más fácil. Haciéndolo contribuirás a evitar inundaciones, a extraer menos agua de los mantos acuíferos, ahorrarás la energía que se utiliza en los sistemas de bombeo y utilizarás agua librede cloro. ¿Y lo mejor? Es una forma de tomar este recurso natural con libertad y naturaleza, prescindiendo de su carencia.
Para elaborar tu recolector de lluvia necesitarás:
Materiales:
Barriles para almacenar agua
Pueden ser incluso botes de basura grandes. Lo importante es que puedan contener entre 100 y 200 litros de agua. Puedes comprarlos en línea, o conseguir los que se usan en restaurantes para almacenar comida. Sólo asegurate de desinfectarlo perfectamente.
Lo demás lo consigues en cualquier ferretería:
Llaves para manguera, de 2.4cm, con roscas para tubos de 1.8cm. Se verían ya instalados como los de la foto de arriba, o por separado así:
Juntas de 1.8cm x 1.8cm (el mismo número de barriles que vayas a tener)
Bujes de 1.8cm x 1.8cm
1 rosca de tubo con adaptador para manguera de 2.5cm
Contratuercas de 1.8cm
4 arandelas metálicas por cada barril
1 rollo de cinta de teflón
1 tubo de sellador de silicona
1 codo de bajante pluvial para conectar el desagüe al primer barril recolector
Tela de mosquiteros de aluminio (pequeños rectángulos que funcionarán como filtro en la parte de arriba de tu recolector)
6 bloques de cemento por cada barril y un poco de grava (como base)
Herramientas:
Taladro con broca de 1.8 mm, sierra manual, tornillos, guantes y lentes de protección.
Instrucciones:
Antes que nada, debes tener instalado un sistema de caneletas y tuberías, aquellas que normalmente llegan directo al piso. Modificarás el camino del agua, ayudándote del bajante pluvial (o codo). Pero primero debes hacer esto:
1) Construye una plataforma para el sostén de los barriles con los bloques. Aplana la zona lateral del desemboque del bajante pluvial o el tubo de metal que va de las canaletas del techo al piso.
2) Coloca una copa de grava en un rectángulo que hayas cabado, de 10 a 15 cm de profundidad, llenándolo con una capa de grava y con los bloques de cemento, y luego coloca los barriles.
3) Taladra o serrucha un hueco en el barril por donde caerá el agua, o en la tapa del bote de basura. Debe de ser del tamaño del bajante pluvial, para poder ajustarlo a él y no queden huecos. Realiza un agujero de 1.8cm en el costado para colocar la llave, a una altura que quepa un balde para tomar el agua posteriormente. Aplica sellador en el borde del hueco, tanto fuera como dentro del barril. Pon la llave, reuniendo la junta y la llave. Para hacerlo utiliza la cinta de teflón que envuelven los bordes enroscados, así quedará más hermético y evitarás cualquier fuga. Coloca una arandela en el tubo desde adentro, e inmediatamente después el buje para que fije la llave en el lugar.*
*Si tienes duda sobre esto, consulta antes a un experto en la tienda a la que acudas. Él sabrá orientarte sobre cómo colocar perfectamente todas estas piezas, que a fin de cuentas no son sino una llave cualquiera conectada a tu bote recolector.
4) Crea una válvula de desagüe taladrando otro hueco a unos centímetros de la parte superior del barril (esta te puede servir después para conectar todos tus barriles). Tras colocar el sellador, pon la arandela en el adaptador de la manguera metiéndola en el hueco desde afuera. Después, pon la otra arandela en las roscas de adentro, añadiendo algo de cinta de teflón y una tuerca para ajustar todo. Finalmente, coloca la manguera directamente sobre la válvula.
5) Monta el sistema de recolección armando el codo de bajante pluvial. Conectalo poniendo el barril en la plataforma, de manera que se ajuste el agujero de la tapa con el bajante para que el agua desemboque en el barril. Corta el canal con una sierra, fijándo el bajante con tornillos y asegurándote de que estén bien apretados. Recuerda que el codo debe desembocar dentro del barril; no es suficiente que quede encima de él.
Conecta el barril al codo usando la sierra para cortar un hueco en la tapa del barril, de manera que el borde del codo quede dentro. Finalmente, haz un pequeño filtro con el mosquitero, para filtrar el exceso de tierra que haya en el tejado.
Si pusiste más barriles, los puedes conectar mediante la válvula de desagüe, pero el segundo barril necesitará un tercer agujero que funcione como desagüe, y así sucesivamente. Este debes hacerlo con el taladro a la altura de la válvula de escape, siguiendo los pasos de arriba para colorar la llave: colocando sellador en el agujero, luego el adaptador de manguera, dos arandelas y cinta teflón para ajustar. Luego puedes conectar los barriles entre sí con una manguera, que puedes comprar por metros en cualquier ferreteria, o con tubos delgados de PVC, para que se reparta el líquido.
Es bien sabido que la basura es uno de los principales problemas ecológicos del presente siglo. Su uso como material de construcción puede ayudar a mitigar los daños ambientales.
Por: Noticias arq.
Desechos de todo tipo son acumulados a diario y por toneladas prácticamente en todo el planeta y principalmente en las grandes ciudades.
El problema no es fácil de resolver, considerando que las formas de vida características de nuestro tiempo dan lugar a la producción y acumulación de basura. El incremento de la población y el consumo exagerado de objetos fútiles -los cuales se presentan por lo regular envueltos en papel, plástico o cartón-, la chatarra tecnológica y de electrodomésticos, la publicidad impresa en papel y los tan comunes envases de refrescos, agua y comida, se desechan por toneladas.
Lo alarmante de esta situación es que a medida que va pasando el tiempo, la cantidad de chatarra y desechos crecen cada vez más. Es a partir de la acumulación cuando comienzan los problemas ecológicos, ya que los basureros se convierten en focos permanentes de contaminación.
La contaminación ambiental y la falta de espacios para depositar la basura, ha generado que en muchos lugares del mundo la basura y los desechos orgánicos estén pasando de ser “desechos” para convertirse materia prima para la creación de nuevos materiales, aplicables en muchos ámbitos, incluyendo la construcción.
El reciclaje de desechos, tanto orgánicos como inorgánicos ha permitido crear nuevos materiales de construcción, que por lo regular suelen ser sumamente resistentes y económicos.
Uno de los materiales que tiene mayores posibilidades en la industria de la construcción es el plástico denominado PET, ya que por sus características y resistencia puede ser utilizado -ya sea en forma de botellas, o procesado y transformado en tabiques o piezas modulares- tanto para la construcción de elementos divisorios como muros, celosías y losas, como para construir edificaciones completas.
El proyecto denominado como Eco Ark, es un notable ejemplo de cómo un material de desecho como el PET puede ser transformado en un eficiente material de construcción que permite construir estructuras habitables.
Este proyecto, creado por “Far Eastern” y un grupo de jóvenes arquitectos taiwaneses, incluye la transformación del plástico de las botellas de refrescos y agua mediante un proceso en el que se trituran, funden y posteriormente se convierten en piezas modulares traslúcidas o “tabiques huecos” que tienen la capacidad de resistir fenómenos naturales como tifones, huracanes o terremotos.
Otro proyecto orientado al reciclaje de botellas PET, es Byfusion del ingeniero Peter Lewis, quien creó una máquina con la que transforma las botellas de plástico en bloques o tabiques.
El proceso de elaboración de los bloques es similar al del proyecto Eco Ark, pues las botellas de plástico, una vez dentro de la máquina, se lavan y son presionados en forma de tabiques. Estos bloques son también altamente resistentes, por lo cual pueden ser utilizados de manera estructural tanto en muros de carga y de contención.
En Latinoamérica también se están tomando cartas en materia del reciclaje de plásticos de desecho, un ejemplo es el proyecto denominado “Tabiques de botellas” desarrollado al interior de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires y gestionado por empresas sociales integradas a la Red Global del Trueque.
En este caso el PET molido reemplaza a la piedra y un 60 por ciento de la arena que se utiliza en la elaboración de tabiques, tejas, losas y paneles. Para la elaboración de estos tabiques primero se clasifican las botellas por color, después las botellas son prensadas y compactadas para posteriormente llevarlas a un molino, que las transforma en un polvo similar a la harina.
El paso siguiente es, mezclar este polvo con cemento, arena y un producto químico que favorece la combinación, al fraguar, la mezcla se convierte en viguetas o bloques con los que se pueden levantar paredes, techos o pisos. Las ventajas de este material es que permite tener piezas 50 por ciento más ligeros que los que se construyen con materiales tradicionales y además es más económico, ya que, por ser un desecho, las botellas se consiguen de forma gratuita.
En la Universidad Autónoma de Querétaro, en México, también se ha desarrollado un tabique ecológico hecho a base de botellas de PET, en este caso su creador, Gerardo Soto Ramírez, alumno de la Facultad de Ingeniería utilizó la fibra de las botellas de plástico para mejorar las propiedades mecánicas del tabique tradicional.
La idea de Soto Ramírez responde a dos cuestiones importantes en México: el reciclaje de residuos sólidos y la necesidad de materiales de construcción resistentes a terremotos. Además de durable, la construcción de una casa de tamaño mediano con este material resultaría en el reciclaje de hasta 4 mil botellas de plástico PET.
Estos tabiques pueden elaborarse en tres distintos tamaños y diseños, para la edificación de viviendas o para la realización de obras de mayores dimensiones, con un impacto ecológico significativo, porque se pueden utilizar hasta cuatro mil botellas por construcción.
En junio de 2016, el Centro Experimental de la Vivienda Económica (CEVE) de Argentina, capacitó a un grupo de personas a fin de utilizar botellas de PET como tabiques de construcción.
El resultado es una casa que pertenece a la cooperativa El Vivero, inaugurada el 25 de febrero de 2017. Abarca 56 metros cuadrados y cuanta con un comedor, dos dormitorios, un baño, un calentador de agua solar, luz eléctrica y agua potable.
Esta cooperativa está formada por cincuenta familias rurales y actualmente está trabajando para construir más viviendas con ladrillos PET, que sean adaptables a la geografía, el clima y la sismología locales. Vale la pena mencionar que estos ladrillos son más ecológicos, además del hecho de que tienen más aislamiento térmico. Además, son más ligeros que los tradicionales.
Todos los proyectos antes mencionados, nos permiten ver de otra manera la basura, que más allá de un desecho puede ser una importante materia prima para la elaboración de nuevos materiales, que además de resolver la contaminación ambiental, podrían ayudar a resolver el problema de vivienda en lugares de escasos recursos, ya que la fabricación de los materiales antes mencionados es mucho más barata que la de los materiales tradicionales.
Boyan Slat es un joven holandés que inventó un método para limpiar los 5 billones de desechos plásticos que contaminan los mares de la Tierra.
Por: Noticias de arq.
El joven inventor ha diseñado el primer sistema de limpieza de plástico oceánico del mundo. Tras cinco años y medio trabajo, Slat, de 23 años, observará como el Sistema 001, una barrera flotante de casi 609 metros de largo viajará hasta el Great Pacific Garbage Patch, un flujo de desechos plásticos que duplica el tamaño de Texas entre California y Hawai.
Si todo va según lo planeado, 60 sistemas de este tipo podrían reducir la cantidad de plástico allí hacia el año 2025.
“Espero que este sea un punto de inflexión para el problema de la contaminación plástica”, dice Slat.
Lo que originalmente se concibió como una gran barrera dispuesta alrededor de un tanque central para recolectar plástico es hoy un sistema modular no tripulado que se mueve con las corrientes, gravitando naturalmente a áreas de mayor concentración.
Desde el aire parece una tubería que se asienta sobre la superficie del mar, pero debajo de las olas hay una “falda” de 3 metros de profundidad, que atrapa el plástico acumulado por la corriente.
Debido a que el sistema es sólido en lugar de una red, Slat dice que la vida marina estará protegida de ser atrapada.
La esperanza es que el plástico se acumule como si estuviera en una orilla del mar, listo para ser recogido por los barcos y luego será reciclado.
Científicos de Estados Unidos dicen que cada año ingresan a los océanos más de 8 millones de toneladas de plástico, el equivalente a un camión de basura lleno de plástico por minuto.
Slat sabe que su misión es una carrera contra el tiempo. El plástico se rompe gradualmente en pedazos cada vez más pequeños llamados microplásticos, que pueden eventualmente ingresar a la cadena alimenticia.
Actualmente, solo el 8% de la masa plástica en el parche de basura del Pacífico es microplástica, según un estudio realizado por The Ocean Cleanup publicado en la revista Scientific Reports.
El próximo 24 de enero, Flipflopi, el barco de vela multicolor de 9 metros de eslora y fabricado con 10 toneladas de residuos plásticos reciclados, zarpará desde la isla de Lamu, en Kenia, y pondrá rumbo al archipiélago de Zanzíbar, en Tanzania, con el objetivo de dar voz a la campaña “Mares Limpios” de ONU Medio Ambiente; una iniciativa a la que ya se han sumado muchos países, entre ellos nueve de África, y con la que se pretende poner freno a los desechos plásticos, toda vez que a nuestros mares llegan cada año 13 millones de toneladas de basura.
El barco ilustra, tal y como manifiesta ONU Medio Ambiente, la necesidad de cambiar los patrones de producción y consumo, y con el mismo se pretende promover la reflexión de la ciudadanía acerca de un problema, la contaminación marina, con graves consecuencias sobre la fauna, los ecosistemas, la pesca, la economía, el turismo y la propia alimentación humana. El confundador del proyecto Fipflopi, Ben Morison, quiso crear una campaña visualmente atractiva tras tomar buena nota de las grandes cantidades de plástico que había en las playas de Kenia, donde pasó parte de su infancia.
El navío fue construído con recursos locales disponibles y tecnología básica. De hecho, un grupo de constructores de los tradicionales dhows fundió, formó y esculpió los residuos plásticos como si fuesen madera, y la cubierta fue decorada con coloridas láminas provenientes de sandalias recicladas y recolectadas durante las jornadas de limpieza de la playas de Lamu, donde son uno de los artículos más encontrados.
Se pretende así inspirar a la gente de la costa de África, ya que la pesca da trabajo a más de 12 millones de personas que sufren directamente las consecuencias de la contaminación. Se espera que el barco llegue el 7 de febrero a la ciudad de Piedra, en Zanzíbar, tras una expedición de 500 kilómetros.
Fecha de caducidad para los plásticos de un solo uso
El Parlamento Europeo abogó en su momento por prohibir, en el año 2021, el plástico de un solo uso. Una línea de acción que ya han materializado desde el pasado 1 de enero un total de ocho países del Caribe, esto es, Jamaica, Belice, Bahamas, Barbados, Costa Rica, Dominica, Granada y Trinidad, y Tobago.
El confundador del proyecto Fipflopi, Ben Morison, quiso crear una campaña visualmente atractiva tras tomar buena nota de las grandes cantidades de plástico que había en las playas de Kenia, donde pasó parte de su infancia.
En un reciente informe, ONU Medio ambiente constató que en 127 de los 192 Estados revisados han adoptado algún tipo de medida para regular el uso y gestión de las bolsas plásticas y que 27 países han promulgado leyes que prohíben productos específicos de un solo uso tales como platos, cubiertos, pajitas y envases.
Un estudio de la Universidad de Columbia confirma la urgencia de abordar el cambio climático, ya que la limitación de la tierra para absorber el exceso de CO2 puede acelerar un punto de no retorno.
Aunque se sabe que los fenómenos meteorológicos extremos pueden afectar a la variabilidad interanual en la absorción de carbono, y algunos investigadores han sugerido que puede haber efectos a más largo plazo, este nuevo estudio es, según sus autores, el primero en cuantificar los efectos a lo largo del siglo XXI y demostrar que los años más húmedos de lo normal no compensan las pérdidas en la absorción de carbono durante los años más secos de lo normal, causados por eventos como sequías u olas de calor.
Las emisiones antropogénicas de CO2 (emisiones causadas por actividades humanas) elevan la concentración de CO2 en la atmósfera de la Tierra y producen cambios no naturales en el sistema climático del planeta. Los efectos de estas emisiones en el calentamiento global solo están siendo parcialmente reducidos por la tierra y el océano. Actualmente, la biosfera oceánica y terrestre (bosques, sabanas, etcétera) está absorbiendo alrededor del 50 por ciento de estas liberaciones, lo que explica el blanqueo de los arrecifes de coral y la acidificación del océano, así como el aumento del almacenamiento de carbono en nuestros bosques.
“Sin embargo, no está claro si la tierra puede seguir utilizando las emisiones antropogénicas a las tasas actuales”, dice Pierre Gentine, profesor asociado de Ingeniería Ambiental y de la Tierra y afiliado al Instituto de la Tierra, quien dirigió el estudio, publicado en Nature. “Si la tierra alcanzara una tasa máxima de consumo de carbono, el calentamiento global podría acelerarse, con importantes consecuencias para las personas y el medio ambiente. Esto significa que todos debemos actuar de inmediato para evitar mayores consecuencias del cambio climático“, añade.
Trabajando con su estudiante de doctorado Julia Green, Gentine quería entender cómo la variabilidad en el ciclo hidrológico (sequías e inundaciones y las tendencias de secado a largo plazo) estaba afectando la capacidad de los continentes para atrapar algunas de las emisiones de CO2. La investigación es particularmente oportuna ya que los científicos del clima han predicho que los eventos extremos probablemente aumentarán en frecuencia e intensidad en el futuro, algunos de los cuales ya estamos presenciando hoy, y que también habrá un cambio en los patrones de lluvia que probablemente afectará la capacidad de la vegetación de la tierra de captar carbono.
Las emisiones antropogénicas de CO2 (emisiones causadas por actividades humanas) elevan la concentración de CO2 en la atmósfera de la Tierra y producen cambios no naturales en el sistema climático del planeta.
La productividad del bioma sería el doble sin cambios en la humedad
Para definir la cantidad de carbono almacenado en la vegetación y el suelo, Gentine y Green analizaron la productividad neta del bioma (NBP, por sus siglas en inglés), definida por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático como la ganancia o pérdida neta de carbono de una región, igual a la producción neta del ecosistema menos el carbono perdido por la perturbación, como un incendio forestal o una cosecha forestal.
Los científicos utilizaron datos de cuatro modelos del Sistema de la Tierra de los experimentos GLACE-CMIP5 (experimento de acoplamiento de la atmósfera terrestre global-proyecto de inter-comparación de modelos acoplados) para realizar una serie de experimentos para aislar las reducciones de NBP que se deben estrictamente a los cambios en la humedad del suelo. Pudieron aislar los efectos de los cambios en las tendencias a largo plazo de la humedad del suelo (es decir, el secado), así como la variabilidad a corto plazo (es decir, los efectos de eventos extremos como inundaciones y sequías) sobre la capacidad de la tierra para captar carbono.
“Vimos que el valor de NBP, en este caso una obtención neta de carbono en la superficie de la tierra, sería en realidad casi el doble si no fuera por estos cambios (variabilidad y tendencia) en la humedad del suelo”, dice Green, autor principal del artículo. “¡Esto es un gran problema! Si la humedad del suelo continúa reduciendo el NBP a la tasa actual, y la tasa de captación de carbono por parte de la tierra comienza a disminuir a mediados de este siglo, como encontramos en los modelos, potencialmente podríamos ver un gran aumento en la concentración de CO2 atmosférico y un incremento correspondiente en los efectos del calentamiento global y el cambio climático“.
Gentine y Green observan que la variabilidad de la humedad del suelo reduce notablemente el sumidero de carbono presente en la tierra, y sus resultados muestran que tanto la variabilidad como las tendencias de secado lo reducirán en el futuro. Al cuantificar la importancia crítica de la variabilidad suelo-agua para el ciclo del carbono terrestre, y la reducción de la captación de carbono debido a los efectos de estos cambios en la humedad del suelo, los hallazgos del estudio resaltan la necesidad de implementar modelos mejorados de la respuesta de la vegetación al estrés hídrico y el acoplamiento tierra-atmósfera en los modelos del sistema terrestre para limitar el futuro flujo de carbono terrestre y predecir mejor el clima futuro.
“Esencialmente, si no hubiera sequías y olas de calor, si no hubiera un secado a largo plazo durante el próximo siglo, los continentes podrían almacenar casi el doble de carbono que ahora –dice Gentine–. Debido a que la humedad del suelo desempeña un papel tan importante en el ciclo del carbono, en la capacidad de la tierra para captar carbono, es esencial que los procesos relacionados con su representación en los modelos se conviertan en una prioridad de investigación”.
Todavía hay mucha incertidumbre sobre cómo responden las plantas al estrés hídrico, por lo que Green y Gentine continuarán su trabajo para mejorar las representaciones de la respuesta de la vegetación a los cambios de humedad del suelo. Ahora se están centrando en los trópicos, una región con muchas incógnitas y el mayor sumidero de carbono terrestre, para determinar cómo se controla la actividad de la vegetación tanto por los cambios en la humedad del suelo como por la sequedad atmosférica. Estos hallazgos proporcionarán orientación para mejorar la representación del estrés hídrico de las plantas en los trópicos.
La sequía, la deforestación y los pesticidas son amenazas que podrían evitar que las próximas generaciones disfruten de una deliciosa taza de café.
Por: ecoosfera
¿Te gusta el café? Las preferencias y variedades en que lo bebemos lo hacen único para cada uno: desde una perfecta taza de espresso hasta una combinación de azúcar y sabores artificiales de las marcas comerciales. Podemos discutir durante años sobre gustos, pero todos los que disfrutan el café harían mejor en preocuparse por evitar su extinción.
Y es que, según un nuevo estudio, existen 124 especies de café silvestre amenazadas por diversos factores climáticos, desde las sequías y las altas temperaturas hasta la deforestación y el uso de pesticidas industriales.
Uno de los autores del estudio, Aaron Davis, es un investigador del café de los Jardines Botánicos Reales en Londres, Inglaterra. De acuerdo con él, existen diversas variedades de café que podrían ayudar a que los cultivos fueran más resistentes a los cambios climáticos inminentes en nuestro mundo: hay semillas de la variedad arábigo más resilientes a las sequías, mientras otras, como la robusta, no soportan bien las altas temperaturas.
Conservar la variedad genética de los distintos tipos de café del mundo le permite a los agricultores producir variedades deliciosas que además se vean menos afectadas por las plagas (como la roya, que ha devastado las cosechas de Centroamérica y México) y el cambio climático.
Sin embargo, luego de pasar 20 años reuniendo y catalogando distintas muestras de café silvestre, Davis y su equipo llegaron a la conclusión de que el 60% de todas las especies de café enfrentan un alto riesgo de extinción.
¿La última taza de café?
La industria cafetalera es un motor económico en muchos países del tercer mundo, tanto en Sudamérica como en África y Asia. Pero en lugares como Brasil, el mayor productor de café del mundo, las sequías han mermado la producción nacionaldesde hace algunos años, lo mismo que en Vietnam. Sin embargo, en países como Etiopía, una cuarta parte de la población depende de las actividades relacionadas con el café para subsistir.
Los esfuerzos de conservación del café no sólo son necesarios para descubrir todas las variedades de sabores y matices de los granos, sino para mantener las economías de países como Etiopía, que dependen de su producción.
Otro estudio, dirigido por Tadesse Gole, ecologista del Foro de Cambio Climático y Café Silvestre, predice que las poblaciones silvestres de arábigo podrían reducirse en un 50% para el año 2088 a causa del cambio climático.
Gole agrega que “el café es el mayor producto agrícola para los países productores de África, y las comunidades locales y los gobiernos tienen buenas razones para conservarlo”.
Actualmente existen proyectos para salvaguardar las variedades de café amenazadas en bancos de semillas. Pero, como escribe Emiliano Rodríguez Mega en la revista Nature, citando un reporte de 2018 del Crop Trust, “estas instalaciones protegidas no cuentan con suficientes fondos, carecen de personal calificado o están amenazadas por la deforestación y las plagas”.
Según Aaron Davis, “si no fuera por esas plantas salvajes no beberíamos café. Y si dejamos de cuidarlas ahora, las generaciones venideras no podrán disfrutar del café de la misma forma en que lo hacemos nosotros”.
Se pretende que los primeros 10 mil sistemas de captación de agua se instalen en las alcaldías de Iztapalapa y Xochimilco.
Por: Crónica ambiental
La CDMX desea aprovechar el agua de lluvia; por lo tanto, el gobierno de la CDMX, a cargo de Claudia Sheinbaum, instalará 10 mil sistemas de captación de lluvia.
La Secretaría de Medio Ambiente (SEMARNAT) estará a cargo de la instalación de estos sistemas de captación pluvial. Se ubicarán en las colonias, barrios y pueblos que presentan mayores problemas de suministro de agua potable.
La inversión destinada para el proyecto es de 200 millones de pesos durante 2019, segmentados de la siguiente manera:
80% para compra de materiales.
15% para la instalación y capacitación de las familias.
5% para la unidad operativa, es decir promoción, monitoreo y seguimiento de las instalaciones.
Se pretende que los primeros 10 mil sistemas de captación de agua se instalen en las alcaldías de Iztapalapa y Xochimilco, aunque el plan es que estén presentes en toda la ciudad al finalizar la administración de Sheinbaum.
A partir del 15 de febrero de 2019, se lanzará la convocatoria para las organizaciones capacitadoras e instaladoras. La capacitación tendrá lugar en la primera quincena de marzo, y su instalación en la primera quincena de abril.
Estos objetos decorativos pueden tener un grave impacto en nuestro medioambiente.
Por: GTRESONLINE
Pensar en una celebración es imaginarse rodeados de un ambiente agradable, alegre, con un menú excepcional, buena música y además, una bonita decoración. Dentro de esa decoración los globos podrían tener un papel principal: son sinónimo de ocasión especial y por ello no faltan este tipo de eventos. Sin embargo, cuando la cita llegara a su fin, estos objetos podrían tener una repercusión muy nociva para el medio ambiente.
La tendencia actual de lanzar globos de helio al cielo, puede dar como resultado una bonita imagen, pero también puede convertirse en una fuente de contaminaciónsin control. Además de que el gas con el que se hinchan es escaso, algo que supone un gran derroche cuando no se emplea en actividades sanitarias y científicas, existe una problemática mayor si cabe. Al soltar estos adornos al aire, pueden explotar en mil pedazos y esparcirse cayendo en diferentes ubicaciones, o, por el contrario, desincharse y descender enteros. En ambos casos, no solo afectan a la fauna y la flora de esos territorios, sino que pueden causar desperfectos en el equipamiento eléctrico.
En el fondo de los océanos
Flotando en la atmósfera, estos objetos pueden desplazarse durante 24 horas, a 10 kilómetros de altura y a más de 3.000 kilómetros de distancia en ciertas condiciones ambientales. Aquellos que están fabricados con látex están realizados con savia del árbol del caucho, junto a otras sustancias, por lo que se consideran biodegradables. Sin embargo, su descomposición se produce en un periodo aproximado de seis meses que, si bien puede parecer poco tiempo, es más que suficiente para que los animales, marinos y terrestres, acaben confundiéndolos con comida y los ingieran hasta provocarles la muerte.
Además, la otra versión de este imprescindible en los cumpleaños, los conocidos como globos metálicos, que se producen con polidamida o poliuretano, tardan mucho más tiempo en desaparecer. Así, independientemente de su material, el 81% de los globosestallan en la atmósfera y acaban cayendo al mar, pues el 70% de la superficie de nuestro planeta es agua, afectando a delfines, ballenas, pájaros marinos y tortugas. Es esta última especie en concreto la que más sufre las consecuencias de esta moda. La basura del mar se convierte en el alimento de las tortugas marinas, que la confunden con algas, peces y medusas, por lo que no pueden desarrollar su vida normal.
Otro de los componentes de este artículo decorativo, las cuerdas y lazos de sujeción, pueden terminar enredadas entre las alas, patas o aletas de los seres vivos que habitan en estas regiones, impidiendo su correcta movilidad o provocándoles numerosas lesiones.
La extinción de insectos en las selvas es dramática: tan sólo en una reserva en México, la población se redujo un 80% en menos de medio siglo.
Por: ecoosfera
Rachel Carson, una de las primeras ecologistas, hizo en su libro Silent Spring una funesta predicción: que si no se dejaban de usar indiscriminadamente los pesticidas industriales, un día amaneceríamos para presenciar una “primavera silenciosa”. Esto porque la extinción de insectos conllevaría también a la extinción de los pájaros.
La extinción de insectos es uno de los grandes problemas que trae consigo la crisis ambiental. Y podría ocasionar un auténtico colapso planetario.
La guacamaya y la mariposa monarca tienen algo en común: ambas están en peligro de extinción. Pero el peligro para la primera tiene mucho que ver con la paulatina desaparición de la segunda, ya que la mariposa, como otros insectos, es esencial para la cadena trófica. Se encarga de polinizar, pero también son alimento de las aves, los reptiles y hasta de los murciélagos –otros polinizadores en peligro de extinción–.
Un estudio que duró 27 años, y que consistía en atrapar insectos en 63 áreas protegidas de Alemania, comprobó que las predicciones de Carson podrían volverse realidad. De 1989 a 2016, la biomasa de incestos declinó un 76%.
Esto está pasando también en Puerto Rico y México
Recientemente, el profesor de biología Brad Lister, del Rensselaer Polythecnic Institute, regresó a la selva puertorriqueña de Luquillo, después de 35 años de ausencia. Ahí encontró que la población de insectos había disminuido en un increíble 98%: la primera pista sobre esta situación se la dieron los pájaros. Porque su canto ya no se oía a través de la selva.
La biomasa de insectos en Puerto Rico ha caído entre 10 y 60 veces. Lagartijas, ranas y pájaros han desaparecido a un ritmo parecido.
Para Lister, el culpable de esta situación es el cambio climático, al cual contribuye la transformación de las prácticas de la agricultura, que se volvieron mucho más industriales –y dependientes de pesticidas industriales–. No obstante, para los bosques tropicales uno de los factores de riesgo es el aumento de la temperatura, el cual ha llegado a niveles alarmantes en los últimos años y amenaza con aumentar.
Según Lister, las zonas selváticas con temperaturas arriba de los 29 grados han incrementado dramáticamente. Esto ha llevado a lo que este biólogo llama la “reestructuración de la cadena alimenticia de la selva”, y lo lleva a plantear una hipótesis radical:
Si esto se comprueba mediante nuevas investigaciones, el impacto del cambio climático en los ecosistemas tropicales podría ser mucho mayor de lo que se anticipó.
Y es que Lister y su colega Andrés García encontraron la misma situación en la Reserva de la Biósfera Chamela-Cuixmala, en México. Ahí, el número de insectos decreció en 80%, y la temperatura tuvo un aumento de 2.4 grados de 1981 a 2014.
¿Te imaginas? Quizá en el futuro las selvas estén despobladas de insectos, así como de pájaros, lagartos y anfibios. Quizá en el futuro tengamos que polinizar manualmente. ¿Será que las maquinas nos salvarán? Creemos que no.
Por eso es fundamental contribuir: aunque no parezca nada, es importante que nuestros hábitos también combatan al cambio climático, ya que éste se compone de toda una pequeña cadena de acciones. También es importante consumir los cultivos que hayan sido crecidos de forma orgánica, para los cuales se hayan usado pesticidas naturales –como pueden ser algunas especies de flores. Y si tienes cultivos, no alejes a los insectos con productos industriales. Mejor usa algunas flores y plantas que los ahuyentan naturalmente.
Nada será demasiado esfuerzo para salvar a los insectos: un tesoro biológico de gran importancia social y cultural del cual dependemos para sobrevivir, y que debemos proteger.