Cada generación plantará las raíces de la siguiente, y en 10 años la isla tendrá 500 millones más de árboles.
Por: Ecoosfera
Entre los países más afectados por la crisis climática se cuenta la isla de Filipinas, que perdió aproximadamente 10 millones de hectáreas por la deforestación durante el siglo XX. Australia, la India, Costa Rica y numerosos países están poniendo a trabajar a voluntarios, drones e internautas para reforestar el planeta en tiempo récord, pero en Filipinas decidieron hacerlo oficial en la “Ley Ambiental de Legado de Graduación”.
Efectiva a partir del pasado 15 de mayo, la ley indica que todos los estudiantes de escuelas primarias y secundarias, así como de niveles superiores hasta la universidad, deben plantar 10 árboles como parte de sus requisitos para recibir el grado.
Es un buen ejemplo de lo que puede lograrse mediante estrategias exponenciales, más que lineales: si anualmente salen 12 millones de niños de la primaria, 5 millones de secundaria y 500,000 de la universidad, esto significa 175 millones de árboles cada año.
El proyecto pretende ser un legado que se construya generación tras generación, e incluso si no todos los árboles lograran desarrollarse, un conservador 10% de esa cifra daría un total de 525 millones de árboles cuando los niños de hoy salgan de la universidad.
Si quieres estar sano y ayudar a salvar el planeta, ¿qué tal un plato de algas, seguido de algunos cactus y cereales ancestrales?
Por: Paula McGrath BBC World Service
A nivel mundial, dependemos de una pequeña variedad de alimentos: solo tres cereales (arroz, maíz, trigo) constituyen casi el 60% de las calorías procedentes de plantas de la dieta humana. Aunque obtenemos suficientes calorías, estas limitadas dietas no siempre proporcionan suficientes vitaminas y minerales.
Un nuevo informe, sin embargo, enumera 50 de los llamados “alimentos futuros” que son saludables y buenos para el medio ambiente.
Estas son 5 de los “súper” productos del menú del futuro.
1. Moringa
El árbol de Moringa es conocido también como “el árbol milagroso”: es de crecimiento rápido y resistente a la sequía, y en su nativo sur de Asia se usan muchas de sus partes en la medicina ayurvédica.
Las hojas se pueden recolectar hasta siete veces al año y contienen vitaminas A y C y minerales como calcio y potasio.
Suelen agregarse a algunos caldos y también se pueden moler hasta obtener un polvo que se usa en batidos, sopas, salsas y tés.
En Filipinas e Indonesia, es común cortar las largas vainas en trozos más cortos para ser guisadas en curry y sopas. Estas vainas también contienen semillas que son ricas en ácido oleico, relacionado con niveles más altos de colesterol “bueno” en el cuerpo.
De hecho, los beneficios de la moringa son tantos que recomendar su consumo es una de las pocas en la que han coincidido gobierno y oposición en Venezuela.
2. Wakame
En Japón, las algas marinas wakame han sido cultivadas durante siglos para la dieta humana, además de usarse como ofrendas a los espíritus de los antepasados e incluso para pagar impuestos.
Hoy en día también se cultivan en campos marinos en Francia, Nueva Zelanda y Argentina. Pueden cosecharse durante todo el año, sin usar fertilizantes ni pesticidas, y secarse al sol.
Las algas secas agregan un delicioso sabor salado de umami a los alimentos, y también es una de las pocas fuentes vegetales de ácido eicosapentaenoico, el ácido graso omega 3, que se encuentra casi exclusivamente en los pescados grasos que se alimentan de algas.
Uno de los tipos de alga marrón más suaves, el wakame, también contiene una gran cantidad de fucoidan, una fibra dietética que también ha demostrado potencial en estudios con animales para disminuir la presión arterial, propiedades de coagulación sanguínea e incluso actividad antitumoral.
“Las algas marinas pueden ser una gran fuente de yodo y omega 3, especialmente para las personas que comen menos productos de origen animal”, dice Priya Tew, dietista y portavoz de la Asociación Dietética Británica.
Pero la experta también advierte: “Es importante comer solo una pequeña cantidad cada día para no consumir demasiado yodo y también por el contenido de metales pesados del mar”.
3. Nopales
Un ingrediente común en la cocina mexicana: los nopales -fruto de un tipo de cactus- se pueden comer crudos, cocidos o en jugo o mermelada.
Es fácil de cultivar en América Central y del Sur, Australia e incluso Europa.
Algunos estudios clínicos sugieren que la fibra de los cactus ayuda al cuerpo a excretar más de la grasa que comemos, aunque aún no se ha comprobado ningún beneficio para la pérdida de peso.
Otros ensayos sugirieron que puede reducir los niveles de azúcar en la sangreen personas con diabetes tipo 2, e incluso puede disminuir los síntomas desagradables de resaca.
Para los que deseen introducir el nopal en su dieta, hay que tener en cuenta que algunas personas experimentan efectos secundarios como diarrea leve, náuseas y sensación de plenitud estomacal.
4. Fonio
Este ancestral cereal africano es conocido por su delicado sabor a nuez, que el pueblo Bambara de Mali dice “nunca avergüenza al cocinero” porque es muy fácil de preparar.
Hay evidencia de que ya se cultivaba en el antiguo Egipto. Existen variedades blancas y negras de cereales resistentes a la sequía que crecen en solo 60 o 70 días en la región seca del Sahel, en África occidental.
Los granos de fonio son tan pequeños como la arena, y la cáscara no comestible debe eliminarse antes de comerse. La mayor parte de esta tarea se lleva a cabo manualmente.
Rico en hierro, zinc y magnesio, el fonio se puede usar en lugar del cuscús o el arroz, e incluso se puede usar para hacer cerveza.
“Creo que esto será popular ya que no contiene gluten y el hecho de que es resistente a la sequía lo convierte en una buena opción para un futuro alimento con calentamiento global”, considera Tew.
5. Bambara
Es un tipo de legumbre con un sabor parecido al del maní, pero en una versión menos aceitosa y más dulce. El frijol bambara ha llamado la atención de los expertos en alimentos sostenibles porque puede crecer en un suelo pobre, haciéndolo más fértil al “fijar” el nitrógeno en la tierra.
Esta legumbre tradicionalmente africana también se cultiva en el sur de Tailandia y en partes de Malasia y se puede hervir, asar, freír o moler en una harina fina.
Es conocido como un “alimento completo”, ya que tiene un alto contenido de proteínas y una fuente del aminoácido esencial metionina, que promueve el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos y la absorción de zinc, que es necesaria para el sistema inmunológico del cuerpo, y de selenio, que ayuda a regular la función tiroidea y también desempeña un papel en el sistema inmunológico.
“Esto parece un alimento que podría ser excelente para las personas con una dieta vegetariana, vegana o basada en plantas, ya que es una fuente de proteínas completa y un cultivo sostenible”, dice Tew.
“Con los problemas actuales que enfrentamos par el futuro de nuestros alimentos, necesitamos alimentos más fáciles de cultivar, que sean tan versátiles como estos”.
La producción de alimentos contribuye de manera importante al cambio climático, ya que representa alrededor de un cuarto de las emisiones de carbono en todo el mundo. Un nuevo estudio que examinó las dietas del mundo real de miles de personas en Estados Unidos revela que podríamos reducir considerablemente la huella de carbono de lo que comemos al cambiar solo un alimento cada día.
“Encontramos que sustituir la carne de res por carne de ave provoca una reducción promedio de los gases de efecto invernadero de la dieta a prácticamente la mitad”, explica el autor principal del estudio, Diego Rose, profesor y director de nutrición de la Universidad de Tulane, que se ha presentado en Nutrition 2019, la reunión anual de la American Society for Nutrition.
“Por lo que sabemos, este es el único estudio representativo a nivel nacional de la huella de carbono de las dietas elegidas individualmente en Estados Unidos –precisa Rose–. Esperamos que esta investigación aumente la conciencia sobre el papel del sector alimentario en el cambio climático y el impacto considerable de un simple cambio en la dieta”.
El nuevo estudio se basa en información sobre la dieta de más de 16.000 participantes en la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición 2005-2010. Una parte de esta encuesta les pidió a los participantes que recordaran todos los alimentos que consumieron en las últimas 24 horas. Los investigadores utilizaron esta información para determinar qué alimentos provocaban las mayores emisiones de gases de efecto invernadero y para calcular una huella de carbono para cada dieta individual.
Descubrieron que los diez alimentos con mayor impacto en el medio ambiente eran todos cortes de carne de res y que alrededor del 20 por ciento de los participantes reportaron haber consumido uno de estos alimentos con alto contenido de carbono. Usando la simulación, los investigadores calcularon una nueva huella de carbono para cada dieta al reemplazar la carne de res con el producto avícola relacionado más cercano. Por ejemplo, un filete de ternera a la parrilla se reemplazó con pollo asado y carne picada con pavo. Cada sustitución se realizó solo una vez por cada persona que consumió uno de los alimentos con alto contenido de carbono.
El nuevo estudio se basa en información sobre la dieta de más de 16.000 participantes en la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición 2005-2010.
Se sabe que los alimentos de origen animal contribuyen más a las emisiones de gases de efecto invernadero que los alimentos de origen vegetal. Los alimentos de animales rumiantes, como la carne de res y el cordero, tienen una huella de carbono particularmente alta porque las vacas y las ovejas también liberan gas metano. “Nuestra simulación demostró que no tienes que renunciar a los productos animales para mejorar tu huella de carbono –explica Rose–. Una sola sustitución de alimentos produjo cerca de una reducción del 50% de media en la huella de carbono de una persona”.
Los investigadores planean ampliar esta investigación, que se centró en las emisiones de gases de efecto invernadero en la dieta, para incluir otros impactos ambientales como el uso del agua. Aunque no es el tema de este estudio, señalan que el desperdicio de alimentos y la sobrealimentación también aumentan la huella de carbono de nuestra dieta. Por lo tanto, además de comer alimentos bajos en carbono, una mejor planificación de las comidas y el consumo de sobras también pueden ayudar a reducir la huella de carbono.
¿Pensamos en el impacto al medioambiente al comprar ropa de moda?
Por: Eco Maxei
¿Pensamos en el impacto al medioambiente al comprar alguna prenda de vestir de “temporada”? ¿O estamos comprando compulsivamente ante la tendencia estacional dictada por la globalización?
Mientras que hace algunas décadas las estaciones del año (verano, primavera, otoño e invierno) dictaban cambios en los ciclos de vida y estaban asociadas a las lluvias, la florescencia y el trinar de las aves, la caída de las hojas y el tiempo del frío, hoy por hoy, estas estaciones dan la tendencia en los cambios del vestuario, en la actualización de los colores, las texturas y las tendencias de moda, y como personas, somos presas de la mercadotecnia.
Pero, ¿cuándo seremos presas del ambiente? ¡Esto es urgente!
Quizá en el colectivo citadino no somos conscientes de que la producción excesiva de prendas de vestir tiene un alto impacto en los recursos naturales disponibles en el planeta. Se requieren grandes cantidades de energía para movilizar las máquinas que trazan, cortan y zurcen las prendas de la temporada. La elaboración de tinturas para el teñido tradicional de ropa ha quedado en el franco olvido. Por el contrario, el uso de sustancias químicas peligrosas para estampar colores brillantes es una de las principales causas de cáncer y otras enfermedades.
Además, con frecuencia recibimos noticias sobre que la producción de prendas de vestir se lleva a cabo en condiciones precarias y de mínima seguridad laboral y social para quienes trabajan en este sector. En muchos casos la explotación laboral está presente, incluyendo fuerza de trabajo infante y femenina en jornadas extenuantes.
El patrimonio biocultural plasmado en la gran variedad de prendas artesanales que elaboran nuestras poblaciones originarias enfrenta un plagio en el trazo de los bordados y el uso de los colores. Las grandes cadenas que controlan la producción y comercialización de prendas de vestir denominadas como outfit aparentan que son ellas quienes diseñan y ponen en tendencia este patrimonio, con un nulo reconocimiento al patrimonio cultural inmaterial que ha trascendido por generaciones.
Los invito a que, cada vez que estemos por adquirir una nueva prenda de vestir:
Identifiquemos dónde fue fabricada.
Revisemos cuál o cuáles son los materiales con los que está elaborada.
Investiguemos qué tan sustentable ha sido su producción.
Pensemos cómo cada una de estas prendas puede estar perjudicando o ayudando a nuestro ambiente.
¿Qué tan natural es el material del cual está elaborada una de las prendas con las que vistes hoy? Algodón, lana, manta u alguna otra fibra natural. ¿Sabes que las telas sintéticas se elaboran a partir de derivados del petróleo? Éstas contienen una gran cantidad de elementos tóxicos que son altamente dañinos para la salud humana. Las fibras naturales son altamente térmicas y nos permiten una mejor adaptación a los cambios estacionales entre el verano y el otoño o entre la primavera y el verano.
Repensemos nuestro guardarropa, y por el bien de la naturaleza, desarrollemos u ajustemos nuevos hábitos de consumo. ¿Realmente necesitamos usar únicamente tres veces la blusa del modelo de moda, o la camisa formal que sólo vestiremos en dos ocasiones?
Las estaciones del año nos permiten mirar la diversidad, utilicemos los colores y materiales naturales: el rojizo otoñal o los brillantes colores de las flores en la primavera. Recuerda que: ¡si quieres el ambiente cuidar, la moda del vestir debes repensar!
El sector agrícola es responsable del 24% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y el 14.5% del total proceden de la ganadería, tanto como el transporte mundial. El 80% de la deforestación mundial es resultado de la expansión agrícola, y la mayor parte se destina ya a alimentar animales, en lugar de personas. España es el segundo país de Europa con mayor consumo de carne y el cuarto productor mundial de porcino. El gobierno de España debe casi triplicar la ambición climática y frenar la expansión de la ganadería industrial.
Greenpeace lanza hoy su campaña #PlanetaEnCarneViva con la que denunciará, durante las dos próximas semanas, las graves consecuencias que la ganadería industrial supone para el medioambiente, la salud de las personas y el bienestar animal. La campaña, enmarcada en el mes de Resistencia a la Ganadería Industrial establecido por la Coordinadora Estatal ‘Stop Ganadería Industrial’, quiere denunciar la insostenibilidad del actual sistema agroalimentario, basado en dietas con exceso de carne y otros derivados animales.
Nos encontramos en una crisis ambiental planetaria sin precedentes y, por eso, Greenpeace exige al gobierno español, a los gobiernos locales y a las empresas medidas urgentes y contundentes para revertirla. El informe ‘Alimentos en el antropoceno. Dietas saludables a partir de sistemas alimentarios sostenibles’ de la Comisión EAT-Lancet es así de tajante: “La producción global de alimentos es la mayor presión causada por los seres humanos a la Tierra”.
Deforestación
Se atribuye a la expansión agrícola mundial el 80% de la deforestación de bosques, algunos tan importantes como la Amazonía. Entre el 75% y 80% de la superficie agrícola mundial se destina a producir alimentos para animales en lugar de personas, lo que supone casi el 30% de la superficie total terrestre.
Cambio climático
El sector agrícola es ya responsable del 24% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y las estimaciones indican que seguirán aumentando. De éstas, el 14.5% del total son provocadas por la ganadería, tantas como las de todo el transporte mundial junto.
Greenpeace lanza hoy su campaña #PlanetaEnCarneViva con la que denunciará, durante las dos próximas semanas, las graves consecuencias que la ganadería industrial supone para el medioambiente, la salud de las personas y el bienestar animal.
Contaminación de la tierra y el agua
Los nitratos derivados del uso masivo de fertilizantes sintéticos y de la ingente cantidad de excrementos generados por la ganadería industrial se filtran en el terreno envenenando la tierra y sus acuíferos. Según la FAO, nos encontramos ya en una “crisis global de la calidad del agua”.
Calidad del aire
En España, la ganadería industrial es la principal responsable de las emisiones de sustancias nocivas como el amoniaco a la atmósfera.
Salud humana
El excesivo consumo de carne aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y algunos tipos de cáncer. Además, la ganadería industrial también contribuye de forma muy significativa al desarrollo de la resistencia a los antibióticos.
Maltrato animal
De media, cada minuto, en España sacrificamos 1,700 animales para consumo humano, muchos sin haber visto la luz del sol. La ganadería industrial hacina, aplasta y mutila animales. “Estamos a tiempo de revertir estas cifras si cambiamos nuestra dieta y el modelo productivo. En España deberíamos reducir alrededor de un 80% nuestra ingesta de carne y lácteos de aquí a 2050, lo que se traduciría en un consumo máximo semanal de 300g de carne y 630g de lácteos”, ha manifestado Luis Ferreirim, responsable de la campaña de agricultura de Greenpeace.
En España, actualmente se concentra en grandes explotaciones industriales el 93.7% de la producción de carne de cerdo, el 94.2% de la carne de aves y el 80.6% de la leche de vacuno y el 66% de las tierras cultivadas se destinan a producir alimentos para el ganado. La contribución del modelo español de agricultura y ganadería industriales es enorme, ya que somos, entre otras cosas:
El principal país importador de soja, tras Holanda, para la fabricación de piensos y líderes en la fabricación de piensos para alimentación animal
El segundo país europeo con el mayor consumo de carne
El cuarto productor mundial de carne de cerdo
Por todo ello, Greenpeace exige al Gobierno estatal que eleve su ambición climática comprometiéndose a:
Reducir un 55% las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 respecto a las de 1990
Vetar la importación de soja procedente de la deforestación
Frenar la expansión de la ganadería industrial estableciendo una moratoria estatal
Apoyar la agricultura y ganadería de base agroecológica y de pequeña escala
Promover la adopción de la “dieta de salud planetaria” tal como pide la comunidad científica
Si no se toman medidas, el impacto medioambiental del sector crecerá de forma exponencial, comprometiendo el cumplimiento del Acuerdo de París o los Objetivos de Desarrollo Sostenible e incluso los poco ambiciosos objetivos nacionales planteados en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima.
El Día Mundial de los Océanos que se celebró este sábado pasado está dedicado a una de las principales amenazas para la salud del ecosistema marino: la contaminación de los plásticos. La ONU ha calificado ya este tipo de contaminación de “catástrofe ambiental mundial” y ha hecho un llamamiento para acabar con el “uso excesivo y el aumento del consumo de plásticos de un solo uso”.
Analizamos el impacto de este tipo de contaminación en cinco datos.
13,000,000 toneladas
Ese es la cantidad de plástico que se filtra al océano cada año, según los cálculos de la ONU. Aproximadamente el 80% de esa basura plástica llega desde la tierra, mientras que el 20% restante proviene de fuentes marinas, como los trozos de redes y otros aparejos abandonados en el agua por las flotas de barcos pesqueros, según la agencia de Medio Ambiente de la ONU.
Entre 1.1 y 2.4 millones de toneladas
Hay múltiples rutas a través de las que los plásticos viajan de la tierra al mar, incluyendo los vertidos al agua directamente desde zonas costeras y la polución que viaja por las aguas de los ríos y acaba desembocando en el mar. Investigadores de la fundación holandesa The Ocean Cleanup calcularon en 2017 que cada año los ríos de todo el mundo transportan al mar entre 1.15 y 2.41 millones de toneladas métricas de residuos plásticos en los océanos.
Ese es la cantidad de plástico que se filtra al océano cada año, según los cálculos de la ONU. Aproximadamente el 80% de esa basura plástica llega desde la tierra.
Dos tercios de este aporte proviene de los 20 ríos más contaminantes, la mayoría de los cuales están ubicados en el continente asiático. Concretamente, los ríos más contaminantes en materia de plástico son el Yangtsé, el Ganges, el Xi y el Huangpu.
269,000 toneladas
Alrededor de 269,000 toneladas es la cifra de plásticos que flota en los océanos, según el cálculo de un estudio publicado en ‘Plos One’ por Marcus Eriksen del ‘Five Gyres Institute’ y sus colegas en 2014. Pero si cada año se filtran al mar más de 10 millones de toneladas y la cantidad visible en la superficie ronda los 200,000, ¿qué está ocurriendo con el resto? Esta discrepancia se conoce como ‘el misterio del plástico perdido’.
Los científicos estiman que una gran parte termina en el fondo del mar después de degradarse por la acción del agua, el sol y las bacterias y convertirse en microplásticos mucho más difíciles de rastrear. Lo que nos lleva a la siguiente cifra.
100.000 especies
La presencia de plásticos en los océanos, ya sea en su versión íntegra o en forma de microplásticos, provoca cada año la muerte de alrededor de 100,000 especies marinas, según los cálculos de la ONU. A pesar de que la mayoría de los plásticos se supone que quedan intactos durante décadas o siglos después de su uso, los que se deterioran acaban convirtiéndose en microplásticos, y los peces y otros animales marinos acaban consumiéndolos; pasando de esta manera a la cadena alimentaria mundial.
7,800 millones de toneladas
Ante esta amenaza para el Medio Ambiente la ONU ha hecho un llamamiento para acabar con el “uso excesivo y el aumento del consumo de plásticos de un solo uso“. Entre 1950 y 2015 se han producido alrededor de 7,800 millones de toneladas de plástico, según otro estudio publicado en la revista ‘Science Advances’ por el ecologista industrial Roland Geyer, de la Universidad de California en Santa Bárbara, Estados Unidos, y sus colegas.
Como muestra el gráfico, el volumen de plásticos producido no ha dejado de aumentar. Sólo en 2015, los investigadores estimaron que en todo el mundo se habían producido 8,300 millones de toneladas. De ellos, alrededor de 6,300 millones son ya residuos y el 79% no se ha reciclado.
La tendencia podría cambiar el los próximos años, o al menos ese es el objetivo de algunas iniciativas impulsadas por instituciones de todo el mundo. La Unión Europea está ultimando la aprobación de una la normativa que prohibirá a partir de 2021 los artículos de plástico de usar y tirar más populares, como platos, cubiertos, pajitas para beber, bastoncillos de algodón y envases de polietireno para alimentos, con el objetivo de reducir su impacto en el medio ambiente.
Los gobiernos del bloque comunitario han dado luz verde a esta legislación a nivel de embajadores, que ya obtuvo el visto bueno del Parlamento Europeo a finales de marzo. Estos plásticos, según cálculos de la Unión Europea, representan cerca del 70 por ciento de los deshechos plásticos que contaminan las aguas y las playas del territorio comunitario y el objetivo de la medidas es erradicar el uso de artículos de plástico para los que existen ya alternativas en materiales que no dañan el entorno.
Ya es tiempo de poner de nuestra parte para ayudar al planeta, por eso te traemos 10 utensilios ecológicos que puedes usar para reducir los plásticos.
Por: Jocelyn Martínez Castillo
Nuestro planeta se encuentra en un estado crítico y es momento de disminuir las acciones que han causado los altos niveles de contaminación.
Una de las grandes problemáticas es el uso de deshechables que generan grandes cantidades de basura, pero ya existen varios productos reutilizables y biodegradables que puedes usar para actividades que realizas regularmente.
Si estás interesado en poner tu granito de arena para ayudar al planeta, estos utensilios te pueden interesar.
10 utensilios ecológicos
1.- Bolsas reutilizables para el súper
2.- Bolsas para fruta o verdura
3.- Bolsas para meter al congelador o microondas
4.- Envolturas reutilizables
5.- Cepillos de bambú
6.- Shampoo en barra
7.- Bolsas biodegradables para los deshechos de tu perro
Nuestro país enfrenta un grave problema: generamos demasiada basura. Limpiemos México te invita a ser hoy parte de la solución.
Por: Ecoosfera
Ya no es un secreto: la basura es uno de los problemas más grandes que enfrenta hoy el planeta. Pero ¿sabías que una buena parte de la solución está en tus manos, en las de todos nosotros? ¡Por eso tenemos que actuar ya!
¿Tú también quieres un México sin basura? Pues es tiempo de demostrarlo con acciones: ciudadanos, gobierno y empresas, todos debemos unirnos por el bien de nuestro país. Y obviamente esto tiene que ver con cambiar hábitos para no generar tanto basura, pero también para recoger lo mucho que ya se generó…
¿Por dónde empezar?
Lo primero es informarnos. Según un reporte del Banco Mundial, somos el país que más basura genera en América Latina. Este dato te ayudará a dimensionar el nivel de reto que tenemos por delante.
Tan sólo los habitantes de la CDMX generamos alrededor de 13 mil toneladas diarias de basura: ¡eso es muchísimo!
Limpiemos México, impulsada por Fundación Azteca y apoyada por muchísimas empresas del país, especialmente por Banco Azteca, propone que todos nos involucremos para limpiar nuestros espacios públicos. Se trata de acciones simples en tu día a día, pero que terminarán por convertirte en un héroe y ¡dejar impecable cada rincón del territorio mexicano!
Un movimiento para transformar un país
Limpiemos México no es simplemente un buen deseo, es una realidad contundente. Hasta ahora + de 5 millones de mexicanos han participado en + de 100 mil brigadas para limpiar calles, plazas, parques, monumentos históricos, playas y bosques de todo México. ¿Y sabes cuánta basura ha recogido Limpiemos México?
¡¡¡+ 25,000 toneladas!!!
Gracias a esta iniciativa, que el pasado 19 de mayo celebró una más de sus mega jornadas de limpieza, hoy hemos comprobado algo muy importante:
No tenemos que seguir siendo parte del problema de la basura, podemos convertirnos en parte de la solución…
¡Ya es hora!
Limpiemos México te invita hoy a convertirte en un Héroe por el planeta,y que cultives el mismo espíritu en tu vida diaria, empezando por tu hogar, escuela, trabajo, y todos los espacios que formen parte de tu vida.
Hace mucho que las palabras dejaron de ser suficientes. México, y el planeta, te necesitan ahora más que nunca…
El IPBES publica la evaluación científica más exhaustiva sobre la situación actual de la biodiversidad y los ecosistemas. Los científicos alertan sobre la necesidad de emprender acciones radicales para cambiar el sistema socioeconómico o, de lo contrario, la humanidad tendrá que enfrentarse al colapso ecológico y la extinción masiva de especies.
La Plataforma Intergubernamental, Científica y Política sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES) ha presentado la investigación científica más completa y rigurosa sobre los ecosistemas, hecha hasta la fecha, tras la reunión de expertos de la ONU que culminaba hoy en París. El IPBES señala las principales causas de la crisis ambiental mundial, así como los agentes implicados en la misma, y reclama cambios urgentes en el sistema.
El informe muestra de forma categórica el estado deplorable en el que se encuentran los ecosistemas, y apunta a la actividad humana como la causa principal de las alteraciones de la naturaleza en gran parte del mundo. Sin lugar a dudas, hoy hay más especies en peligro de extinción, más de un millón, que en ningún otro momento de la historia humana.
El informe presenta argumentos convincentes a favor de la necesidad de un “cambio transformador” de las estructuras financieras, sociales y económicas a nivel mundial. A su vez, señala acertadamente a los principales sectores responsables de la devastación actual: la ganadería, agricultura y pesca industriales, las grandes infraestructuras, la minería, la extracción de combustibles, la tala, las plantaciones y la biomasa a gran escala, junto con el crecimiento “ilimitado” y el consumo exacerbado. Un modelo basado en el beneficio de unos pocos, mientras multiplica la pobreza, los conflictos y el deterioro ambiental para la mayoría de la población.
Lamentablemente, a pesar de sus fortalezas, el informe no ahonda lo suficiente poniendo nombre y apellidos a los culpables de la crisis social y ambiental. El informe es audaz e implacable cuando describe los agentes responsables del colapso de la biodiversidad, pero para enfrentar a esos agentes tenemos que nombrarlos y confrontar a los actores y estructuras de poder que los sostienen, especialmente las multinacionales que lo alimentan. Hay evidencias abrumadoras de su papel central en la destrucción del medioambiente, los derechos de la gente y la democracia.
La Plataforma Intergubernamental, Científica y Política sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES) ha presentado la investigación científica más completa y rigurosa sobre los ecosistemas.
En la evaluación se señala acertadamente a la ganadería y agricultura a gran escala como unas de los principales culpables del deterioro socioambiental. Sin embargo no reconoce que el sistema agroalimentario, totalmente inviable social y ecológicamente, ni siquiera es capaz de alimentar a la población, mientras destruye el mundo y provoca incontables conflictos sociales. Y es que la ganadería industrial, que emplea un 80% de los terrenos agrícolas para alimentar al ganado, es también responsable de la deforestación del 70% del Amazonas.
La plataforma de científicos confirma el papel clave que desempeña la agroecología en la transformación de los sistemas alimentarios, pero no profundiza detallando que ese cambio implica también un traspaso de control de unas pocas empresas a manos campesinas. La agroecología exige transformaciones sociales, ecológicas, económicas y culturales que rompen con el control que ejercen ahora mismo las multinacionales del sector. Esto implica rechazar las falsas soluciones como la “intensificación sostenible”, que incluye cultivos transgénicos y su paquete de pesticidas y fertilizantes.
Los pueblos indígenas y las comunidades locales son reconocidos como ejemplos a seguir en la protección de la biodiversidad. “La conservación comunitaria ha demostrado ser igualmente o más eficaz para evitar la pérdida de hábitat que las áreas protegidas formalmente establecidas, y los pueblos indígenas y las comunidades locales han probado claramente que juegan un papel positivo de neutralización de la deforestación”. La publicación también recoge y confirma que al menos 1.000 personas fueron asesinadas defendiendo sus territorios entre 2002 y 2013.
Recibimos con agrado el hecho que este informe es el primero de su tipo que hace énfasis en problemas estructurales, que examina sistemáticamente e incluye los conocimientos, temas y prioridades de los pueblos indígenas y las comunidades locales, a la vez que reclama cambios radicales. Cambiar nuestro sistema es lo único que puede evitar el colapso ecológico. Esto sólo puede lograrse descentralizando las actividades socioeconómicas, incluida la agroecología, la pesca a pequeña escala y la energía comunitaria. En particular, los Pueblos Indígenas y las comunidades locales deben gozar de soberanía para gestionar sus territorios, incluso declarar sus territorios libres de proyectos extractivistas.
Desde Amigos de la Tierra defenderemos activamente estos postulados en el proceso posterior a 2020, que definirá las políticas en materia de biodiversidad para la próxima década en el seno del Convenio sobre la Diversidad Biológica, la CMNUCC y el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial de la ONU.
Ahora Taiwán emplea un ambicioso proyecto para librarse del plástico, empezando por sus restaurantes y tiendas
Por: Ecoosfera
El gobierno taiwanés se ha propuesto remover, en 1 década, todo el plástico de consumo personal. Popotes, bolsas, recipientes y contenedores de todo tipo saldrán del mercado tras esta campaña.
A la par de esta meta, los taiwaneses también harán programas de rescate y limpieza en el mar, con el fin de sacar el plástico de las aguas contaminadas. El Ministro de Protección Ambiental, Lee Ying-yuan, dijo al periódico Taiwan Today que la única manera de eliminar el plástico es prohibir su distribución.
Fue apenas el 13 de febrero de 2018 que este plan a 12 años se echó andar en el país asiático, empezando por los restaurantes y las tiendas, a los que se les ha exigido que dejen de usar bolsas y popotes de este material.
Hasta el momento, los habitantes de Taiwán consumen hasta 700 bolsas al año. Se piensa que la campaña ha sido tan radical y efectiva que tal vez alcancen los propósitos de sacar del mercado el plástico, incluso antes del 2030.
Hace pocos años, varias ciudades de la costa oeste de Estados Unidos empezaron este mismo proceso. En Inglaterra, la Reina Isabel ha sacado del palacio de Buckingham todo rastro de productos, y China, que antes era un exportador, ha dejado de producirlo.
Así que el consumo individual de plástico está pronto a desaparecer. Esta medida se retrasó, pero aún estamos a tiempo de implementarla para frenar la contaminación marítima y proteger a varias especies acuáticas del riesgo que corren.
Son tiempos para imaginar qué otros recursos podemos inventar y qué otras soluciones amigables con la fauna y flora del planeta se pueden poner en práctica.