Las nuevas soluciones que aparecen en las edificaciones cada vez nos sorprenden más, y es que la investigación a este respecto está dando sus frutos. Como los sistemas de impermeabilización bituminosa. Una solución descontaminante fotocatalítica que contribuye a reducir la presencia de partículas de óxido de nitrógeno atmosféricas que emiten los vehículos de combustión y que tanta contaminación generan en las grandes ciudades.
LUCHA CONTRA LAS EMISIONES NOX
Las marcas especialistas en soluciones integrales para las construcciones sostenibles, pretenden luchar contra la contaminación atmosférica y sus efectos en los núcleos urbanos. Pero, más allá de limitar el tráfico o reducir la emisión de gases en la industria, ya es posible tratar este problema a través de los materiales de construcción. De hecho, según datos que se barajan en el sector, una cubierta tipo de 1,000 m2 en la que se incorpore esta solución podría degradar anualmente el NOx emitido por más de 500 vehículos.
Esta lámina de impermeabilización descontaminante absorbe las emisiones NOx –que proceden sobre todo de motores diésel- con ayuda de la luz del sol, para después descomponerlo y eliminarlo con el agua de lluvia. El fotocatalizador de última tecnología que contiene es un agente purificante que se activa por radiación solar, provocando un efecto permanente a lo largo de la vida útil de la impermeabilización.
Asimismo, este tipo de sistemas, diseñados para obra nueva o rehabilitación de edificios industriales y residenciales, posee un acabado blanco, altamente reflectante a la luz solar que disminuye la absorción térmica del edificio y reduce, en definitiva, su demanda energética. Un dato importante, teniendo en cuenta que más de un tercio de las emisiones emitidas a la atmósfera procede de los edificios, sobre todo los más antiguos, que se han convertido en grandes depredadores de energía.
TEJADOS VERDES
Para disminuir los gases de efecto invernadero en la atmósfera hay múltiples remedios, pero uno de los más efectivo y que aporta otras cualidades positivas para la vida en la ciudad, son los tejados verdes.
Ejemplo de ello son las cubiertas ajardinadas, otra solución con efectos descontaminantes y también estéticos que integra vegetación en los edificios y que puede llegar a revalorizar viviendas y hoteles hasta un 12%. En muchas ciudades del mundo sus tejados ya compiten con los jardines.
Estas cubiertas capturan los gases contaminantes y nocivos, estabilizan las condiciones térmicas del edificio, en verano proporcionan frescor y sombra ante la intensa radiación solar, regulan mejor el drenaje y evacuación de aguas pluviales, y también rebajan la cantidad de dióxido de carbono emitida a la atmósfera.
Y es que las cubiertas ajardinadas permiten compensar la falta de zonas verdes en los núcleos urbanos con el impacto positivo que tienen al mejorar la calidad del aire y reducir la contaminación atmosférica, actuando como sumideros de dióxido de carbono, al mismo tiempo que representan una mejora para el edificio en términos de impermeabilización, aislamiento térmico y acústico.
Si algo nos distingue como sociedad en la actualidad es la cultura del “usa y tira”. Y el material que más ha incentivado dicho estilo de vida consumista quizá sea el plástico, del cual nos hemos vuelto dependientes crónicos. Esto lo ha vuelto un material omnipresente, al grado de que se encuentra incluso en nuestras heces.
Te preguntarás, ¿cómo es que llega ahí? Bueno, eso es porque estamos comiendo plástico. Literalmente.
En todo el mundo, la persona promedio está ingiriendo aproximadamente 5 gramos de plástico cada semana, lo que equivale al peso de una tarjeta de crédito, según investigadores australianos de la Universidad de Newcastle, comisionados por el World Wildlife Fund para estudiar las repercusiones actuales del plástico en el organismo humano.
El plástico está contaminando el aire que respiramos, el agua que bebemos y la comida que comemos.
Según el estudio “Assessing Plastic Ingestion from Nature to People”, cada semana comemos todo ese plástico a causa de los llamados microplásticos, los cuales se ha demostrado que contaminan el agua que bebemos, pues se desprenden de las botellas desechables. Pero en general, los microplásticos se encuentran ya en todo el ambiente –incluso en las montañas–. Esto quiere decir que también los estamos ingiriendo por vía de la respiración.
Cada semana, una persona puede consumir hasta 1,769 partículas de plástico… sólo del agua que bebe.
Aunque el estudio no es concluyente, abre una veta de investigación importante. Lo que es un hecho es que estamos ingiriendo plástico. ¿Cuánto? Esto, como el estudio sugiere, depende de cada estilo de vida, del lugar que habitamos y del tipo de actividades que realizamos, entre otras cosas. No obstante, cualquier cantidad ingerida de plástico ya es alarmante, pues este material es tóxico y puede llegar a interferir con procesos del organismo tales como la respiración o la digestión.
El verdadero problema es que ni siquiera el reciclaje nos salva de las consecuencias de los microplásticos ya que, como se ha comprobado, todos los procesos para reciclar los plásticos –incluso aquellos biodegradables– dejan una estela de microplásticos a su paso. Por eso, lo más importante es dejar nuestra adicción a los plásticos y cambiar nuestro chip del “usa y tira” por uno de “usa y reutiliza”. Eso, por supuesto, si queremos evitar todos los males que provoca el plástico, tanto a los organismos más grandes –como la Tierra– como a los más pequeños –nuestros cuerpos–.
Cambiar la forma de pensar acerca de los productos desechables que utilizamos en nuestra vida cotidiana, puede ayudarnos a tomar mejores decisiones como consumidores.
Por: Nancy Monroy
Descubre lo fácil que es reemplazar estos objetos dañinos para nuestro planeta por opciones ecológicas más amigables.
Proteger el medio ambiente es más sencillo de lo que parece.
¿Cómo podemos mejorar la calidad del aire en México?
El aire que respiramos todos los días está conformado
principalmente por nitrógeno y oxígeno, y en pequeñas porciones por vapor de
agua y dióxido de carbono. Sin embargo, diversas actividades humanas como el
uso masivo del transporte viejo e ineficiente ocasionan la emisión a la
atmósfera de gases, polvos, humos y especialmente partículas que alteran su
composición y que además tienen serios impactos en el ambiente y en la salud de
las personas, de los animales e incluso de la vegetación.
Norte del Valle de México tiene
mala calidad de aire
GRADYS (Grupo de Administración y Sistemas S.A. de C.V.), una empresa familiar creada hace más de10 años, distribuye y aplica en la Ciudad de México y otros estados de la República Mexicana el producto ecológico Airlite.
Airlite es
un recubrimiento ecológico foto-catalítico, es decir se activa con la luz
natural o artificial, que libera el oxígeno del aire contaminado, purificándolo,
reduciendo los contaminantes en el aire hasta en un 88.8%
La
combinación de Airlite con la luz crea radicales libres (sustancia química
reactiva que libera oxígeno de contaminantes), convirtiéndolos en sales inertes
(moléculas simples).
Al hacer
esto, el recubrimiento afecta el aire que está cerca, limpiando un área que se
puede comparar al efecto que tienen los árboles al producir oxígeno. Airlite
aplicado en una superficie cubriendo 100 metros cuadrados, equivale a la
eliminación producida por 18 coches, el efecto equivalente a 100 metros
cuadrados de bosque.
Queremos
prevenir la mala calidad de aire en nuestra ciudad pese a factores reales que
contribuyen a esta.
Airlite
tiene certificaciones internacionales que avalan los beneficios que este
recubrimiento ofrece para ti y el medio ambiente.
Descarga nuestro folleto informativo en www.gradys-airlite.com e infórmate sobre nuestros diferentes productos (para exteriores e interiores).
Airlite: Recubrimiento foto-catalítico multitecnológico Dirección: Atenas 56 Tercer Piso, Colonia Juárez, CP 06600 Ciudad de México Teléfono de contacto: 5550-5989 / 55-8184-4852 Contacto: [email protected] Página de Internet: https://gradys-airlite.com/
La Sociedad Cooperativa de Trabajadores de Pascual, productora de Boing, decidió cambiar su empaque y decirle adiós a los popotes.
Por: Crónica Ambiental
La Sociedad Cooperativa de Trabajadores de Pascual pone el ejemplo a la industria de bebidas mexicanas, y prevé en un año tener nuevos empaques para limitar el consumo de plástico y eliminar por completo los popotes, que están adheridos a algunos de sus productos.
Pascual, conocida por producir los jugos Boing y el refresco Lulú, anunció ayer que dejará de usar popotes y cambiará el diseño de sus empaques para evitar, en lo posible, el uso de plástico.
Para lograrlo, están evaluando alternativas, Salvador Torres Cisneros, presidente de la cooperativa, dijo en conferencia de prensa, que los nuevos diseños de los productos de medio y un litro ya tienen taparrosca, pero falta perfeccionar los envases pequeños, con un contenido para consumo individual.
Esta compañía es, desde su organización como cooperativa, establecida en 1985 (estructura elegida después de una huelga de trabajadores en 1982), una especie con representación pequeña entre el empresariado mexicano, existen otros ejemplos en la pesca y la agricultura, así como la cementera Cruz Azul. Pascual fue fundada, como sociedad anónima, en la década de los 30 por Rafael Víctor Jiménez Zamudio y comenzó con la venta de paletas congeladas, agua embotellada y, posteriormente, refrescos. En los años 60, creó la marca Boing de jugos frutales, y desde aquel entonces hubo guiños a la modernidad, pues se acercó a la empresa sueca Tetra Pak, para obtener en exclusiva su envasado en cartón.
El medio ambiente es una preocupación de Pascual, por eso creó el programa Mexico, limpio y querido, con el objetivo de aportar a la conservación del patrimonio natural del país. En 2018, sus acciones incluyen programas de reciclaje, reforestación y siembra de árboles frutales en los estados de Morelos, México y Guerrero, campañas de conciencia ambiental sobre la contaminación del agua, su cuidado y aprovechamiento responsable, que se difundirá en varios parques acuáticos; así como acciones de limpieza de 5 playas en Acapulco, durante este verano.
Con la iniciativa presentada ayer, Pascual se une al movimiento por erradicar los popotes del mercado, que desde hace años ha ido ganando fuerza dentro y fuera de México. Los plásticos de un uso, como mencionó la ONU el pasado 5 de junio en el Día Mundial del Medio Ambiente, son causantes de un gran porcentaje de la contaminación del planeta, y es urgente dejar de producirlos y consumirlos. Si seguimos a este paso, en el “2050 habrá alrededor de 12.000 millones de toneladas de basura plástica en los vertederos y espacios naturales”, según su informe El estado de los plásticos.
El Día Mundial de los Océanos que se celebró este sábado pasado está dedicado a una de las principales amenazas para la salud del ecosistema marino: la contaminación de los plásticos. La ONU ha calificado ya este tipo de contaminación de “catástrofe ambiental mundial” y ha hecho un llamamiento para acabar con el “uso excesivo y el aumento del consumo de plásticos de un solo uso”.
Analizamos el impacto de este tipo de contaminación en cinco datos.
13,000,000 toneladas
Ese es la cantidad de plástico que se filtra al océano cada año, según los cálculos de la ONU. Aproximadamente el 80% de esa basura plástica llega desde la tierra, mientras que el 20% restante proviene de fuentes marinas, como los trozos de redes y otros aparejos abandonados en el agua por las flotas de barcos pesqueros, según la agencia de Medio Ambiente de la ONU.
Entre 1.1 y 2.4 millones de toneladas
Hay múltiples rutas a través de las que los plásticos viajan de la tierra al mar, incluyendo los vertidos al agua directamente desde zonas costeras y la polución que viaja por las aguas de los ríos y acaba desembocando en el mar. Investigadores de la fundación holandesa The Ocean Cleanup calcularon en 2017 que cada año los ríos de todo el mundo transportan al mar entre 1.15 y 2.41 millones de toneladas métricas de residuos plásticos en los océanos.
Ese es la cantidad de plástico que se filtra al océano cada año, según los cálculos de la ONU. Aproximadamente el 80% de esa basura plástica llega desde la tierra.
Dos tercios de este aporte proviene de los 20 ríos más contaminantes, la mayoría de los cuales están ubicados en el continente asiático. Concretamente, los ríos más contaminantes en materia de plástico son el Yangtsé, el Ganges, el Xi y el Huangpu.
269,000 toneladas
Alrededor de 269,000 toneladas es la cifra de plásticos que flota en los océanos, según el cálculo de un estudio publicado en ‘Plos One’ por Marcus Eriksen del ‘Five Gyres Institute’ y sus colegas en 2014. Pero si cada año se filtran al mar más de 10 millones de toneladas y la cantidad visible en la superficie ronda los 200,000, ¿qué está ocurriendo con el resto? Esta discrepancia se conoce como ‘el misterio del plástico perdido’.
Los científicos estiman que una gran parte termina en el fondo del mar después de degradarse por la acción del agua, el sol y las bacterias y convertirse en microplásticos mucho más difíciles de rastrear. Lo que nos lleva a la siguiente cifra.
100.000 especies
La presencia de plásticos en los océanos, ya sea en su versión íntegra o en forma de microplásticos, provoca cada año la muerte de alrededor de 100,000 especies marinas, según los cálculos de la ONU. A pesar de que la mayoría de los plásticos se supone que quedan intactos durante décadas o siglos después de su uso, los que se deterioran acaban convirtiéndose en microplásticos, y los peces y otros animales marinos acaban consumiéndolos; pasando de esta manera a la cadena alimentaria mundial.
7,800 millones de toneladas
Ante esta amenaza para el Medio Ambiente la ONU ha hecho un llamamiento para acabar con el “uso excesivo y el aumento del consumo de plásticos de un solo uso“. Entre 1950 y 2015 se han producido alrededor de 7,800 millones de toneladas de plástico, según otro estudio publicado en la revista ‘Science Advances’ por el ecologista industrial Roland Geyer, de la Universidad de California en Santa Bárbara, Estados Unidos, y sus colegas.
Como muestra el gráfico, el volumen de plásticos producido no ha dejado de aumentar. Sólo en 2015, los investigadores estimaron que en todo el mundo se habían producido 8,300 millones de toneladas. De ellos, alrededor de 6,300 millones son ya residuos y el 79% no se ha reciclado.
La tendencia podría cambiar el los próximos años, o al menos ese es el objetivo de algunas iniciativas impulsadas por instituciones de todo el mundo. La Unión Europea está ultimando la aprobación de una la normativa que prohibirá a partir de 2021 los artículos de plástico de usar y tirar más populares, como platos, cubiertos, pajitas para beber, bastoncillos de algodón y envases de polietireno para alimentos, con el objetivo de reducir su impacto en el medio ambiente.
Los gobiernos del bloque comunitario han dado luz verde a esta legislación a nivel de embajadores, que ya obtuvo el visto bueno del Parlamento Europeo a finales de marzo. Estos plásticos, según cálculos de la Unión Europea, representan cerca del 70 por ciento de los deshechos plásticos que contaminan las aguas y las playas del territorio comunitario y el objetivo de la medidas es erradicar el uso de artículos de plástico para los que existen ya alternativas en materiales que no dañan el entorno.
Nuestro país enfrenta un grave problema: generamos demasiada basura. Limpiemos México te invita a ser hoy parte de la solución.
Por: Ecoosfera
Ya no es un secreto: la basura es uno de los problemas más grandes que enfrenta hoy el planeta. Pero ¿sabías que una buena parte de la solución está en tus manos, en las de todos nosotros? ¡Por eso tenemos que actuar ya!
¿Tú también quieres un México sin basura? Pues es tiempo de demostrarlo con acciones: ciudadanos, gobierno y empresas, todos debemos unirnos por el bien de nuestro país. Y obviamente esto tiene que ver con cambiar hábitos para no generar tanto basura, pero también para recoger lo mucho que ya se generó…
¿Por dónde empezar?
Lo primero es informarnos. Según un reporte del Banco Mundial, somos el país que más basura genera en América Latina. Este dato te ayudará a dimensionar el nivel de reto que tenemos por delante.
Tan sólo los habitantes de la CDMX generamos alrededor de 13 mil toneladas diarias de basura: ¡eso es muchísimo!
Limpiemos México, impulsada por Fundación Azteca y apoyada por muchísimas empresas del país, especialmente por Banco Azteca, propone que todos nos involucremos para limpiar nuestros espacios públicos. Se trata de acciones simples en tu día a día, pero que terminarán por convertirte en un héroe y ¡dejar impecable cada rincón del territorio mexicano!
Un movimiento para transformar un país
Limpiemos México no es simplemente un buen deseo, es una realidad contundente. Hasta ahora + de 5 millones de mexicanos han participado en + de 100 mil brigadas para limpiar calles, plazas, parques, monumentos históricos, playas y bosques de todo México. ¿Y sabes cuánta basura ha recogido Limpiemos México?
¡¡¡+ 25,000 toneladas!!!
Gracias a esta iniciativa, que el pasado 19 de mayo celebró una más de sus mega jornadas de limpieza, hoy hemos comprobado algo muy importante:
No tenemos que seguir siendo parte del problema de la basura, podemos convertirnos en parte de la solución…
¡Ya es hora!
Limpiemos México te invita hoy a convertirte en un Héroe por el planeta,y que cultives el mismo espíritu en tu vida diaria, empezando por tu hogar, escuela, trabajo, y todos los espacios que formen parte de tu vida.
Hace mucho que las palabras dejaron de ser suficientes. México, y el planeta, te necesitan ahora más que nunca…
El aire contaminado afecta nuestra salud, nuestro clima, nuestra seguridad alimentaria y más.
Por: Jessica Seddon, Seth Contreras y Beth Elliott
La creciente atención mundial a la contaminación del aire se centra en los impactos que el ozono, las partículas y otros contaminantes tienen en la salud humana. Es natural, los números que nos muestran los titulares de los diarios son alarmantes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la contaminación del aire dentro y fuera del hogar es causa de aproximadamente 7 millones de muertes prematuras en todo el mundo. La mayoría de estas muertes, 4.2 millones, están asociadas a la contaminación exterior, un importante factor de riesgo ambiental que afecta a las poblaciones urbanas y rurales de todo el mundo.
Es alentador el aumento de conciencia pública sobre las consecuencias de la contaminación del aire en la salud, pero debemos tener una visión más amplia sobre lo que provoca en nuestro planeta y en nosotros mismos. Los costos sociales de la contaminación del aire, y los beneficios sociales de reducirla, se extienden mucho más allá de la salud, pues tienen un impacto en el clima, el agua, las energías renovables y la agricultura.
Salud
La mayoría de las personas saben cuánta agua deben beber: ocho vasos por día o aproximadamente 2 litros. ¿Pero sabes cuánto aire respiras? Un adulto promedio inhala y exhala alrededor de 7 a 8 litros de aire por minuto mientras está en reposo. Eso es un mínimo de aproximadamente 11,000 litros de aire al día.
Respirar aire sucio afecta más que sólo a los pulmones y causa más que muertes prematuras. La contaminación del aire afecta a casi todos los órganos del cuerpo. Un estudio reciente realizado por el Foro de Sociedades Respiratorias Internacionales muestra que la contaminación del aire contribuye a muchos males, desde a la diabetes y la demencia hasta a problemas de fertilidad y leucemia infantil.
El aire sucio contiene material invisible. La inhalación de hollín o humo con material particulado, a menudo referido por su tamaño en micrómetros, PM10, PM2.5 y PM1, ennegrece los pulmones, provoca problemas respiratorios y cardíacos, y enfermedades como asma y cáncer. Puede llegar a observarse PM10 a simple vista, pero se necesita de un microscopio para ver PM2.5 y de un microscopio electrónico para detectar material particulado ultrafino. Cuanto más pequeña es la partícula, más profundo puede llegar en los pulmones, junto con los productos químicos de los que está compuesta. Este tipo de contaminación del aire surge de la combustión incompleta de madera y plantas, así como del combustible fósil, del polvo, y de combinaciones de otros contaminantes de diversas fuentes, incluida la agricultura.
El ozono, un gas formado por combinaciones de otros contaminantes del tráfico, vertederos de residuos, la agricultura y otras fuentes, también es invisible y contribuyó a que en 2017 ocurrieran 500,000 muertes en todo el mundo, y hasta 23 millones de visitas a la salas de urgencias en 2015. La exposición al dióxido de nitrógeno (NO2), uno de los precursores del ozono que proviene en gran parte de la combustión de combustibles fósiles, también puede causar enfermedades respiratorias y cardiovasculares, así como tener impactos en cuanto a la reproducción y el desarrollo de los niños.
Calentamiento global
Con frecuencia llamados contaminantes climáticos de corta duración (SLCP), el carbono negro (un componente de material particulado), el ozono troposférico y el metano, contribuyen tanto al calentamiento global como a la contaminación del aire. Según la Coalición de Clima y Aire Limpio, estos tres contaminantes altamente potentes son responsables de entre el 30% y el 40% del calentamiento global, por lo que deben reducirse junto con el dióxido de carbono (CO2) para limitar el aumento de la temperatura global a 1.5℃ y evitar impactos climáticos catastróficos como el aumento del nivel del mar y la escasez de agua.
El carbono negro y el ozono persisten en la atmósfera durante días y el metano durante décadas; el planeta tarda más de 100 años en eliminar el CO2. Esto significa que las acciones para mitigar SLCP pueden producir reducciones casi inmediatas en sus concentraciones, con beneficios para el clima y la salud humana. Es importante destacar que algunas partículas también pueden tener un efecto de enfriamiento al bloquear la radiación solar, pero siempre será preferible que haya un beneficio para la salud al reducir la materia particulada del aire. Los tomadores de decisiones deben considerar esta interacción al diseñar estrategias para reducir contaminantes climáticos de corta duración.
Agua y clima
Desde los patrones de lluvia hasta la intensidad del monzón, la contaminación del aire puede afectar significativamente el ciclo del agua. La materia particulada puede reducir la cantidad de radiación solar que llega a la superficie de la tierra, afectando la velocidad a la que el agua se evapora y sube hacia la atmósfera, la formación de nubes y su capacidad de almacenar agua.
Por ejemplo, los cambios en la intensidad y la distribución de las precipitaciones en la India y China, están relacionados con la contaminación por partículas. Algunas áreas experimentan más lluvia de lo habitual, a menudo con ráfagas concentradas, mientras que otras experimentan menos. El material particulado afecta la trayectoria y la intensidad de los monzones en Asia y ha intensificado las sequías en China, América del Norte y el sur de Asia. La contaminación europea y norteamericana afecta las lluvias y la sequía en el Sahel, la zona ecoclimática y biogeográfica de transición entre el desierto del Sahara al norte y la sabana sudanesa. Para el observador casual, estos impactos parecen manifestarse con una variabilidad ambiental general, pero sus impactos en la agricultura, las reservas de agua y la biodiversidad son significativos.
Energía renovable
El rendimiento de la energía solar también disminuye en áreas con una importante contaminación por partículas. Eliminar el polvo en los paneles solares resuelve parte del problema, pero el resto es más complicado: la luz solar no puede penetrar completamente a través del esmog, lo que reduce la producción de energía de los paneles solares. Diversos estudios realizados en la India y China han encontrado pérdidas de hasta el 25% del rendimiento potencial en las áreas más afectadas. Esto puede reducir los impactos finales de los generadores de energía solar y tiene importantes implicaciones para las ciudades y los países que desean promover una transición rápida y rentable hacia las energías renovables. En general, la contaminación le cuesta a China aproximadamente 11 gigawatts (GW) de energía al año, por ejemplo.
Alimentación y vegetación
El ozono puede dañar las células de las plantas y afectar negativamente la fotosíntesis, mientras que las partículas pueden reducir la cantidad de luz solar que llega a las plantas y los cultivos alimentarios. En el año 2000, las pérdidas en el rendimiento mundial debido al ozono ascendieron a 79-121 millones de toneladas, con un valor de 16-26 mil millones de dólares a los precios de hoy. Esto incluyó pérdidas de rendimiento de hasta un 15% para la soya y el trigo, y un 5% para el maíz. A medida que aumenta el ozono, las pérdidas también aumentan. Este tipo de contaminación causó daños masivos a los cultivos alimenticios en la India, de 2000 a 2010, y la cantidad de cultivos de trigo, arroz y soya que se pierden anualmente podría alimentar a cerca de 94 millones de personas, es decir casi toda la población de Alemania. Hallazgos similares en México mostraron pérdidas de rendimiento estimadas de 3% para el maíz, 26% para la avena, 14% para los frijoles y 15% para el sorgo.
El ozono y la lluvia ácida, creados por la contaminación por sulfato y NO2 (en gran parte por la quema de combustibles fósiles), también afectan a otros tipos de vegetación, bosques e incluso a la polinización.
Tener aire limpio es fundamental
Si bien sus numerosos y variados impactos pueden ser desalentadores, sabemos cómo reducir la contaminación del aire y mejorar significativamente su calidad. Los beneficios de reducir la contaminación del aire superan con creces los costos, y el aire puede mejorar mucho más rápido de lo que la mayoría de las personas creen, si ponemos nuestra capacidad intelectual y nuestros recursos en ello. Estos costos poco conocidos pero bien documentados sólo se suman a la cantidad de razones por las que debemos actuar de manera rápida y decisiva para limpiar el aire.
Existen soluciones de las que todos podemos aprender. Por ejemplo, los expertos dicen que si reducimos hoy los contaminantes climáticos de corta duración, podríamos frenar el aumento del calentamiento global a corto plazo hasta en 0.6℃para 2050. Las evaluaciones globales han delineado una agenda clara para lograr este objetivo al expandir el acceso a energía limpia, mejorando los combustibles del transporte, reduciendo las emisiones de los vehículos y controlando las fugas de metano de la producción de combustibles fósiles y la agricultura, entre otras acciones.
A nivel local, también tenemos casos de éxito de los cuales aprender. La contaminación del aire en Pekín ha disminuido considerablemente en los últimos 20 años gracias a una mayor eficiencia energética y mejores controles de emisiones de vehículos y de carbono. Una combinación de inversiones en monitoreo, innovación política y colaboración entre las instancias regulatorias y científicas en la Ciudad de México, ayudó a diagnosticar la contaminación del área metropolitana y a reducirla desde sus altos niveles en la década de 1990. La Ley de Aire Limpio de los Estados Unidos provocó la reducción de ozono en un 22% y de PM2.5 en un 40% entre 1990 y 2017, lo que demuestra que los esfuerzos sostenidos para combatir la contaminación producen un aire significativamente más limpio.
La pregunta, entonces, es: ¿qué nos detiene? Podemos limpiar el aire, y todos deberíamos abocarnos a ello. El aire limpio es un recurso que afecta nuestra salud, nuestro clima, nuestra seguridad alimentaria y más. Necesitamos abordar este problema con urgencia y eficacia. En el Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés) México, estamos desarrollando varias líneas de acción de las que pronto haremos importantes anuncios. Estén atentos.
Los efectos del cambio climático generados por la contaminación del aire amenazan con colapsar la civilización humana para el 2050.
Por: Ecoosfera
La civilización humana como la conocemos peligra. Los efectos del cambio climático generados por la contaminación del aire amenazan con colapsar el mundo como lo conocemos. La ONU ya advirtió que tenemos hasta el 2030 para evitar una catástrofe global. Ahora, un nuevo reporte afirma que la civilización podría colapsar en 2050 si el aumento de temperatura no se detiene. Sin embargo, aun hay formas de eludir el colapso. Solo hay que actuar rápido.
¿Cuál es el origen de este reporte? Los integrantes del Centro Nacional de Restauración del Clima “Breakthrough”, con sede en Australia, lanzaron un análisis en el que describen las condiciones humanas en el futuro si la crisis climática no para. Sus planteamientos se basan en eventos actuales y verdaderos. La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados recién informó la crisis de sequía que los habitantes de Somalia viven diario por el aumento de temperatura. Esta es una de las naciones que la gente se verá obligada a abandonar en el 2050 por el cambio climático. México no se queda atrás.
De acuerdo a un análisis del Banco Mundial, para el 2050, 1.7 millones de mexicanos podrían dejar las áreas costeras y concentrarse en la capital y ciudades aledañas por el cambio climático.
No cabe duda de que los refugiados son los protagonistas de un verdadero Éxodo de nuestro tiempo. La temperatura global podría reflejar un aumento de 3 grados Celsius a este ritmo, lo cual cambiaría la configuración de la civilización actual. Mil millones de personas en el Oeste de África y el Medio Oriente también podrían abandonar sus países para el 2050, huyendo de sequías y calor extremo. ¿Estamos listos para acoger a todos esos refugiados climáticos? Claramente no. Por eso urge el cambio.
Lo que es cierto es que aunque hay peligro, no todo son malas noticias. Así como la civilización podría colapsar en el 2050, se prevee que el 100% del planeta utilice energías completamente renovables para ese mismo año. Es evidente que estas visiones a futuro recaen absolutamente en las decisiones que tomemos hoy mismo. No hay de otra: el cambio es en el día a día y el futuro de todos está en juego.
El IPBES publica la evaluación científica más exhaustiva sobre la situación actual de la biodiversidad y los ecosistemas. Los científicos alertan sobre la necesidad de emprender acciones radicales para cambiar el sistema socioeconómico o, de lo contrario, la humanidad tendrá que enfrentarse al colapso ecológico y la extinción masiva de especies.
La Plataforma Intergubernamental, Científica y Política sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES) ha presentado la investigación científica más completa y rigurosa sobre los ecosistemas, hecha hasta la fecha, tras la reunión de expertos de la ONU que culminaba hoy en París. El IPBES señala las principales causas de la crisis ambiental mundial, así como los agentes implicados en la misma, y reclama cambios urgentes en el sistema.
El informe muestra de forma categórica el estado deplorable en el que se encuentran los ecosistemas, y apunta a la actividad humana como la causa principal de las alteraciones de la naturaleza en gran parte del mundo. Sin lugar a dudas, hoy hay más especies en peligro de extinción, más de un millón, que en ningún otro momento de la historia humana.
El informe presenta argumentos convincentes a favor de la necesidad de un “cambio transformador” de las estructuras financieras, sociales y económicas a nivel mundial. A su vez, señala acertadamente a los principales sectores responsables de la devastación actual: la ganadería, agricultura y pesca industriales, las grandes infraestructuras, la minería, la extracción de combustibles, la tala, las plantaciones y la biomasa a gran escala, junto con el crecimiento “ilimitado” y el consumo exacerbado. Un modelo basado en el beneficio de unos pocos, mientras multiplica la pobreza, los conflictos y el deterioro ambiental para la mayoría de la población.
Lamentablemente, a pesar de sus fortalezas, el informe no ahonda lo suficiente poniendo nombre y apellidos a los culpables de la crisis social y ambiental. El informe es audaz e implacable cuando describe los agentes responsables del colapso de la biodiversidad, pero para enfrentar a esos agentes tenemos que nombrarlos y confrontar a los actores y estructuras de poder que los sostienen, especialmente las multinacionales que lo alimentan. Hay evidencias abrumadoras de su papel central en la destrucción del medioambiente, los derechos de la gente y la democracia.
La Plataforma Intergubernamental, Científica y Política sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES) ha presentado la investigación científica más completa y rigurosa sobre los ecosistemas.
En la evaluación se señala acertadamente a la ganadería y agricultura a gran escala como unas de los principales culpables del deterioro socioambiental. Sin embargo no reconoce que el sistema agroalimentario, totalmente inviable social y ecológicamente, ni siquiera es capaz de alimentar a la población, mientras destruye el mundo y provoca incontables conflictos sociales. Y es que la ganadería industrial, que emplea un 80% de los terrenos agrícolas para alimentar al ganado, es también responsable de la deforestación del 70% del Amazonas.
La plataforma de científicos confirma el papel clave que desempeña la agroecología en la transformación de los sistemas alimentarios, pero no profundiza detallando que ese cambio implica también un traspaso de control de unas pocas empresas a manos campesinas. La agroecología exige transformaciones sociales, ecológicas, económicas y culturales que rompen con el control que ejercen ahora mismo las multinacionales del sector. Esto implica rechazar las falsas soluciones como la “intensificación sostenible”, que incluye cultivos transgénicos y su paquete de pesticidas y fertilizantes.
Los pueblos indígenas y las comunidades locales son reconocidos como ejemplos a seguir en la protección de la biodiversidad. “La conservación comunitaria ha demostrado ser igualmente o más eficaz para evitar la pérdida de hábitat que las áreas protegidas formalmente establecidas, y los pueblos indígenas y las comunidades locales han probado claramente que juegan un papel positivo de neutralización de la deforestación”. La publicación también recoge y confirma que al menos 1.000 personas fueron asesinadas defendiendo sus territorios entre 2002 y 2013.
Recibimos con agrado el hecho que este informe es el primero de su tipo que hace énfasis en problemas estructurales, que examina sistemáticamente e incluye los conocimientos, temas y prioridades de los pueblos indígenas y las comunidades locales, a la vez que reclama cambios radicales. Cambiar nuestro sistema es lo único que puede evitar el colapso ecológico. Esto sólo puede lograrse descentralizando las actividades socioeconómicas, incluida la agroecología, la pesca a pequeña escala y la energía comunitaria. En particular, los Pueblos Indígenas y las comunidades locales deben gozar de soberanía para gestionar sus territorios, incluso declarar sus territorios libres de proyectos extractivistas.
Desde Amigos de la Tierra defenderemos activamente estos postulados en el proceso posterior a 2020, que definirá las políticas en materia de biodiversidad para la próxima década en el seno del Convenio sobre la Diversidad Biológica, la CMNUCC y el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial de la ONU.