Desafío Guadalquivir, nuestra nueva apuesta por la agricultura sostenible y la restauración del hábitat
Por: Ecoticias
Buenas prácticas agrícolas y mejora dela biodiversidad son las bases de “Misión Posible: Desafío Guadalquivir”, un proyecto de WWF que, con la colaboración de la Fundación Coca-Cola, busca ahorrar entre 500 y 1,000 millones de litros al año en el estuario del Guadalquivir y potenciar la biodiversidad de este entorno tan valioso con la recuperación de una marisma.
Objetivo 1: Ahorrar entre 500 y 1,000 millones de litros al año en el estuario del Guadalquivir:
Para ello se está trabajando en 15 fincas de cultivos de cítricos, donde se han instalado innovadores equipamientos de sensores planta-clima-suelo que permiten monitorizar en tiempo real la humedad del suelo y el estado en el que se encuentra el cultivo. De esta forma se favorece un uso eficiente del agua al mismo tiempo que se mantiene la producción y calidad de la cosecha de cítricos. Además el proyecto contempla un ambicioso plan de formación y capacitación, donde se desarrollarán cursos de formación y sensibilización para los agricultores.
Objetivo 2. Recuperar la biodiversidad en el estuario del Guadalquivir como prioridad.
Otro aspecto del proyecto incluye la restauración del hábitat natural del estuario del río Guadalquivir a través de la recuperación de una marisma de 6 hectáreas en Trebujena (Cádiz), con el objetivo de mejorar la calidad de agua, además de crear un refugio para la avifauna, entre ellas algunas especies en peligro de extinción, como la cerceta pardilla. Con esta recuperación se fomentará también la economía verde ligada al turismo en esta zona.
Para ello se está trabajando en 15 fincas de cultivos de cítricos, donde se han instalado innovadores equipamientos de sensores planta-clima-suelo que permiten monitorizar en tiempo real la humedad del suelo y el estado en el que se encuentra el cultivo.
Este descubrimiento podría ayudar a eliminar el plástico en sitios como el océano y otras áreas terrenales.
Por: Ecoosfera
De acuerdo con el sitio web de Phys.org, los científicos descubrieron que una de las orugas más comunes, la Galleria mellonella, se ha estado alimentado de polietileno, un tipo de plástico que es usado principalmente en las bolsas desechables. Sin embargo, ¿qué implica este evento para la conservación del medio ambiente?
Las orugas de cera son consideradas una peste para la población de las abejas y algunas plantas. Por esta razón, hay quienes usan bolsas de plástico para prevenir su proliferación en jardines y cercanías. Fue así que Bertocchini, la líder de la investigación, se dio cuenta que las bolsas de plástico que había dejado para prevenir a las orugas comenzaban a tener pequeños hoyos; y después de una inspección más cercana, notó que las bolsas estaban siendo consumidas por las orugas para tratar de alcanzar su libertad.
Al realizar la investigación, Bertocchini y sus colegas, encontraron que las bolsas de plástico se estaban degradando más rápido de lo normal, y esto se debe a que las orugas producen una especie de enzimas que rompe el plástico hasta su desaparición. Gracias a ello, los científicos han considerado un método biodegradable para limpiar al medio ambiente de la contaminación de plástico.
En palabras del primer autor del estudio, Paolo Bombelli, “Si una sola enzima es responsable de este proceso químico, su reproducción a larga escala con métodos biotecnológicos podrá ser viable. Este descubrimiento podría ayudar a eliminar el plástico en sitios como el océano y otras áreas terrenales.” Además, “la oruga produce algo que rompe el vínculo químico, quizá en sus glándulas salibales o una bacteria simbiótica en su estómago. El próximo paso es tratar de identificar el proceso molecular en su reacción e insolar la enxima responsable.”
Dicen que la Naturaleza es sabia, y encuentra siempre la manera de surgir resiliente y victoriosa. Las personas alrededor del mundo desperdician alrededor de miles de millones de bolsas de plástico cada año, las cuales tienden a degradarse en un periodo de un siglo o más y tienen importantes consecuencias en el medio ambiente.
Los vencejos comunes (Apus apus) se han adaptado de manera extrema a la vida aérea. Hasta ahora, los zoólogos habían supuesto que en realidad estos pájaros comen y duermen mientras vuelan. Solo la nidificación está reservada a la tierra firme. “Comen y duermen mientras están en el aire. Esto es algo que los investigadores han creído desde la década de 1950, y ahora podemos demostrar que es cierto”, dice Anders Hedenström, profesor del departamento de Biología de la Universidad de Lund, en Suecia.
Hace tres años, un equipo de la universidad sueca observó que entre los vencejos comunes había individuos que vivían en el aire al menos diez meses consecutivos sin posarse, batiendo un récord mundial de permanencia de vuelo. Otros científicos demostraron, además, que el vencejo alpino podía vivir gran parte del tiempo en el aire.
En un estudio, publicado ahora en la revista Journal of Avian Biology, Hedenström y sus colegas suecos e italianos estudiaron cuatro individuos de otra especie, el vencejo pálido (Apus pallidus), un ave del sur de Europa, Oriente Medio y África con rasgos muy similares al vencejo común. Los resultados muestran que las aves están en el aire sin posarse entre dos y tres meses y medio, dependiendo del ejemplar.
Gracias al uso de registradores de microdatos atados a los pájaros, los investigadores midieron el movimiento de las alas al batir. Los dispositivos registraron la actividad cada cinco minutos, así como la ubicación del individuo una vez al mes.
Con este método, los biólogos determinaron que las aves viven durante meses en el aire en invierno, el período del año que pasan en África occidental después de la temporada de reproducción en Italia. “Se posan cuando se reproducen debajo de una teja o en un agujero; el resto del tiempo viven en el aire. Comen insectos mientras vuelan, y cuando alcanzan una gran altitud y comienzan a planear, en realidad duermen durante cortos períodos de tiempo”, explica Hedenström.
Un equipo de la universidad sueca observó que entre los vencejos comunes había individuos que vivían en el aire al menos diez meses consecutivos sin posarse, batiendo un récord mundial de permanencia de vuelo.
La época de cría dicta los tiempos
La temporada de reproducción determina por qué los vencejos pálidos no pueden volar durante tantos meses seguidos lo hace el vencejo común. Los vencejos pálidos tienen dos puestas por temporada, mientras que el común solo una. “Sin embargo, en realidad no importa si una especie pasa tres o diez meses en el aire. Ambas están adaptadas para vivir en ese elemento, están diseñadas para volar con la máxima eficiencia energética, independientemente de si están aleteando o planeando”, recalca el investigador.
Aunque volar es la actividad que más energía demanda en las aves, Hedenström revela que, aun viviendo en el aire menos tiempo, un ruiseñor, por ejemplo, gasta tanta energía como un vencejo pálido, que está en el aire todo el tiempo.
Por otra parte, el estudio indica que los vencejos tienen una alta tasa de supervivencia en comparación con muchas otras aves. La explicación puede estar en el hecho de que estos pájaros dediquen tanto tiempo de sus vidas a permanecer en el aire, donde los depredadores no pueden capturarlos del mismo modo que en el suelo o en el nido. Además, cuando están volando, los parásitos no afectan a estas aves de la misma manera que si se posaran más.
Las plantas, al igual que los humanos, también pueden sufrir heridas. Estas heridas pueden ser causadas por diversos agentes, como el mal tiempo, los depredadores (herbívoros, insectos) o los humanos (poda, injerto). Representan una apertura de las capas protectoras externas de las plantas, que permiten el acceso a muchos patógenos microbianos que pueden causar enfermedades graves, provocando pérdidas dramáticas de cultivos para los agricultores.
Ahora, los equipos liderados por las investigadoras Anna Laromaine en el Instituto de Ciencia de Materiales de Barcelona (ICMAB-CSIC) y Nuria Sánchez Coll en el Centro de Investigación en Agrigenómica (CRAG) han desarrollado un material para evitar la contaminación y acelerar la cicatrización de estas heridas vegetales. Esta solución se basa en el uso de un parche basado en un nanocompuesto hecho de celulosa bacteriana y nanopartículas de plata.
La celulosa bacteriana es un material que permite curar heridas de manera muy eficiente. Actualmente se utiliza en medicina gracias a su alta biocompatibilidad. Una ventaja de este biopolímero es que su estructura molecular es similar a la celulosa vegetal, uno de los componentes estructurales principales de las plantas. Además, gracias a su alta capacidad de retención de agua, adquiere una consistencia similar a un hidrogel, aumentando su adhesión a las hojas de la planta. Las propiedades curativas de la celulosa bacteriana ya han sido patentadas con anterioridad.
Actualmente, la eficacia y la eficiencia de los pesticidas utilizados para combatir las infecciones de los cultivos aún se enfrentan a muchos retos. Con el objetivo de mejorarlos, el equipo ICMAB-CRAG ha anclado las nanopartículas de plata, con propiedades antipatogénicas, a la estructura de la celulosa bacteriana. El vendaje híbrido desarrollado por Laromaine y Sánchez Coll evita el desprendimiento de las nanopartículas de la celulosa bacteriana, ofreciendo una liberación lenta y un efectivo uso de los efectos de los pesticidas.
Vendajes híbridos mejor que pesticidas
“Nuestros vendajes híbridos seguramente son más seguros para el medio ambiente que los pesticidas usados actualmente basados en dispersiones líquidas de compuestos de plata o nanopartículas”, explica Anna Laromaine, investigadora del ICMAB-CSIC. “Aunque el precio de estos materiales no es todavía comparable a los productos que se utilizan actualmente, podrían encontrar un nicho de mercado en aplicaciones de alto valor adquirido”, comenta Nuria Sanchez Coll, científica del CRAG.
La celulosa bacteriana es un material que permite curar heridas de manera muy eficiente. Actualmente se utiliza en medicina gracias a su alta biocompatibilidad.
El equipo ha demostrado las propiedades antibacterianas y antifúngicas de estos parches híbridos en ensayos in vitro contra la bacteria Escherichia coli y contra dos patógenos agroeconómicamente relevantes: la bacteria Pseudomonas syringae y el hongo Botrytis cinerea. Además, se ha demostrado la inhibición de la infección in vivo en dos plantas diferentes (hojas de Nicotiana benthamiana y hojas de la planta del tomate).
El estudio se ha publicado en la revista ACS Biomaterials S&C en el marco del proyecto europeo Plant Healing. El objetivo es ofrecer un nuevo material para implementarlo en los protocolos de injerto actuales, sin tiempo extra ni esfuerzo, mejorando de forma significativa la eficiencia del injerto.
Una investigación examinó los cuerpos de 50 animales mamíferos marinos y encontró muestras de microplásticos en cada uno de ellos.
Por: Ecoosfera
El microplástico es cualquier resto de plástico menor a cinco milímetros de longitud (el tamaño de una semilla de mostaza). Pero la necesidad y necedad humanas por utilizar plástico en ropa, botellas, empaques y redes de pesca está llenando los océanos de microplástico. De hecho, el microplástico está tan presente que ya se encuentra en el cuerpo de prácticamente cualquiera de los animales que habitan en el mar.
Y es que una muestra de 50 animales marinos distintos, entre las que se cuentan diez especies de delfines, focas y ballenas, tenían un promedio de 5.5 partículas de microplástico en sus cuerpos al morir.
El equipo multidisciplinario de la Universidad de Exeter, el Plymouth Marine Laboratory y los Greenpeace Research Laboratories, todos en el Reino Unido, aclaró que los mamíferos marinos fallecieron por diferentes causas previas al estudio.
A pesar de que la cantidad de microplástico en sus cuerpos no sugiere que los animales fallecieran al ingerirlo, el efecto de estos materiales en la vida marina no se conoce a ciencia cierta. Los investigadores destacan que es un hecho que los mamíferos marinos entran en contacto con microplásticos a través de su comida, por lo que toda la cadena alimenticia estaría expuesta a la contaminación por plástico.
Además, el hecho de haber encontrado desechos plásticos en cada uno de los animales debería poner a la comunidad internacional en alerta, según la directora de Greenpeace en el Reino Unido, Louise Edge:
“Es vergonzoso que cada mamífero marino analizado tuviera microplásticos en su sistema digestivo, y muestra la escala de la contaminación por plástico en nuestros mares.” Y añade: “Esto es una evidencia más de que los gobiernos y las grandes empresas necesitan dirigir sus esfuerzos en reducir drásticamente el uso y desecho de plásticos, en detener el flujo de contaminación por plástico hacia nuestros ríos y océanos y hacia las bocas de la vida marina salvaje.”
La trampa del reciclaje individual
El World Economic Forum ya había advertido hace unos años que para 2050, la cantidad de plástico en los océanos superaría la cantidad de peces. Otros estudios han encontrado que el plástico está presente incluso en la sal marina y en muchos otros productos de consumo humano. La Agencia Europea del Medio Ambiente estima que 100,000 mamíferos marinos y 1 millón de aves mueren cada año por causas relacionadas con los 10 millones de toneladas de residuos plásticos que terminan en el mar durante el mismo periodo.
En realidad, el macabro hallazgo de plástico en el cuerpo de delfines, focas, marsopas y ballenas no es una novedad, sino la triste constatación de que mundialmente no estamos haciendo lo suficiente por preservar la vida marina.
Greenpeace alertó desde hace tiempo que un estimado de 16 millones de botellas de plástico son usadas a diario en el mundo, y no todas pasan por un proceso de reciclaje luego de usarse. Muchas de estas terminan en el océano, y finalmente llegan a los cuerpos de sus habitantes:
Los plásticos contaminan la tierra y el agua. Los desechos se agrupan en islas y llegan a los animales. Pero además de indignarnos es necesario entender que la solución no proviene (solamente) de disminuir nuestro consumo personal de plástico, sino en presionar a los gobiernos y empresas para que utilicen menos plástico en sus empaques, o bien para que promuevan estrategias de reciclaje efectivo que ayuden a aliviar la contaminación de los mares.
Cambiar nuestros hábitos de consumo de plástico es muy bueno, pero necesitamos entender que los cambios individuales deben servir para impulsar cambios sistémicos, no solo a nivel personal. Por desgracia, evitar utilizar recipientes plásticos y no pedir tu bebida favorita con popote no alivia mucho la contaminación marina, pero si los consumidores adoptan un papel activo y crítico con respecto a las marcas que consumen, estas podrían favorecer opciones de empaque más sensibles con el medio ambiente si ven mermadas sus ganancias.
Sí, las bolsas de tela y los popotes de bambú son muy lindos, pero en el gran esquema de la contaminación humana de los mares, solamente son un paliativo de concienciapara no abordar el problema de fondo. Participar en campañas de reciclaje y promover activamente el consumo de productos sustentables son algunas opciones para cambiar en lo inmediato nuestra relación con el plástico.
Una nueva hipótesis es capaz de explicar por qué algunos icebergs antárticos están teñidos de verde esmeralda en lugar del azul normal, lo que potencialmente resuelve un misterio científico de décadas.
El hielo puro es azul porque el hielo absorbe más luz roja que luz azul. Pero desde principios del siglo XX, los exploradores y navegantes informaron haber visto peculiares icebergs verdesalrededor de ciertas partes de la Antártida. Los icebergs verdes han sido una curiosidad para los científicos durante décadas, pero ahora los glaciólogos informan en un nuevo estudio que sospechan que los óxidos de hierro en el polvo de roca de la parte continental de la Antártida están volviendo verdes algunos icebergs.
Formularon la nueva teoría después de que investigadores australianos descubrieran grandes cantidades de hierro en la plataforma de hielo Amery de la Antártida oriental. El hierro es un nutriente clave para el fitoplancton, las plantas microscópicas que forman la base de la red alimentaria marina. Pero el hierro escasea en muchas zonas del océano.
Si los experimentos demuestran que la nueva teoría es correcta, esto significaría que los icebergs verdes están transportando hierro precioso desde el continente de la Antártida al mar abierto cuando se rompen, proporcionando este nutriente clave a los organismos que sustentan a casi toda la vida marina.
El hielo puro es azul porque el hielo absorbe más luz roja que luz azul. Pero desde principios del siglo XX, los exploradores y navegantes informaron haber visto peculiares icebergs verdes alrededor de ciertas partes de la Antártida.
Caño Cristales, famoso por sus llamativos colores, es una corriente natural de agua que cambia de color debido a una planta, la ‘macarenia clavigera’.
Por: BBC NEWS
Apenas tiene 100 kilómetros de longitud y no sobrepasa los 20 metros de anchura. En su recorrido se puede apreciar tonalidades de azul, amarillo, naranja, verde y rojo, de ahí la denominación de “arco iris líquido” o “arco iris derretido”.
El mejor momento para apreciar este espectáculo de la naturaleza es en otoño, pues las precipitaciones ayudan a que los colores se aviven.
“Lágrimas de sirena” puede sonar adorable, pero en verdad son una enorme amenaza para el medioambiente marino.
Por: Claire Gwinnett The Conversation
También conocidos como “nurdles” en inglés, estas pequeñas bolitas son materia prima en la industria del plástico.
En lugar de convertirse en artículos para el hogar, muchos de estos gránulos de plástico terminan en el océano, donde van capturando toxinas y siendo consumidos por la fauna marina.
No son tan adorables ahora, ¿verdad?
Los nurdles son los ladrillos con los que se construyen la mayoría de artículos de plástico, desde botellas de agua hasta televisores.
Estas bolitas —que normalmente miden entre 1 y 5 mm— son un tipo de microplástico creado así de pequeño a propósito, tal como sucede con las microperlas usadas en productos cosméticos.
Es decir, son distintos a los microplásticos que se desprenden en los océanos de aquellos residuos plásticos más grandes.
El tamaño de los nurdles los hace fáciles de transportar como materia prima, que luego las fábricas funden y moldean en todo tipo de productos plásticos.
Desafortunadamente, la mala gestión de estos pequeños gránulos durante el transporte y procesamiento hace que miles de millones se liberen involuntariamente en los ríos y océanos a través de tuberías de efluentes, que se vuelen de los contenedores o se expandan por medio de derrames industriales.
Un océano de lágrimas de sirena
El mote de “lágrimas de sirena” es apropiado cuando consideramos su daño potencial para la vida marina.
Su tamaño pequeño, su forma redonda y su variedad de colores los convierten en alimentos atractivos, que se confunden fácilmente con huevos de peces y presas pequeñas.
Este “alimento” tiene un problema adicional: incluye sustancias químicas nocivas.
El hecho de que los nurdles tengan una gran área de superficie en relación a su tamaño y estén compuestos de polímeros permiten que los contaminantes orgánicos persistentes (COP) en el agua de mar se acumulen en sus exteriores.
Estas toxinas luego se transfieren a los tejidos de los organismos que los comen.
El problema está descrito en el propio nombre: los COP son “persistentes”, lo que significa que no desaparecen fácilmente y pueden permanecer en la superficie de los nurdles durante años.
También pueden ser colonizados por microbios que son peligrosos para los seres humanos.
Un estudio que investigó los nurdles en cinco playas habilitadas para baños en East Lothian, Escocia, encontró que todas tenían estas bolitas y que las mismas estaban cubiertas con E. coli, la bacteria responsable de la intoxicación alimentaria.
Los nurdles pueden ser tan nocivos que se aconseja a las personas que limpian playas o a los que los manipulan en estudios científicos que no los toquen sin protección, lo que hace que tomar sol en muchas playas se convierta en una idea poco atractiva.
Pero ¿cuántos nurdles hay en los océanos y en las costas?
Se estima que solo en Reino Unido la industria del plásticolibera hasta 53.000millones de nurdles anuales. Esa es la misma cantidad que se necesitaría para hacer 88 millones de botellas de plástico.
Entonces ¿por qué los nurdles rara vez se discuten en el debate sobre la contaminación plástica?
Cacería de nurdles
Afortunadamente, hay organizaciones que crean conciencia sobre las nurdles y su prevalencia en la contaminación marina.
Por ejemplo, la iniciativa Gran Cacería Global de Nurdles iniciada por Fidra (una organización benéfica con sede en Escocia que aborda problemas ambientales) y la Sociedad de Conservación Marina de Reino Unido alientan a las personas a convertirse en científicos ciudadanos y recopilar datos sobre qué tan comunes son estas bolitas en las playas de todo el mundo.
La recopilación de datos ayuda a identificar a las principales fuentes decontaminación, lo que luego puede utilizarse para mejorar la gestión del problema.
Y como hay tantos nurdles presentes en el medio ambiente, se necesita de un ejército de personas para recopilar información sobre ellos. La caza tiene lugar durante diez días en febrero de cada año.
Los científicos ciudadanos registran sus hallazgos en un mapa global que muestra el alcance de la contaminación en todo el mundo y cómo ha cambiado con el tiempo.
Desde 2012, el número de playas alcanzadas ha llegado a 1.610 en 18 países de los seis continentes, con más de 60 organizaciones involucradas.
Este año, el Grupo de Investigación de Fibras Microplásticas y Forenses de la Universidad de Staffordshire, Reino Unido, participó en los esfuerzos para estimar la concentración de nurdles en la playa de Hightown en Liverpool, Inglaterra.
Se encontraron un promedio de 139,8 nurdles por metro cuadrado. Eso es alrededor de 140.000 a lo largo de 1 km de línea costera.
Las pajillas para beber y las bolsas de polietileno pueden ser las más afectadas por las nuevas alternativas, pero el verdadero flagelo de los plásticos desechables es nuestra absoluta confianza en ellos.
Desde el transporte hasta la fabricación y los servicios de alimentos, el plástico está en todas partes, y combatir esta “contaminación blanca” requerirá un cambio radical del material en sí mismo.
Afortunadamente, los científicos, los ingenieros y los diseñadores están transformando su enfoque hacia alternativas ecológicamente amigables que sean capaces de crear ecosistemas circulares, de pocos residuos.
Estamos hablando de alternativas como la madera líquida, el aislamiento de algas y los sustitutos de polímeros hechos de almidón de plantas fermentadas como el maíz o las papas, por ejemplo.
Su utilidad va más allá de detener la creciente presencia de desperdicio plástico.
Garantizar viviendas seguras para una población en crecimiento, reducir las emisiones de carbono y devolver nutrientes a la tierra podrían ser metas alcanzables con estas nuevas tecnologías.
Lana mineral
Para transformar uno de los recursos más abundantes en el mundo en algo con utilidad y sostenibilidad, se necesita un tipo especial de alquimia.
La lana mineral proviene de la roca ígnea natural (la que se forma después de que la lava se enfría) y de un subproducto de fabricación del acero llamado escoria de soldadura.
Estas sustancias se funden y se convierten en fibras muy similares a las del algodón de azúcar.
A diferencia de las fibras de vidrio aislante (obtenidas a partir de vidrio reciclado) o la espuma plástica (el material conductor que se usa a menudo para bloquear la transferencia de calor en los áticos, techos y entresuelos), la lana mineral es capaz de ofrecer propiedades únicas como la resistencia al fuego, la capacidad acústica y térmica, la repelencia al agua y la durabilidad en condiciones climáticas extremas.
En los últimos años, este material ha ganado popularidad entre arquitectos y diseñadores respetuosos con el medio ambiente. Es el resultado de una búsqueda de materiales de construcción más sostenibles, pero sin perder los criterios de rentabilidad y estética.
The Rockwool Group es uno de los principales fabricantes y tiene instalaciones de producción en Europa, América del Norte y Asia.
La compañía ha empleado este material en edificios comerciales e industriales en todo el mundo, incluyendo el O2 Arena de Londres y el aeropuerto de Hong Kong.
A medida que los incendios forestales y las inundaciones aumentan en frecuencia y gravedad, la lana mineral brinda a las personas una medida adicional de seguridad en caso de desastres naturales.
Micotectura
Los hongos no son solo un sabroso ingrediente para los raviolis y la pasta ragu.
En poco tiempo estos organismos que crecen sobre los árboles o en el suelo del bosque podrían reemplazar materiales como el poliestireno, los empaques de protección, los materiales aislantes, los muebles, los materiales acuáticos e incluso los artículos de cuero.
MycoWorks, un equipo de ingenieros creativos, diseñadores y científicos, está trabajando para extraer los tejidos vegetativos de los hongos y solidificarlos en nuevas estructuras, trabajando los hongos de la misma manera que otros materiales orgánicos como el caucho o el corcho.
Evocative Design, otra compañía con sede en Nueva York, utiliza el micelio como agente de unión para mantener pegados los paneles de madera, así como para el embalaje ignífugo.
Los hongos están conformados por una red de filamentos llamados hifas. Cuando las condiciones de crecimiento son adecuadas, los cuerpos fructíferos (las estructuras especializadas para la producción de esporas) a menudo aparecen de repente.
De esta manera, es fácil lograr que los llamados productos miceliales germinen y crezcan. El micelio se puede cultivar en casi cualquier tipo de desperdicio agrícola, por ejemplo el aserrín y cáscaras de pistacho.
Los hongos crecen juntos dentro de estos ambientes y se les puede dar la forma deseada para formar polímeros naturales, que se adhieren como el más fuerte de los pegamentos.
Al hornear los hongos a temperaturas precisas, estos se vuelven inertes, lo que garantiza que el hongo no brote repentinamente durante una tormenta.
Si bien los rebozuelos, el shiitaki y el portobello pueden mezclar mejor con la pizza que en una masa de pegamento, una cosa está clara: el futuro son los hongos.
Ladrillos de orina
El cemento, el ingrediente principal del concreto, representa aproximadamente el 5% de las emisiones de dióxido de carbono del mundo.
Por eso, investigadores e ingenieros están trabajando para desarrollar alternativas que consuman menos energía.
Entre ellas se encuentran los ladrillos hechos con los granos sobrantes de la industria cervecera, el concreto modelado a partir de antiguos diques romanos (los romanos fabricaban concreto mezclando cal y roca volcánica para formar un material altamente estable) y ladrillos hechos de…, bueno, orina.
Como parte de su proyecto de tesis, el estudiante del Edinburgh College of Art, Peter Trimble, estaba trabajando en una exhibición que se suponía que contaría con un módulo sobre sostenibilidad.
Casi por accidente, el estudiante creó “Biostone”: una mezcla de arena (por cierto, uno de los recursos más abundantes en la Tierra), nutrientes y urea, una sustancia química que se encuentra en la orina humana.
Al bombear una solución bacteriana en un molde relleno de arena, Trimble ideó cientos de experimentos en el transcurso de un año hasta que modificó la receta.
Los microbios eventualmente metabolizaron la mezcla de arena, urea y cloruro de calcio, creando un pegamento que unía fuertemente las moléculas de arena.
El diseño de Trimble ofrece una alternativa a los métodos de uso intensivo de energía con un proceso biológico de baja producción de microbios.
Biostone no produce gases de efecto invernadero y utiliza una materia prima ampliamente disponible.
Si bien el material de Trimble requeriría que el refuerzo fuera tan fuerte como el concreto, podría convertirse en una forma económica de construir estructuras temporales o mobiliario urbano.
Como mínimo, Biostone ha generado una discusión sobre las formas de hacer más sostenible la fabricación industrial, en particular en el África subsahariana y otros países en desarrollo donde la arena está fácilmente disponible.
Sin embargo, estos ladrillos biológicos tienen un inconveniente ambiental: el mismo metabolismo bacteriano que los solidifica también convierte la urea en amoníaco, que puede contaminar las aguas subterráneas si llega a estar en contacto con el medio ambiente.
Tablones de partículas más ecológicos
A pesar de su sofisticado nombre, los tablones de partículas (esos paneles rígidos hechos de astillas de madera comprimidas y resina, utilizados en muebles y gabinetes de cocina en todo el mundo) no aportan nada a la construcción ecológica.
Esto se debe a que el pegamento que une las fibras de su madera contiene tradicionalmente formaldehído: un químico incoloro, inflamable, de olor fuerte y conocido por irritar las vías respiratorias y causar cáncer.
Eso significa que tu estante de Ikea que imita madera está “desgasificando” toxinas hacia el aire, silenciosamente.
La compañía U Green creó un material hecho 100% de fibra de madera reciclada, llamado “Uniboard”.
Uniboard salva árboles y evita los vertederos, a la vez que genera muchos menos gases de efecto invernadero que los tablones de partículas tradicionales. Y no contiene toxinas.
Esto se debe a que el producto ha sido pionero en el uso de fibras renovables como tallos y lúpulos de maíz, y resina sin formaldehídos en lugar de pegamento.
No es ningún secreto que la extracción de petróleo, que se requiere para producir plástico, tiene consecuencias ambientales devastadoras.
Peor aún es deshacerse del plástico: los químicos tóxicos contenidos en este material a menudo se filtran hacia los alimentos, las bebidas y el agua subterránea.
Para sorpresa de muchos, el reciclaje simplemente ralentiza el viaje de los plásticos a los vertederos u océanos, donde el material simplemente se fragmenta en trozos cada vez más pequeños que nunca se biodegradan por completo.
Algunos informes predicen que, para 2030, 111 millones de toneladas métricas de plástico terminarán en vertederos y océanos.
El reciclaje es un paso en la dirección correcta.
Sin embargo, para revertir verdaderamente los efectos negativos del plástico, debemos buscar alternativas en otros recursos renovables que puedan ser garantes de un futuro sostenible.
Hoy celebramos el Día Internacional del Oso Polar, una fecha especial para concienciar sobre el impacto del cambio climático en las poblaciones de osos polares. Estas fotos de nuestro archivo muestran la belleza del que es el carnívoro más grande que habita en la Tierra, así como las amenazas a las que se enfrenta.
Algunos curiosidades sobre los osos polares que podrían interesarte son:
Los osos polares pasan la mayor parte del tiempo en el mar (su nombre científico es Ursus maritimus).
Tienen un gran sentido del olfato y unos 10 cm de capa de grasa para mantenerlos calientes.
Los machos suelen pesar entre 351 y 544 kg.
Cazan focas desde plataformas de hielo.
El pelaje de estos animales es transparente para que la luz solar atraviese su capa de pelo y la piel pueda absorber la mayor cantidad de calor posible.
Un oso polar descansa en las gélidas aguas de Svalbard en 2016.
Osos polares vistos desde la cubierta del Arctic Sunrise, mientras estaba amarrado a un témpano de hielo en el estrecho de Fram, en los límites del océano Ártico en 2011.
Osos polares vistos desde la cubierta del Arctic Sunrise, mientras estaba amarrado a un témpano de hielo en el estrecho de Fram, en los límites del océano Ártico en 2011.
Una madre oso polar y su cría sobre el hielo marino, al norte de Svalbard en 2013.
Una madre oso polar atrapada en tierra junto a sus dos crías en Kaktovik, Alaska, en 2011. A medida que se pierde el hielo marino del Ártico, a más de mil kilómetros de la costa, los osos polares tienen que dirigirse hacia el norte o nadar hacia el sur para llegar a tierra firme, ya que el hielo se derrite y rompe, disminuyendo la cantidad de tiempo que pueden pasar buscando alimento en el hielo marino.
Un hombre vigila cómo un oso polar llega a la costa, a las afueras de la aldea de Kaktovik, en la isla Barter, Alaska.
Científicos y científicas están utilizando el ADN de las muestras de pelo recogidas para determinar qué osos polares aparecen y durante cuánto tiempo. Esta información puede ayudar a minimizar los conflictos entre humanos y osos, y entender cómo es la situación actual de estos animales. El cambio climático reduce la cantidad de tiempo que pueden pasar en el mar cazando su presa favorita, las focas, y este análisis permitirá también saber si están cambiando su comportamiento para adaptarse a la pérdida de hielo marino.
De hecho hace 15 días, en el archipiélago ruso de Nueva Zembla, se declaró el estado de emergencia por una invasión masiva de osos polares. Unas imágenes de decenas de osos buscando comida en el basurero del pueblo que dieron la vuelta al mundo.
Una madre oso polar y sus dos crías cruzan las islas de Kaktovik al atardecer para alimentarse de un cadáver de ballena cazada por los inuit.
Tres osos polares sobre el hielo en la Bahía de Hudson en 2008.
Osos polares vagan sobre la nieve. Cabo Churchill, Bahía de Hudson, Canadá en 2008.
Dos osos polares se enfrentan en el hielo en la Bahía de Hudson en 2008.
Un oso polar sobre un bloque de hielo marino a la deriva en la cuenca Kane, en 2009. Los osos polares no pueden sobrevivir sin hielo marino, es necesario para alimentar a sus crías, para viajar y como plataforma para cazar focas, su principal fuente de alimento. Este oso parecía estar en condiciones saludables, sin embargo, la especie está en peligro de extinción debido a que el cambio climático está causando que su hábitat se derrita a gran velocidad. En los últimos 45 años, su población se ha reducido en al menos un 30%.
Un oso polar adulto que se acercó al Arctic Sunrise es fotografiado en el hielo al oeste de Svalbard en 2011. Los osos polares son cada vez más curiosos y, a menudo, se acercan a los barcos rompehielos. Este oso pertenece a la población del mar de Barents, que está en condiciones relativamente buenas (aunque otras poblaciones de osos polares en el Ártico se están viendo gravemente afectadas por la pérdida de hielo marino).
Un oso polar vaga en el hielo en la bahía de Hudson en 2008.
En 2009, un oso polar vaga por el hielo marino a la deriva en la Cuenca de Kane.