La química verde es sinónimo de salud y de sostenibilidad ambiental. Básicamente, la química verde u orgánica está orientada a buscar nuevas formas de sintetizar sustancias químicas para lograr una química más amigable con la salud y el entorno.
Su razón de ser, el fin que se persigue con la química verde, -también denominada química orgánica-, es encontrar alternativas a las propuestas por la química tradicional, que en tantas ocasiones representa un peligro para la salud y también para el medio ambiente.
El simple hecho de tener en consideración el posible impacto que puede implicar una nueva sustancia, ya sea a nivel ambiental o humano- supone una diferencia clave con respecto a la química convencional. En este tipo de química, desde la misma fase de diseño y desarrollo de las nuevas sustancias se tiene en cuenta el potencial impacto que representan las fórmulas tradicionales para ofrecer alternativas más saludables y/o sustentables.
Compatibilidad ambiental
Las alternativas buscan eliminar esos efectos perjudiciales o, al menos, minimizarlos, con lo que su aportación abre una ventana a la esperanza, en este mundo nuestro, colonizado por la química como agente polucionador que además amenaza la salud de las personas desde los lugares más cotidianos y al mismo tiempo insospechados.
Como explica Kenneth Doxsee, investigador de la Universidad de Oregon, en Estados Unidos, la química orgánica ayuda a prevenir la contaminación gracias a soluciones científicas que tienen un sinfín de aplicaciones:
El concepto de química verde nos descubre un lado mucho más amable de la química, sobre todo gracias a su enfoque revolucionario, que ayuda a ahorrar recursos y también a preservarlos, a obtener beneficios de la misma que nos permitan llevar una vida más saludable en un entorno más saludable, -menor uso del agua y la energía, a la reducción del impacto ambiental de los químicos una vez usados y haciendo más sostenibles los procesos productivos- y, entre otros sectores, también puede transformar la industria farmacéutica.
Aunque todavía hay mucho que avanzar, hay un creciente compromiso por parte de los científicos, inversores e instituciones para ayudar a su desarrollo. Destaca el Green Chemistry Institute, cuyo objetivo es promover el uso de la química verde en pro de un mundo más sostenible y también protector de la salud humana recurriendo a este nuevo concepto de química orgánica.
Los doce principios de la química verde
Los principios de la química verde fueron formulados por Paul Anasta y John Warner en su libro “Green Chemistry: Theory and Practice”, y son los siguientes:
- Evitar los residuos siempre será mejor que tener que tratarlos o eliminarlos luego.
- El producto acabado en los diseños de síntesis ha de incorporar el máximo posible de materiales utilizados durante el proceso.
- Minimizar la toxicidad en el diseño de los métodos sintéticos debe ser una prioridad. Idealmente no ha de tener ninguna, y en la práctica siempre ha de minimizarse en la medida de lo posible.
- Preservar la eficacia ha se ser compatible con reducir o eliminar la toxicidad.
- Uso mínimo de sustancias auxiliares (disolventes, adsorbentes, etc.), siempre optando por las más inocuas.
- Aplicar procesos a presión y temperatura ambiental con preferencia para lograr la eficiencia energética.
- Los materiales renovables siempre serán prioritarios.
- Evitar derivaciones cuando sea posible, como los grupos de bloqueo o, por ejemplo, los pasos de protección y desprotección.
- Sustituir los reactivos estequiométricos por reactivos catalíticos siempre que se pueda.
- Diseñar los productos de modo que resulten biodegradables.
- Vigilar el proceso para evitar que se formen sustancias peligrosas.
- Reducir el riesgo de accidente también mediante la selección de los procesos y las sustancias.