Replantar ambientes urbanos con flora autóctona sería una manera rentable de mejorar la salud pública, ya que ayudaría a “resbastecer” la microbiota ambiental y humana, según investigadores de la Universidad de Adelaida (Australia).
En un nuevo artículo, publicado en ‘Frontiers in Microbiology’, los investigadores afirman que los seres humanos, considerados como ‘holobiontes’ –una simbiosis de huéspedes y microorganismos que dependen de la salud de los ecosistemas y la biodiversidad para obtener resultados óptimos de salud–, y más específicamente las poblaciones urbanas, necesitan de un hábitat más natural para atajar las tasas de enfermedades crónicas.
En un esfuerzo por frenar el aumento de las tasas mundiales de enfermedades no transmisibles como el asma, la enfermedad inflamatoria intestinal y las alergias que se han relacionado con microbiomas humanos menos diversos, los investigadores sugieren que la restauración de la biodiversidad microbiana urbana mediante la especies autóctonas puede ayudar a abordar los problemas crónicos de salud. El autor principal, Jacob Mills, del Instituto de Medio Ambiente de la Universidad de Adelaida, ha explicado que las pruebas apuntan a que los humanos necesitan entornos saludables, naturales y ricos en microbios para desarrollarse correctamente como holobiontes sanos.
“Somos más que humanos, célula a célula somos 57% microbianos, somos ecosistemas ambulantes. Nuestros socios microbianos simbióticos, o nuestros ‘viejos amigos’, como se les conoce, provienen de nuestra madre y nuestro hábitat más amplio cuando somos jóvenes. Estos microorganismos desempeñan un papel vital en nuestra salud, en particular en nuestro sistema inmunitario –explica–. Se cree que una causa del rápido aumento de enfermedades no transmisibles en las poblaciones urbanas es una disminución de la biodiversidad, incluida la diversidad microbiana, del hábitat humano a través de la urbanización”.
“Tal y como están los diseños urbanos actuales, las personas están poco expuestas a sus ‘Viejos Amigos’ y, en parte debido a esto, hemos disminuido nuestro estado de salud a través de una regulación inmune inadecuada. La mayoría de los microbios son realmente beneficiosos o neutrales y rara vez causan enfermedad”, añade.
En un esfuerzo por frenar el aumento de las tasas mundiales de enfermedades no transmisibles como el asma, la enfermedad inflamatoria intestinal y las alergias que se han relacionado con microbiomas humanos menos diversos.
Los investigadores sugieren que la restauración de las comunidades de plantas autóctonas en áreas urbanas podría proporcionar beneficios de salud generacionales y generar grandes ahorros para los sectores de atención de la salud. Estiman que si la restauración urbana puede reducir los costes de salud en un 5% de modo que, por ejemplo, la Unión Europea podría ahorrar entre 230 y 280 millones de euros al año únicamente en enfermedad inflamatoria intestinal.
“Restaurar las comunidades de plantas proporciona un hábitat para los animales y cambia las condiciones del suelo, el agua y el aire, todo lo cual tiene un impacto en la microbiota ambiental, generando una comunidad microbiana más natural –explica este experto–. La restauración de la biodiversidad podría ser una intervención barata en la atención de la salud con la posibilidad de enormes ahorros para los sectores de la atención de la salud que se pueden gastar en otras áreas de necesidad. Además, conlleva otros beneficios colaterales, como la combatir contaminación y la conservación de las especies”.
¿Te imaginas poder sanar rodeado de árboles, y no entre los muros mortecinos de un hospital?
Por: Ecoosfera
Desde el año pasado, los médicos en Escocia pueden recetar un poco de naturaleza a sus pacientes. Ahora, Noruega lleva más allá esta práctica orgánica.
En los dos hospitales más grandes de este país nórdico se han construido idílicas cabañas de retiro. En ellas, los pacientes puedan recuperarse de enfermedades, traumas o accidentes rodeados de naturaleza.
Las cabañas fueron construidas por el Hospital de la Universidad de Oslo y el Hospital Sørlandet. Aunque se encuentran en los derredores de ambos hospitales, las cabañas brindan la sensación de estar alejadas, en un lugar tranquilo y apartado. Ahí, los pacientes pueden estar solos o recibir visitas y, lo que es más importante, recobrar energías y recuperar la salud.
En los países nórdicos tienen otra concepción de las cosas…
Sobre todo, de la salud y la naturaleza.
Países como Noruega están muy adelantados a su tiempo en muchos ámbitos, y al mismo tiempo conservan nociones antiguas que les siguen prodigando bienestar.
El término friluftssykehuset, con el que se define a estos hospitales al aire libre, está construido a partir del concepto friluftsliv, mismo que se usa para expresar la importancia que los nórdicos le dan a la naturaleza, y que se traduce literalmente como “vida al aire libre”. Este peculiar concepto se combinó con la palabra para “hospital”, sykehaus, formando el término friluftssykehuset, u “hospital al aire libre”.
El término friluftsliv demuestra que, como señaló el filósofo Wittgenstein, el lenguaje puede transformar el mundo. Este concepto ha dotado a los habitantes de Noruega de una conciencia permanente sobre la necesidad de siempre regresar a la naturaleza: de salir afuera, a los entornos naturales, y no dejar que las grandes ciudades nos escindan de ellos.
Y es que en dicho país se valora a la naturaleza como la gran curandera y amiga: como una gran e infalible guía, abierta para todo el que quiera sumergirse en ella para aprender. Porque los noruegos saben que la naturaleza es siempre coherente, y que a ella debemos volver permanentemente. Se trata de algo que a nosotros nos hace falta reflexionar para saber cómo reorganizar nuestra vida en colectividad, y para evitar que el abismo que nos separa de la naturaleza se haga cada vez más grande.
En lo que concierne a la salud, pocas cosas hay más nocivas que estar lejos de la naturaleza. El aire tóxico de las ciudades nos está enfermando, mientras que las dinámicas contemporáneas de trabajo provocan niveles inauditos de estrés, y la mala alimentación nos está destruyendo desde dentro. Por eso, no habría nada más realista que detenernos en seco y pensar en cómo revitalizar la medicina para restablecer la salud global. En ese sentido, los hospitales al aire libre son una propuesta que en todo el mundo podría –y debería– ser adoptada.
Porque Noruega nos está mostrando el camino. La pregunta es: ¿cambiaremos nuestros ya gastados paradigmas para voltear a una realidad más natural?
Todo el mundo sabe que el arroz cocinado en una paella tiene un sabor diferente y muy apreciado por todo el mundo. Por lo que te hacemos una genial propuesta: una paella con elementos cien x cien vegetales y ecológicos.
Ingredientes:
2 tazas de arroz integral basmati
2 cebollas cortadas a cuadritos
2 zanahorias cortadas a rodajas finas
1/4 de coliflor cortada a flores medianas
1 paquete de Seitan cortado a cubos medianos
1 paquete de tofu ahumado cortado a cubos medianos
un manojo de judías verdes cortadas pequeñas aceite de oliva
sal marina
azafrán
ramitas de romero fresco
salsa de soja
perejil crudo
Preparación:
Lavar el arroz y colocarlo en una cazuela junto con 4 tazas de agua, azafrán al gusto y una pizca de sal marina.
Tapar y llevar a ebullición, reducir el fuego al mínimo y cocer durante 35 minutos.
Sofreír en una cazuela grande y ancha las cebollas con aceite de oliva, el romero y una pizca de sal marina, sin tapa y durante 10 minutos a fuego bajo.
Añadir las zanahorias, la coliflor, las judías y 1 taza de agua. tapar y cocer 10 minutos.
Añadir el Seitán y el Tofu ahumado y unas gotas de salsa de soja, mezclar bien.
Añadir el arroz cocido, mezclar con cuidado para no romper las verduras.
Puesto que no se les agregan sulfitos, azúcares ni pesticidas en el proceso de producción, los vinos biodinámicos prometen una experiencia amable con tu cuerpo y con el medioambiente.
Por: Ecoosfera
En diferentes países productores de vino, como España, Chile y México, está cobrando fuerza una nueva tendencia: los vinos biodinámicos. Su proceso de producción busca recuperar métodos vinícolas artesanales, a la vez que procurar una mejor salud de las uvas empleadas.
Para entenderlo rápidamente, recordemos que en el proceso de vinificación los productores emplean un compuesto químico de azufre y oxígeno (conocido como sulfito) en pequeñas dosis, el cual es necesario por sus propiedades desinfectantes, antioxidantes y antisépticas.
Los vinos biodinámicos son aquellos en los que seutiliza un mínimo de este compuesto (1/3 de lo que se usa en los vinos más comerciales), y tampoco se emplean herbicidas o fungicidas para combatir las plagas de los viñedos y, en cambio, se echa mano de fertilizantes naturales.
Esta tendencia se enmarca en el auge de los productos sostenibles y amables con el medioambiente, a la vez que sus partidarios aseguran que estos vinos son de mayor calidad, pues se prescinde de aditivos y pesticidas en el proceso de cultivo de las viñas. Esto permite que los suelos se regeneren a un ritmo más amable para la tierra.
¿Cómo afectan los sulfitos la calidad de un vino?
Los partidarios de los vinos biodinámicos aseguran que los sulfitos aumentan la sensación de resaca de los consumidores (sin embargo, podemos recordar aquí que siempre es bueno disfrutar de las bebidas alcohólicas con moderación).
Además, el hecho de que no tengan azúcares añadidos permite que el cuerpo se recobre con más velocidad después de beberlo.
Una diferencia importante con respecto de los vinos comerciales que hay que destacar es el uso de levaduras autóctonas. El proceso de fermentación del vino se lleva a cabo gracias a las propias uvas, que tampoco son filtradas en el proceso de maduración y añejamiento.
Por otra parte, algunos expertos señalan que no puede existir un vino 100% libre de sulfitos, pues estos elementos están presentes en muchos alimentos y no necesariamente son negativos. La cantidad de sulfitos generalmente no supera los 20 miligramos por litro.
Pero existen otras razones por las que estos vinos pueden ser atractivos desde un punto de vista ecológico: el respeto por la tierra y el agua, así como por todos los recursos naturales y humanos involucrados en la producción, es un paso hacia la producción vinícola sustentable a largo plazo.
¡Hacer la compra sin plástico, sin envases y sin empaques de un sólo uso es posible!
Por: Eco blog Nonoa
Si no es al 100%, vamos a intentar reducirlos al máximo.
El 40% de los residuos que generamos en el mundo proceden del embalaje de los alimentos. Bandejas de carne, de pescado, de embutidos, tetrabrik de leche, paquetes de galletas, cartones de huevos, enlatados, conservas, paquetes de pastas, de arroces… prácticamente todo viene empacado. Tanto es así, que hoy en día es misión “casi imposible” encontrar alimentos o cualquier cosa que necesitemos, sin embalaje. Y lo peor de esto es que todo ese embalaje es para tirar una vez que hayas consumido el producto.
¿Sabías que cada 5 minutos se generan 2 millones de toneladas de estos residuos a nivel mundial?
Son cifras alarmantes que dejan claro que se necesita una reorientación de la educación hacia el desarrollo sostenible.
A veces hay que dar pasos hacia atrás para poder seguir avanzando. Y es que si hacemos un viaje a un pasado no tan lejano, veremos que prácticamente no existían embalajes de un sólo uso. Todos iban con sus bolsas de tela, sus cestas y sus botellas de vidrio retornables.
Son muchos los beneficios que obtendría tanto nuestro planeta cómo nosotros mismos, si compráramos y consumiéramos de una manera más consciente, responsable y sostenible. E aquí algunos de ellos en los que me he permitido incluir además, los beneficios mentales y emocionales, ¡que no son pocos!
Ahorraríamos miles de millones de toneladas de residuos a la Tierra. Y eso se traduciría en más vida marina, terrestre y aérea. Más naturaleza, menos deforestación, océanos más limpios, vertederos más vacíos, menos contaminación, menos emisiones de CO2 a la atmósfera, menor explotación de recursos…
También aumenta nuestra capacidad resolutiva, encontrando alternativas donde ni siquiera imaginábamos que había. Y aumenta la concentración, porque a la mínima que te despistas te cuelan una bolsa de plástico o te empaquetan lo que compras, ¡aunque no lo hayas pedido! (Esta es posiblemente la situación más común cuando decides cambiar tus hábitos, pero no desesperes, sólo será hasta que te conozcan y entiendan que NO quieres plástico ni otros envoltorios).
Además, te divertirás y reirás mucho. Las caras de la gente y los comentarios que recibirás son mayormente muy divertidos y cómicos, a cada cuál mejor. En casa, muchas veces hacemos repaso de las situaciones tan simpáticas y surrealistas con las que nos hemos encontrado.
Y un detalle importante… la satisfacción personal que se siente siendo útil en la contribución de un mundo mejor no tiene precio.
A más a más, comprar de una manera más sostenible hará que ahorremos tiempo y dinero, aunque se piense lo contrario, porque comprarás exactamente lo que necesitas, sin dejarte seducir por propagandas, empaques llamativos y productos muuuy apetecibles. O si no piensa… ¿cuántas veces has ido al supermercado y has salido con mucho más de lo que ibas a comprar? ¡a mí me pasaba cada vez que iba!
Comprar sin envases – Por donde empezar
Lo primero que te recomendaría es comprar en tiendas locales. NO es más caro, estarás contribuyendo a la riqueza de tu ciudad y seguramente consumirás productos de mayor calidad y de proximidad. Además una vez que te conocen como la/el que compra sin plástico, todo se hará más fácil.
Al principio se hace un poco engorroso preparar tus bolsas y recipientes para hacer la compra, pero como todo en esta vida, es cuestión de organizarse. Una vez lo tienes dominado, todo será más simple. Uno de mis trucos para no perder tiempo preparando las cosas, es tener siempre en el carro de la compra las bolsas de tela. Cada vez, después de utilizarlas o lavarlas, las vuelvo a guardar en el carro, de esta manera siempre están ahí y no me preocupo de que se me olviden, y sólo tengo que añadir al carro, tuppers y botes si los voy a necesitar. A mí personalmente me resulta muy cómodo utilizar un carro de la compra en lugar de llevarlo todo en bolsas de tela grandes, sobretodo si tenemos en cuenta el peso.
1. Fruta y Verdura
Lleva tus propias bolsas de tela y recipientes. Te las puedes hacer tu mismo (DIY), o comprarlas. Yo tengo de varias marcas, y también otras que me coció mi madre con los retales de una cortina que se hizo. Personalmente me gusta la idea de que sean de algodón orgánico, ya que el 25% de los pesticidas que se utilizan a nivel mundial van destinados al algodón, y además que sean de comercio justo donde la riqueza está repartida de manera justa para todos. Y aunque el algodón orgánico es mi opción preferida, también las hay de poliéster (plástico reciclable), muy ligeras y semitransparente que van muy bien para los lugares donde no te hacen la TARA de la bolsa o quieren ver lo que llevas dentro (como los supermercados).
Evidentemente puedes utilizar bolsas de cualquier otro material, pero no está de más tener en cuenta su tiempo de degradación una vez tengamos que desecharla. Lo más importante es que puedas reutilizarla durante mucho tiempo
2. Granos, Pastas y Harinas
Compra a granel si tienes la posibilidad ¡Esta parte de la compra me encanta! Cómo no me quedan muy cerca de mi casa las tiendas a granel, hago la compra una vez al mes. Compro arroces, pastas, harinas, cafés, legumbres, frutos secos, etc. Suelen tener los productos alimenticios que más consumimos, muchos de ellos ecológicos, naturales y/o locales (km 0).
Una de las preguntas que más hace la gente es si comprar a granel es más caro. La respuesta es SÍ y NO. Es verdad que los precios generalmente son más elevados. Uno de los motivos es porque no se producen en grandes cantidades, pero esto se traduce en una calidad superior y lo notarás enseguida. Por otro lado, NO es más caro porque te llevas sólo lo que vas a consumir. A todos nos ha pasado que queremos probar el risotto (por ejemplo) y sólo queremos comprar 200 gr pero tenemos que comprar 1 kg. A lo mejor ni te gusta y terminas tirándolo a la basura, o a lo mejor sólo quieres comprar un poco porque vas a hacer una comida especial y ya está. En cualquiera de los casos, cuando compramos alimentos envasados, solemos, inevitablemente, comprar más de lo que consumimos.
Igualmente, en las tiendas a granel tienen bolsas de papel, pero lo ideal es comprar sin utilizar desechables ya que el papel también representa graves problemas medioambientales.
Los huevos los puedes comprar sueltos en tiendas a granel, mercados, fruterías… lleva tu propio cartón de huevos para que te los pongan ahí y reutilízalo todo lo que puedas.
3. Carnes, Pescados y Embutidos
Al principio llevaba tuppers de plástico que ya tenía en casa porque pesan poco y cuando llegaba a casa lo pasaba todo a tuppers de vidrio, pero ahora voy directamente con tuppers de vidrio herméticos. En la pescadería y la carnicería les encanta que lleve de vidrio y es que la sensación es totalmente diferente a la que se tiene con el plástico. El vidrio es muy limpio y brillante y el plástico se va rallando y volviendo opaco con el uso por lo que da la sensación a veces de estar sucio. Igualmente para quesos y embutidos sigo llevando tuppers de plástico o wraps. Cada uno tiene que encontrar la manera que le vaya mejor. Eso sí, no olvides el carro de la compra si decides comprar con tuppers de vidrio porque pesan mucho.
4. Panadería
El pan es algo que consumimos a diario la mayoría de personas. Una bolsa, sea de papel o de plástico o de las dos cosas, cada día que compramos el pan, es insostenible, por lo que te animo a llevar tu propia bolsa de tela.
Me lo sirven en mis bolsas de tela, pero cuando el pan es muy grande, como suele ser el de montaña o pagès, me lo llevo en un paño de algodón que lo tengo exclusivamente para eso. Si voy a comprar bollería u otros dulces me lo sirven en mis tuppers o wraps, que es una muselina de algodón orgánico cubierto con una mezcla de cera de abeja, resina y aceite de jojoba,ya que es un sustituto genial al film de plástico y aluminio.
5. Cosas que no encontramos sin envasar
Aquí vienen los pecados jeje… Hay cosas que no encontramos sin envasar y otras las hemos sustituido o simplemente dejado de consumir.
Cosas que antes comprábamos preparadas y ahora hacemos nosotros
Las leches vegetales que antes comprábamos en tetrabrik, ahora compramos los frutos secos y nos la hacemos nosotros mismos (aunque prácticamente no las hacemos).
Hemos dejado de comprar zumos envasados y ahora nos los hacemos naturales o nos comemos directamente la fruta que está más rica. Si compramos, lo hacemos en vidrio.
Nada de comida congelada, todo fresquito del mercado.
Mayonesas y otras salsas nos las hacemos nosotros, y alguna que otra en vidrio.
Las pizzas ahora caseras 100% y no las cambio ¡por nada del mundo!
Cómo me gusta la repostería y a veces se usa leche, la he sustituido por leche vegetal , zumo natural o agua.
– Otros alimentos como el vinagre, salsa de soja, atún en conserva, y algunas otras cosas más, también las compramos en vidrio. Algunos con tapa de rosca, así después lo reutilizamos para guardar otros alimentos o lo reciclamos. Recordad que el vidrio es 100% reciclable infinidad de veces, así que al contenedor verde si no lo podéis reutilizar.
Y hasta aquí la primera parte de Cómo hacer la compra sin envases y empaques desechables. En la segunda parte hablamos de cómo comprar productos de limpieza e higiene personal sin envases.
¡Seguro que más de uno se siente identificado! jejeje
¿Y tú cómo haces la compra? me encantará que en los comentarios nos des más ideas para conseguir comprar sin residuos.
Un equipo chino propone un sistema de refrigeración basado en cristales plásticos que reduciría el consumo de electricidad y las emisiones con efecto invernadero
Por: Daniel Mediavilla El País
Los sistemas de refrigeración han cambiado nuestra forma de vivir, pero también están contribuyendo al deterioro del planeta. Al menos la cuarta parte de la electricidad que utilizamos se dedica a enfriar cosas y para lograr ese milagro de la técnica se utilizan gases con un intenso efecto invernadero. La emisión a la atmósfera de un kilo de estos gases equivale al dióxido de carbono emitido por un coche circulando sin descanso durante medio año.
Recientemente, un equipo liderado por Bing Li, de la Academia China de Ciencias, ha presentado en la revista Nature un sistema que puede aprovechar el principio físico que hace posibles los sistemas de refrigeración con gases, pero con menos impacto medioambiental y la posibilidad de miniaturizarlo y tener un gran impacto en el mundo de la electrónica. En este caso, el material utilizado para extraer calor a objetos calientes serían cristales plásticos.
Más de una cuarta parte de la electricidad que gasta la humanidad se emplea en sistemas de refrigeración
Para entender la propuesta de los científicos chinos, en primer lugar es necesario conocer cómo funcionan sistemas de refrigeración estándar como los de las neveras. Básicamente, requieren cuatro pasos. En el primero se contrae el gas, que aumenta de temperatura. Después, se extrae ese calor del gas comprimido y al volverlo a descomprimir pierde temperatura y queda más frío que el ambiente. Ese gas frío se puede utilizar entonces para enfriar la comida de la nevera, por ejemplo. “La idea es que al principio las moléculas del gas están muy desordenadas y con el aumento de presión se reduce el volumen del gas y su grado de desorden”, explica Claudio Cazorla, investigador de la Escuela de Ciencia de Materiales e Ingeniería de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia). “Reduciendo el nivel de desorden de una forma reversible, puedes refrigerar un sistema y eso es lo que se hace en el caso de los cristales plásticos”, continúa.
La idea básica, continúa Cazorla, “es ser capaz de, aplicando un cambio externo, generar una cambio en una sustancia, ya sea un gas o unos cristales, que involucre un gran cambio de entropía o, por decirlo de una forma más sencilla, de orden dentro del sistema”. En el caso de los cristales plásticos, se podría aplicar una presión o un campo eléctrico o magnético que produzca una variación en el orden molecular del cristal. En principio, los cambios que se podrían producir en unos cristales no sería tan grandes como con un gas, pero los cristales propuestos en el artículo de Nature son especiales y permiten inducir un gran cambio en el nivel de desorden aplicando pequeñas presiones sobre ellos.
Estos cristales plásticos, que se usan de forma rutinaria en industrias como la farmacéutica, están formados por moléculas orgánicas simples que están rotando. “Tienen lo que se llama desorden rotacional y no puedes decir cuál es el orden de las moléculas”, apunta Cazorla. “Pero cuando aplicas una pequeña presión, cancelas esas rotaciones libres de la moléculas y pasas a tener un sistema más ordenado, como en el caso del gas cuando lo comprimimos, porque todas las moléculas tienen una orientación determinada”, apunta.
Aunque la tecnología empleada en la refrigeración es antigua y se ha ido optimizando, su eficiencia energética, que ronda el 60%, es mejorable y algunos de estos refrigerantes sólidos podrían lograr eficiencias más elevadas. Además, se podrían diseñar sistemas de refrigeración en miniatura que incrementasen el potencial de la microelectrónica. Hasta ahora, es imposible introducir un sistema de refrigeración por gas en un móvil, porque a escala microscópica no sería efectivo, pero sí se podrían meter láminas de estos materiales que enfriasen los circuitos a escala microscópica y mejorasen la eficiencia.
Otra de las aplicaciones posibles llegaría como apoyo al desarrollo de baterías para automóviles eléctricos. Una de las limitaciones de estos aparatos es la velocidad de carga. Cuanto más rápido se hace, más calor genera el proceso y ese calor es difícil de eliminar.
Junto a las ventajas de los cristales plásticos como refrigerantes, el equipo de Li también reconoce algunas limitaciones importantes. La misma maleabilidad que les hace sensibles a leves presiones hace que mecánicamente sean muy blandos y no los convierta en materiales ideales para crear un sistema de refrigeración duradero.
¿Sabías que puedes cultivar plantas con sólo un vaso de agua? Es magia pura.
Por: Ecoosfera
Muchos deciden no tener plantas en el hogar porque cultivarlas y mantenerlas requiere de mucho tiempo y paciencia. No obstante, hay una jardinería alternativa –y que también puede ayudarte a sazonar tus platillos–, y es la de cultivar plantas en agua. Algo que, adicionalmente, hará lucir preciosa tu cocina.
No todas las hierbas crecerán con sólo ponerlas en el agua. Las que lo hacen son aquellas que se propagan tras ser cortadas. ¿Te suena familiar? Esto pasa con la lechuga hidropónica, la cual es una de esas plantas que puedes comprar una sola vez en tu vida y cultivar para siempre.
Aquí te dejamos algunas más de estas maravillosas plantas que puedes cultivar en agua. Sólo necesitarás vasos o jarras de vidrio, y evitar usar agua clorada, ya que es muy corrosiva. Lo mejor es usar agua de manantial, ya que tiene minerales que pueden nutrir a las plantas. Y recuerda mantener a tus plantas alejadas del sol. Si puedes, cubre con papel el vaso para mantener a la raíz en la oscuridad.
20 plantas que puedes cultivar en agua
Para crecer plantas en agua sólo tienes que cortar una rama –también llamado esqueje– que tenga por lo menos dos hojas, y que sea de unos 7 centímetros. Asegúrate de que no tenga hojas en el tallo para que éstas no se pudran en el agua.
Quizá no sea casualidad que el aguacate siga aquí. Esta fruta debió extinguirse cuando se extinguió el único dinosaurio capaz de comer su enorme semilla –y por lo tanto, el encargado de esparcir el aguacate por el territorio–. No obstante, y gracias a un fenómeno peculiar, esta fruta prehistórica sigue aquí para aderezar nuestra existencia y proveerla de valiosos nutrientes.
El aguacate es considerado un superalimento por los muchos beneficios que nos aporta. ¿Ya los conoces? Aquí te decimos cuáles son algunas de sus mágicas propiedades y cómo sacarles el mayor provecho.
Beneficios del aguacate
Promueve el colesterol bueno y ayuda a bajar de peso
El aguacate contiene “grasas buenas”, fundamentales para elevar el colesterol bueno en el cuerpo. Contrario a lo que se cree, esto ayuda a bajar de peso o a mantenerlo estable, ya que contribuye a mantenernos satisfechos y promueve un cerebro sano, sin adicciones a la grasa saturada.
Ayuda a prevenir el cáncer
Según una investigación publicada en Cancer Research, el “avocatin B”, una sustancia presente en el aguacate, combate la leucemia mieloide aguda, una rara forma de esta enfermedad. Además, esta sustancia puede deshacer células cancerígenas regulares sin ocasionar daños a las células sanas.
A esto hay que sumar su alto contenido en antioxidantes carotenoides –11 en total–, que reducen el riesgo de cáncer de próstata, como se constató en una investigación de la Universidad de California en 2005.
Revierte la artritis
El aceite de aguacate es usado para revertir la artritis, gracias a sus grasas monoinsaturadas y sus compuestos activos que ayudan a desinflamar. Además previene el deterioro de las células sinoviales, las cuales se encargan de recubrir y proteger las articulaciones, y regenera el tejido conectivo.
Nos ayuda a absorber nutrientes
La buena alimentación no sólo depende de que comamos todo lo necesario, sino de que nuestro cuerpo pueda absorberlo. El aguacate ayuda a absorber los nutrientes, en concreto la vitamina A, pero también a absorber los antioxidantes.
Conserva la visión
Gracias a sus muchos antioxidantes –porque no sólo los absorbe, sino que también los provee–, el aguacate contribuye a disminuir el riesgo de cataratas y otras enfermedades oculares.
Por eso podemos (y debemos) darle mil y un usos al aguacate
Además de mágico, es aguacate es versátil. Podemos usarlo en decenas de recetas: para el desayuno, la comida, la cena, o incluso en colaciones. Puede ser el ingrediente principal de un aderezo, o pintar de verde un arroz. Ésas y otras recetas las puedes consultar aquí.
Incluso la semilla de este fruto es milagrosa. Contiene más fibra que cualquier otro alimento, ayuda a combatir infecciones estomacales y hasta puede usarse para abrillantar el cabello. La puedes utilizar rallada para añadirla a smoothies, ensaladas o guisados.
También puedes usar la semilla para limpiar tu rostro
Sólo muele en la licuadora una semilla de aguacate y añádela a la mascarilla que uses regularmente. Puedes añadir la semilla de aguacate molida en mascarillas naturales.
O plantarla para crecer aguacates sustentables
No podríamos terminar sin recordar que el cultivo de aguacate está resultando problemático para el medioambiente. Los bosques de Michoacán están resintiendo el exceso de demanda de este fruto, del cual gran parte de lo producido es exportado.
Por eso es importante que tengamos huertos en nuestro hogar, y empecemos desde ya a germinar nuestro propio aguacate. Tomará mucho tiempo que nos dé los primeros frutos, pero por eso hay que empezar ya.
¿Cómo te gusta a ti usar este alimento prehistórico?
El Grupo de Investigación FQM 175, adscrito al Instituto Universitario de Nanoquímica (Iunan) de la Universidad de Córdoba (UCO), ha desarrollado un sistema para preparar materiales descontaminantes, mediante cáscaras de arroz, que eliminan los óxidos de nitrógeno de la atmósfera en las grandes ciudades.
Según ha informado la UCO, los óxidos de nitrógeno son algunos de los principales gases responsables de la elevada contaminación de las ciudades y su emisión genera graves problemas en la salud y, aunque parte de ellos se producen debido a causas naturales, como descomposiciones bacterianas, incendios o tormentas, la mayoría se generan debido al uso de combustibles fósiles. Ahora, el citado trabajo de investigación, que se publica en la revista ‘Chemical Engineering Journal’, ha desarrollado una metodología para preparar materiales que descontaminan estas sustancias y en la que se emplean residuos de cáscara de arroz.
La mayoría de estos materiales descontaminantes se aplican sobre pavimentos y edificios y su eficacia se basa en la fotocatálisis, un mecanismo por el cual se eliminan contaminantes de la atmósfera mediante un proceso de oxidación activado por la energía solar. Estos materiales están formados por compuestos con cualidades semiconductoras que actúan como catalizadores de la reacción y que, por tanto, son los que realmente permiten limpiar los contaminantes atmosféricos.
El citado Grupo de Investigación FQM 175, adscrito al Iunan de la UCO y liderado por el profesor Luís Sánchez, ha desarrollado estos compuestos fotocatalizadores basándose en óxido de cinc, soportado sobre óxido de silicio, que son responsables de la descontaminación del aire. La novedad es que para ello se han empleado residuos de cáscaras de arroz, que “modulan el crecimiento de las partículas de óxido de cinc a escala nanométrica y su sensibilidad hacia el dióxido de nitrógeno”, un gas contaminante y con un alto grado de toxicidad.
Los compuestos, obtenidos por un proceso de molienda y calcinación, “han ofrecido la mayor eficiencia y selectividad en la eliminación fotoquímica de estos gases descrita hasta la fecha, y de una forma barata, sencilla y sostenible”, según han señalado responsables del estudio. Los resultados de la investigación, además, han demostrado a escala de laboratorio que estos fotocatalizadores pueden hacer desaparecer en las ciudades la elevada concentración de estos gases contaminantes en las horas de máximo tráfico.
Estos materiales están formados por compuestos con cualidades semiconductoras que actúan como catalizadores de la reacción y que, por tanto, son los que realmente permiten limpiar los contaminantes atmosféricos.
A ello se suma que la actividad de estos compuestos es totalmente recuperable con un simple lavado de agua, por lo que el estudio “permitirá implementar el uso real de estos materiales descontaminantes en las grandes ciudades”.
Por si tenías dudas sobre la omnipresencia de este tóxico material, estos son 7 productos que contienen plástico invisible.
Por: Ecoosfera
Hay plástico hasta en nosotros. Tan ubicuo es este material que ya se encuentra en el organismo de personas y animales: los pájaros que habitan las costas lo consumen en grandes cantidades, y mueren a consecuencia de ello. Nosotros lo ingerimos en microdosis, por ejemplo, cuando tomamos agua de botellas de plástico.
Pero no solamente. La razón de que nuestro estómago este lleno de microplásticos se encuentra en la cantidad de plástico que usamos. No solamente el uso individual que cada quien le da a este material sintético –el vaso para café, el agitador, el plato para el snack, los cubiertos, los popotes y un largo etcétera–, sino porque además todo eso termina en el océano.
Cada año se desechan 8 millones de toneladas de plástico en los océanos.
Toda esa basura plástica se transforma en microplásticos, los cuales terminan colándose a un ingrediente que permea nuestra dieta y que se recolecta en los mares: la sal. Es por eso que el plástico ha invadido incluso nuestro organismo.
Pero, ¿de dónde…?, ¿de dónde sale todo ese plástico?
No lo sabemos. ¡Realmente es algo sin precedentes! Pero lo importante para combatir el plástico con eficacia es que veamos más allá de lo evidente, porque este material se ha vuelto tan omnipresente que se esconde en insospechados productos.
Si te has planteado vivir una vida lo más libre posible de plástico, tienes que saber qué productos lo contienen.
Así que no sólo debes evitar el nocivo uso de empaques desechables –lo que ya se ha vuelto un poco obvio, porque además es lo menos sexy que existe–. También debes ser consciente –y hacer conciencia– sobre otros productos que lo contienen, e intentar en lo posible limitar su consumo o sustituirlo con ingenio.
7 insospechados productos que contienen plástico
1. Goma de mascar
Aunque, al parecer, en todas las culturas se han mascado gomas hechas a base de diversos ingredientes, el chicle como lo conocemos –o creemos conocerlo– es un invento maya. Originalmente, el chicle se hacia de la savia de árboles tropicales; tal era también el procedimiento del chicle que se comercializó en Estados Unidos a finales del siglo XIX: los famosos chicles Adams.
Pero ahora la base de la goma de mascar es el plástico sintético o polietileno, el cual es usado para hacer botellas y bolsas de plástico. Otra base es la goma xantana, un polisacárido microbiano. La razón de que se utilice plástico es porque es más económico usar ingredientes sintéticos.
Toda la goma de mascar tiene plástico, excepto algunas marcas orgánicas que la hacen a la manera tradicional, a partir de la savia de los árboles. Éstas son Spry, XyliChew y una mexicana, Chicza. Lo malo es que sus envases sí contienen plástico.
2. Ropa
Pocas cosas contaminan más que la industria de la moda. Por eso, cada vez más diseñadores se han volcado a la moda sustentable. Pero, si no te parece bastante que para la producción de ropa se consuman enormes cantidades de recursos –para una camiseta se ocupan hasta 2 mil litros de agua–, debes saber que además muchas prendas tienen plástico.
Y es que las principales fibras usadas en su manufactura, como las microfibras, el poliéster, el acrílico y el nylon están hechas de plástico. Esto hace de la ropa un material muy difícil de reciclar… y lo pero es que, aunque sea muy duradera, se le suelen dar pocos usos antes de tirarla, debido a las imposiciones de la moda. O quizá lo peor es que, aunque la conservemos durante toda su vida útil, cuando la lavamos arroja microplásticos al agua, mismos que terminan en el océano.
Si quieres combatir un poco esta problemática, encuentra nuevos usos para las prendas, y no te hagas esclavo de los designios de la moda. Y cuando compres ropa nueva, intenta encontrar la que esté hecha de fibras naturales y no sintéticas.
3. Latas
¿Qué no eran de aluminio? Sí. Pero también están recubiertas de una resina plástica epóxica, la cual evita que la bebida corroa el aluminio. Se trata de un material llamado bisfenol A, abreviado como BPA, y como suele ocurrir en la industria, es un material cuyos efectos sobre la salud se desconocen. No obstante, una exposición continua al BPA ha sido asociada a importantes problemas de salud, como presión sanguínea elevada.
Lo mejor es que evites por completo los productos enlatados, que siempre se pueden sustituir con opciones no enlatadas, y de paso, menos azucaradas o saladas. Por ejemplo, en lugar de atún enlatado, lo puedes consumir fresco, al igual que los frijoles. Y si te gustan las conservas, búscalas siempre en frascos de vidrio. En el caso de los refrescos, es mejor que no los tomes; pero si no te aguantas las ganas, tómalos en botellas de vidrio –aplica también para cervezas y otras bebidas alcohólicas–.
4. Brillantina
La brillantina no es sino microplástico puro. Y aunque se ve muy bonita en las manualidades, y en maquillaje es lo más fashion, este material tiene un impacto ecológico tan grave que la comunidad científica está promoviendo que se prohíba su uso.
Hay algunas alternativas ecológicas, como Eco Glitter Fun, que son biodegradables.
5. Exfoliantes
Otro producto con microplásticos. Éstos son precisamente los que hacen que el exfoliante sea un exfoliante y dejan tu piel radiante. Pero tienen el mismo efecto nocivo que la brillantina.
Lo mejor que puedes hacer es sustituir estos productos de belleza por opciones naturales. Por ejemplo, puedes hacer un delicioso exfoliante con aceite de coco y azúcar mascabado.
6. Bolsas de té
No hay cosa más terrible para los amantes del té que esta noticia. Pero es verdad: la mayoría de las inocentes bolsitas de té están selladas con polietileno, un plástico que resiste el calor. Además, gran parte del té viene en cajas empacadas en películas de plástico.
Una opción es tomar infusiones, pues algunas vienen empacadas en bolsas de papel. O mejor aún: cultiva tus propios tés.
7. Filtros de cigarro
Los filtros, conocidos como colillas –aunque, curiosamente, este sustantivo es más utilizado cuando ya son basura–, no sólo son uno de los principales problemas ambientales en las ciudades por estar en todos lados. También son un peligroso desecho, pues están hechos de una fibra textil sintética llamada acetato de celulosa, un termoplástico que tarda 10 años en descomponerse.
La mejor opción es fumar cigarros liados con papel y sin filtro, o en pipa.