Si no rebajamos los niveles de metano será inútil la lucha contra el cambio climático

Por: Ecoticias

Los científicos no están seguros de por qué los niveles de metano están aumentando, un elemento que amenaza con hacer inútiles todos los esfuerzos por evitar un cambio climático catastrófico.

Si el mundo estuviera en camino de cumplir con el objetivo del Acuerdo de París de menos de 2 grados centígrados de calentamiento global, los niveles de metano en la atmósfera en teoría estarían bajando. En cambio, han estado aumentando desde 2007, y se han disparado aún más rápido desde 2014. Una perspectiva publicada en la revista Science analiza las posibles causas y consecuencias del metano fuera de control de nuestro planeta.

Si no rebajamos los niveles de metano será inútil la lucha contra el cambio climático

El metano se descompone en la atmósfera más rápido que el dióxido de carbono, pero es un gas de efecto invernadero mucho más poderoso. Según la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU., una molécula de metano causará entre 28 y 36 veces más calentamiento que una molécula de dióxido de carbono durante un período de 100 años. Los datos recientes muestran que las concentraciones de metano en la atmósfera han aumentado de aproximadamente 1.775 partes por mil millones en 2006 a 1.850 partes en 2017.

Los objetivos de emisiones en el Acuerdo de París se basaron en gran medida en datos de la década de 1990 y principios de la década de 2000, cuando los niveles de metano fueron más planos, dijo Sara Mikaloff Fletcher, científica del clima del Instituto Nacional de Investigación del Agua y la Atmósfera de Nueva Zelanda en Wellington y primera autora del nuevo artículo.

El único escenario de emisiones que logra los objetivos del Acuerdo de París en los modelos climáticos supone que los niveles de metano han estado disminuyendo desde 2010, cuando en realidad han estado aumentando desde 2007, dijo. Puede haber otras formas de mantener el cambio climático bajo 2 grados centígrados, pero implicarían compensar el aumento de metano con recortes más drásticos a otros gases de efecto invernadero, informa Inside Science.

Si el mundo estuviera en camino de cumplir con el objetivo del Acuerdo de París de menos de 2 grados centígrados de calentamiento global, los niveles de metano en la atmósfera en teoría estarían bajando.

Los científicos no están seguros de por qué los niveles de metano están aumentando. Un estudio de 2017 atribuye aproximadamente la mitad del aumento a las vacas y otros animales rumiantes, que escupen metano cuando digieren los alimentos. Otro factor que podría contribuir es que la gente está liberando más emisiones de combustibles fósiles mientras quema menos madera y otra biomasa.

En la visión de Mikaloff Fletcher, las posibilidades más alarmantes son aquellas sobre las que tenemos poco control. El aumento de las temperaturas podría provocar que los humedales liberen más metano, y los cambios en la química atmosférica podrían reducir la velocidad a la que se descompone el metano.

Fuente: www.ecoticias.com

Oliver Sacks: los jardines y la naturaleza son más poderosos que los medicamentos psiquiátricos

El famoso neurólogo solía llevar a sus pacientes de paseo al Jardín Botánico de Nueva York, constatando los efectos sanadores de la naturaleza sobre ellos.

Por: Ecoosfera

En diversas filosofías alrededor del mundo se cultiva el hábito de cuidar o visitar jardines: la cercanía con la naturaleza y el propio cuerpo en movimiento parecen favorecer el pensamiento. Así lo afirma Voltaire al final de su famoso Cándido, cuando aconseja “cultivar nuestro propio jardín”, o los monjes zen que se dedican a la contemplación del vacío entre los elementos de un jardín de arena.

Otro notable amante de los jardines y el pensamiento fue Oliver Sacks, posiblemente el neurólogo más famoso del mundo, a quien tal vez recuerdes por libros como El hombre que confundió a su mujer con un sombrero y otros fascinantes estudios sobre cómo el cerebro procesa la música y la memoria

No es de extrañar que, rumbo al final de su vida, Sacks escribiera esto:

en 40 años de practicar la medicina, solamente encontré dos tipos de ‘terapia’ no farmacéutica de vital importancia para pacientes con enfermedades neuronales crónicas: la música y los jardines.

oliver-sacks-jardin

Cultivar la contemplación para sanar el cuerpo

Para Sacks, los jardines fueron un espacio fascinante desde temprana edad, y su prodigiosa memoria podía recordar con gran nitidez las especies vegetales que observó de niño. Cuando estudiaba en Oxford, Inglaterra, fue un asiduo visitante del Jardín Botánico de dicha universidad, y le complacía pensar que “Boyle, Hooke, Willis y otros personajes de Oxford caminaron y meditaron ahí en el siglo XVII”.

Y es que en los jardines no sólo se cultivan árboles y plantas, sino visiones enteras del mundo. Los jardines botánicos de muchas ciudades europeas datan del siglo XVI; se formaron para albergar las muestras vegetales provenientes de las navegaciones europeas por América y Asia.

El jardín botánico puede leerse como un álbum de recortes o colección provisional, siempre incompleta, de los tesoros naturales del otro lado del mundo: imago mundidel conquistador, pero también del científico.

En el terreno terapéutico, Sacks pudo constatar el efecto curativo de un simple paseo por la naturaleza cuando trabajaba en el hospital Beth Abraham de Nueva York. Sobre la vida en la Gran Manzana, Sack dijo: “solamente es soportable para mí gracias a sus jardines. Y esto aplica también para mis pacientes”.

Sacks relata que el hospital donde trabajó se encontraba frente al Jardín Botánico de Nueva York, por lo que a menudo aprovechaba para llevar a los pacientes enclaustrados de paseo, paseos en los cuales “ellos hablaban del hospital y de los jardines como si fueran dos mundos diferentes”.

¿Qué es lo que hacen exactamente los jardines en nosotros? Ni siquiera Sacks parecía saberlo con certeza, pero no dudaba ni un segundo de que este efecto es real:

No puedo explicar exactamente cómo es que la naturaleza ejerce su efecto tranquilizador y organizador en nuestros cerebros, pero he visto en mis pacientes los poderes restaurativos y sanadores de la naturaleza y los jardines, incluso para aquellos profundamente discapacitados neurológicamente. En muchos casos, los jardines y la naturaleza son más poderosos que cualquier medicación.

Pacientes afectados por la enfermedad de Parkinson, quienes ya no reconocían a sus familiares ni sabían utilizar un tenedor, súbitamente escalan rocas, plantan semillas, y por un momento dejan de ser “pacientes”. Sacks comenta que tuvo pacientes incapaces de atarse los zapatos, “pero a quienes nunca vi plantar algo de cabeza”.

Terapia de naturaleza

Además de la biofilia (el amor a la naturaleza y las cosas vivas) y la hortofilia (el amor a los jardines), Sacks creía que nuestra fascinación por la naturaleza tiene que ver también con el hecho de que estudiamos, trabajamos y vivimos en cubículos, recluidos en edificios con poca ventilación e iluminación, con breves accesos a áreas verdes en los trayectos.

A pesar de eso, no dudaba en afirmar que:

Los efectos de las cualidades de la naturaleza sobre la salud no son solamente espirituales y emocionales, sino físicos y neurológicos. No tengo duda de que reflejan profundos cambios en la fisiología del cerebro, y tal vez incluso en su estructura.

Mientras los neurólogos del futuro toman (o no) por válida esa valiosa pista dejada en el camino, nosotros podemos entretenernos en la contemplación de la vida inhóspita y a la vez domesticada que se nos ofrece en toda su magnificencia al atravesar un jardín o parque, al sentarnos un momento entre la hierba y dejarnos absorber por lo que nos rodea.

No es la ciudad ni somos nosotros: por un momento somos simplemente seres vivos en su (verdadero) hábitat natural.

Fuente: www.ecoosfera.com