Cómo hacer la compra sin plástico, envases y empaques desechables

¡Hacer la compra sin plástico, sin envases y sin empaques de un sólo uso es posible!

Por: Eco blog Nonoa

Si no es al 100%, vamos a intentar reducirlos al máximo.

El 40% de los residuos que generamos en el mundo proceden del embalaje de los alimentos. Bandejas de carne, de pescado, de embutidos, tetrabrik de leche, paquetes de galletas, cartones de huevos, enlatados, conservas, paquetes de pastas, de arroces… prácticamente todo viene empacado. Tanto es así, que hoy en día es misión “casi imposible” encontrar alimentos o cualquier cosa que necesitemos, sin embalaje. Y lo peor de esto es que todo ese embalaje es para tirar una vez que hayas consumido el producto.

¿Sabías que cada 5 minutos se generan 2 millones de toneladas de estos residuos a nivel mundial? 

Son cifras alarmantes que dejan claro que se necesita una reorientación de la educación hacia el desarrollo sostenible. 

A veces hay que dar pasos hacia atrás para poder seguir avanzando. Y es que si hacemos un viaje a un pasado no tan lejano, veremos que prácticamente no existían embalajes de un sólo uso. Todos iban con sus bolsas de tela, sus cestas y sus botellas de vidrio retornables.

Son muchos los beneficios que obtendría tanto nuestro planeta cómo nosotros mismos, si compráramos y consumiéramos de una manera más consciente, responsable y sostenible. E aquí algunos de ellos en los que me he permitido incluir además, los beneficios mentales y emocionales, ¡que no son pocos!

Ahorraríamos miles de millones de toneladas de residuos a la Tierra. Y eso se traduciría en más vida marina, terrestre y aérea. Más naturaleza, menos deforestación, océanos más limpios, vertederos más vacíos, menos contaminación, menos emisiones de CO2 a la atmósfera, menor explotación de recursos…

También aumenta nuestra capacidad resolutiva, encontrando alternativas donde ni siquiera imaginábamos que había. Y aumenta la concentración, porque a la mínima que te despistas te cuelan una bolsa de plástico o te empaquetan lo que compras, ¡aunque no lo hayas pedido! (Esta es posiblemente la situación más común cuando decides cambiar tus hábitos, pero no desesperes, sólo será  hasta que te conozcan y entiendan que NO quieres plástico ni otros envoltorios).

Además, te divertirás y reirás mucho. Las caras de la gente y los comentarios que recibirás son mayormente muy divertidos y cómicos, a cada cuál mejor. En casa, muchas veces hacemos repaso de las situaciones tan simpáticas y surrealistas con las que nos hemos encontrado.

Y un detalle importante… la satisfacción personal que se siente siendo útil en la contribución de un mundo mejor no tiene precio.

A más a más, comprar de una manera más sostenible hará que ahorremos tiempo y dinero, aunque se piense lo contrario, porque comprarás exactamente lo que necesitas, sin dejarte seducir por propagandas, empaques llamativos y productos muuuy apetecibles. O si no piensa… ¿cuántas veces has ido al supermercado y has salido con mucho más de lo que ibas a comprar? ¡a mí me pasaba cada vez que iba!

Comprar sin envases – Por donde empezar

Lo primero que te recomendaría es comprar en tiendas locales. NO es más caro, estarás contribuyendo a la riqueza de tu ciudad y seguramente consumirás productos de mayor calidad y de proximidad. Además una vez que te conocen como la/el que compra sin plástico, todo se hará más fácil.

Al principio se hace un poco engorroso preparar tus bolsas y recipientes para hacer la compra, pero como todo en esta vida, es cuestión de organizarse. Una vez lo tienes dominado, todo será más simple. Uno de mis trucos para no perder tiempo preparando las cosas, es tener siempre en el carro de la compra las bolsas de tela. Cada vez, después de utilizarlas o lavarlas, las vuelvo a guardar en el carro, de esta manera siempre están ahí y no me preocupo de que se me olviden, y sólo tengo que añadir al carro, tuppers y botes si los voy a necesitar. A mí personalmente me resulta muy cómodo utilizar un carro de la compra en lugar de llevarlo todo en bolsas de tela grandes, sobretodo si tenemos en cuenta el peso.

1. Fruta y Verdura

Lleva tus propias bolsas de tela y recipientes. Te las puedes hacer tu mismo (DIY), o comprarlas. Yo tengo de varias marcas, y también otras que me coció mi madre con los retales de una cortina que se hizo. Personalmente me gusta la idea de que sean de algodón orgánico, ya que el 25% de los pesticidas que se utilizan a nivel mundial van destinados al algodón, y además que sean de comercio justo donde la riqueza está repartida de manera justa para todos. Y aunque el algodón orgánico es mi opción preferida, también las hay de poliéster (plástico reciclable), muy ligeras y semitransparente que van muy bien para los lugares donde no te hacen la TARA de la bolsa o quieren ver lo que llevas dentro (como los supermercados).

Evidentemente puedes utilizar bolsas de cualquier otro material, pero no está de más tener en cuenta su tiempo de degradación una vez tengamos que desecharla. Lo más importante es que puedas reutilizarla durante mucho tiempo

2. Granos, Pastas y Harinas

Compra a granel si tienes la posibilidad ¡Esta parte de la compra me encanta! Cómo no me quedan muy cerca de mi casa las tiendas a granel, hago la compra una vez al mes. Compro arroces, pastas, harinas, cafés, legumbres, frutos secos, etc. Suelen tener los productos alimenticios que más consumimos, muchos de ellos ecológicos, naturales y/o locales (km 0).

Una de las preguntas que más hace la gente es si comprar a granel es más caro. La respuesta es SÍ y NO. Es verdad que los precios generalmente son más elevados. Uno de los motivos es porque no se producen en grandes cantidades, pero esto se traduce en una calidad superior y lo notarás enseguida. Por otro lado, NO es más caro porque te llevas sólo lo que vas a consumir. A todos nos ha pasado que queremos probar el risotto (por ejemplo) y sólo queremos comprar 200 gr  pero tenemos que comprar 1 kg. A lo mejor ni te gusta y terminas tirándolo a la basura, o a lo mejor sólo quieres comprar un poco porque vas a hacer una comida especial y ya está. En cualquiera de los casos, cuando compramos alimentos envasados, solemos, inevitablemente, comprar más de lo que consumimos.

Igualmente, en las tiendas a granel tienen bolsas de papel, pero lo ideal es comprar sin utilizar desechables ya que el papel también representa graves problemas medioambientales.

Los huevos los puedes comprar sueltos en tiendas a granel, mercados, fruterías… lleva tu propio cartón de huevos para que te los pongan ahí y reutilízalo todo lo que puedas.

3. Carnes, Pescados y Embutidos

Al principio llevaba tuppers de plástico que ya tenía en casa porque pesan poco y cuando llegaba a casa lo pasaba todo a tuppers de vidrio, pero ahora voy directamente con tuppers de vidrio herméticos. En la pescadería y la carnicería les encanta que lleve de vidrio y es que la sensación es totalmente diferente a la que se tiene con el plástico. El vidrio es muy limpio y brillante y el plástico se va rallando y volviendo opaco con el uso por lo que da la sensación a veces de estar sucio. Igualmente para quesos y embutidos sigo llevando tuppers de plástico o wraps. Cada uno tiene que encontrar la manera que le vaya mejor. Eso sí, no olvides el carro de la compra si decides comprar con tuppers de vidrio porque pesan mucho.

4. Panadería

El pan es algo que consumimos a diario la mayoría de personas. Una bolsa, sea de papel o de plástico o de las dos cosas, cada día que compramos el pan, es insostenible, por lo que te animo a llevar tu propia bolsa de tela.

Me lo sirven en mis bolsas de tela, pero cuando el pan es muy grande, como suele ser el de montaña o pagès, me lo llevo en un paño de algodón que lo tengo exclusivamente para eso. Si voy a comprar bollería u otros dulces me lo sirven en mis tuppers o wraps, que es una muselina de algodón orgánico cubierto con una mezcla de cera de abeja, resina y aceite de jojoba,ya que es un sustituto genial al film de plástico y aluminio.

5. Cosas que no encontramos sin envasar

Aquí vienen los pecados jeje… Hay cosas que no encontramos sin envasar y otras las hemos sustituido o simplemente dejado de consumir.

Cosas que antes comprábamos preparadas y ahora hacemos nosotros

  • Las leches vegetales que antes comprábamos en tetrabrik, ahora compramos los frutos secos y nos la hacemos nosotros mismos (aunque prácticamente no las hacemos).
  • Hemos dejado de comprar zumos envasados y ahora nos los hacemos naturales o nos comemos directamente la fruta que está más rica. Si compramos, lo hacemos en vidrio.
  • Nada de comida congelada, todo fresquito del mercado.
  • Mayonesas y otras salsas nos las hacemos nosotros, y alguna que otra en vidrio.
  • Las pizzas ahora caseras 100% y no las cambio ¡por nada del mundo!
  • Cómo me gusta la repostería y a veces se usa leche, la he sustituido por leche vegetal , zumo natural o agua.

– Otros alimentos como el vinagre, salsa de soja, atún en conserva, y algunas otras cosas más, también las compramos en vidrio. Algunos con tapa de rosca, así después lo reutilizamos para guardar otros alimentos o lo reciclamos. Recordad que el vidrio es 100% reciclable infinidad de veces, así que al contenedor verde si no lo podéis reutilizar.

Y hasta aquí la primera parte de Cómo hacer la compra sin envases y empaques desechables. En la segunda parte hablamos de cómo comprar productos de limpieza e higiene personal sin envases.

¡Seguro que más de uno se siente identificado! jejeje

¿Y tú cómo haces la compra? me encantará que en los comentarios nos des más ideas para conseguir comprar sin residuos.

Fuente: www.ecoblognonoa.com

Los cristales plásticos, el futuro de la tecnología para enfriar las cosas

Un equipo chino propone un sistema de refrigeración basado en cristales plásticos que reduciría el consumo de electricidad y las emisiones con efecto invernadero

Por: Daniel Mediavilla
El País

Los sistemas de refrigeración han cambiado nuestra forma de vivir, pero también están contribuyendo al deterioro del planeta. Al menos la cuarta parte de la electricidad que utilizamos se dedica a enfriar cosas y para lograr ese milagro de la técnica se utilizan gases con un intenso efecto invernadero. La emisión a la atmósfera de un kilo de estos gases equivale al dióxido de carbono emitido por un coche circulando sin descanso durante medio año.

Recientemente, un equipo liderado por Bing Li, de la Academia China de Ciencias, ha presentado en la revista Nature un sistema que puede aprovechar el principio físico que hace posibles los sistemas de refrigeración con gases, pero con menos impacto medioambiental y la posibilidad de miniaturizarlo y tener un gran impacto en el mundo de la electrónica. En este caso, el material utilizado para extraer calor a objetos calientes serían cristales plásticos.

Más de una cuarta parte de la electricidad que gasta la humanidad se emplea en sistemas de refrigeración

Para entender la propuesta de los científicos chinos, en primer lugar es necesario conocer cómo funcionan sistemas de refrigeración estándar como los de las neveras. Básicamente, requieren cuatro pasos. En el primero se contrae el gas, que aumenta de temperatura. Después, se extrae ese calor del gas comprimido y al volverlo a descomprimir pierde temperatura y queda más frío que el ambiente. Ese gas frío se puede utilizar entonces para enfriar la comida de la nevera, por ejemplo. “La idea es que al principio las moléculas del gas están muy desordenadas y con el aumento de presión se reduce el volumen del gas y su grado de desorden”, explica Claudio Cazorla, investigador de la Escuela de Ciencia de Materiales e Ingeniería de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia). “Reduciendo el nivel de desorden de una forma reversible, puedes refrigerar un sistema y eso es lo que se hace en el caso de los cristales plásticos”, continúa.

La idea básica, continúa Cazorla, “es ser capaz de, aplicando un cambio externo, generar una cambio en una sustancia, ya sea un gas o unos cristales, que involucre un gran cambio de entropía o, por decirlo de una forma más sencilla, de orden dentro del sistema”. En el caso de los cristales plásticos, se podría aplicar una presión o un campo eléctrico o magnético que produzca una variación en el orden molecular del cristal. En principio, los cambios que se podrían producir en unos cristales no sería tan grandes como con un gas, pero los cristales propuestos en el artículo de Nature son especiales y permiten inducir un gran cambio en el nivel de desorden aplicando pequeñas presiones sobre ellos.

Estos cristales plásticos, que se usan de forma rutinaria en industrias como la farmacéutica, están formados por moléculas orgánicas simples que están rotando. “Tienen lo que se llama desorden rotacional y no puedes decir cuál es el orden de las moléculas”, apunta Cazorla. “Pero cuando aplicas una pequeña presión, cancelas esas rotaciones libres de la moléculas y pasas a tener un sistema más ordenado, como en el caso del gas cuando lo comprimimos, porque todas las moléculas tienen una orientación determinada”, apunta.

Aunque la tecnología empleada en la refrigeración es antigua y se ha ido optimizando, su eficiencia energética, que ronda el 60%, es mejorable y algunos de estos refrigerantes sólidos podrían lograr eficiencias más elevadas. Además, se podrían diseñar sistemas de refrigeración en miniatura que incrementasen el potencial de la microelectrónica. Hasta ahora, es imposible introducir un sistema de refrigeración por gas en un móvil, porque a escala microscópica no sería efectivo, pero sí se podrían meter láminas de estos materiales que enfriasen los circuitos a escala microscópica y mejorasen la eficiencia.

Otra de las aplicaciones posibles llegaría como apoyo al desarrollo de baterías para automóviles eléctricos. Una de las limitaciones de estos aparatos es la velocidad de carga. Cuanto más rápido se hace, más calor genera el proceso y ese calor es difícil de eliminar.

Junto a las ventajas de los cristales plásticos como refrigerantes, el equipo de Li también reconoce algunas limitaciones importantes. La misma maleabilidad que les hace sensibles a leves presiones hace que mecánicamente sean muy blandos y no los convierta en materiales ideales para crear un sistema de refrigeración duradero.

Fuente: www.elpais.com