Soluciones innovadoras ambientales made in América Latina

Por: Ecoticias

Los jóvenes de América Latina pisan fuerte en el ámbito de la innovación ambiental. ONU Medio Ambiente comparte algunas experiencias que podrían servir de ejemplo a seguir, ayudando a construir un planeta más sostenible.

Es el caso de Scott Munguía, un joven ingeniero mexicano que, en su férrea lucha contra la contaminación por plásticos, decidió producir bioplásticos a partir de semillas de aguacate. Fue en 2011 cuando descubrió que la semilla de este fruto contiene un biopolímero similar al presente en el maíz. Tres años después montó su propia empresa, que lleva por nombre Biofase, con sede en Monterrey y que en la actualidad llega a 11 países de América Latina.

Soluciones innovadoras ambientales made in América Latina

Comercializa productos bioplásticos conformados en un 60% por el biopolímero del aguacate y en un 40% por compuestos orgánicos sintéticos. Las pajitas y los cubiertos fabricados con semillas de aguacatese descomponen en 240 días. Según Munguía, 300.000 toneladas de semillas de aguacate se descartan anualmente solo en México, con lo cual se podría satisfacer a partir de este material el 20% de la demanda mundial de bioplásticos, con la particularidad de que esta alternativa no utiliza cultivos para el consumo humando como el maíz o la yuca.

Guerra al plástico

Por su parte, Inty Gronneberg, de origen ecuatoriano, ideó unas turbinas capaces de filtrar y retener el plástico en los ríos antes de que lleguen al océano. Con su empresa Ichtion, estas turbinas pueden recolectar hasta 80 toneladas diarias de plástico y se instalan en las embarcaciones fluviales para que recojan los residuos mientras realizan los traslados habituales.

Los chilenos Roberto Astete y Cristian Olivares, fundadores de Solubag, presentaron una bolsa plástico que se desintegra en el agua en pocos minutos. En su fabricación se utiliza caliza en lugar de derivados del petróleo, y su impacto sobre el entorno es nulo si se compara con otras alternativas tales como las bolsas oxo-biodegradables, que están hechas con base en polietileno y se desintegran en pequeños trozos de plástico contaminante.

Es el caso de Scott Munguía, un joven ingeniero mexicano que, en su férrea lucha contra la contaminación por plásticos, decidió producir bioplásticos a partir de semillas de aguacate.

Casas bioclimáticas inteligentes

Asimismo, un grupo de estudiantes y docentes de la Universidad de ORT Urugauay creó “La Casa Uruguaya”, un proyecto de vivienda sostenible e inteligente basada en arquitectura bioclimática y tecnología para reducir el consumo eléctrico. Con un perfecto aislamiento, tiene dos techos (uno encima de otro) y, entre ambos, partes móviles que se abren o cierran a distancia para regular la temperatura interna.

Las ventanas están estratégicamente ubicadas para mejorar la iluminación, la casa se autoabastece con energía solar, cuenta con sistemas de alerta sobre el desperdicio energético, de reutilización de agua y controla la temperatura, la humedad y la iluminación a través de sensores. Muchos de estos proyectos e iniciativas fueron reconocidos con premios y distinciones, ayudándoles a tener más visibilidad y a abrirse camino en un mundo que requiere con urgencia de soluciones innnovadoras para garantizar el futuro.

Para más información: Sogama

Fuente: www.ecoticias.com

¿Cuál es la clave para una educación ambiental exitosa? ¡Las emociones!

Para que la educación ambiental sea realmente efectiva, hay que apelar a lo insospechado: las emociones.

Por: Jennifer Morales Uribe

Las emociones son parte inherente de las personas. Si bien en la actualidad las emociones han cobrado relevancia para algunos sectores como el empresarial, el educativo o el de salud, por el impacto que pueden tener en el desempeño y mejoramiento dentro de los mismos, no se ha desarrollado de igual manera para otras áreas como es el caso de la educación ambiental.

En las empresas, el buen manejo de las emociones ha resultado en mejoras en el desempeño de las y los trabajadores, de modo que podríamos aventurarnos a afirmar que ante una mejor experiencia emocional, hay un mejor rendimiento y desempeño de las funciones de cada elemento de la empresa. Si por el contrario, la experiencia emocional es negativa, su labor se verá afectada de manera adversa.

Si aplicamos esta fórmula a otros escenarios, los resultados son similares.  Por ejemplo, si en un hospital las y los pacientes tienen una grata experiencia motivada por emociones positivas, sus síntomas pueden mejorar y esto a su vez, verse reflejado en su capacidad de recuperación. De igual manera, en la escuela, el estudiantado construye su conocimiento de mejor manera cuando se experimentanemociones positivas como alegría, interés u orgullo, que cuando se encuentra en situaciones de estrés y ansiedad.

Ahora, en la educación ambiental, pocas personas se han aventurado a explorar las emociones y cómo se relacionan con los diversos problemas ambientales a los que nos estamos enfrentando.  Las emociones han sido relegadas puesto que se cree que a la gente le hace falta información, bajo la premisa de que el desconocimiento es la causa de los comportamientos y prácticas poco favorables hacia el ambiente. De modo que la tendencia de la educación ambiental se ha enfocado, principalmente, en instruir a las personas y difundir información para corregir aquello que atenta contra la naturaleza; en lugar de conocer qué es lo que sienten las personas con respecto a su entorno o cómo es que se relacionan con el mismo.

Tan importante es entender lo que saben y lo que no saben las personas, como lo que sienten. Por eso, antes de diseñar cursos y estrategias para mejorar las prácticas educativas respecto al ambiente, sería conveniente conocer lo que las personas creen y sienten, y lo que les interesa respecto a su entorno. Las emociones tienen todo que ver en esto.  La información y la técnica son de suma importancia para el mejoramiento de nuestro medio. Sin embargo, ahondar en nuestras formas de relacionarnos con el mundo es igualmente importante, no para cambiar al mundo.

Fuente: www.ecoosfera.com