Los impactos económicos, sociales y ambientales de la moda rápida

Producir una camisa de algodón implica consumir lo suficiente para cubrir las necesidades de hidratación de una persona durante dos años y medio, reportan Elizabeth Reichart y Deborah Drew.

Por: Ecoosfera

Piensa en todas las prendas de vestir, como suéteres y bufandas, que fueron regaladas durante la temporada navideña pasada. ¿Cuántas veces serán usadas antes de ser desechadas?

Probablemente menos veces de las que crees. ¡Tan sólo lo equivalente a un autobús lleno de ropa es incendiado o depositado en algún vertedero cada segundo! El consumidor de ropa promedio compró 60 por ciento más prendas en 2014 que en el año 2000, y además conservó cada pieza menos de la mitad del tiempo que 14 años atrás.

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Lejos están los días en los que las personas adquirían una camisa y la utilizaban durante varios años. En un mundo con una acelerada demanda de ropa, los consumidores pueden, cada vez más, permitirse adquirir ropa nueva después de haber usado otras prendas unas cuantas veces. Hay modelos de negocio enteros cimentados bajo la premisa de la “moda rápida”, que abastecen al mercado de ropa barata y rápida para que los consumidores la usen durante cortas y efímeras temporadas.

Este modelo lineal de comprar, usar y desechar rápidamente la ropa, afecta negativamente a las personas y a los recursos del planeta. Presentamos aquí un vistazo a algunos de los impactos económicos, sociales y ambientales de la moda rápida.

Impactos económicos

De acuerdo con la Fundación Ellen McArthur, la producción de ropa se ha multiplicado al doble durante los últimos 15 años, impulsada por el crecimiento de la población de clase media en todo el mundo y el aumento de las ventas per cápita en los países desarrollados. Se estima que para 2050, el Producto Interno Bruto global aumentará un 400 por ciento, lo que significará una mayor demanda de ropa.

Sin embargo, esto podría ser también una oportunidad para mejorar. Un reporte informa que, si se abordaran los problemas ambientales y sociales creados por la industria textil, habría beneficios económicos globales de hasta 192 mil millones de dólares para el año 2030. El valor anual de la ropa desechada prematuramente es de más de 400 mil millones de dólares.

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¿Qué podemos hacer?

¿Cómo es una industria de ropa más sostenible y cómo llegamos a ella? Estamos empezando a ver algunos signos tempranos de una transición en la industria. Los modelos de negocio enfocados en extender el ciclo de vida de la ropa, como Rent the Runway y Gwynnie Bee, son los inicios de una industria que busca promover la reutilización en lugar del consumo rápido e irresponsable. Al igual que Netflix reinventó los servicios tradicionales de alquiler de películas y Lyft fue disruptivo en el sector del transporte, estamos empezando a ver opciones para que los consumidores arrenden la ropa en lugar de comprarla y guardarla en sus armarios. Idealmente, una especie de “fin de la propiedad” de la ropa podría ser implementada, si se consideran los impactos de esta inmensa industria en los empleos, las comunidades y el medio ambiente.

Las opciones actualmente disponibles que van en contra de la moda rápida, son sólo el comienzo del cambio radical que el mundo requiere. Pronto, las cadenas dedicadas a la industria textil deberán encarar este inmenso problema y separar su crecimiento financiero del uso excesivo de los recursos mundiales.

Para satisfacer de manera innovadora la demanda de ropa del mañana, las empresas deberán hacer lo que nunca antes han hecho: diseñar, probar e invertir en modelos de negocios que reutilicen la ropa y maximicen su vida útil. Para las compañías de ropa, ha llegado la hora de ser disruptivos.

Fuente: www.ecoosfera.com

4 productos naturales (y no contaminantes) que pueden sustituir al plástico

Por: Adrienne Bernhard
BBC Future

Las pajillas para beber y las bolsas de polietileno pueden ser las más afectadas por las nuevas alternativas, pero el verdadero flagelo de los plásticos desechables es nuestra absoluta confianza en ellos.

Desde el transporte hasta la fabricación y los servicios de alimentos, el plástico está en todas partes, y combatir esta “contaminación blanca” requerirá un cambio radical del material en sí mismo.

Afortunadamente, los científicos, los ingenieros y los diseñadores están transformando su enfoque hacia alternativas ecológicamente amigables que sean capaces de crear ecosistemas circulares, de pocos residuos.

Estamos hablando de alternativas como la madera líquida, el aislamiento de algas y los sustitutos de polímeros hechos de almidón de plantas fermentadas como el maíz o las papas, por ejemplo.

Su utilidad va más allá de detener la creciente presencia de desperdicio plástico.

Garantizar viviendas seguras para una población en crecimiento, reducir las emisiones de carbono y devolver nutrientes a la tierra podrían ser metas alcanzables con estas nuevas tecnologías.

Lana mineral

Para transformar uno de los recursos más abundantes en el mundo en algo con utilidad y sostenibilidad, se necesita un tipo especial de alquimia.

La lana mineral proviene de la roca ígnea natural (la que se forma después de que la lava se enfría) y de un subproducto de fabricación del acero llamado escoria de soldadura.

Estas sustancias se funden y se convierten en fibras muy similares a las del algodón de azúcar.

A diferencia de las fibras de vidrio aislante (obtenidas a partir de vidrio reciclado) o la espuma plástica (el material conductor que se usa a menudo para bloquear la transferencia de calor en los áticos, techos y entresuelos), la lana mineral es capaz de ofrecer propiedades únicas como la resistencia al fuego, la capacidad acústica y térmica, la repelencia al agua y la durabilidad en condiciones climáticas extremas.

Lana mineral.
Image captionLa lana mineral tiene una variada utilidad, sobre todo el la construcción.

En los últimos años, este material ha ganado popularidad entre arquitectos y diseñadores respetuosos con el medio ambiente. Es el resultado de una búsqueda de materiales de construcción más sostenibles, pero sin perder los criterios de rentabilidad y estética.

The Rockwool Group es uno de los principales fabricantes y tiene instalaciones de producción en Europa, América del Norte y Asia.

La compañía ha empleado este material en edificios comerciales e industriales en todo el mundo, incluyendo el O2 Arena de Londres y el aeropuerto de Hong Kong.

A medida que los incendios forestales y las inundaciones aumentan en frecuencia y gravedad, la lana mineral brinda a las personas una medida adicional de seguridad en caso de desastres naturales.

Micotectura

Los hongos no son solo un sabroso ingrediente para los raviolis y la pasta ragu.

En poco tiempo estos organismos que crecen sobre los árboles o en el suelo del bosque podrían reemplazar materiales como el poliestireno, los empaques de protección, los materiales aislantes, los muebles, los materiales acuáticos e incluso los artículos de cuero.

MycoWorks, un equipo de ingenieros creativos, diseñadores y científicos, está trabajando para extraer los tejidos vegetativos de los hongos y solidificarlos en nuevas estructuras, trabajando los hongos de la misma manera que otros materiales orgánicos como el caucho o el corcho.

Evocative Design, otra compañía con sede en Nueva York, utiliza el micelio como agente de unión para mantener pegados los paneles de madera, así como para el embalaje ignífugo.

Hongos.
Image captionMuy pronto los hongos podrían ser usados como sustitutos en la fabricación de una serie de materiales y productos.

Los hongos están conformados por una red de filamentos llamados hifas. Cuando las condiciones de crecimiento son adecuadas, los cuerpos fructíferos (las estructuras especializadas para la producción de esporas) a menudo aparecen de repente.

De esta manera, es fácil lograr que los llamados productos miceliales germinen y crezcan. El micelio se puede cultivar en casi cualquier tipo de desperdicio agrícola, por ejemplo el aserrín y cáscaras de pistacho.

Los hongos crecen juntos dentro de estos ambientes y se les puede dar la forma deseada para formar polímeros naturales, que se adhieren como el más fuerte de los pegamentos.

Al hornear los hongos a temperaturas precisas, estos se vuelven inertes, lo que garantiza que el hongo no brote repentinamente durante una tormenta.

Si bien los rebozuelos, el shiitaki y el portobello pueden mezclar mejor con la pizza que en una masa de pegamento, una cosa está clara: el futuro son los hongos.

Ladrillos de orina

El cemento, el ingrediente principal del concreto, representa aproximadamente el 5% de las emisiones de dióxido de carbono del mundo.

Por eso, investigadores e ingenieros están trabajando para desarrollar alternativas que consuman menos energía.

Entre ellas se encuentran los ladrillos hechos con los granos sobrantes de la industria cervecera, el concreto modelado a partir de antiguos diques romanos (los romanos fabricaban concreto mezclando cal y roca volcánica para formar un material altamente estable) y ladrillos hechos de…, bueno, orina.

Un trabajador chino trabaja con desechos plásticos.
Image captionEn apenas 10 años, más de 100 millones de toneladas métricas de plástico irán a parar a vertederos y océanos.

Como parte de su proyecto de tesis, el estudiante del Edinburgh College of Art, Peter Trimble, estaba trabajando en una exhibición que se suponía que contaría con un módulo sobre sostenibilidad.

Casi por accidente, el estudiante creó “Biostone”: una mezcla de arena (por cierto, uno de los recursos más abundantes en la Tierra), nutrientes y urea, una sustancia química que se encuentra en la orina humana.

Al bombear una solución bacteriana en un molde relleno de arena, Trimble ideó cientos de experimentos en el transcurso de un año hasta que modificó la receta.

Los microbios eventualmente metabolizaron la mezcla de arena, urea y cloruro de calcio, creando un pegamento que unía fuertemente las moléculas de arena.

El diseño de Trimble ofrece una alternativa a los métodos de uso intensivo de energía con un proceso biológico de baja producción de microbios.

Biostone no produce gases de efecto invernadero y utiliza una materia prima ampliamente disponible.

Si bien el material de Trimble requeriría que el refuerzo fuera tan fuerte como el concreto, podría convertirse en una forma económica de construir estructuras temporales o mobiliario urbano.

Plástico.
Image captionPara los animales, la ingesta de plástico puede ser mortal.

Como mínimo, Biostone ha generado una discusión sobre las formas de hacer más sostenible la fabricación industrial, en particular en el África subsahariana y otros países en desarrollo donde la arena está fácilmente disponible.

Sin embargo, estos ladrillos biológicos tienen un inconveniente ambiental: el mismo metabolismo bacteriano que los solidifica también convierte la urea en amoníaco, que puede contaminar las aguas subterráneas si llega a estar en contacto con el medio ambiente.

Tablones de partículas más ecológicos

A pesar de su sofisticado nombre, los tablones de partículas (esos paneles rígidos hechos de astillas de madera comprimidas y resina, utilizados en muebles y gabinetes de cocina en todo el mundo) no aportan nada a la construcción ecológica.

Esto se debe a que el pegamento que une las fibras de su madera contiene tradicionalmente formaldehído: un químico incoloro, inflamable, de olor fuerte y conocido por irritar las vías respiratorias y causar cáncer.

Eso significa que tu estante de Ikea que imita madera está “desgasificando” toxinas hacia el aire, silenciosamente.

La compañía U Green creó un material hecho 100% de fibra de madera reciclada, llamado “Uniboard”.

Uniboard salva árboles y evita los vertederos, a la vez que genera muchos menos gases de efecto invernadero que los tablones de partículas tradicionales. Y no contiene toxinas.

Esto se debe a que el producto ha sido pionero en el uso de fibras renovables como tallos y lúpulos de maíz, y resina sin formaldehídos en lugar de pegamento.

Martillo y clavos.
Image captionLos tablones de partículas contienen pegamento, lo cual puede provocar emisiones tóxicas de formaldehídos

No es ningún secreto que la extracción de petróleo, que se requiere para producir plástico, tiene consecuencias ambientales devastadoras.

Peor aún es deshacerse del plástico: los químicos tóxicos contenidos en este material a menudo se filtran hacia los alimentos, las bebidas y el agua subterránea.

Para sorpresa de muchos, el reciclaje simplemente ralentiza el viaje de los plásticos a los vertederos u océanos, donde el material simplemente se fragmenta en trozos cada vez más pequeños que nunca se biodegradan por completo.

Algunos informes predicen que, para 2030, 111 millones de toneladas métricas de plástico terminarán en vertederos y océanos.

El reciclaje es un paso en la dirección correcta.

Sin embargo, para revertir verdaderamente los efectos negativos del plástico, debemos buscar alternativas en otros recursos renovables que puedan ser garantes de un futuro sostenible.

Fuentes: www.bbc.com

En Siberia cae nieve negra (y es tan bella como perturbadora)

¿A qué se debe este oscuro fenómeno?

Por: Ecoosfera

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Ver el negro –la ausencia de todos los colores, que sin embargo es percibida– siempre nos confronta. Entre las muchas sensaciones de las que nos provee observar el negro, sin duda una de ellas entraña un goce estético, ya que la oscuridad encierra una belleza pura, y por eso se le puede ver sacralizada en el arte.

En la naturaleza también tenemos muchos ejemplos de encantadora oscuridad. Algunos son azares genéticos, que proveen de pelaje negro a animales como el leopardo. Pero, ¿puede haber azares naturales que hagan de lo más blanco, lo más negro?

Algunas fotos de este extraño fenómeno son poesía pura. Pero, ¿qué ocasiono esta nieve negra en Siberia?

Lamentablemente se trata de un evento no precisamente natural. Al parecer, la nieve originalmente blanca se contaminó debido a los residuos que arroja a la atmósfera la actividad minera en la región de Kemerovo, que es el centro minero más importante de Rusia y donde se encuentran la mayoría de las minas de carbón.

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Así que la nieve negra de Siberia –un fenómeno que también fue visto en 2018 en Kazakhstan– es más bien una muestra más de la irresponsabilidad de las industrias que tanto han contaminado –y siguen contaminando– el medio ambiente.

Afortunadamente, la nieve negra es tan bella como perturbadora, y eso obligará al gobierno ruso y a sus industrias a tomar acción contra esta contaminación, haciendo caso al llamado de diversas organizaciones ambientalistas en este país que ya se han pronunciado contra la minería y sus consecuencias para la naturaleza.

Fuente: www.ecoosfera.com

Siete hábitos cotidianos que dañan el medio ambiente y cómo evitarlos

Costumbres diarias como fumar, conducir o tirar basura al retrete provocan más daños ambientales de lo que se piensa

Por: Alex Fernández Muerza

Fumar, consumir con frecuencia productos con aceite de palmao utilizar el coche privado, además de ser hábitos nocivos para la salud, lo son también para el medio ambiente. Y no son las únicas costumbres cotidianas con impactos ambientales. Los consumidores pueden realizar diversas acciones a diario, como las famosas tres erres del ecologismo (reducir, reutilizar y reciclar) para evitarlas.

Este post señala siete hábitos diarios que provocan daños al medio ambiente y que pueden evitarse con varios consejos.

1. Fumar

El tabaco causa la muerte de cientos de miles de personas en todo el mundo y provoca considerables impactos ambientales: contaminación, pérdida de biodiversidad, incendios forestales, deforestación de bosques y selvas, aumento del cambio climático, etc. Especialmente preocupantes son las consecuencias de las colillas: son el principal residuo recogido en el medio ambiente mundial, con millones de kilos diseminados por todo el planeta. Ningún otro producto de consumo masivo causa tanto daño desde su cultivo, producción, uso y desecho como el tabaco, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Por tanto, dejar de fumar salva vidas y evita daños ambientes. Y si no se abandona dicho hábito, resulta esencial no arrojar las colillas al entorno, ya sea natural o urbano, ni tampoco al inodoro.

2. Consumir alimentos con aceite de palma

El tabaco es el producto de consumo masivo que más daño ambiental produce, según la OMS

El aceite de palma se utiliza en gran cantidad de alimentos. Su consumo no es recomendable para la salud por su alto contenido en grasas saturadas, ni tampoco para el medio ambiente. Su cultivo intensivo en Indonesia o Malasia ha destruido grandes bosques tropicales, ha puesto en peligro de extinción a gran cantidad de especies, como el orangután, ha incrementado las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), implicadas en el cambio climático, y ha dañado los hábitats de las zonas de cultivo.

Los consumidores pueden evitar estos productos fijándose en la información de sus etiquetas y buscando otras alternativas, preguntar en caso de duda y reclamar productos que no lo empleen.

3. Ir en coche para todo

El 94% de los españoles respira un aire con elementos contaminantes que superan los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), según un informe de Ecologistas en Acción. La polución causa más de 400.000 muertes prematuras en Europa cada año y su principal responsable son las emisiones del tráfico urbano, concluyen los informes más recientes de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).

Los ciudadanos pueden usar y reclamar una movilidad más sostenible: viajar en transporte público, ir a pie o en bicicleta y combinar cualquiera de dichos sistemas. Y si no queda otra que emplear el vehículo privado, elegir un modelo menos contaminante, realizar una conducción eficiente o compartirlo con otras personas.

4. Tirar residuos al retrete

Toallitas, tampones, lejía, medicamentos, pinturas, restos de comida, etc. La lista de residuos que acaban en el inodoro y no deberían arrojarse es cada vez mayor y, con ello, su impacto ambiental y económico. La Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS) asegura que generan mayores costes, un mayor consumo energético y diversos daños ambientales, como problemas en ríos y mares.

Los ciudadanos deben evitar tirar dichos residuos por el váter y buscar alternativas para deshacerse de ellos, como el cubo de la basura o sistemas de reciclaje de residuos propicios para ello.

5. Depositar toda la basura doméstica en una sola bolsa

Separar los residuos domésticos y depositarlos en su contenedor para su posterior reciclado puede parecer un esfuerzo inútil, si no se conocen sus beneficios ambientales. Cada vez que se recicla, se evita llenar los vertederos y la extracción de nuevas materias primas, además de reducir el consumo de energía y la emisión de GEI. Una vez que los ciudadanos tienen claro cómo reciclar bien, se convierte en un hábito diario sencillo de realizar.

6. Usar productos de usar y tirar

El sistema de consumo actual del “usar y tirar” es insostenible en un planeta de recursos finitos. Además, sus impactos son cada vez más evidentes: crecimiento global de la huella ecológica, agotamiento de recursos naturales, aumento de los residuos, la contaminación y el cambio climático, etc. Los consumidores pueden asumir en su día a día las tres erres (reducir, reutilizar y reciclar), de manera que los impactos ambientales se minimizan.

7. Beber agua embotellada

El consumo de agua embotellada ha crecido de manera espectacular en los últimos años, incluso en lugares como España donde el suministro público garantiza agua potable de calidad. La extracción, envasado, transporte y su posterior eliminación genera toneladas de residuos y un gasto innecesario de recursos. Por ello, se puede disminuir su uso con envases reutilizables para el agua de grifo. También se ayuda solicitando agua corriente en los bares o restaurantes; sus responsables no deberían poner pegas, ya que se puede consumir con otro producto.

Fuente: www.consumer.es

Diez acciones para reducir nuestras emisiones de CO2

Los ciudadanos pueden hacer más de lo que creen para luchar contra el cambio climático

Por: Alex Fernández Muerza
EROSKI Consumer

Las excesivas emisiones de dióxido de carbono (CO2) que todos producimos están causando el cambio climático, una de las amenazas ambientales más importantes a las que se enfrenta el planeta de aquí a los próximos años. No obstante, los ciudadanos pueden hacer más de lo que piensan para reducir estas emisiones, y de paso ahorrar dinero y volverse más ecológicos.

Este post señala diez ideas para reducir nuestras emisiones de CO2.

1. Concienciarse del impacto de las emisiones de CO2

La comunidad científica subraya que el cambio climático es una realidad: vivimos en un calentamiento global causado por el dióxido de carbono (CO2) y otros gases de efecto invernadero (GEI) emitidos por los seres humanos desde la revolución industrial. Los científicos advierten, además, de que el aumento global de temperaturas no debería superar los 2 ºC a final de este siglo en comparación con la época preindustrial. Dos grados pueden parecer insignificantes, pero a nivel terrestre supondrían consecuencias catastróficas. El Acuerdo de la Cumbre del Clima de París (COP 21), firmado por 195 países más la Unión Europea (UE), pretende ser el arranque definitivo para concienciar a la comunidad internacional y a los ciudadanos de que hay que tomar medidas.

2. Dejar el coche privado

Diversas medidas ayudan a reducir nuestras emisiones de CO2 y de paso ahorrar dinero

El uso masivo de combustibles fósiles es el principal responsable de las emisiones de CO2. Uno de sus mayores causantes es el transporte por carretera: en España produce el 25% de las emisiones domésticas totales (en Europa, el 20%). Por si fuera poco, el fraude de varias compañías automovilísticas en las emisiones de CO2 de sus modelos hace que el problema sea peor de lo que se pensaba. La ecuación es sencilla: a menos uso del coche, menos emisiones. Si no queda otra que utilizarlo, al menos aprovecharlo al máximo, compartiendo su espacio con otros ocupantes, y practicar un estilo de conducción “ecológico”.

3. Practicar una movilidad sostenible

Frente al empleo del automóvil, la opción pasa por usar el transporte público y exigir que haya más y que sea más ecológico. Siempre que sea posible, es preferible ir a pie o en bicicleta en todos los desplazamientos, tanto de ocio como para ir al trabajo e, incluso, la opción de no desplazarse gracias al teletrabajo.

4. Aumentar nuestra eficiencia energética

Mantener el confort y nuestras necesidades cubiertas, a la vez que reducimos el gasto en energía y, con ello, las emisiones de CO2. Esta acción es posible gracias a la eficiencia energética. Diversas medidas pueden conseguir esta mejora, como la rehabilitación de la envolvente térmica del edificio o el empleo de electrodomésticos de alta eficiencia (A+ y superiores).

5. Consumir energía renovable

Una de las ventajas ambientales de las energías renovables es que no emiten CO2. Los consumidores pueden hacer uso de ellas al instalar en su casa un sistema de autoconsumo con paneles solares o al contratar alguna de las cada vez más numerosas empresas comercializadoras de electricidad renovable.

6. Seguir una dieta con baja huella de carbono

Los alimentos son responsables de, al menos, el 20% de los GEI. Este porcentaje podría ser incluso mayor si se tuvieran en cuenta las fuentes de emisión indirectas, según diversos estudios. Seguir una dieta baja en carbono no solo beneficia a la salud, sino también al medio ambiente. Para ello, hay que evitar los productos que necesitan más energía o recursos naturales, se transportan desde lejos o requieren de un complejo envasado.

7. Convertirse en un consumidor sostenible

Los consumidores sostenibles ahorran dinero y son respetuosos con el medio ambiente y, por ello, también son importantes en la lucha contra el cambio climático. Una regla sencilla para convertirse en uno de ellos es asumir las tres erres: usar la menor cantidad posible de productos (reducción) y aprovecharlos más de una vez (reutilización) antes de depositarlos en el contenedor adecuado (reciclaje).

8. Plantar árboles

Los árboles actúan como “sumideros de carbono”, es decir, retienen el CO2. Por ello, apoyar medidas que eviten la deforestación de los bosques y los incendios forestales o impulsen la plantación de nuevos árboles, en especial de especies autóctonas, contribuye a reducir el exceso de CO2 en la atmósfera. Los ciudadanos pueden participar en las cada vez más diversas iniciativas para plantar árboles.

9. Apostar por productos de kilómetro cero

Los productos de “kilómetro cero”, también conocidos como de “proximidad” o de “cadena corta”, se elaboran y comercializan de forma local. Por ello, reducen las emisiones de CO2 y otros impactos ambientales del transporte internacional, a la vez que son más frescos y favorecen la economía y los alimentos cercanos al consumidor.

10. Reclamar más implicación institucional en la lucha contra el cambio climático

Los ciudadanos pueden -y deben- tener una participación activa en las actividades que influyen en su vida cotidiana, y el cambio climático es una de ellas. Las líneas de acción para exigir actuaciones que contribuyan a ello son muy diversas: reclamar a las instituciones más medidas para reducir las emisiones de CO2, pedir más infraestructuras para aumentar la sostenibilidad, solicitar más información, etc.

Fuente: www.consumer.es

Ir de compras sin usar plástico es posible (y muy fácil)

Además, es menos tóxico para ti y para el planeta.

Por: Ecoosfera

Dependemos del plástico. O eso creemos, porque estamos tan repletos de este material tóxico que ya no podemos imaginarnos una vida sin él –aunque nuestros padres y abuelos vivían perfectamente sin plástico–.

Afortunadamente cada vez más iniciativas globales, gubernamentales, comunales e individuales promueven una vida sin plástico, y demuestran que no dependemos de las bolsas y empaques hechos de este material. El estilo de vida zero waste (cero desperdicio) va todavía más allá, proponiendo una cotidianidad en la cual nada se desperdicie, sino que todo se transforme.

Pero vayamos paso por paso…

¿Cómo podemos empezar a no usar plástico al comprar y guardar?

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Algunas ideas del zero waste pueden ayudar, aunque quizá no quieras llevar a un punto tan radical tu iniciativa personal para combatir la contaminación. La clave para irradiar la conciencia contemporánea y ser un agente de cambio contra la crisis climática está en ir paso por paso.

Primero debemos dejar de ser dependientes del plástico. El secreto para ello está en utilizar tela, papel y materiales orgánicos al comprar y guardar tu comida.

A la hora de comprar…

Carga con bolsas reutilizables de todos tamaños

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  • Bolsas grandes de tela con asa

Estas pueden servir para transportar la compra total.

  • Bolsas de tela más pequeñas con cordones, o de malla
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Si vas a comprar frutas y verduras, procura no guardarlas en bolsa si no es necesario –si sólo llevas un par de cada fruta o verdura, o si tomas un manojo de espinaca, no es necesaria una bolsa–. Pero si vas a comprar una cantidad considerable y necesitas bolsa, usa bolsas reutilizables. Las puedes encontrar en tiendas en línea, y son elaboradas a partir de distintos materiales.

Aunque en ocasiones estas bolsas sean de materiales sintéticos –como las de malla–, por lo menos sabrás que puedes utilizarlas hasta que acabe su vida útil, la cual puede ser de años.

Además, estas bolsas también pueden servir para comprar a granel, lo cual es mejor porque se trata de alimentos más frescos, y porque te estarás ahorrando el envase en el que suelen venir las semillas, los cereales y otros productos semejantes.

  • Como última opción, utiliza bolsas de papel
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No son reutilizables, pero se degradan en 1 año, mientras que las bolsas de plástico tardan hasta más de 100 años. Aunque su producción y transporte es muy contaminante, por eso no te recomendamos usarlas.

¿Y las carnes?

Bolsas herméticas de silicón

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Puedes utilizarlas tanto para transportar –pidiéndole al carnicero que empaque ahí tu pedido– como para almacenar porciones. Lo mejor es que son reutilizables y muy resistentes. Puedes usarlas también para jamón y queso a granel.

A la hora de guardar…

Papel de cera de abeja

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Lo encuentras en línea, y es ideal para guardar todo tipo de alimentos: desde frutas y verduras hasta carnes, pan o comida preparada, como sándwiches. Está elaborada con algodón orgánico, cera de abeja, aceite de jojoba orgánico y resina de árbol. ¿Lo mejor? Es reutilizable y compostable –por si le quieres entrar a la fácil tarea de hacer composta casera–. Puedes conseguirla en línea buscándola como “bees wrap”.

Hojas de plátano

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Si vives en Latinoamérica, seguro estás familiarizado con las hojas en las cuales se envuelven algunos platillos tradicionales, como en México los tamales. Esta hoja la puedes encontrar en los mercados, y es una gran opción para almacenar todo tipo de alimentos. La puedes utilizar también para transportar carne o como recipiente para comer. Y lo mejor es que, al ser 100% orgánica, es 100% biodegradable.

Celofán

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No es tan buena opción como el papel de cera o las hojas de plátano, porque es difícil garantizar su procedencia. Pero es biodegradable, ya que es un polímero natural derivado de celulosa de fibras de madera y algodón. Además es a prueba de agua, permeable al vapor y está disponible en forma elástica.

Frascos de vidrio

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Éstos sirven para productos a granel, como semillas, cereales, nueces, azúcar, sal, especias y otros productos en polvo. También puedes almacenar pasta, arroz o frijol.

Tela

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También es una opción. Sobre todo si es de algodón y lo bastante delgada para que la verdura y la fruta puedan oxigenarse.

Guarda tus frutas y verduras con orden

Cuida de no apelmazar las frutas y verduras una con otras. Sepáralas según sean de hoja verde, coles, tubérculos o frutos. Algunas, como las de hoja verde, pueden guardarse envueltas en un poco de papel de cera. Esto también aplica para las frutas y verduras que puedan oxidarse, como el aguacate. También puedes ponerlas sobre una cama de papel de cera para que se absorba la humedad, sobre todo a las que sean más pequeñas, como los chícharos.

Otras verduras necesitan que perfores un poco su envoltura para poder respirar, como las coles y las judías.

Los ajos y las cebollas puedes conservarlos fuera del refrigerador, en una canasta de mimbre. Sólo envuélvelos con papel de cera si los cortaste y entonces sí, guárdalos en el refrigerador.

La clave…

Evita a toda costa comprar frutas, verduras, semillas, especias o carnes que ya vengan empacadas, porque no es necesario. Mejor apoya la economía local y asiste a mercados que vendan todo a granel.

Fuente: www.ecoosfera.com

ESTOS SON LOS ALIMENTOS DEL FUTURO, SEGÚN KNORR Y WWF

Knorr y WWF quieren diversificar el consumo alimenticio del ser humano, además de frenar el impacto ambiental

Por: Edna Odette González

PARIS, Francia.- En busca de promover una alimentación más diversa y saludable, la marca de alimentos Knorr, en alianza con el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y expertos en nutrición, agricultura y sustentabilidad lanzaron el informe Los 50 Alimentos del Futuro, una serie de cultivos seleccionados debido a su valor nutrimental, accesibilidad, sabor y bajo impacto ambiental.

Actualmente, el 75% del consumo humano proviene solamente de 12 plantas y cinco especies animales, situación que tiene un fuerte impacto ambiental.

En México tenemos Jícama, nopales y amaranto

La jícama, el amaranto, los nopales, la linaza, el ajonjolí, destacan entre 17 de los 50 cultivos en México. Esta iniciativa busca fomentar en las personas el consumo de alimentos que beneficien su salud y al planeta y propone una preparación de platillos basándose en cuatro principios:

Más vegetales, más color, menos desperdicios y más de lo bueno, es decir menos sal, azúcar y grasas dañinas.

Aquí te compartimos la lista completa de los 50 alimentos del futuro

Alga:

  1. Alga marina de Laver
  2. Alga Wakame

Cactus:

  • Nopales

Hortalizas de frutas:

  • Flor de calabaza
  •  Okra
  • Tomates anaranjados

Setas:

  • Setas Enoki
  • Setas Maitake
  • Níscalos

Raíces:

  1. Salsifí negro
  2. Raíz de perejil
  3. Rábano de carámbano blanco

Tubérculos:

  1. Raíz de loto
  2. UBE
  3. Jícama
  4. Camote

Frijoles y legumbres:

  1. Frijoles negros
  2. Adzuki
  3. Marama
  4. Mung
  5. De soja
  6. Habas
  7. Lentejas
  8. Vigna subterránea
  9. Vigna unguiculata.

Cereales y granos:

  • Amaranto
  • Quinoa
  • Arroz integral
  • Trigo sarraceno
  • Trigo Khorasan
  • Trigo espelta
  • Mijo africano
  • Mijo Fonio
  • Teff

Hojas verdes:

  • Hojas de remolacha
  • Grelo
  • Col verde
  • Moringa
  • Pak-choi
  • Hojas de calabaza
  • Col morada
  • Espinacas
  • Berros

Nueces y semillas:

  • Linaza
  • Semillas de cáñamo
  • Ajonjolí  
  • Junglans

Fuente: www.m.mundoejecutivo.com.mx

Al trabajo en bicicleta, por tu bien y el de tu ciudad

Nos encanta movernos en coche. Así lo refleja un sondeo de la Fundación PONS sobre los españoles ante la nueva movilidad de 2018, en la que el 71 % de los encuestados escogió el automóvil como su principal modo de transporte para acudir al trabajo y el 52 % lo nombró como alternativa favorita a su medio de movilidad habitual.

Por: ecoticias

Aunque se empiezan a observar nuevas tendencias como el ‘carsharing’, el uso de la bicicleta o los vehículos de movilidad personal, el vehículo privado motorizado, continúa encabezando la lista de medios usados en España para trasladarse de la vivienda a la oficina. Como indican los datos del Observatorio de Movilidad Metropolitana (OMM), más de 60 % de los trabajadores de 22 áreas españolas decide subirse al coche y moto cada mañana. Esta pasión por el motor ha hecho de nuestras ciudades grandes paisajes de asfalto congestionados por un tráfico constante.

Al trabajo en bicicleta, por tu bien y el de tu ciudad

Tanto la OMS como la Comisión Europea consideran ya que el transporte urbano y su impacto en la salud suponen un problema de primer orden mundial. Nuestro país ha sido señalado en numerosas ocasiones por seguir vulnerando los límites de contaminación durante los últimos años, pero se nos ha dado una última oportunidad para tomar las decisiones adecuadas y sufragar el daño causado por las emisiones.

Durante el último año, nos hemos dado por aludidos y algunas de nuestras ciudades han puesto en marcha ordenanzas algo más restrictivas para limitar el tráfico y gestionar los picos de contaminación. Sin embargo, resulta contradictorio que, mientras se comienzan a implementar estas nuevas políticas, no haya síntomas de de que la ciudadanía quiera superar la dependencia diaria del coche.

Teniendo a disposición alternativas más recomendadas como el transporte público o la bicicleta, ¿por qué nos seguimos aferrando al uso del automóvil a la hora de ir a trabajar?

Tanto la OMS como la Comisión Europea consideran ya que el transporte urbano y su impacto en la salud suponen un problema de primer orden mundial.

Una mala costumbre

“Cada día se compran más coches y quien compra uno no asume los costes reales que tiene su uso, por lo que, ya que lo tiene, se va a trabajar en él”, comenta a Sinc Carlos Cristóbal-Pinto, experto de la Asociación Profesional de Técnicos en Movilidad Urbana Sostenible. Efectivamente, pese a haber estado inmersos en una profunda crisis económica, las matriculaciones no han parado de subir desde 2013, según la DGT.

A su vez, la venta de alternativas eléctricas también se ha disparado. El Observatorio Europeo de Energías Alternativas revela que la flota total de turismos de combustible eléctrico incrementó en un 30 % solo entre 2017 y 2018. Aun así, los datos no son comparables a los obtenidos anualmente por el combustible, pues el coche eléctrico supone todavía una opción insatisfactoria para muchos y resulta inalcanzable para una parte importante de la población. Menor autonomía, precios más altos y falta de puntos de carga son algunas desventajas, según las respuestas recogidas por la Fundación PONS.

Ahora bien, priorizar el transporte eléctrico en las ciudades sin duda conseguiría mejorar la calidad del aire, pero “no debemos ignorar que la contaminación generada por las baterías, el ruido y el rozamiento de los neumáticos, al igual que las congestiones, la ocupación del espacio público y los accidentes seguirían existiendo”, matiza Cristóbal-Pinto.

Del mismo modo, el protagonismo del transporte público aún está lejos de alcanzar los índices de popularidad del coche. Como indica el OMM, únicamente el 14 % de los trabajadores utiliza estos medios cada día para ir al trabajo. Según una encuesta del IDAE sobre hábitos y actitudes de los no usuarios habituales hacia el transporte público colectivo, tres millones de personas rechazan ir en metro o autobús por el bajo número de frecuencias, la lentitud del desplazamiento y el precio elevado del abono.

La mayoría de las distancias recorridas son de menos de cinco kilómetros, por lo que muchos de estos trayectos podrían hacerse a pie o en bicicleta. Así lo demostraron expertos de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y de su centro de Investigación del Transporte (TRANSyT), quienes determinaron en 2018 que entre un 30 y un 40 % de los viajes en automóvil podrían hacerse en bicicleta. ¿Y por qué esto no sucede? Seguridad personal, falta de aparcamientos adaptados y de carriles bici, así como la propia condición física fueron las respuestas que recibieron en las encuestas.

A pesar de la lista de argumentos que empujan a los trabajadores hacia el coche, Cristóbal-Pinto muestra una opinión contraria: “Cada día hay un transporte público de mayor calidad, de uso más fácil y con vehículos más accesibles” señala el experto, y añade que, en cuanto al ciudadano, “falta concienciación de los efectos negativos del coche y de los efectos positivos en su salud de moverse a pie o en bicicleta”.

Ciudades que asfixian

La evidencia ha demostrado que la contaminación atmosférica nos afecta incluso antes de nacer. “Se sabe que las embarazadas más expuestas tienen mayor probabilidad de un parto prematuro y de dar a luz a niños con bajo peso”, explica a Sinc la Bénédicte Jacquemin, que investiga los efectos de la polución en la salud en el ISGlobal. Acorde con Jacquemin, su compañera Natalie Mueller señala que “las personas más susceptibles de sufrir las consecuencias del aire contaminado son las de mayor y menor edad”.

Niños y ancianos padecen más enfermedades cardiovasculares y respiratorias, déficit en el desarrollo cognitivo y cánceres por culpa de los picos de contaminación y con mayor intensidad por culpa de una mala calidad del aire constante. El efecto es devastador y se refleja en la cifra de fallecimientos atribuidos, que asciende a un total de 44.154 muertes al año en España en 2015, según el último informe de calidad del aire en Europa.

Algo parecido ocurre con el ruido del tráfico. “Los niveles constantes de contaminación acústica se asocian con estrés, molestias, trastornos del sueño, alteraciones cognitivas y enfermedades cardiovasculares”, constata María Foraster, especialista en ruido y salud del ISGlobal. Según las estimaciones de su instituto, el ruido en las urbes es culpable de unas 72.000 hospitalizaciones y 16.600 muertes prematuras anuales en Europa.

Las tres investigadoras insisten en que gran parte de estos problemas se ven, además, agravados por la ausencia de espacios naturales y la falta de actividad física, ambos factores beneficiosos para la salud mental y física. “La cantidad de infraestructuras que precisa el tráfico –añade Mueller– no deja lugar a zonas verdes y azules (lagos, ríos y costas)”. Según la experta, la carga de enfermedad en las ciudades se debe principalmente a la relación que tenemos con el transporte y el trabajo, que ha dado lugar a un estilo de vida sedentario.

Naciones Unidas, ante la situación de alarma, comunicó hace unos meses el estado de alerta por alta contaminación en diversos centros urbanos. Advirtió de que se prevé que las ciudades sigan creciendo y, con ellas, las consecuencias de un sistema urbano y de transporte deficitarios. En definitiva, según resume a Sinc Isabel Marín, presidenta de la Sociedad Española de Sanidad Ambiental, “si lo que queremos es un futuro con ciudades más saludables, ha llegado el momento de tomar medidas efectivas para la reducción del tráfico”.

Salvemos las distancias

¿Quién debe hacerse responsable de dirigir al trabajador hacia un medio de transporte más sostenible: administraciones, empresas o individuos? Marín cree que “la decisión última recae sobre el ciudadano”. Sin embargo, varios de los expertos consultados coinciden en que, por desgracia, la buena voluntad individual no siempre se ve apoyada por el entorno. Un gran defecto de las recientes políticas ha sido separar los lugares de residencia de los parques empresariales, creando áreas dónde el espacio de tránsito del peatón se ha reducido al mínimo.

Cerca del 40 % de los centros profesionales se encuentran en un municipio distinto al de la vivienda de sus empleados, un porcentaje que es aún más alto para los habitantes de las áreas metropolitanas, según los datos de la última encuesta Movilia del Ministerio de Fomento.

Isabelle Anguelovski, investigadora en justicia ambiental urbana de la Universidad Autónoma de Barcelona, insiste en que se deberían tener más en cuenta fenómenos como la gentrificación. “Familias enteras –explica– no pueden acceder financieramente a la vivienda y se ven obligadas a vivir en el extrarradio, alejadas de los núcleos de trabajo”. La experta culpa de este problema a malas políticas y sugiere que estas áreas deberían estar apoyadas por un sistema de transporte público más denso.

La experta en urbanismo de la Escuela Superior de Arquitectura de la UPM Sonia De Gregorio coincide con Anguelovski en que se debería incentivar más el uso del transporte común y la bicicleta. Sin embargo, considera que “el camino hacia la sostenibilidad urbana es una ciudad de proximidad que localice a distancias razonables la residencia de los servicios”.

“El protagonismo que ha tenido el coche en las últimas décadas –añade– tanto en la planificación de la movilidad como su presencia en el espacio público, está siendo revisado en la mayor parte de las ciudades”.

Por ello, se han puesto en marcha iniciativas como el Plan A de la Ciudad de Madrid que priorizan la peatonalización de los centros urbanos e impone regulaciones más restrictivas al aparcamiento y protocolos frente a los picos de contaminación. El problema es que aun habiendo llevado a cabo estas medidas, pocas han resultado de gran calado en la tendencia del uso del automóvil para ir a trabajar.

El responsable de transportes del IDAE, Ángel Cediel, considera que esta falta de implicación se debe a que “no existe obligatoriedad ni alicientes para hacerlo en las empresas”. Sencillamente, se recomienda a las compañías tener un plan de movilidad al trabajo y un coordinador que gestione este eje a partir de los 400 empleados. El experto insiste en que parte de la responsabilidad recae sobre estas entidades, quienes no están dando el suficiente apoyo a los empleados para escoger el medio de transporte más sostenible a la hora de acudir a la oficina.

Aunque se empiezan a tener en cuenta propuestas como el teletrabajo, el incentivo al uso de la bicicleta y el coche compartido, esta realidad se reduce a una minoría. “Es un problema de desconocimiento”, señala Cristóbal-Pinto. “Ahora, son las administraciones las que tienen que liderar y, con el paso del tiempo, las empresas deberán integrar este aspecto en su responsabilidad social”.

El dilema de los patinetes eléctricos. ¿Por acera o asfalto?

La llegada de los patinetes eléctricos ha supuesto un desafío emergente en muchas ciudades, que no están adaptadas para su circulación. Según responde a Sinc Samir Awad Núñez, doctor ingeniero de caminos de la Universidad Europea, “la falta de espacios para el estacionamiento de este vehículo de tan reciente eclosión ha supuesto que invadieran las aceras, resultando una incomodidad para los peatones, especialmente para los más vulnerables como los invidentes y personas con movilidad reducida”. Este riesgo ha sido el motivo de su retirada en ciudades como Valencia y Madrid.

Ante la falta de regulación, lo suyo sería asimilar estos vehículos a los peatones cuando sean patinetes convencionales y a los ciclos cuando sean eléctricos. Esto se debe a que un patinete normal no es mucho más rápido que un peatón, pero uno eléctrico puede llegar a los 20 o 25 kilómetros por hora. Además, “circular a esa velocidad por la acera es también peligroso, pues el ángulo de visión en los cruces es peor que si circularan por la calzada”, explica.

Para el ingeniero, el patinete supone una ventaja si este hace cambiar a algún conductor su decisión de usar únicamente el coche. “Sin embargo, no sería tan sostenible si este captase trabajadores que antes realizaban el trayecto caminando o en bicicleta”, concluye.

Fuente: www.ecoticias.com

Vida sin residuos: aquí tienes 10 prácticas zero waste para todos los días

No hay excusas si lo que quieres es tener un menor impacto para el ambiente.

Por: Ecoosfera

El estilo de vida zero waste (cero desperdicio) no es un capricho. Retomarlo es muy necesario, o por lo menos inspirarse en él para modificar algunos de los hábitos más nocivos que tenemos. De esta forma podemos tener un estilo de vida más consciente y más consecuente, como lo requiere ahora mismo el planeta ante el caos climático en ciernes.

Porque es verdad que no cualquiera puede asumir todas las responsabilidades que implica adoptar este estilo de vida como práctica cotidiana. Y es que el zero waste modifica radicalmente los hábitos de quien lo pone en práctica. Imagínate: de lo que se trata el zero waste es de no desperdiciar una sola cosa y, en cambio, lograr transformarlo todo.

Pero podemos tomar algunas de las más simples y sofisticadas ideas del estilo zero waste y aplicarlas a nuestra rutina. Además darán un toque sexy a muchos de nuestros hábitos y te harán sentir en otra sintonía con el mundo.

10 prácticas zero waste para todos

1. Comprar comida a granel y guardarla en frascos

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Este es un must para el zero waste. Y la verdad es que es sencillo y más práctico, y hasta más saludable, pues los alimentos empaquetados suelen tener sustancias añadidas. Además, tu cocina lucirá preciosa.

2. Usar bolsas de tela para todo

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No hay excusa: existen bolsas reutilizables de todos tamaños y para todas necesidades. Están las de malla de tipo deportista, con cordón ajustable, las de tela, las de malla para el mandado, o hasta de crochet (que tú mismo puedes hacer si te gusta tejer).

3. Usar tu termo de café para otras cosas

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Si eliges bien tu termo, no tiene por qué guardar olores ni sabores. Así que puedes usarlo también si compras un jugo, un agua de frutas, té, un smoothie o hasta helado.

4. Hacer composta casera

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Es muy fácil, y si ya separas tus residuos tienes la mitad del trabajo hecho. Sólo necesitas un pequeño lugar en tu cocina o en tu jardín para hacerlo. Aquí tienes una guía fácil para hacerlo.

5. Usar las playeras viejas y otra ropa que ya no se puede regalar

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Puedes hacer trapos para limpiar el coche o habitaciones como el baño. Incluso puedes hacer pequeños limpiadores faciales.

6. Comprar jabones artesanales

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En las tiendas especializadas en jabones, algunos suelen exhibirse sin envoltorio. Puedes llevar tu propia bolsa y llevarte muchos para tener una reserva en casa.

7. Hacer regalos originales con lo que sobre en casa

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Puedes hacer pequeñas pinturas sobre fotos viejas de polaroid, usar cartones de papel de baño para germinar semillas y regalarlas para ser plantadas, o hacer bolsas con viniles viejos. Puedes buscar muchas manualidades de 5 minutos con las palabras clave DIY easy crafts resycled ideas. También puedes regalar objetos para que el otro adopte un estilo de vida zero waste.

8. …Y envolverlos con papel reciclado

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Si eres músico, tendrás muchas partituras para reciclar. O si eres piloto, tendrás mapas. El punto es que la mayoría tenemos papel que podemos reciclar, incluso de los paquetes que nos han enviado o de los periódicos que leemos. Si crees que se verá mal que uses ese papel, puedes escribir sobre él un mensaje que diga “hago esto por el bien del planeta”, o incluir una pieza de origami para adornarlo.

9. Llevar tuppers con el carnicero o a la quesería

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También puedes llevar bolsas resellables de silicón (reutilizables) para que guarden ahí tus carnes frías, filetes, quesos u otros productos ultramarinos.

10. Hacer ecológico hasta a nuestro perro

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Compra la comida de tu mascota a granel y no uses plástico cuando los saques a pasear. Recoge sus heces con papel periódico o cualquier otro papel que te sobre en casa, cuidando que sea suficientemente grande para poder hacer una bolita para llegar a casa y tirarlo en el excusado (tirar papel en el excusado no es malo para el medio ambiente).

Fuerte: www.ecoosfera.com

Google Maps te permitirá calcular la huella ecológica de tu ciudad

Esta herramienta ayudará a crear un futuro compartido en las ciudades, tan democrático como resiliente.

Por: Ecoosfera

Últimamente Google Maps se ha lucido con sus innovaciones. Con su tecnología podemos explorar el mundo de maneras cada vez más detalladas, y conocer sus procesos a detalle. Incluso, una nueva herramienta nos permite explorar otros planetas desde nuestra pantalla.

Google Maps también nos permite saber más de nuestros hábitats urbanos. Por ejemplo, podemos saber cuánto ha crecido la ciudad donde vivimos a partir de un time-lapse.

Ahora también podremos saber cuál es la huella ecológica de las ciudades.

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Muy pronto, y a partir de la enorme base de datos de Google Maps, sumada a la información recabada por esta industria tech con la ayuda de la alianza Global Covenant of Mayors for Climate & Energy, podremos calcular la huella ecológica de nuestra ciudad.

Esta herramienta, llamada Environmental Insights Explorer, podrá estimar cuán sustentables –o no– son los edificios, y cuál es la huella ecológica del total de viajes hechos en coche, autobús y metro. El objetivo de esta tecnología es explorar la data para hacer decisiones informadas e inspirar la acción.

Con esta tecnología tenemos la oportunidad de crear ciudades más resilientes y sustentables.

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No debemos olvidar que ya existen ciudades que utilizan 100% de energía renovable, y algunas innovaciones, como el concreto que purifica el aire –creado por jóvenes de la UNAM– demuestran que todo depende de nuestra voluntad y la de nuestros gobernantes. Lo malo es que esta herramienta aún está en desarrollo; pero el equipo de Google Maps subirá muy pronto la aplicación a su plataforma.

Así, podrán crearse inventarios de emisiones con los cuáles será posible acelerar el proceso rumbo a la sustentabilidad en las ciudades. Esto será útil sobre todo en aquellas ciudades que aún están rezagadas en la lucha contra el cambio climático.

Environmental Insights Explorer permitirá calcular cómo cambiará la huella ecológica si se construye un nuevo transporte, o si se erigen nuevos edificios. Esta posibilidad será muy útil para la planeación urbana.

No cabe duda que herramientas como Environmental Insights Explorer nos pueden ser de mucha ayuda, incluso para ser agentes de cambio. Por ejemplo, para hacer investigaciones colectivas y así instar a nuestros gobiernos locales a actuar contra el cambio climático. Gracias a estas tecnologías podemos ser partícipes en la construcción de un futuro urbano compartido, tan democrático como resiliente –y libre de catástrofes–.

Fuente: www.ecoosfera.com