SEMILLAS DE CHÍA

Semillas de chía: componentes y beneficios

Las semillas de chía han sido durante siglos uno de los elementos básicos de la dieta de los aztecas y los mayas. Hoy en día, estas semillas ecológicas se emplean en todo el mundo por sus beneficios para la salud y por los variados usos que se les pueden dar en la cocina

Su nombre científico es Salvia hispánica y es una planta herbácea nativa del centro y sur de México, de Guatemala y de Nicaragua (aunque en la actualidad se cultiva en varios lugares más). De la planta solo se usan las semillas, que también se pueden moler. Sus brotes se pueden consumir en ensaladas.

Las semillas de chía están catalogadas como uno de los nuevos  Súper alimentos ya que son una rica fuente de nutrientes y antioxidantes, pero sus muchas propiedades no acaban aquí porque contienen buenas dosis de ácidos grasos, minerales, fibras y además son muy versátiles a la hora de prepararlas.

Ácidos grasos Omega-3. Son especialmente ricas en grasas poliinsaturadas, sobre todo en ácidos grasos del tipo omega-3. El perfil lipídico de las semillas de chía se compone en un 60 por ciento de este tipo de elemento, por lo que constituye (de manera similar al Lino) una de las fuentes más ricas de origen vegetal de estos ácidos grasos, en concreto de ácido alfa-linolénico o ALA. El aporte de omega-3 mejora el rendimiento cognitivo y fomenta la reducción de la inflamación y del colesterol en personas con hipercolesterolemia, por lo que es una ayuda importante para prevenir accidentes cardiovasculares.

Fibra. Su consumo es una eficaz fuente de fibra ya que contienen de 9 a 10 gramos en tan sólo 2 cucharadas de semillas, lo cual representa un tercio de la ingesta diaria recomendada de fibra por día, según los médicos. La fibra está asociada a la reducción de la inflamación a nivel general, al control del colesterol y a la regulación de las funciones intestinales, por lo que es un alimento adecuado para tomar como parte de dietas de control de peso.

Antioxidantes. Las semillas de Chía resultan muy ricas en antioxidantes, que son los compuestos que protegen al cuerpo de la acción de los radicales libres, del envejecimiento y del cáncer y también ayudan a que las personas gocen de una vida útil larga y productiva.

Minerales. Dos cucharadas de estas semillas contienen el 35 por ciento de la dosis diaria recomendada de fósforo, el 18 % del calcio, el 24 % del de magnesio y aproximadamente el 50 por ciento del manganeso requerido por nuestro organismo. Estos nutrientes son fundamentales para mantener un buen estado de salud ya que ayudan a prevenir la hipertensión, a mantener un peso saludable, son imprescindibles para el metabolismo energético e intervienen activamente en la síntesis del ADN.

Provocan saciedad. La saciedad es esa sensación se estar satisfecho y lleno y es una gran ayuda para reducir el “picoteo” entre las comidas. La combinación de fibra, proteínas y la acción de gelificación que tienen las semillas de chía cuando se mezclan con diversos líquidos contribuyen a provocar dicho efecto.

Sin gluten. Las semillas de chía no contienen gluten por lo que pueden ser consumidas por personas con enfermedades celíacas o con algún tipo de intolerancia a este elemento.

Dislipidemia. Un estudio publicado por el “British Journal of Nutrition” demostró que el consumo de este tipo de semillas puede reducir los triglicéridos y aumentar el HDL, también llamado el colesterol “bueno”. Dicho estudio también explica que cuando se usan las semillas de chía como sustitutos de otras fuentes de grasa tales como el aceite de maíz, el ALA es capaz de prevenir un aumento de los triglicéridos y de reducir la obesidad.

Control del azúcar en sangre. Las semillas de chía son capaces de desempeñar un papel muy importante en la regulación de los niveles de insulina, además de reducir la resistencia de la sangre a esta sustancia. La regulación se produce manteniendo el nivel de azúcar en rangos saludables, por lo que combate la híper y la hipoglucemia.

Una reflexión final. Durante siglos estas semillas fueron cultivadas y consumidas por las civilizaciones precolombinas, que además de usarlas como alimento tanto en forma de semillas como molidas, hacían con ellas aceites, preparados medicinales y hasta ungüentos cosméticos.

En la actualidad se pueden conseguir estas semillas en las tiendas de productos orgánicos y ecológicos y en algunos supermercados. Tienen un gran ratio de duración y se pueden usar de muy diversas formas, ya sea en platos fríos o calientes y/o en preparaciones saladas y postres. Son infaltables en dietas vegetarianas y veganas.

Fuente: http://www.ecoticias.com/alimentos/115065/Semillas-de-chia-componentes-y-beneficios

¿QUÉ ES EL REJUVELAC?

¿Qué es el rejuvelac?

Propiedades y elaboración

Últimamente se habla mucho del rejuvelac. Pero ¿qué es exactamente? ¿qué propiedades tiene? ¿cómo se elabora? El rejuvelac es una bebida fermentada a base de cereales germinados. Es muy nutritivo y extremadamente fácil de preparar (más adelante explicaremos su elaboración). Para hacer rejuvelac se puede usar uno de estos cereales: trigo, centeno, cebada, arroz, quinoa, mijo, kamut, espelta o trigo sarraceno.

El rejuvelac es un agua enzimática y probiótica rica en proteínas, hidratos de carbono, dextrinas, sacarinas, fosfatos, lactobacilos, vitaminas del complejo B y otras enzimas que transforman el almidón en glucosa y glucógeno. El rejuvelac, además de ser muy nutritivo, es muy digestivo y se le atribuyen propiedades rejuvenecedoras.

Ingredientes y elaboración

Realmente es muy sencillo elaborar nuestro propio rejuvelac.

Se necesitan 100 gr. de cereales y 1 litro de agua. En nuestro caso hemos usado centeno, pero también son adecuados otros como la cebada o el arroz. Lo que si les recomiendo es usar cereales de cultivo ecológico.

La elaboración consta de estos sencillos pasos:

Echar el centeno en un tarro germinador (cómo estos que hay en el mercado o también lo puedes construir si eres un poco “manitas”), llenarlo con agua, poner la tapa y dejarlo en remojo durante 24 horas.

Escurrir bien las semillas. Coloca el tarro sobre la base del germinador o sobre una superficie inclinada para que no se encharquen las semillas.

Lavar las semillas 2 ó 3 veces al día para mantenerlas húmedas y que puedan germinar. Basta con echar agua en el tarro, agitarlo suavemente y volver a eliminar el agua. En 2 ó 3 días las semillas mostrarán el primer brote blanquecino y ya podremos hacer el agua enzimática.

Para hacer el rejuvelac, poner las semillas germinadas en un bote de cristal y añadir un litro de agua. Cubrir con un paño de lino o de algodón y dejarlo reposar a temperatura ambiente durante 24-48 horas. Cuando aparezcan pequeñas burbujas significa que el rejuvelac ya está listo. Nota: con las semillas germinadas podemos hacer una segunda tanda de rejuvelac. Se puede conservar 2-3 días en la nevera.

El rejuvelac puede tomarse solo, en batidos, en sopas frías o ser la base para elaborar yogur y queso veganos. Hay que tener en cuenta que, al tratarse de un agua enzimática, no se debe calentar porque se aceleran las reacciones químicas y deja de ser apta para su consumo.

También podemos usar el rejuvelac de forma externa en la piel o el pelo. Tiene un efecto tónico e hidratante.

Fuente: http://www.lacocinaalternativa.com/2016/05/09/que-es-el-rejuvelac-y-sus-propiedades/